Nunca se me había aparecido la virgen, ni siquiera un santo, pero el otro día ocurrió algo extraño mientras dormía en la Hospedería del Monasterio de Yuso en San Millán de la Cogolla. Eran las seis de la mañana y por un extraño motivo me desvelé. Estaba entre las piedras que vieron nacer el castellano. En aquel edificio había escrito un anónimo monje un montón de notas a pie de página de un texto en latín, unas glosas que supusieron el origen de la lengua española. Había visto el manuscrito unas horas antes y por algún motivo quedose marcado en mi memoria, grabado en mi conciencia, esculpido en mi espíritu. Alguien de arriba (y eso que mi habitación estaba en la planta alta) me había elegido para seguir el trabajo de aquel clérigo medieval.
La revelación divina me instaba a refundar el castellano y dos horas de pelea con las sábanas y los fantasmas de rancios monjes enclaustrados me bastaron para renovar nuestro idioma en un completo tratado reformista. Se titula así: "El Castellano simplificado, natural o pobre" y os dejo algunos fragmentos del ensayo, escritos ya en la evolución de nuestra lengua. Quizás os cueste entenderlos porque vosotros sois parlantes del castellano viejo, el que sucedió al castellano antiguo y en breve será sustituido por este modernísimo lenguaje.
Básikamente la nueba lengua se rije por la lójica i se basa en la sinplificación gramatikal, enpezando por la fonétika, sigiendo por la morfolojía, la semántika i la sintaksis. De momento todo os parezerá ekstranyo, porkestais akostunbraos a ablar i escribir en el casteyano de sienpre, pero nes mas kuna simplifikazión de la lengua en la ke la fonétika se sinplifika, suprimiendo letras del abededario ke están duplikadas o ke tienen doble utilizazión o ke direktamente conplikan la bida del ablante sin nezesidad alguna.
El orijen o fuente de inspirazión desta reforma surje del propio aprendizaje de la lengua por parte de los neoparlantes, ya sean ninyos o ekstranjeros, ke se las ven putas para conprender lo inconprensible, parazeptar kun idioma tenga letras distintas ke suenan igual i bizebersa, letras únikas con dos sonidos diferentes dependiendo de la palabra. Por eso la "b" se adueña del sonido "be"absorbiendo así a la "v". Desaparezen por real dekreto la "c", kes sustituida por la "k" y la "z" según su sonido. La "g" pasa a tener sienpre el sonido ga-gue-gui-go-gu, peron ningún caso será necesaria la "u": gato, geto, giyermo, gordo, gusano. La "h" desapareze tanbién, aunke se sige usando igual ke antes cuando se conbina con la "c" para ebitar perder esas expresiones tan karakterístikas de nuestra lengua como chorra, chichi, chocho, chumi, chulo, pechotes... La "j" recoje los efectos colaterales deribaos del canbio de funziones de la "g" y acoje a todos los sonidos jota ebitando las dudas de garaje, monje, jiménez o jerómino. La "elle" o "doble ele" se va direktamente al garete ies sustituida por la "y", ke pasa a yamarse "ye" sin ke a nadie nos inporte si es griega o turka. La "n" deja de ser umiyada por la "m" con ese abuso de sustituirla delante de "b" o "p". La "ñ" también desapareze y es sustituida por la conbinazión entre "n" i "y" de tal forma ke pasamos a ser Espanya; esto nes más kuna konzesión a los katalanes para kapoyen la lei de canbio linguístico (la diéresis tanbién la a palmao). Para el apoyo parlamentario basko, además de las "b" y las "k" se acepta el efecto "Bilbao" en todos los partizipios (akabao, matao, jorobao, bakalao...)
Segimos: a la "q", ke le den. La "u" rekupera de pleno derecho toda su identidad i sonará sienpre como una auténtica "u" sin necesidad de diéresis ke la rekalken ni siendo silenciada por temor a "g" i "q". A la "v" ya dijimos que la abía deborado la "b". La "w" es ekspulsada del país porke es una letra ekstranjera ke solo está presente en palabras ekstranjeras. La "x" aún está en estudio porke el iluminado monje no está convencido de decir ecstranyo i porke la kiniela sin "x" sería mui fazilona.
Esto es al fin i al cabo como una crisis de gobierno en la ke sienpre ai barios ke pierden el puesto, otros ke ceden funziones y alguno ke mejora las suyas.
El kastellano natural, sinplifikado o pobre toma otras muchas medidas gramatikales como la utilizazión abitual de la sinalefa, kaunke suenaskeroso, nos permitunir bocales de final i prinzipio de la palabra sigiente. Tanbien sincorpora lesperada "e" de jénero neutro, así ke ninyos i ninyas juntos pasan a ser ninyes i ya no abrá más diputados i diputadas sino diputades. Los berbos tanbien son más senciyos, se pone en búskeda i captura al pluscuanperfecto i se suprimen del tirón todos los irregulares (verbos, no inmigrantes) para abilitar a los chabales a decir libremente morido, ronpido, andó...
Ai barios asuntos en bias de soluzion ke kedarán resueltos en la prócsima noche loca de monasterio (por supuesto no me refiero a Rozio), como los azentos, ke an de ser reduzidos al macsimo; los iatos y los diptongos, ke deben ser ecsterminados prebia tortura; las polisemias ke serán proibidas, obligando a la palabra menos utilizada a buscar un sinónimo ke la sustituya (me senté con mi bolsa en el banco de delante de la entidad bancaria para ver si subía guol estrit...); las "R" dobles ke tanto conplican la bida a los franceses...
La RAE está buscándome siyón, aunke ai voces algo diskrepantes, porke se piensan que esta ebolución está marcada por la analfabetizazión probocada por las redes sociales. Otros dizen ke aunke de primeras suene algo macarra, facilitaría mucho el aprendizaje de nuestro kerido idioma.
Reconozko ke esta es la entrada más bizarra ke sascrito en laistoria deste blog. Ya sé que casi nadie abrá yegado asta akí, (¿ké tal Chema?). A sido mui difízil escribirla por culpa del puto corrector ke sa buelto loko i porke aunke os parezca mentira está echa sin ayuda de bino, guiski o ningún otro alcol (a kien kojones se le okurriría dezir alcohol si no es por joder).
Hachetetepebarrabarra y después lo que quieras poner. Es un título demasiado ambíguo para un blog, demasiado abierto. Pero así es este espacio. Unos días abierto para la alegría, otros para la pena; para la esperanza o el escepticismo; la reflexión o la ironía... Lo que salga de los huevos ¿no?
domingo, 26 de julio de 2020
domingo, 12 de julio de 2020
LA MASCARILLA
La mascarilla tiene muchas lecturas. Antes, cuando veías a alguien con mascarilla o era una delgada turista japonesa con pinta de ir a morir o era un fornido cirujano con pinta de ir a matar. Ahora la cosa ha cambiado y el profiláctico elemento ha pasado a ser uno de los artilugios más polivalentes o multifuncionales que hay. Principalmente una mascarilla sirve para odiar. Al que no la lleva, al que la lleva en la papada, al que la lleva en la mano, al que la lleva al revés, al que usa de las de filtro, al que se abanica con ella, al que sea, el caso es tener una razón para criticar y odiar al prójimo.
También sirve para dividir. Entre los que la usan para no contagiar, los menos, los que se la ponen para no contagiarse, los más, y los que son ambidiestros. Por otro lado están los objetores de conciencia, que se niegan a usarla porque son más machotes, más listos, más rebeldes y más insolidarios. Quizás se dejan llevar por líderes de opinión como Trump o Bolsonaro.
El caso es que el sencillo aparato tiene muchas más ventajas que defectos. A los famosos les sirve para pasar desapercibidos. A los entrenadores, para hablar sin tener que taparse los labios. A las mujeres, para ahorrarse una pasta en pintalabios y en un momento dado para salir de un apuro a falta de compresas. A los hombres, para taparles la parte más bruta de su cara. A los fachas, para presumir de ello. A las abuelas, para volver al ganchillo. A los orejudos, para quitarse complejos. A los narigudos, para esconderlos. A los camareros malhumorados les impide escupirte en el plato. A los escupidores profesionales, les obliga a tragarse el "pollo". No tienes que limpiarte tan a menudo las narices para evitar ese inoportuno moquillo que aparece cuando menos lo necesitas y provoca toqueteos de tus contertulios en sus propias narices. Puedes olvidarte el desodorante o tirarte pedos donde quieras con la seguridad de que los demás no los olerán. Por el mismo motivo, puedes callejear por pasadizos recónditos y esquinas de aparcamientos sin que te suba hasta el cerebelo ese ácido tufillo a orines.
Desde el punto de vista negativo, no es cómoda para el amor ni para el sexo (sobre todo el oral). Está contraindicada para los tímidos porque obliga a mirar a los ojos, en lugar de a los labios. Provoca importantes mareos cuando te hueles tu propio aliento. Sí, a ti también te huele. Y lo que es peor de todo, puede causar una catástrofe ecológica cuando confluyan a millones en los océanos.
Por eso, ahora que pasan a ser obligatorias en muchos sitios, seguid utilizándolas como os dé la gana, disfrutad de todas esas ventajas, recicladlas hasta que destiñan, lavadlas hasta que encojan, compartidlas con la familia y sentiros realizados por haber dado utilidad a la parte más fea del cuerpo humano: las orejas. Recordad que sois unos afortunados por haber vivido esta época y por poder utilizar libremente este complemento de moda, antes de que se prohiban, se compruebe que son cancerígenas, se acabe la materia prima o muera algún bloguero ahorcado con la goma. ¡Pon una mascarilla en tu vida!
Y agradecedme que no haya hecho el chiste malo sobre su precio.
También sirve para dividir. Entre los que la usan para no contagiar, los menos, los que se la ponen para no contagiarse, los más, y los que son ambidiestros. Por otro lado están los objetores de conciencia, que se niegan a usarla porque son más machotes, más listos, más rebeldes y más insolidarios. Quizás se dejan llevar por líderes de opinión como Trump o Bolsonaro.
El caso es que el sencillo aparato tiene muchas más ventajas que defectos. A los famosos les sirve para pasar desapercibidos. A los entrenadores, para hablar sin tener que taparse los labios. A las mujeres, para ahorrarse una pasta en pintalabios y en un momento dado para salir de un apuro a falta de compresas. A los hombres, para taparles la parte más bruta de su cara. A los fachas, para presumir de ello. A las abuelas, para volver al ganchillo. A los orejudos, para quitarse complejos. A los narigudos, para esconderlos. A los camareros malhumorados les impide escupirte en el plato. A los escupidores profesionales, les obliga a tragarse el "pollo". No tienes que limpiarte tan a menudo las narices para evitar ese inoportuno moquillo que aparece cuando menos lo necesitas y provoca toqueteos de tus contertulios en sus propias narices. Puedes olvidarte el desodorante o tirarte pedos donde quieras con la seguridad de que los demás no los olerán. Por el mismo motivo, puedes callejear por pasadizos recónditos y esquinas de aparcamientos sin que te suba hasta el cerebelo ese ácido tufillo a orines.
Desde el punto de vista negativo, no es cómoda para el amor ni para el sexo (sobre todo el oral). Está contraindicada para los tímidos porque obliga a mirar a los ojos, en lugar de a los labios. Provoca importantes mareos cuando te hueles tu propio aliento. Sí, a ti también te huele. Y lo que es peor de todo, puede causar una catástrofe ecológica cuando confluyan a millones en los océanos.
Por eso, ahora que pasan a ser obligatorias en muchos sitios, seguid utilizándolas como os dé la gana, disfrutad de todas esas ventajas, recicladlas hasta que destiñan, lavadlas hasta que encojan, compartidlas con la familia y sentiros realizados por haber dado utilidad a la parte más fea del cuerpo humano: las orejas. Recordad que sois unos afortunados por haber vivido esta época y por poder utilizar libremente este complemento de moda, antes de que se prohiban, se compruebe que son cancerígenas, se acabe la materia prima o muera algún bloguero ahorcado con la goma. ¡Pon una mascarilla en tu vida!
Y agradecedme que no haya hecho el chiste malo sobre su precio.
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