martes, 1 de julio de 2014

IMPROVISACIÓN


Voy a defender al Gobierno, para que no se diga. He escuchado en repetidas ocasiones acusaciones (qué bien suenan estas dos palabras juntas) sobre la supuesta improvisación de los chicos de Mariano en el proceso de abdicación. Mira que a mi me mola eso de zumbarle al presi y a sus ministros, pero en este caso creo que se les podría acusar de muchas cosas, como ninguneo a las instituciones y a los ciudadanos o reprimir la libertad de expresión, pero de improvisar no hay que acusarles sino felicitarles. Como pretende alguien que el gobierno hubiera tenido un programa estudiado y planificado previamente de una cosa que no se sabía que iba a ocurrir.
No sé porque la palabra improvisar es una expresión maldita en castellano, cuando debería ser todo lo contrario. Como si fuésemos cuadriculados alemanes, en cuanto algo no ha llevado un proceso preparatorio metódico y por el conducto reglamentario, nos ponemos nerviosos y atacamos al responsable del peor de los crímenes: improvisar. Pues aquí estoy yo como fundador del PIE (Partido Improvisador de España) a defender una de las prácticas más loables y sin duda, una capacidad que distingue al ser humano de las especies salvajes. De hecho improvisar es pensar rápido, es ser capaz de adaptarte a una situación nueva e inesperada y actuar consecuentemente.
Precisamente lo que distingue a los buenos profesionales en la mayoría de los oficios es su capacidad para improvisar. Los futbolistas, los artistas, los políticos, los oradores, los tenistas, los pilotos… todos ellos son buenos o malos en función de su disponibilidad y rapidez para la improvisación. De un piloto de avión uno requiere una preparación óptima, una planificación del proceso de vuelo perfecta, pero también dotes para la improvisación, que son las que te salvan en una situación crítica.
Por eso no entiendo que ser un buen improvisador signifique casi un insulto cuando es la parte más creativa, inteligente y, por qué no decirlo, latina. Otra cosa es que algunos se amparen en este criterio para no planificar nunca nada y dejarlo todo al albedrío de la improvisación y entonces se te amontonan los montones.
PD. Como es obvio, esta entrada la he improvisado ahora mismo…

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