jueves, 30 de octubre de 2014

PÉGAME MÁS FUERTE

No es que Pablo Iglesias sea masoquista, pero debe estar deseando que le sigan pegando con la dureza con que lo hacen sus rivales. Lo que está ocurriendo en el panorama político español en estos momentos será estudiado en el futuro en todas las universidades de márketing como un ejemplo de éxito comercial con inversión publicitaria pagada por tu propia competencia.
El asunto, que es muy serio, tiene su guasa, porque todo lo que le ocurre de bueno a la nueva formación política viene derivado de los desmanes y batacazos de los partidos tradicionales, más que de sus propios méritos. Por un lado porque cada día que pasa, el PP se va hundiendo más en el lodo de su podrida estructura, contaminada por la marabunta de corruptos que hay en sus filas y porque el PSOE, que debía tirarle de las orejas con el discurso de la honradez, tampoco está limpio como para poder dar lecciones. Como dice Wyoming, todo el mérito del aumento de las audiencias de programas como el suyo hay que dárselo a los gobernantes y en concreto a toda esta panda de chorizuelos.
Pero al margen de todas estas operaciones y del desfile de politicuchos por los juzgados, la fuerza de Podemos se alimenta con su propio linchamiento. Desde que irrumpieron en el escenario con su sorprendente resultado en las Europeas, todo el aparato mediático y todos los líderes de lo que ellos llaman "casta" cometieron al unísono uno de los más garrafales errores estratégicos que se puedan imaginar, salir en masa a desprestigiarles, ridiculizarles, vapulearles, insultarles y, lo que es peor, menospreciar a todos sus votantes.
El discurso siempre es el mismo, que si son populistas, bolivarianos, chavistas, proetarras, utópicos, antisistema y según van alimentando a su fantasma este va creciendo más y más hasta devorarles. Y uno puede llegar a entender que ese mensaje lo manden desde el PP, pero que el PSOE o IU, que han visto como se les escapaba una millonada de votos por la izquierda, hayan arremetido contra ellos en lugar de buscar cierta complicidad, no ha hecho más que separarles más de sus exvotantes e incitar a otros muchos de sus seguidores a irse con Pablo Iglesias que realmente hace más honor a su nombre que los propios dirigentes del partido que su homónimo fundó.
Según están las cosas no es difícil que la gente comulgue con la coherencia y sencillez de la mayoría de argumentos de Podemos. Bien es cierto que a muchos les da miedo que puedan llegar a gobernar. También es verdad que algunas cosas a mí no terminan de convencerme, como su maquillada democracia interna o algunos mensajes demasiado radicales o esa pamplina de que no son de izquierdas sino transversales, pero es evidente que ante tanto escepticismo y la escasa capacidad de reacción y de autocrítica del resto de partidos, que no han querido escuchar lo que decía la calle, ahora mismo son la principal fuerza política del país.
El próximo sondeo del CIS dice que es el partido con mayor intención de voto y eso que la encuesta está hecha antes de estas cosillas de Granados y sus amigos. Ahora los demás partidos deberán decidir si son un poco inteligentes o si le siguen alimentando y pegando. Ellos, desternillados de risa, pensarán: "Pégame fuerte, más fuerte..."

domingo, 26 de octubre de 2014

CORRUPCIÓN DESENFOCADA


España entera ríe la gracia de su pícaro del momento. Apenas he oído adjetivos recriminatorios o inculpatorios dedicados a este mequetrefe. Incluso los medios aprovechan lo anecdótico del caso para hacer crónicas de sus excesos como si estuvieran hablando de las fechorías de cualquier vividor de prensa amarilla.

 Sí, ya que no lo oigo, seré yo el que lo diga, el pequeño Nicolás es un ser repugnante, de aspecto, de valores, de principios y de hecho…R-E-P-U-G-N-A-N-T-E. Aunque sea sólo un chaval y posiblemente una víctima de un entorno o una educación mal llevada, no puedo más que menospreciar y despreciar lo que ese personaje artificial supone y significa. No nos dejemos manipular por la parte graciosa y esperpéntica de la información, impidamos que una vez más los episodios de corrupción queden desenfocados para que veamos a un sujeto y no captemos el fondo.

En los sobres que Bárcenas daba a Rajoy y compañía, lo de menos es saber si estos los declaraban o no en su IRPF; en los millonazos no declarados por los Pujol preocupa más la procedencia que el pago a Hacienda; en el pastizal que el PP pago por la reforma de su oficina, poco importa que sea dinero B escapado del fisco; y en el caso de niñato FAES igual me da si se hacía selfies con los políticos o se colaba en las galas. Lo realmente grave de toda la corruptela en la que estamos inmersos no es su aspecto formal sino su fondo, el verdadero porqué de todas esas operaciones, la procedencia del dinero B y para qué se pagaba.

El dinero de los sobres o el de Oleguer, Jordi y compañía, el de la sede de Génova o el del chalet del Viso viene siempre de oscuras aportaciones de empresas, constructoras en su mayoría, que compran políticos a cambio de concesiones. Ahí es donde los jueces deben tirar del hilo, no en si pagaron o no impuestos (que también), y empezar a desenterrar contratos, concursos amañados, comisiones multimillonarias, amiguismos bien pagados. Porque el global de los mortales tiene muy clarito que los sobres, las cuentas de Andorra y las oficinas de los corruptos son el pago de favores inconfesables.

Por eso todo el fenómeno del niñato Nicolás no sólo no me hace gracia sino que me provoca asco y nauseas porque resume ese estilo de país podrido que tenemos en el que unos cuantos se hacen de oro a costa de esa virtud no estudiada en ninguna universidad de rodearse de politicuchos con bolsillos grandes. Enfoquemos la realidad.

lunes, 20 de octubre de 2014

VALIENTES

La semana pasada recibí un mail que me dejó impactado y que todavía me provoca cierto escozor de conciencia. Venía de Avaaz, la organización internacional que muchos conocéis y que desde hace tiempo sigo. En su última campaña de sensibilización y movilización a través de la red, lejos de reivindicar derechos o exigir acciones de los gobernantes, llamaban a sus seguidores, en un dramático mail, a parar el ébola de forma activa, apuntándose de voluntarios para viajar a Liberia o Sierra Leona y combatir directamente la pandemia.
En su llamamiento, encabezado por varios de los responsables de Avaaz, con nombres y apellidos, pedían, en primer lugar, médicos o asistentes sanitarios voluntarios, pero también cualquier persona con un mínimo de voluntad y fortaleza psíquica para ayudar a cualquier labor logística. También pedían saber inglés. Doy los detalles para tranquilizar las conciencias de los que no son médicos, no son fuertes o no saben inglés.
 Con los conocimientos básicos de un consumidor de ébola a través de los medios informativos, me acojoné, en primer lugar, y después me rendí ante la valentía de esa gente, ellos sí que son solidarios. ¡Vaya huevos!, yo soy incapaz y, aunque quisiera, sería una irresponsabilidad frente a los míos (esa es una buena excusa ¿verdad?). Después hice un seguimiento del tema con cierto escepticismo y volví a creer en la raza humana cuando me enteré de que ya se habían apuntado casi 4.000 personas, con más de 200 médicos entre ellos e incluso supe de un conocido que ya estaba rumbo a África para ayudar.
Cuando aquí estamos a punto de pasar página de este episodio para seguir hablando ya de otras noticias más frescas, porque la enferma se nos ha curado, no hay nuevos contagios, el perro ya es historia y no ha habido la más mínima dimisión, en el mundo sigue habiendo gente con lo que hay que tener y, sobre todo, con verdadero aprecio a sus congéneres hasta el punto de poner en riesgo su vida por salvar la de los demás, porque no creo que la mayoría de ellos lo haga por el egoísmo de evitar que esto nos alcance.
A raíz de ese shock pensé que había llegado el momento de hacer algo, aunque sólo fuera idear algún tipo de acción para recaudar fondos o tratar de ayudar, pero en ese momento me llamaron para una reunión de trabajo y después me fui a recoger a los niños y a cenar con unos amigos, lo normal. Y con esto ni me fustigo por no ir, ni acuso a nadie por no atreverse, simplemente hago un reconocimiento, sombrero en mano y en genuflexión, en agradecimiento a esos valientes altruistas.
Después recordé la frase que tanto me gusta y que siempre olvidamos: "Solidaridad es compartir lo que tienes, no lo que te sobra". Aunque sea la vida misma...

miércoles, 15 de octubre de 2014

EVALUACIÓN PRECOZ

La profesionalidad y la excelencia nunca se midieron en segundos o minutos, por mucho que se empeñen las empresas, los ejecutivos y el sistema capitalista en medir la eficacia de los trabajadores en términos temporales; eres bueno si contestas los mails en unos segundos, si estás disponible las 24 horas del día y las 24 de la noche, si haces informes a gran velocidad.
El conocimiento no es buen amigo del cronómetro, por mucho que los colegios, los profesores y los sistemas académicos se empeñen en medir las capacidades de los alumnos en agobiantes exámenes contra reloj; apruebas si consigues contestar más de la mitad de las ochocientas preguntas del examen en el tiempo récord de 45 minutos.
Y si no eres de esos, no vales, no sabes, no sirves... Aunque muy posiblemente estés mucho más preparado, conozcas la materia mejor que los más veloces y tengas la cabeza mucho mejor amueblada que la media. No existe examen o prueba de acceso que valore la serenidad, el sentido común, la comprensión, la creatividad o la empatía. Tanto en la empresa como en la escuela buscamos el mismo prototipo, tipos disciplinados, rápidos y silenciosos, con capacidad para aprender de memoria, que no cuestionen las órdenes ni los sistemas...
En semana de evaluación, cada vez que llega el niño a casa, la primera pregunta es: "¿te ha dado tiempo a acabar el examen?" y la respuesta es siempre la misma: "no, me he dejado dos o tres preguntas". Ante tan incoherente situación siempre nos impregna la indignación, acabamos protestando en el colegio y también allí encontramos una respuesta recurrente: "Es que en la selectividad el tiempo es muy importante y les tenemos que preparar para esos exámenes".
Pues mire, señor colegio, yo llevo a mi hijo a aprender, a educarse, a desarrollar sus aptitudes, a minimizar sus errores, a formarse, a socializarse, a adquirir conocimiento y a ser mejor persona, y ese debe ser el objetivo de todas y cada una de las muchas horas que el niño pasa en el centro (no cuento las más de diez horas semanales de deberes) y la selectividad, la revalida o las pruebas de acceso a la Universidad deben ser una mera consecuencia de ese trabajo bien hecho, pero nunca un objetivo único.
Si un niño estudia inglés es para saber inglés, para desenvolverse en los viajes, hablar con amigos, relacionarse profesionalmente y ser más libre en un mundo global. Mi hijo tiene la suerte de tener todo eso ya adquirido, pero eso no significa que esté preparado para superar el examen contra reloj que algún insensato insensible impuso hace mucho como sistema de medición y evaluación.
Lo malo del tema es que la mayoría de la gente no comparte mi opinión y los papás piden en el cole que les pongan más deberes, que les exijan más, que suban el nivel para que cuando lleguen al mundo laboral sean los más rápidos de los tiburones.
Qué pena de mundo veloz y fugaz, pronto la eyaculación precoz será un valor en alza.

lunes, 13 de octubre de 2014

EL LAPO

Tengo un amigo que era camarero y un día me reconoció lo que siempre me había temido, que cuando un cliente protesta más de la cuenta, mete prisas o simplemente toca las pelotas, con frecuencia se zampa un escupitajo en la comida. Es lógico, si arremetes contra alguien hay que tener muy claras cuáles pueden ser las consecuencias o las armas que este puede usar contra ti. Quizás por eso siempre que pido sandwich mixto con huevo, pido el huevo muy pasado.
Durante la última semana, leyendo el periódico y escuchando la radio he llegado a la conclusión de que entramos en una nueva fase en nuestra política. Después de pasar por la fase de la indignación, nuestra sociedad entró en la fase de la anestesia, en la que todo nos daba igual y creo que ahora, con el ébola y las tarjetas black hemos pasado a la fase más delicada de todas, la del escupitajo o el vulgar lapo.
La experiencia del escrache, provocada por la masiva inflamación genital de los españoles, golpeados por la crisis y por los desmanes de buena parte de sus políticos, ha mutado y pronto volverá a dejarse ver de alguna forma sorprendente. A falta de justicia rápida y eficiente que haga pagar a los chorizos, en lugar de a los jueces que les intentan investigar, las urnas deberían ser el camino corrector que ponga a cada uno en su lugar, pero mientras eso ocurre hay que entender que muchos camareros, cocineros o incluso aparcacoches opten por el modelo lapo. Vamos que si yo fuese Miguel Blesa, Rodrigo Rato, Arturo Fernández, Jordi Pujol, el sindicalista asturiano o ese simpático consejero de sanidad de la Comunidad de Madrid me quedaría a comer en casa o pediría huevos duros con cáscara o fruta sin pelar o yogurt sin abrir.
Que nadie me malinterprete, no estoy llamando a la violencia ni al "linchamiento" escatológico de esta panda de indeseables, pero comprendería que el hartazgo social llevase a un moving alimentario a estos personajes que tanto se han reído de nosotros y que además nos recochinean que van a seguir estando siempre en la élite, con sus chóferes, sus puestos en consejos de administración y su soberbia.
Hemos llegado a la fase de la repugnancia, del repudio, del asco, y quizás sea justo que ellos lo sepan.



jueves, 9 de octubre de 2014

QUÉ NO CANDA EL PÚNICO

Con la duda existencial de si será el ébola o el Estado Islámico quien acabe con mi existencia, sigo, como todos los españolitos, con inquietud y cierta ironía las noticias que hierven y se derraman a cada minuto. La verdad es que ya estaba algo agobiado antes del verano, cuando las informaciones que llegaban de África eran poco alentadoras. Leyendo varios informes de expertos y noticias sobre la expansión de la pandemia llegué rápido a la conclusión de que aquello iba en serio y que no era tan sólo una operación de marketing y ventas de las grandes farmaceúticas, como lo habían sido la gripe aviar y las vacas locas. También, y a pesar de que el contagio no es tan fácil como parece, entendí lo que significa un efecto viral y como el gusanito se va multiplicando y expandiendo con más velocidad que un selfie de Jesulín de Ubrique duchándose en Facebook.
Y como ocurre en todas estas cosas cuando los afectados son de piel oscura y viven en esos países pobres que están siempre en guerra, deduje que el problema no se iba a tomar en serio y a atajar hasta que las víctimas no fueran blanquitos con nombre y apellidos, familia, casa en el pueblo e incluso mascota. Por eso suspiré cuando escuché en el Telediario que había algún infectado americano, al igual que cuando me enteré de que los de EI estaban decapitando a periodistas anglosajones. No me malinterpretéis, no me alegro por eso, lo veo lamentable, condenable y tristísimo, pero pensé que a partir de ese momento se tomarían medidas para atajar ambos problemas, tan distintos y tan similares, tan complejos y tan acuciantes.
Y así fue y así será. La OTAN, la OMS, el Pentágono, la Casa Blanca y hasta La Moncloa, se han puesto de una vez por todas manos a la obra para acabar con el enemigo exterminador que viene del sur y de oriente. No hace falta que os cuente que la vida no vale lo mismo en Liberia que en Cambridge, en Siria que en Phoenix, en Lagos que en Alcorcón. Y que la lesión de un surfista en el Estrecho siempre será más relevante que el hundimiento de la enésima patera en el mismo sitio. Vergonya. Así que esto no deja de ser una buena noticia para la humanidad porque mientras los periodistas exprimen el morbo y las redes sociales afilan su irónico sadismo, Ana Mato, el consejero Rodríguez y el mismísimo Obama nos salvarán
Había pensado limitarme a escribir el listado de nombres de fallecidos en Sierra Leona o Guinea o Liberia, que son ya más de 3.500 y aunque suene a demagógico, cada uno es un ser humano, con sus ilusiones, sus preocupaciones, sus amigos, sus amores... aunque pobre y negro. Sólo el sábado pasado murieron en Sierra Leona 121 personas; pero eso fue el sábado, cuando todavía estaba todo controlado y habíamos conseguido que el mal no saliera de África. Qué tranquilidad.
También os iba a dar los nombres de los infectados y fallecidos por legionella en Sabadell, pero esto tampoco vende, son viejos, que les den... Eso sí al perro ni tocarlo, pobre animal, salgamos todos en manifestación, seamos solidarios, cambiemos este mundo insensible y cruel. ¡La que tenemos liada, qué no punda el cánico!

lunes, 6 de octubre de 2014

TARJETA ROJA

Ya sabéis que a veces me gusta leer la actualidad desde un punto de vista algo sui generis o toca pelotas, más que nada por no escribir lo mismo que todo el mundo. En el asunto de las tarjetas de crédito de Cajamadrid que tanto revuelo está causando, tengo que reconocer un alto grado de irritación e indignación, pero por otro motivo. Quizás porque de antemano desconfiaba plenamente de Blesa y todo su séquito, no me ha sorprendido esa práctica chorizezca que, como el valor, se les supone. Es más, me parece pecata minuta comparado con los desmanes y auténticos atropellos financieros (qué diplomático soy) que esta panda tiene en su currículum antes de llevar a Bankia al pozo sin fondo. Después de tener que recibir de la arcas públicas 22.500 millones, las migajas de las tarjetas son sólo falta menor.
La actitud de estos consejeros puede adjetivarse de distintas formas. Los que diseñaron el sistema con nocturnidad y alevosía son presuntos putos chorizos dignos de estar en la celda con Bárcenas. Los que se gastaron una salvajada sabiendo a conciencia que eso no era legal son unos presuntos ladronzuelos. Los que se pagaron algunos gastos pensando que era legal no creo que tengan responsabilidad ninguna y los cuatro que no gastaron nada son simple y llanamente buena gente, aunque muchos de los que critican toda esta operación piensen que son unos pringaos.
Pero como he dicho, lo que más me ha fastidiado de este asunto ha sido una reacción, la del siempre provocador Ministro de Hacienda que para sembrar dudas y extender cortinas de humo ha anunciado como salvador de la patria que va a investigar a las empresas del IBEX para comprobar si hay casos similares. Mira "amigo" Montoro, no creo que seas tan tonto como pareces, pero lo que te aseguro es que los ciudadanos de este país no somos tan memos como para tragarnos esas batallitas. La gravedad del asunto de las tarjetas de Cajamadrid no radica en la fiscalidad, en si han declarado o no ese dinero a Hacienda y si han defraudado una pequeña cantidad por haberlo escondido. Lo realmente escandaloso es que ese dinero ha sido robado de una caja pública por los enchufados
nombrados a dedo para ejercer de consejeros. Ahora entiendo porque Gallardón y la Aguirre se peleaban tanto y se insultaban cuando se disputaban nombramientos de consejeros de Blesa. Lo que es obsceno es que políticos del segundo y tercer nivel de PP, PSOE, IU, UGT... de los que dicen representar al pueblo acepten que además de su sueldo van a tener barra libre en el cajero, la joyería o el puticlub. Pero no por la fiscalidad sino porque es dinero público y ellos son políticos.
Las empresas del IBEX, de las que no soy un férreo defensor, no tienen ni un gramo de culpa en este asunto, tienen todo el derecho del mundo a cuidar a sus empleados o dirigentes porque son empresas privadas, con dinero privado y con profesionales que están en el mercado laboral. Nada tiene que ver. Desviar la atención es sólo una triquiñuela digna de alguien que diseñó la amnistía fiscal que los Barcenas, Pujol y compañía aprovecharon. Es la política de "si todos lo hacen" y "mal de muchos". Y además, todo un señor ministro debería respetar ese principio del que tanto echan mano cuando quieren, la presunción de inocencia... Incluso para las empresas del IBEX. Y por cierto: ¿por qué no las del mercado continuo?
Pie de foto: No tenía nnguna foto de los enchufados corruptos...

jueves, 2 de octubre de 2014

LA VIDA ES FÁCIL

"Las cosas no son tan fáciles"... No puedo soportar la derrotista advertencia que algunos utilizan como coletilla para hacer valer su trabajo o para empezar a entorpecer el tuyo. La mayoría de las veces que oigo esa expresión, las razones que vienen a continuación suelen ser bastante peregrinas y perfectamente solucionables.
Vivimos en un mundo excesivamente reglamentado, legalizado, judicializado y lo que es peor, burocratizado. Los ciudadanos a título personal, como sujetos pasivos que nos llaman, tiramos a la basura muchísimas horas de nuestro tiempo porque grises funcionarios y politicuchos tecnócratas nos hacen la vida imposible con infinidad de trámites en su mayoría innecesarios. Cuando no tienes que contestar un requerimiento de Hacienda de embargo de alguien que ni conoces, estás identificando a un conductor para Tráfico, pagando telemáticamente el impuesto de basuras, reclamando a la compañía de la luz que te ha cobrado más de la cuenta, pidiendo al banco un certificado, haciendo una autorización para el colegio, renovando el carnet, pidiendo una cita, esperando una línea atendida por un estúpido robot...
Y cuando esos mismos ciudadanos pasamos a ser profesionales, es decir sujetos activos, entonces chocamos con los sistemas, con los procesos, con las guerras de codos, con el departamento de riesgos, con el de jurídico, con el de administración, con el de seguridad, con el auditor, con el comité, con el control de gestión, con el de internacional y entre todos consiguen hacer de la más sencilla gestión un interminable e insufrible trámite. Las grandes empresas tienen contratada a mucha gente y consultores dedicados simplemente a eso, a diseñar organigramas y procesos que atentan contra la eficiencia como palo entre los radios de la rueda. 
Siempre me gustó la frase que distingue entre eficacia, una solución para cada problema, y burocracia, un problema para cada solución. Y ahora mismo estoy convencido de que cada día nos estamos complicando más las cosas en todos los ámbitos. La vida es mucho más fácil que eso, incluso en nuestro tiempo, con crisis y enormes dificultades para muchos, somos unos afortunados por el tiempo y el lugar que nos ha tocado habitar. El mejor de todos. La vida es difícil en África, en Oriente Medio, en algunos sitios de Asia... La vida era difícil para quienes tuvieron que soportar y perder todo en la guerra y después en la posguerra, en nuestro país o en cualquiera de Europa. La vida era difícil en cualquier siglo anterior al nuestro. Incluso ahora y en nuestra zona del globo terráqueo, también hay quien las pasa muy canutas, pero no suele ser quien, a todo momento y en cualquier circunstancia, se lamenta y complica más y más la más insignificante nimiedad.
No sé cómo tendremos que hacer para escapar de esta dictadura de los grises que nos han sometido a un sistema estúpido y sin sentido. Ellos y cada uno de nosotros deberíamos reflexionar para tratar de hacer la vida más fácil a los que nos rodean. De verdad, las cosas no son tan difíciles.
P.D. Otro día os cuento cuál ha sido la gota que me ha colmado el cerebro para escribir esto.