
Eso son prejuicios o lo eran, porque la semana pasada tuve ocasión de acudir al Teatro de la Zarzuela a ver la Verbena de la Paloma y quedé absolutamente maravillado con el espectáculo, por su calidad musical, su divertido argumento y el constante ajetreo de actores en el escenario. Reconozco que me costó mucho no tararear en voz alta y que desde entonces canto todos los días en la ducha lo del mantón de la China-na-na, Chi-na-na... Claro está que tenía alguna otra excusa de peso para estar entusiasmado con el show: la escenografía de la zarzuela estaba realizada tomando como base cuadros de mi madre y lo que podía haber sido anecdótico, he de reconocer que llegó a emocionarme. No he conocido a nadie más madrileño que a ella y sin duda supo transmitir esa pasión, pero tampoco la recuerdo nunca escuchando zarzuela e imagino su cara de sorpresa si hubiese llegado a ver esta representación. Dijo Camilo José Cela que Amalia Avia era la pintora de las ausencias, porque sus cuadros mostraban lugares con mucha vida vivida, pero sin ella, y esto fue lo que me resultó más chocante y conmovedor en la zarzuela: ver abrirse las puertas de los balcones y asomarse jovencitas cantando; novios apoyados en las destartaladas farolas o señales de prohibido aparcar; tabernas repletas de clientes... De repente las obras de Amalia Avia recuperaron sus presencias, regresaron a la vida, la misma que tenía su autora, la persona más vital del mundo.
Todo este homenaje a Amalia Avia se lo debemos y agradecemos al director de escena, José Carlos Plaza, y podéis verlo hasta el domingo en el Teatro de la Zarzuela. Yo le agradezco también mi reconciliación con la zarzuela y los chulapos madrileños. Ya me siento uno de ellos.
Entrada para la Zarzuela 30 €, refresco en el bar durante el descanso 3€.....ver a Diego vestido de chulapo, cantando " el mantón de la Chi na-na", eso, eso, no tiene precio.
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