La primera vez que oí a alguien mencionar lo de "Decúbito supino" estuve a punto de revolverme y cogerle por el cuello y si no lo hice fue por temor a represalias. Hay que reconocer que como insulto suena de lo más ilustrado: "¡Decúbito supino, que eres un peazo decúbito supino!", pero nunca había dedicado ni dos minutos a saber qué quería decir semejante expresión decimonónica. A mi me sonaba igual que lo de "no introducir el pie entre el coche y andén", "las nubes de evolución diurna", "la creciente volatibilidad del dolar" y tantas otras frases hechas viejunas con las que comulgamos diariamente.
Pensaba yo que a esta edad ya no iba a recibir lecciones y aprender tanto como esta mañana en el curso de primeros auxilios que hemos recibido en el trabajo. Siempre he pensado que esta materia debería ser obligatoria en los colegios o institutos y que si todo el mundo conociera al detalle todas esas prácticas, serían muchísimas las vidas que se salvarían. Uno, que tiene ya tantos años que en su juventud bailó al son de Betty Missiego, ha pasado por casi todos esos truculentos accidentes que requieren de conocimientos preventivos y curativos de importancia vital; puedo asegurar y aseguro (parezco Suárez) que es bastante sencillo cruzarte en tu vida con un accidente chungo, con algún incendio inesperado, con un hijo bebiendo lejía, con alguna hemorragia interna o externa, con unas cuantas lipotimias, algún que otro golpe de calor y hasta un ataque de risa con resultado de casi muerte y en todos esos casos he estado fuera de juego por no tener una formación básica para saber cómo actuar. Es verdad que las horas pasadas en sala de urgencias del hospital suman para el currículum y te conceden esa calma y sensatez que muchas veces son más útiles que los propios conocimientos médicos, pero hoy, más vale tarde que nunca, he recibido esa formación, espero haberla asimilado y deseo no tener que usarla nunca (por el bien de las víctimas).
He aprendido qué es el decúbito supino de las narices: tumbado boca arriba con las rodillas levantadas ¡Manda huevos, y se llama decúbito supino! También he sabido que las heridas inciso contusas que tanto mencionan en el telediario y en las retransmisiones de los San Fermines, son totalmente distintas: inciso te clava algo en el dedo y contusa, te machaca el mismo dedo, así que cuando es inciso contusa entiendo que primero pincha y luego machaca. No sé que prefiero. En este sentido si te has clavado algo en tu "body", nunca hay que sacarlo, conviene correr al centro sanitario con el objeto punzante asomando. Perdonad si me pongo gore y se os atraganta el desayuno, pero es que este curso lleva bastante casquería y algún torrezno incorporados; por ejemplo las vísceras que se salen del cuerpo no hay que intentar meterlas porque puedes provocar una infección, los que han tenido un golpe de calor no sudan, a los de lipotimias hay que ponerles los pies en alto, las quemaduras hay que enfriarlas con agua y dejarse de ungüentos artesanos, la sangre por la nariz como siempre, te jodes y esperas, y con la epilepsia y otros síncopes se pueden relajar los esfínteres ¡Chungo!
Total que con tanta amputación, infarto, angina y torniquete ha llegado ese temido hipocondriaco momento en el que mi cuerpo se ha sumado voluntariamente a todos los síntomas, he dejado de erigirme en el omnipotente salvador cual vigilante de la playa para ser víctima propiciatoria de todos esos síncopes. Os juro que según iban mencionando casuística, yo me iba poniendo del lado del enfermo y no del sanador y a punto he estado de ofrecerme como maniquí para que me aporrearan el pecho en maniobra de reanimación. No lo he hecho porque me da que el cosquilleo del "desfibri" no debe molar ni un carajo. Al final me ha tranquilizado comprobar que bastantes de estas maniobras se las puede practicar uno mismo, como los libros de autoayuda, los selfies y la...
Desde hoy vivimos en un mundo más seguro, si os atrangantáis con el pollo, os pica una víbora, os sube la bilirrubina o lo que sea, llamad al 112, porque un servidor tiene un poquito mezclados algunos conceptos. De momento me voy un ratito a hacer el decúbito supino que estoy cansado.
PD: Os ruego que no visualicéis la imagen del cincuentón bailando al ritmo de la Missiego.
Pensaba yo que a esta edad ya no iba a recibir lecciones y aprender tanto como esta mañana en el curso de primeros auxilios que hemos recibido en el trabajo. Siempre he pensado que esta materia debería ser obligatoria en los colegios o institutos y que si todo el mundo conociera al detalle todas esas prácticas, serían muchísimas las vidas que se salvarían. Uno, que tiene ya tantos años que en su juventud bailó al son de Betty Missiego, ha pasado por casi todos esos truculentos accidentes que requieren de conocimientos preventivos y curativos de importancia vital; puedo asegurar y aseguro (parezco Suárez) que es bastante sencillo cruzarte en tu vida con un accidente chungo, con algún incendio inesperado, con un hijo bebiendo lejía, con alguna hemorragia interna o externa, con unas cuantas lipotimias, algún que otro golpe de calor y hasta un ataque de risa con resultado de casi muerte y en todos esos casos he estado fuera de juego por no tener una formación básica para saber cómo actuar. Es verdad que las horas pasadas en sala de urgencias del hospital suman para el currículum y te conceden esa calma y sensatez que muchas veces son más útiles que los propios conocimientos médicos, pero hoy, más vale tarde que nunca, he recibido esa formación, espero haberla asimilado y deseo no tener que usarla nunca (por el bien de las víctimas).
He aprendido qué es el decúbito supino de las narices: tumbado boca arriba con las rodillas levantadas ¡Manda huevos, y se llama decúbito supino! También he sabido que las heridas inciso contusas que tanto mencionan en el telediario y en las retransmisiones de los San Fermines, son totalmente distintas: inciso te clava algo en el dedo y contusa, te machaca el mismo dedo, así que cuando es inciso contusa entiendo que primero pincha y luego machaca. No sé que prefiero. En este sentido si te has clavado algo en tu "body", nunca hay que sacarlo, conviene correr al centro sanitario con el objeto punzante asomando. Perdonad si me pongo gore y se os atraganta el desayuno, pero es que este curso lleva bastante casquería y algún torrezno incorporados; por ejemplo las vísceras que se salen del cuerpo no hay que intentar meterlas porque puedes provocar una infección, los que han tenido un golpe de calor no sudan, a los de lipotimias hay que ponerles los pies en alto, las quemaduras hay que enfriarlas con agua y dejarse de ungüentos artesanos, la sangre por la nariz como siempre, te jodes y esperas, y con la epilepsia y otros síncopes se pueden relajar los esfínteres ¡Chungo!
Total que con tanta amputación, infarto, angina y torniquete ha llegado ese temido hipocondriaco momento en el que mi cuerpo se ha sumado voluntariamente a todos los síntomas, he dejado de erigirme en el omnipotente salvador cual vigilante de la playa para ser víctima propiciatoria de todos esos síncopes. Os juro que según iban mencionando casuística, yo me iba poniendo del lado del enfermo y no del sanador y a punto he estado de ofrecerme como maniquí para que me aporrearan el pecho en maniobra de reanimación. No lo he hecho porque me da que el cosquilleo del "desfibri" no debe molar ni un carajo. Al final me ha tranquilizado comprobar que bastantes de estas maniobras se las puede practicar uno mismo, como los libros de autoayuda, los selfies y la...
Desde hoy vivimos en un mundo más seguro, si os atrangantáis con el pollo, os pica una víbora, os sube la bilirrubina o lo que sea, llamad al 112, porque un servidor tiene un poquito mezclados algunos conceptos. De momento me voy un ratito a hacer el decúbito supino que estoy cansado.
PD: Os ruego que no visualicéis la imagen del cincuentón bailando al ritmo de la Missiego.
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