miércoles, 13 de marzo de 2013

EL PAPA BOLUDO

Ratzinger era difícil de pronunciar y se puso el mote de "Benedicto XVI" que no había forma de recordar. Bergoglio es igual de difícil de decir sin hacer gárgaras, pero por lo menos se ha puesto el mote de "Paco". Eso sí, los dos comparten un pasado con alguna que otra sombra. Pero tranquilos, que no vengo hoy a hablar mal de la S.I.C., aunque desde que he oído que el Papa es argentino, no he parado de cantar la canción de Violeta Parra "Qué dirá el Santo Padre..."
Vamos a darle un tiempo de cortesía a Jorge Mario (coño, se llama igual que dos de mis "cuñaos", otro punto flaco). Lo que quiero contar es que me lo he pasado muy bien durante estos dos días con el ritual medieval de elección del Pontífice y el desafío de la iglesia al siglo XXI y a toda su tecnología, con un método tradicional lleno de magia y encanto. He oído muchas críticas a la iglesia por no adaptarse a los tiempos que corren en este asunto y sinceramente no las comparto. Si hay algo bonito y rico en la iglesia católica es su legado artístico y cultural y el respeto a las tradiciones en las formas. Me encanta el "Extra omnes", la Capilla Sixtina cerrada a cal y canto, la chimenea cutre y el humo hecho con azufre (que le compran al mismo Satanás). Otra cosa es que ese respeto al pasado e inmovilismo no se limite sólo a las formas y quede también plasmado en el fondo, sin dar el giro de acercamiento a la realidad, al pueblo y al verdadero mensaje igualitario y justo que debería promover y predicar la religión más "consumida" del mundo.
Pero también me lo he pasado muy bien por los comentarios de mi hijo Lucio, que a sus seis años ya sabe bastante: "El Papa es el nuevo señor que van a cambiar porque el otro es muy viejo y se cansa mucho de viejo y lo elige el jefe de la iglesia (...) el Papa es el que está en las iglesias, que son como castillos de los caballeros, pero más pequeñas y sin caballeros. Las iglesias son para llevar a los muertos y el Papa es el que dice quién se ha muerto y cuando nació el que se ha muerto. Los muertos luego los llevan al cementerio que es donde está Dios, que no sé quién es, pero que se murió hace mucho".
Como podéis ver, el chavalillo ha heredado el mal rollito de su papá (con tilde en la segunda "a") por los asuntos fúnebres o por lo menos su humor negro. O quizás al ver el humo se le ha subido a la cabeza, porque después de tan sabia disertación se ha dirigido a su madre al grito de "¡Messi, traeme agua!"... Ay, que nos colonizan los argentinos, ¡boludo!

1 comentario:

  1. Pues ya sabes lo que te toca, ponerte la bata de quirófano y tratando de ser objetivo explicarle a tu hijo qué es la Iglesia, el Papa, Dios, y la muerte. Tienes tarea para rato chato, ánimo.

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