La RAE se encarga de ir actualizando el idioma español de acuerdo
con sus usos domésticos; a medida que los españolitos vamos desarrollando el
lenguaje en la calle y nos vamos inventando palabros, la Real Academia procede
a admitir esas palabras o expresiones que a base de tanto uso ya son parte de
nuestra lengua. Vamos, las que ya no les quedan más cojones que aceptar.
Cada nueva adaptación crea polémica porque siempre salen los
puristas que se niegan a la adopción de nuevos vocablos y los modernillos que
reivindican otros que se han quedado fuera. Por eso te encuentras con un nuevo
diccionario que incluye a los cansinos hipster, los indefinidos frikis y las
dudosas pilinguis.
Sin embargo siempre hay expresiones populares difíciles de
domar y definir para que pasen a ser normas aceptadas del castellano. Dos de
esas formas de expresión que están tremendamente extendidas me traen por la
calle de la amargura hasta tal punto que estoy a punto de crear un partido
político para su erradicación. La primera de ellas es “lo siguiente” y la
segunda “entre comillas”: las desarrollo.
Lo siguiente es la expresión más utilizada en nuestros días
y sirve para un roto y un descosido, un enorme cajón de sastre al que recurrir
en cualquier narración. Algunos ejemplos: “No hacía calor, lo siguiente”,
“aquel tío no era idiota sino lo siguiente”, “No es que esté cansado, es lo siguiente”… y ahí queda eso,
es nuestra imaginación, los demás tenemos que deducir qué es lo siguiente a
calor, idiota o cansancio y no siempre es fácil.
La otra, “entre comillas” es difícilmente aceptable por la
Academia porque además de la expresión incluye de forma ineludible un gesto
manual que pinta con cuatro deditos unas comillas en el aire. Es una expresión
muy útil porque sirve para decir cualquier soplapollez, mientras la soportes
con el correspondiente “entre comillas” y los deditos que se abren y cierran
como garras de ratoncillo. Voy a decir una “tontería” y la dices moviendo los
deditos y todo el mundo la acepta como tal, como una gran tontería. Una vez vi
a Javier Cansado haciendo una parodia sobre este tipo de expresión gestual y
desde entonces no soporto a todos los que usan ese recurso en cada reunión, en
cada conversación. Y eso que el que aquí firmante ha sido un gran consumidor de
ambas expresiones; no es que fuese adicto, era lo siguiente, pero ahora ya me
estoy, entre comillas, desintoxicando.
Desde el más profundo respeto, quiero poner en valor las sinergias holísticas que genera este blog a nivel de expresión. Sin duda, es también un desafío, que abre una ventana de oportunidades de cara al futuro.
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