domingo, 20 de septiembre de 2015

SI ME QUERÉIS, IRSE

La cuestión catalana es tan compleja como aburrida. ¡Qué pestiño! Yo soy uno más de los que me salto esas noticias lo más rápido posible y apago la radio cuando a cada minuto nos hablan de lo mismo. Sin embargo, a pesar del cansancio, termino leyendo algunos titulares y me mantengo informado como para poder poner a parir a los de aquí y a los de allá, igual da donde estés. A los de allá porque todo este proceso me parece una manipulación política para enmascarar su fracaso político, la corrupción y podredumbre descubierta en el partido que encabeza el proyecto. Artur Mas sigue aprovechándose de un sentimiento y un hartazgo general para esconder su mediocridad y los asuntos turbios de su partido bajo la bandera y el nombre de Catalunya. Si yo fuese catalán e independentista diría claramente, sí, independencia sí, pero no contigo.
Pero me parece todavía más grave lo de aquí, la torpeza política con la que están manejando el asunto las fuerzas vivas de la capital. Sí, digo fuerzas vivas porque se trata de una acción orquestada del poder con todas sus facciones. Los partidos amenazan de las consecuencias de una secesión, el ministro de defensa amenaza, el de exteriores llama a todos los aliados para que al unísono muestren su rechazo a la independencia; un día Obama, otro Cameron, otro la Unión Europea... El CSD afirma que el Barça no jugará la Liga, los bancos dicen que se irán del nuevo país (se lo cree su tía), los empresarios vislumbran el caos y por descontado que Lluis Llach tampoco participará en Eurovisión. El poder mediático sigue fielmente las instrucciones y cada día nos ofrecen un jugoso titular anticatalanista para meter miedo a la población y evitar el aplastante triunfo del nacionalismo.
Qué torpeza, que enorme e histórica torpeza. Con todo este despliegue de furibundos ataques y amenazas que demuestran el buen funcionamiento del "establishment", lo primero que se ha hecho es hacerle el juego a Artur Mas y reconocer que se trata de elecciones plebiscitarias, de un referéndum por la independencia. Igual que él, todos los candidatos han olvidado las propuestas, los programas y el día a día de Catalunya para centrarse en la discusión por la independencia. La forma de desactivarlo hubiera sido no entrar en ese juego.
Pero lo que es peor, la torpeza estratégica es doble, porque como ya pasó con todos los ataques vertidos contra Podemos, Carmena y Colau, todas esas amenazas no hacen más que darles fuerza, alimentar el independentismo y ganar votantes para su causa. Si me amenazas y me quieres sujetar por la fuerza, es lógico que yo reaccione queriendo irme. De verdad piensan que hay muchos votantes del Junts pel si que estén dudando su voto por las declaraciones de Obama, Merkel, Fainé o Morenés... al contrario, más orgullosos estarán de su rebeldía.
En toda esta nefasta estrategia no se ha visto el más mínimo cariño y aprecio a Catalunya o a su cultura, se les quiere convencer de que no se vayan por el miedo y la fuerza, demostrando en todo momento una absoluta falta de empatía. A lo mejor hubiera sido mejor un tono más conciliador, dialogando mucho, cediendo algo, reconociendo lo maravilloso que es esa tierra y su gente y no asimilando a todo el pueblo catalán con la patética figura de Artur Mas. Ese es el gran logro de Arturito, se ha hecho tan odiable que ha incendiado a los poderes de Madrid para que vayan al choque y ellos han picado. El eslogan para su campaña lo podría haber redactado Lola Flores, si no nos queréis, nos vamos.
Si tu pareja te dice que quiere separarse, prueba a decirle que está loca, que no tiene a donde ir, que no tiene dinero, que no tiene casa, que se quedará sin amigos y que el coche es tuyo... habrás conseguido que en lugar de mañana se vaya hoy.

jueves, 17 de septiembre de 2015

ICETA ON DANCE

No muchos podréis decir que me habéis visto bailando. No lo estilo porque no tengo estilo. Aunque reconozco que me gustaría y los pesados de las fiestas siempre me insistan para que lo haga, el baile es para mí y otras muchas personas la expresión máxima del ridículo. Por eso uno, que es tímido y tiene un desarrolladísimo sentido del ridículo, opta por estarse sentadito o menear el gin-tonic de un lado a otro siguiendo el ritmo de la música. Cuando no tienes un cuerpo de atleta, no eres flexible y, lo que es peor, no coordinas tus movimientos como para poder mascar chicle y andar a la vez, es mejor que no hagas muchos alardes en la pista de baile. Esa es mi teoría.
Ahora bien, el hecho de que me den vueltas los ojos mientras hago la mayonesa o tenga que mirar a las manos del vecino para seguir el ritmo de las palmas en los conciertos no significa que no tenga derecho a bailar como cualquier otro ser de los que habitan este mundo. Incluso Miquel Iceta tiene ese derecho.
Si, lo reconozco, yo también me pregunté que dónde iba el PSC con ese candidato tan poco carismático en un país donde nunca nadie ha leído un programa político y solo se vota por la simpatía y empatía que puedas tener por el cabeza de lista del partido en cuestión. Todos pensamos que ese candidato no era bueno, era mediocre, no transmitía, no tenía carisma. Igual da su preparación, su inteligencia, su proyecto, su trayectoria y si es buena o mala gente. Así es la política de ahora, pura estética, puro maquillaje, puro racismo.
Obama es presidente por ser negro, pero no demasiado oscuro. Sánchez es cabeza de lista por ser alto y guapo. Pablo Iglesias sin coleta perdería muchos votos... Son cuestiones de imagen y marketing y los partidos lo conocen muy bien y lo cuidan; por eso se cuestionaba todo el mundo la idoneidad de elegir a Iceta y si lo hicieron fue porque sabían que iban a perder y porque entre sus rivales estaba Oriol Junqueras.
Os pensáis que estoy hablando de coña, pero voy en serio. Si el baile de Iceta lo hubiese hecho Pedro Sánchez o Albiol o Romeva, no hubiera creado ningún revuelo, pero resulta que Iceta es bajito, gordito, tiene brazos cortos, manos pequeñas, es calvo y lleva gafas. Lo suficiente para que la España justiciera lo ajusticie políticamente como el ridículo esperpento, el bufón, el pelele de nuestras fiestas patronales. Como si no fuésemos un país de calvos bajitos y gordos, como si no hubiésemos visto ese mismo espectáculo en cualquier boda a la que asistimos.
Así es, estamos jugándonos el futuro de este territorio, país y nación, en unas circunstancias socio económicas preocupantes, con un entorno mundial de echarse a llorar y resulta que el problema es que al terminar un mitin un candidato ha bailado (cosa que hacen casi todos los candidatos en casi todos los mítines), pero que el que lo ha hecho es el feo, el que tiene que quedarse en la silla viendo como bailan los demás. No hombre no, Iceta tiene el derecho y además baila con cierta gracia y siguiendo el ritmo de la música; quizás por eso ha perdido su sentido del ridículo. Yo, que de algún modo le envidio, paso de ser un crítico a un ferviente seguidor. Di que sí, Miquel, amb dos collons.

martes, 15 de septiembre de 2015

INACCIÓN E INANICIÓN

Qué palabras más parecidas. Una lleva a la otra y la otra lleva a la una. Normalmente la inacción de los poderosos lleva a la inanición de los débiles; una operativa que se repite una y otra vez en la historia reciente de este planeta. Tras el shock provocado por Aylan y Petra todos pensamos que la maquinaria se pondría en marcha, los cascos azules y de todos los colores saldrían a parar el triste espectáculo y los políticos se pelearían por hacerse la foto más enternecedora con un niño refugiado. Pero no, ni siquiera ante una cuestión de lesa humanidad hemos conseguido darle brillo a la mediocridad política que nos dirige.
Dicen que es normal, que es muy complicado tomar decisiones, que no todo el mundo opina igual, que son muchos a ponerse de acuerdo, que hay que analizar las consecuencias, que habrá que ver cómo se paga todo, que si estos entran deberían entrar otros muchos y que es muy fácil opinar cuando no se tiene que decidir. Las autoridades europeas están dando muestras una vez más de su enorme capacidad de inacción, de su lentitud, parsimonia y maestría para marear la perdiz, consiguiendo que hasta el más forofo europeista pase a ser escéptico empedernido. El espectáculo del éxodo televisado con decenas de miles de personas deambulando por el primer mundo, humillados por robustos polis húngaros, alimentados como monos en la jaula y muriendo en la ruta hacia no se sabe donde, es una vergüenza que la historia grabará en el debe de nuestra sociedad y nuestros líderes.
No es fácil, por supuesto que no, pero tampoco tan difícil. No se puede resolver la guerra en una semana, ni se puede equilibrar el pulso de fuerzas de la zona más explosiva del mundo, ni dar cobijo infinito a todos los migrantes, pero con esta inacción modelo Rajoy, no se consigue ganar tiempo sino todo lo contrario, complicar cada vez más la solución. Tienen miedo de tropezar y por eso no dan ningún paso.
En estos casos me gusta tirar de lógica infantil, que suele ser la más eficaz. Si se va a acoger a un importante número de refugiados procedentes de Siria (vía Turquía), lo primero que habría que hacer es poner cierto orden allí, evitando la dramática carrera de barcos hinchables para llegar a las Islas Griegas cuyo único perverso sentido es ejercer la selección natural para descartar a unos cuantos que se ahogan y asustar a otros que no se atreven a emprender tan arriesgado crucero. Si el mensaje es que se acogerá a los que lleguen, no es que estemos haciendo efecto llamada, es que hemos dado el pistoletazo de salida de la carrera de pateras de plástico.
Turquía es un país de la OTAN, supuestamente aliado y con quien se puede hablar, a pesar de ser el desencadenante de esta crisis de los refugiados. Europa tiene capacidad logística y económica suficiente para gestionar los registros y solicitudes de ingreso desde fuera, impidiendo que se jueguen la vida, que deambulen sin rumbo y que elijan destino de forma "caprichosa". Desde allí cada país gestiona el traslado de su cupo, evitando que sean las mafias las que se erijan en despiadadas agencias de viajes. Si se aprueba un reparto por cuotas, la Unión debería ser contundente y obligar a todos sus miembros con serias amenazas económicas (que son las únicas que funcionan) como cuando nos obligan a cambiar los campos de trigo por los girasoles.
Esa dureza que se ha exhibido con Grecia por sus deudas habría que exigírsela ahora a los capos del euro contra todos los que están ondeando banderas fascistas y mensajes faltos de moral e indignos de esta Europa supuestamente civilizada. Me gustaría ahora oír gritar a muchos de los políticos que tanto chillan por estupideces y que ahora, en el momento de dar el puñetazo en la mesa en Bruselas no se sabe dónde están.
Los siguientes pasos tampoco son tan complejos. Tenemos polideportivos como para albergar provisionalmente a toda Siria, la iglesia me consta que también tiene algún local y que ya lo ha ofrecido, las ONGs se ofrecen a poner su grano de arena y somos una sociedad comprometida y solidaria dispuesta a hacer el resto hasta que la zona del conflicto haya vuelto a la tranquilidad. No estoy hablando de abrir fronteras (eso sería otro debate que se mezcla con el nacionalismo y otros muchos ismos), sino de marcar unas reglas claras, actuar con contundencia, pero resolviendo con rapidez. Si no lo hacen ustedes, lo haremos nosotros.
Qué fácil es hablar, me dirán. Más fácil es callar, dejar que la inacción lleve a la inanición y que el tiempo arregle el problema, como en Ruanda, como en Bosnia...


jueves, 10 de septiembre de 2015

PETRA Y AYLAN

Como hipocondriaco que es uno, llevo días planteándome cuál sería la forma más digna, poco dolorosa y rápida de morir. Ya sé que sólo el suicida puede elegir, los demás huimos como podemos de la guadaña, aunque a veces nos arrepintamos de no haber caído en sus garras. Son mis primeras reflexiones al ponerme en la piel del refugiado, el migrante o simplemente el "escapista". Desintegrado por un misil que revienta tu casa sin llamar a la puerta, desangrado tras notar el frío filo del machete sobre tu cuello, ahogado por litros de agua salada en medio del mar o asfixiado dentro de un camión de carne humana cuando ya estás a punto de llegar al checkpoint. Es curioso pero según uno va avanzando en su éxodo, las maneras de morir van siendo cada vez más angustiosas. Claro, que eso no lo piensa uno cuando huye, simplemente corres hacia adelante sabiendo que nada puede ser peor que lo que has dejado atrás, la guerra, la cruel y asesina guerra.
Así han huido de Siria casi cinco millones de personas que poco a poco se han ido amontonando en inhóspitos campamentos de refugiados en Turquía, Líbano, Jordania o Irak. Solamente en Turquía hay casi dos millones de asustados supervivientes de ese incomprensible e incontenible conflicto de infinitos bandos. Es normal, cuando matan a parte de tu familia, destrozan tu casa y arrasan tu ciudad, a tus pies les da por correr y cruzar la frontera que esté más cerca y después de cuatro años de guerra son muchos los que han salido del país.
Pero resulta que con la sociedad de la información y el marketing en la que estamos sumidos, todo esto importaba muy poco porque pasaba lejos, a gente de otra raza, otro poder económico y otra religión. Siria, como Afganistán, Palestina, Congo, Ucrania o México formaban parte de ese deja vu de medio minuto en el Telediario de mediodía, como los de las pateras del Estrecho. Nosotros podíamos seguir concentrados en nuestras vacaciones, el fichaje de De Gea o las provocaciones de Piqué.
Pero en eso apareció Aylan y un clic de obturador sirvió para encender los focos del espectáculo y despertarnos a todos los que dábamos nuestra cabezadita viendo Masterchef. Sí, una sola imagen hizo de gota rebosante y nos descubrió de golpe que allí llevaban cuatro años matándose, que 250.000 sirios ya no existían y que cinco millones estaban fuera de su país. Y gracias a Aylan, la Merkel, que pisaba la cabeza de los griegos, levantó su zapato para ir a acariciar a un niño sirio y Rajoy, el de las concertinas, dejó traumatizado la presentación de su integrador y tolerante candidato catalán para celebrar la acogida de 14.931 refugiados en nuestro país.
El lado tierno de la vieja Europa había salido a relucir, pero pronto fue eclipsado por el lado cruel y repugnante de Petra Laszlo que nos recordó en otro show audiovisual que el peso de la intolerancia es todavía muy fuerte en este mundo de Trumps, Le Pens y Albioles. Y en el fondo nos hizo un favor exhibiendo su torpe odio.
Aylan y Petra son dos imágenes que han puesto Europa patas arriba y han resquebrajado las conciencias incluso de quienes presumían de no tenerlas. Gracias a ellos y a los reporteros esta lenta maquinaria de hacer política parece haber reaccionado, aunque solo será por unas semanas y solo hasta llegar hasta las cifras pactadas: el 14.932 que vaya aprendiendo a nadar.

PD. La foto de arriba, de Osman Sagirli, está tomada unos meses antes y muestra a un niño sirio asustado pensando que la cámara es un arma, pero no tuvo el mismo impacto que estas.