Tengo un amigo que vive al otro lado del mundo, a más de diez mil kilómetros del Palacio de la Moncloa. Es una suerte para algunas cosas, entre ellas poder observar lo que ocurre en España con la frialdad y objetividad que te otorga la distancia. Hace poco, hablando con él me sorprendió que mencionaba a nuestro país como "el Delorean de Mariano" y aunque imaginé a que se refería, escuché atentamente su explicación.
Supongo que todos conocéis el Delorean, ese revolucionario bólido con el que Marty MacFly se desplazaba al futuro y luego al pasado con una enorme facilidad. Reconozco que a mí me encantaba la película. Pues según está teoría, este es el cacharro que conduce el amigo Mariano, pero con el problema añadido de que sólo funciona hacia atrás, hacia el pasado, y que nuestro imprudente conductor nos ha llevado a todos a tiempos ya olvidados hace bastantes años, décadas diría. Sin poderlo imaginar cuando echábamos nuestra papeleta en la urna, convencidos de que eso era la democracia, los españolitos hemos aparecido de pronto en ese periodo post transición y post franquismo, que creíamos superado, pero que ha vuelto y ha impregnado todo con la más pringosa caspa beato regresiva.
El Delorean nos vuelve a traer los crucifijos a las aulas de un estado laico de mentira. El Delorean desmantela el sistema ejemplar de la sanidad mundial, que hasta Obama (el nuevo colega de Mariano) pretendía copiar. El Delorean revoca los derechos de las mujeres y da marcha atrás muchas décadas en una ley del aborto que estaba aceptada por la sociedad. El Delorean echa por tierra el trabajo de siglos de los trabajadores para fortalecer sus derechos y los degrada de manera indigna. El Delorean se carga de un plumazo la ejemplar conciencia humanitaria de nuestro país y machaca la estructura de la solidaridad y de las ONGs. El Delorean arremete contra la cultura y la lleva a tiempos de Nino Bravo y Chiquito de la Calzada. El Delorean se descojona del medio ambiente y tira por tierra todos los avances en energías alternativas. El Delorean se salta la democrática separación de poderes para evitar que ningún malintencionado juez le toque las bujías. El Delorean, como en tiempos del abuelo, toma medidas pensando en los intereses de unos pocos. El Delorean, como en los tiempos de la censura, ningunéa y menosprecia a la prensa no afín. El Delorean cambia las leyes para reprimir a quien no le deje retroceder o a quien se queje. El Delorean va a toda leche, más rápido que el Jaguar de Ana Mato, pero siempre hacia atrás.
Las excusas de Mariano son siempre las mismas, que se lo rompió ZP, que no lo conduce él sino la Merkel y que la única gasolina que lo hace funcionar es la "economía"... Pero nosotros ya no nos creemos estas películas.
Hachetetepebarrabarra y después lo que quieras poner. Es un título demasiado ambíguo para un blog, demasiado abierto. Pero así es este espacio. Unos días abierto para la alegría, otros para la pena; para la esperanza o el escepticismo; la reflexión o la ironía... Lo que salga de los huevos ¿no?
lunes, 27 de enero de 2014
miércoles, 15 de enero de 2014
CUTREAIR
Qué poquito me gusta volar. Lo digo ahora, mientras me dispongo a cruzar el
Atlántico para visitar a mi socio Jesús y reencontrarme con todos nuestros amigos
de San Francisco. Llevaba casi tres años sin subirme a un pajarraco de estos,
pero el 2014 lo hemos empezado por los aires, tanto que en dos meses voy a
tener que sufrir esa angustia del despegue en ocho ocasiones o más.
Pero lo malo no es eso sino lo que ha cambiado el cuento de los aviones en los últimos tiempos. Mientras casi todo evoluciona para mejor, con más tecnología y comodidades para los ciudadanos, los gestores de las compañías aéreas se han empeñado en lo contrario, en putear al máximo al pasajero, exprimirle y engañarle. Quizás tengan sus estudios de mercado y hayan comprobado que al viajero sólo le preocupa el precio y para poder bajarlos están usando unas artimañas de mercado, pero del persa.
No había tenido ocasión de viajar con Ryan Air hasta que hace diez días tuve la desgracia de volar por última vez con esta cutre-compañía. La elegí por el horario y no sé si el precio era mejor o no, pero nunca había viajado en autobús volador; además, pronto me percaté de que el resto de viajeros sí que tenían amplia experiencia en el asunto, lo cual les convertía en un furibundo ejército de hormigas despiadadas capaces de lo peor por conseguir un asiento libre o meter una maleta en un maletero lleno. Hombre come hombre. Pasé vergüenza cuando comprobé que era el único imbécil que había pagado 60 euracos por facturar la maleta. Pasé miedo cuando anunciaron la puerta de embarque y me vi rodeado por una avalancha de trolleys que corrían despiadados arrastrando a decenas de insolidarios viajantes, desencajados ante la posibilidad de no encontrar hueco para su equipaje. Pasé vergüenza ajena cuando les oía gritar y pelearse con las azafatas porque no había sitio para tanta maleta rodante y tenían que etiquetarlas para llevarlas en bodega. Pase angustia cuando comprobé que teníamos que viajar con mochilas encima de los pies y con todos los huecos del avión rellenados con calzoncillos y bragas, unos limpios y otros no. Pasé hambre y sed porque la Coke y los cacahuetes eran de pago, caretes y si los hubiese comprado me hubiera mirado mal el resto de hambrientos y sedientos porteadores de carritos. Pasé tortícolis cuando intenté dormir en un asiento en ángulo agudo después de dejarme las uñas buscando bajo los reposabrazos la palanca para abatir el respaldo. Sólo encontré mocos.
Y como no podía dormir reflexioné y me hice mi propio estudio de mercado. La conclusión es que con los asientos no abatibles igual ganan un par de filas, que son diez pasajeros, que es un dinerillo; con las bebidas y comidas no creo que hagan una caja de más de 50 napos; de maletas facturadas, una mierda (la mía) y de asientos reservados tres mierdas (las de dos insensatos abuelos que viajaban con su nieto). Por otro lado, deduje que a la compañía le es bastante más cómodo, seguro y posiblemente barato la facturación normal, y que la asignación de plazas no tiene ningún extracoste. Simplemente se trata de una mezquina teoría de marketing inverso; antes quien quería destacar tenía que dar mejor servicio y comodidades a sus clientes y así les podía cobrar más, ahora es al revés, te putean al máximo y si quieres dejar de sufrir, tienes que pagar. Cualquier día los cines venderán entradas separadas o en primera fila a no ser que pagues; los yogures serán todos de coco; los hoteles, con camas "supositorias"; las radios llevarán la Cope presintonizada y el As lo venderán sin la chica de la contraportada... Y yo dando ideas.
No había tenido ocasión de viajar con Ryan Air hasta que hace diez días tuve la desgracia de volar por última vez con esta cutre-compañía. La elegí por el horario y no sé si el precio era mejor o no, pero nunca había viajado en autobús volador; además, pronto me percaté de que el resto de viajeros sí que tenían amplia experiencia en el asunto, lo cual les convertía en un furibundo ejército de hormigas despiadadas capaces de lo peor por conseguir un asiento libre o meter una maleta en un maletero lleno. Hombre come hombre. Pasé vergüenza cuando comprobé que era el único imbécil que había pagado 60 euracos por facturar la maleta. Pasé miedo cuando anunciaron la puerta de embarque y me vi rodeado por una avalancha de trolleys que corrían despiadados arrastrando a decenas de insolidarios viajantes, desencajados ante la posibilidad de no encontrar hueco para su equipaje. Pasé vergüenza ajena cuando les oía gritar y pelearse con las azafatas porque no había sitio para tanta maleta rodante y tenían que etiquetarlas para llevarlas en bodega. Pase angustia cuando comprobé que teníamos que viajar con mochilas encima de los pies y con todos los huecos del avión rellenados con calzoncillos y bragas, unos limpios y otros no. Pasé hambre y sed porque la Coke y los cacahuetes eran de pago, caretes y si los hubiese comprado me hubiera mirado mal el resto de hambrientos y sedientos porteadores de carritos. Pasé tortícolis cuando intenté dormir en un asiento en ángulo agudo después de dejarme las uñas buscando bajo los reposabrazos la palanca para abatir el respaldo. Sólo encontré mocos.
Y como no podía dormir reflexioné y me hice mi propio estudio de mercado. La conclusión es que con los asientos no abatibles igual ganan un par de filas, que son diez pasajeros, que es un dinerillo; con las bebidas y comidas no creo que hagan una caja de más de 50 napos; de maletas facturadas, una mierda (la mía) y de asientos reservados tres mierdas (las de dos insensatos abuelos que viajaban con su nieto). Por otro lado, deduje que a la compañía le es bastante más cómodo, seguro y posiblemente barato la facturación normal, y que la asignación de plazas no tiene ningún extracoste. Simplemente se trata de una mezquina teoría de marketing inverso; antes quien quería destacar tenía que dar mejor servicio y comodidades a sus clientes y así les podía cobrar más, ahora es al revés, te putean al máximo y si quieres dejar de sufrir, tienes que pagar. Cualquier día los cines venderán entradas separadas o en primera fila a no ser que pagues; los yogures serán todos de coco; los hoteles, con camas "supositorias"; las radios llevarán la Cope presintonizada y el As lo venderán sin la chica de la contraportada... Y yo dando ideas.
domingo, 12 de enero de 2014
CARTA AL HERMANO ABDELAZIZ
Después de la irónica y reivindicativa carta a Mohamed VI,
he sentido un irrefrenable impulso por escribir otra a mi hermano Mohamed
Abdelaziz. En este caso permitidme que cambie la ironía por la complicidad que
obviamente tengo o tenemos buena parte de los españoles con la causa saharaui.
Amigo Abdelaziz, hermano, en breve volveré a visitar los
campamentos donde desde hace casi cuarenta años malviven decenas de miles de
saharauis. Con cierta asiduidad tengo ocasión de hablar con muchos de ellos,
grandes amigos, que me ponen al día de la situación y transmiten sus
sentimientos, agónicos sentimientos, ante el paso del tiempo sin percibir el
más mínimo avance en las negociaciones que pudieran desbloquear una situación a
todas luces injusta. Tal es así que en la mayoría de los casos concluyen sus
relatos o impresiones con un contundente: “tendremos que volver a las armas, no
queda más remedio.”
No lo justifico, pero lo entiendo, porque no hay ser humano
capaz de aguantar el paso inexorable del tiempo viendo como una generación tras
otra ven hipotecadas sus vidas en espera de movimientos políticos lentos y poco
concretos. El “status quo” les está devorando y es lógico que caigan en la
desesperación, por mucho que digan y griten que nunca van a perder la
esperanza.
Hermano, la razón está claramente con vosotros, esa es una
verdad irrefutable; lo dice la historia, lo dicen las Naciones Unidas y, sin
quererlo, lo dice el Reino de Marruecos que, incapaz de esgrimir ni un solo
argumento, sólo puede combatir la verdad saharaui con represión, torturas y
asesinatos encubiertos. Sin embargo, eso no basta, se lo digo a menudo a mis
hijos como precaución ante accidentes y lo aplico aquí también: “De poco sirve
tener la razón si el de en frente te manda al cementerio”.
Amigo Abdelaziz, cuentas con el respaldo de tu pueblo porque
saben que eres uno de los suyos, que impulsaste el movimiento independentista,
que te fraguaste en la batalla con gran valor y que durante décadas has
gestionado con brillantez la difícil política internacional. Por eso, tú, mejor
que nadie, sabes que las cosas no son fáciles, que la solución no va a llegar
caída del cielo, que la política está presa de la diplomacia y de los intereses
económicos y estratégicos y que vuestro peor enemigo va ganando poco a poco
terreno: el maldito tiempo le favorece. El reloj no para y cada minuto que pasa favorece a
Marruecos; esa es su estrategia, el desgaste, el olvido, la desesperación de
las familias que hartas huyen a Mauritania, España o los territorios ocupados…
Cada año se oyen los mismos argumentos, la situación no cambia y eso significa
que el Sahara Occidental está ocupado por Marruecos, que los saharauis que allí
viven son tratados como una clase marginada y los refugiados de Tindouf ven que
su situación ya no es transitoria.
Estimado Mohamed Abdelaziz, creo que ya ha llegado el
momento de dar un giro a tanta diplomacia y marcar un punto de inflexión antes
de que tu pueblo te lo pida de una forma más rotunda. Toma ya la iniciativa,
marca tú mismo el calendario, sigue el ejemplo de Catalunya que ha avanzado en
un año más que en siglos. Propongo un plan de ruta en el que sean los
saharauis, cargados por esa razón que les respalda, quienes marquen la agenda
del conflicto internacional. Elige una fecha, simbólica o no, el 27 de febrero
de 2015 podría ser buena, y comunica oficialmente a la ONU y a toda la
comunidad internacional que ese día los saharauis iniciarán el regreso a su
tierra a reunirse con sus hermanos saharauis que viven en el territorio
ocupado. Lanza un ultimátum y marca también una fecha posterior para el
referéndum, entregando a la ONU el censo propuesto.
Ya sé que no es tan fácil, que puede sonar ingenuo o
infantil, que hay muchos obstáculos en el camino, que hay que superar la zona de
minas, que Marruecos no se quedaría parado, pero sin lugar a dudas un jaque de
este calibre removería los despachos de Nueva York, de Washington, de Rabat, de
París, de Argel, de Moscú… (Madrid volverá a ser comparsa). Es posible que el
objetivo final no se consiguiese, pero mientras tanto se habrán tomado más en
serio el problema y se habrán buscado posibilidades reales de solución, ante el riesgo de que todo estalle por los aires
.
En su defecto podemos seguir esperando a que todos hayáis y
hayamos muerto o a que alguno de esos desesperados jóvenes que llaman a la
guerra haga una tontería que Marruecos celebraría con licencia para más
represión. Hermano, piénsatelo.
miércoles, 8 de enero de 2014
CARTA AL "TÍO" MOHAMED
Hola Moha, la última vez que te vi nos cruzamos en la carretera; tú ibas en un descapotable con tu mujer y yo me aparté para que pasases tú y tus veinticinco coches de escolta. La semana pasada volví a visitar tu maravilloso país, ese que te adula y te teme, y volví a coincidir contigo en la misma ciudad. Supe que estabas allí, en la mágica Marrakech, porque había un policía vestido de gala en cada esquina y una bandera gigantesca y reluciente cada cuatro o cinco metros, pero esta vez no tuve la oportunidad de verte. Me dio mucha rabia porque había preparado a conciencia un montón de preguntas que quería hacerte, si hubiese tenido la oportunidad de cruzarme contigo. Intenté entrar en el inmenso palacio real, pero no me dejaron y tampoco tú te dejas ver demasiado entre las serpientes, los monos, las naranjas y la plebe de la medina. Me quedé con las ganas, pero te lanzo las preguntas al aire por si tienes a bien...
Lo primero que me pregunto es si no has probado a mezclarte algún día con tu pueblo, recorrer de incógnito tu país y comprobar que las cosas no son tan bonitas como tú las ves y como tus súbditos te pintan. Quizás no te hayas dado cuenta, pero las banderas rojísimas que ves a tu paso, las ponen el día antes por los sitios que vas a pasar y los policías que despliegas protegiendo tu camino como los grandes dictadores de todo el mundo, no son más que un símbolo de miedo y cobardía. Quizás tampoco sepas que tu país es muy pobre, que la gente pasa mucha hambre, que hay auténticos marginados y que más allá de las grandes avenidas y las obras faraónicas, la miseria y la mierda sepulta a tus conciudadanos. Ya sé que tus decenas de empresas multiplican beneficios, que eres una de las mayores fortunas del mundo y que tu séquito te hace flotar en la nube de la autocomplacencia, pero la realidad de tú patria es muy distinta: no hay modelo de país, la educación es tercermundista, la sanidad es medieval, la corrupción es incluso mayor que en España y la gente prefiere morir en una patera intentando buscar una vida más digna.
Y con todo ese panorama, sigues pensando realmente que eres el embajador de Alá en tu tierra y que el cariño que te tiene la gente es realmente democrático. No Moha, no. La democracia de la que presumes es totalmente cosmética, con un gobierno y unos partidos de pantomima que poco tienen que decir y opinar. Claro que tu retrato no falta en ninguna parte porque donde falta educación e información sobra fanatismo y el nivel dictatorial de un país suele ser proporcional al número de fotos de su Jefe de Estado per capita.
Eso sí, amigo, lo que sí que funciona bien en todo el territorio de tu país y en el que tienes ocupado en el Sahara Occidental, es la maquinaria de represión, los cuerpos de seguridad, el ejercito y la sobreprotección que haces de unas fronteras que no te pertenecen. No te has parado a pensar que con lo que gastas en proteger ese indigno muro, pondrías a tu país en números y bienestar del primer mundo. Tío, que los que te rodean te hacen la pelota por temor e interés, que los países fuertes no te tosen porque se aprovechan de ti y te utilizan para sus intereses, pero que en un mundo justo de verdad estarías juzgado por destructor de los derechos más elementales del ser humano. Y no lo digo sólo por la persecución a los saharauis, sino por el desprecio más absoluto a la dignidad de un pueblo y un país maravillosos, que simplemente no te merecen, ni a ti, ni a los tuyos.
Lo primero que me pregunto es si no has probado a mezclarte algún día con tu pueblo, recorrer de incógnito tu país y comprobar que las cosas no son tan bonitas como tú las ves y como tus súbditos te pintan. Quizás no te hayas dado cuenta, pero las banderas rojísimas que ves a tu paso, las ponen el día antes por los sitios que vas a pasar y los policías que despliegas protegiendo tu camino como los grandes dictadores de todo el mundo, no son más que un símbolo de miedo y cobardía. Quizás tampoco sepas que tu país es muy pobre, que la gente pasa mucha hambre, que hay auténticos marginados y que más allá de las grandes avenidas y las obras faraónicas, la miseria y la mierda sepulta a tus conciudadanos. Ya sé que tus decenas de empresas multiplican beneficios, que eres una de las mayores fortunas del mundo y que tu séquito te hace flotar en la nube de la autocomplacencia, pero la realidad de tú patria es muy distinta: no hay modelo de país, la educación es tercermundista, la sanidad es medieval, la corrupción es incluso mayor que en España y la gente prefiere morir en una patera intentando buscar una vida más digna.
Y con todo ese panorama, sigues pensando realmente que eres el embajador de Alá en tu tierra y que el cariño que te tiene la gente es realmente democrático. No Moha, no. La democracia de la que presumes es totalmente cosmética, con un gobierno y unos partidos de pantomima que poco tienen que decir y opinar. Claro que tu retrato no falta en ninguna parte porque donde falta educación e información sobra fanatismo y el nivel dictatorial de un país suele ser proporcional al número de fotos de su Jefe de Estado per capita.
Eso sí, amigo, lo que sí que funciona bien en todo el territorio de tu país y en el que tienes ocupado en el Sahara Occidental, es la maquinaria de represión, los cuerpos de seguridad, el ejercito y la sobreprotección que haces de unas fronteras que no te pertenecen. No te has parado a pensar que con lo que gastas en proteger ese indigno muro, pondrías a tu país en números y bienestar del primer mundo. Tío, que los que te rodean te hacen la pelota por temor e interés, que los países fuertes no te tosen porque se aprovechan de ti y te utilizan para sus intereses, pero que en un mundo justo de verdad estarías juzgado por destructor de los derechos más elementales del ser humano. Y no lo digo sólo por la persecución a los saharauis, sino por el desprecio más absoluto a la dignidad de un pueblo y un país maravillosos, que simplemente no te merecen, ni a ti, ni a los tuyos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)