jueves, 30 de julio de 2015

VALLIENTE COBARDE

Sí, desde luego ha sido un acto de enorme valentía dejar este blog abandonado durante más de dos meses con la beligerante entradita que escribí a los posibles votantes del PP. Realmente fue casualidad y si no he vuelto a aparecer por aquí es por no tener ninguna necesidad de opinar sobre el humor negro tuitero, la interminable crisis griega, la despedida o despido de Casillas o la aburridísima cuestión catalana. De esta forma todos los que hayan buscado mi nombre en Google durante estas semanas sabrán sin tapujos de qué pie cojeo. Valiente que es uno.
Pues no, precisamente vuelvo a la pista para hacer un alegato de la cobardía en detrimento de la sobrevalorada valentía. Escucho en la radio a un psicólogo, supuesto experto en educación, que habla de valores que transmitir a nuestros hijos para que sean personas felices en el futuro. Honradez, humildad, esfuerzo, integridad y valentía son los valores elegidos por el pseudo tertuliano. Los desmenuzo para analizar si los estamos sabiendo transmitir a nuestra camada y me entran algunas dudas, tres en concreto. La primera porque en la comida acabamos de contarles como su madre y su tía robaban en El Corte Inglés o como su padre sustraía los exámenes en el colegio. La segunda porque nunca he tenido claro lo que significa ser una persona íntegra y lo confundo con bastante frecuencia con integral, integrador o, lo que es peor, integrista. No sé si se trata de comer muchos cereales para hacer caca bien o de ser un buen dialogador o un cafre cuasi terrorista. Y la tercera, porque no sé qué pinta en esta lista la valentía.
Siempre he querido que mis hijos sean, por encima de todo, buenas personas y no tengo del todo claro si la valentía es para eso una herramienta o un freno. Sinceramente creo que a este mundo le sobra valentía y le falta cobardía. Nunca he entendido que se utilice la palabra cobarde como un insulto y trato de explicarles que cuando haya tortas en la disco salgan por patas, que cuando les insulten en la carretera agachen las orejas y no se enfrenten, que nunca hagan nada por demostrar nada a nadie y mucho menos por valentía. Presumo de ser un auténtico cobarde y no me ha ido mal en la vida. Para mí ser cobarde es no ir siempre al choque, no ser chulo, no presumir de lo que no se tiene y menos aun de lo que se tiene, ser conciliador y tolerante y no tener siempre la última palabra.
La virtud común a todos los personajes nefastos de la historia del mundo es la valentía (pensad uno a uno en todos esos indeseables y veréis como tengo razón). A los terroristas y asesinos habitualmente se les acusa de cobardes, cuando lo que realmente les sobra es valentía.
Este mundo solo cambiará cuando la chulería torera deje de estar bien vista, cuando los valientes que se matan estúpidamente dejen de ser héroes y cuando las cosas no se resuelvan a base de "echarle huevos". Que mis hijos sean espabilaos, creativos, emprendedores, inquietos...pero valientes, lo que es valientes, no, mejor que salgan al padre: Un caguica.