Todavía no he visto el anuncio de Loterías, ni el de Campofrío, ni el de Freixenet, ni el de El Almendro. Quedaría muy snob decir que no pienso verlos, pero eso ya lo he intentado muchos años y al final terminas cayendo. Sí he oído que ha habido quejas de estamentos de la tercera edad porque el de Loterías deja a los ancianos como si fueran idiotas o imbéciles, que viene a ser lo mismo. Nada nuevo bajo el sol, son los tiempos y la sociedad en que vivimos que nos valora como seres productivos, eficientes y rentables para las empresas y cuando ya estamos resabiados y algo cascados, pasamos directamente al almacén de juguetes rotos.
Sí, juguetes rotos que ya no sirven más que para dos cosas, cuidar a los nietos mientras sus padres trabajan y votar. Eso sí lo siguen haciendo y por eso a los políticos en campaña se les llena la boca de promesas relacionadas con las pensiones y hacen demagógicas visitas a centros geriátricos para fotografiarse jugando al dominó con los abuelitos. Como si además de viejos fuesen imbéciles.
Si tenemos suerte, todos algún día seremos viejos (algunos también serán imbéciles porque ya lo son de jovencitos) y también si tenemos suerte, cobraremos una pensión en función de los años que hemos estado currando y cotizando a eso que llaman las arcas del Estado. Nos pagarán con ese dinero que se guarda en los años electorales y se gasta sin contemplaciones en los siguientes tres. Pero volverán las promesas y volveremos a votarles, por viejos e imbéciles.
Y lo malo de eso es que a falta de votantes maleables, la semana pasada hubo en el parlamento una interesante e importantísima moción que pasó bastante desapercibida en los informativos: Esquerra pidió rebajar la edad del voto a los 16 años y la proposición no fue aprobada por un escaso puñado de votos. Podríamos entrar a valorar la propuesta y juzgar si realmente están preparados nuestros teenagers para decidir libremente su voto (personalmente creo que la mayoría no lo están), pero me voy a quedar con el detalle técnico de la votación en el Congreso. No se aprobó una medida de esta relevancia porque entre los partidos que apoyaban el sí hubo cinco ausencias injustificables. Los partidos de la izquierda buscaban votos entre los más jóvenes y perdieron por la irresponsabilidad de unos cuantos diputados.
Viejos, niños, cualquiera es un ser manipulable como dueño de su voto que es y en ellos centran sus esfuerzos los cazavotos pensando que todos somos imbéciles. Está vez lo han sido ellos, imbéciles e irresponsables.
Sí, juguetes rotos que ya no sirven más que para dos cosas, cuidar a los nietos mientras sus padres trabajan y votar. Eso sí lo siguen haciendo y por eso a los políticos en campaña se les llena la boca de promesas relacionadas con las pensiones y hacen demagógicas visitas a centros geriátricos para fotografiarse jugando al dominó con los abuelitos. Como si además de viejos fuesen imbéciles.
Si tenemos suerte, todos algún día seremos viejos (algunos también serán imbéciles porque ya lo son de jovencitos) y también si tenemos suerte, cobraremos una pensión en función de los años que hemos estado currando y cotizando a eso que llaman las arcas del Estado. Nos pagarán con ese dinero que se guarda en los años electorales y se gasta sin contemplaciones en los siguientes tres. Pero volverán las promesas y volveremos a votarles, por viejos e imbéciles.
Y lo malo de eso es que a falta de votantes maleables, la semana pasada hubo en el parlamento una interesante e importantísima moción que pasó bastante desapercibida en los informativos: Esquerra pidió rebajar la edad del voto a los 16 años y la proposición no fue aprobada por un escaso puñado de votos. Podríamos entrar a valorar la propuesta y juzgar si realmente están preparados nuestros teenagers para decidir libremente su voto (personalmente creo que la mayoría no lo están), pero me voy a quedar con el detalle técnico de la votación en el Congreso. No se aprobó una medida de esta relevancia porque entre los partidos que apoyaban el sí hubo cinco ausencias injustificables. Los partidos de la izquierda buscaban votos entre los más jóvenes y perdieron por la irresponsabilidad de unos cuantos diputados.
Viejos, niños, cualquiera es un ser manipulable como dueño de su voto que es y en ellos centran sus esfuerzos los cazavotos pensando que todos somos imbéciles. Está vez lo han sido ellos, imbéciles e irresponsables.
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