Voy a hacer una sugerencia al político. Da igual quién sea usted, de qué partido sea, cuántos votos tenga, en qué corporación esté, si es ministro o consejero o concejal... Sólo le pido una cosa: cuando vaya usted hacia un acto cualquiera de esos que embadurnan su agenda y de los que tan orgulloso está, párese un segundo y mire hacia atrás, observe lo que lleva tras de sí y después piense. No hace falta que reflexione en ese mismo momento, casi mejor le sugiero que se guarde la imagen en la retina y vuelva sobre ella por la noche, junto a su almohada, el único ser con el que usted se topa a lo largo de la jornada que no le hace la pelota.
¿Está usted ya tumbado?... Muy bien, refresquemos la imagen en la memoria. Junto a usted iba su jefe de gabinete, la jefa de protocolo y el jefe de prensa; ellos le recordaban lo que tenía usted que decir y le informaban sobre el desarrollo del acto. Justo detrás suyo iban dos subsecretarios y un director general, en concreto los encargados de la materia del acto; pegados a ellos, tres guarda espaldas, cuadrados de espaldas, pero redondos de cabeza, ya sabe usted que entre los seguratas se lleva mucho lo del pelo rapado, debe ser para que se vea bien el cable en espiral del pinganillo. En la siguiente fila le ha parecido ver a dos compañeros de partido, que están en la misma corporación y se han sumado al acto; uno de ellos va también acompañado por su jefe de gabinete y su responsable de prensa. Tras ellos se encuentra el jefe de la oposición en su corporación, que aunque sea un rival, se ha sumado al acto por cortesía e interés político; le acompañan su secretaria y su guarda espaldas.
No se me quede usted dormido, que aún no hemos terminado de contar ovejitas... Vamos ya por la quinta o sexta fila, donde puede adivinar a varios de los presidentes de Federaciones o Asociaciones relacionadas con el acto que usted va a presidir, así como al jefe de prensa del partido y tres asesores nombrados digitalmente. Ya al final se ve a algún empresario que buscará el momento para cruzarse con usted y sugerirle un buen negocio y algunas personas que no conoce pero supone simpatizantes del partido o simplemente canaperos.
Sí señor, hemos conseguido repasar la composición de esa larga estela que le sigue a todas partes como la cola de cualquier vestido de novia que se precie. Hasta ahora es posible que no se haya percatado usted de lo dañina que es esa imagen del séquito sumiso que le persigue; es más, estará usted muy orgulloso de tener un equipo tan fiel, que le ríe las gracias y que nunca le lleva la contraria, pero ahora que está a solas con su almohada, recapacite y deje mañana a toda esa panda de palmeros en su despacho, trabajando duro y resolviendo problemas. Habrá conseguido mejorar algunas cosas de este maltrecho país y habrá dado un giro de 180 grados en la imagen que todos tenemos de usted. Imagine la noticia: "El político que se quitó el séquito". ¡Vaya chiste!, se me ha quedado el cerebro sequito...
Pie de foto: No estaba pensando precisamente en este político, pero me ha hecho gracia la foto y supongo que alguno más se reirá...
jajajajajajaaaaa.... ¿y porque nos ibamos a reir ? ..jajajajajajaaaaa
ResponderEliminarNo veo ni un solo flequillo..digo motivo..para reirnos.