Uno se levanta un domingo después de haber dormido por encima de sus posibilidades, baja a desayunar y se encuentra en el salón a un tipo muy alto, espigado, desdentado, con perilla, descalzo y maloliente, hablando en inglés con tus hijos. El extraño elemento, educado, eso sí, se levanta y se presenta: "Hola, tú debes ser Diego, encantado, ¿no tendrás una guitarra?". Por supuesto que sí, le dejo la guitarra y me siento a mojar galletas, mientras mi desconocido invitado canta canciones de Dylan a mis hijos y sobrinos.
Hasta ahí me hacía gracia la situación, incluso cuando me contó su vida y me confesó que vivía en una cueva y que le gustaba estar solo para meditar y limpiarse. Cuando se me cruzaron ya los cables y decidí dar portazo a la estrambótica situación fue cuando mi hijo pequeño me miró con desprecio y me dijo "Papá, me lo paso mucho mejor con él que contigo". Obviamente me ofendió y me hirió, así que decidí dar carpetazo al tema, invitar al okupa dominical a cambiar de aires y dedicar mi tiempo a entretener al enano; claro está que antes le expliqué todo aquello de no ir con desconocidos, no aceptar caramelos de tipos raros...
Como Diego se ha vuelto a accidentar y tiene un hombro maltrecho; Martín va por el segundo de los diecinueve problemas de matemáticas y Montse se ha subido a caminar por el monte, sólo quedo yo o el menda este para acompañar a Lucito a su circuitillo de bicis. Hecho, allá voy, vas a ver con quién te lo pasas mejor.
Hasta ahí me hacía gracia la situación, incluso cuando me contó su vida y me confesó que vivía en una cueva y que le gustaba estar solo para meditar y limpiarse. Cuando se me cruzaron ya los cables y decidí dar portazo a la estrambótica situación fue cuando mi hijo pequeño me miró con desprecio y me dijo "Papá, me lo paso mucho mejor con él que contigo". Obviamente me ofendió y me hirió, así que decidí dar carpetazo al tema, invitar al okupa dominical a cambiar de aires y dedicar mi tiempo a entretener al enano; claro está que antes le expliqué todo aquello de no ir con desconocidos, no aceptar caramelos de tipos raros...
Como Diego se ha vuelto a accidentar y tiene un hombro maltrecho; Martín va por el segundo de los diecinueve problemas de matemáticas y Montse se ha subido a caminar por el monte, sólo quedo yo o el menda este para acompañar a Lucito a su circuitillo de bicis. Hecho, allá voy, vas a ver con quién te lo pasas mejor.
El Okupa inglés se quedó en medio del pueblo haciendo una fogata y yo, salto para aquí, salto para allá en un disputado pique con el mocoso de 7 años que ya mete unos vuelos considerables. Cuando ya estaba a punto de romperme la crisma, el canijo volvió a desencajarme el rostro con otra provocación: "Papi, tú no saltas casi porque pesas mucho más que yo,
cuando adelgaces saltarás más".
Y aquí estoy preparándome una ensaladita para bajar unos kilitos. ¡Me cago en su padre!... Y en el del Okupa.
Y aquí estoy preparándome una ensaladita para bajar unos kilitos. ¡Me cago en su padre!... Y en el del Okupa.
Tu no estás gordo, es que la ley de la gravedad es más fuerte cuantos más años tienes, todavía no se lo has explicado así a Lucio?
ResponderEliminarTu problema es que las ensaladas te hacen retener líquidos....así que déjate de tonterías, que a ciertas edades hay que alimentarse muy bien.
ResponderEliminarTu problema es que las ensaladas te hacen retener líquidos....así que déjate de tonterías, que a ciertas edades hay que alimentarse muy bien.
ResponderEliminar