Llevo varios días pensando en ello porque veo que la situación se va acercando a pasos agigantados. ¿Cómo será mi yerna? Dieguillo tiene ya quince tacos y aunque no bebe, ya le he visto en alguna ocasión quedarse pegado a alguna jovencita que casi he necesitado disolvente para despegarle. El caso es que como a Perales, me preocupa cómo es ella, de dónde es, a qué dedica el tiempo libre y más que nada las cuestiones vitales, si es del Madrid, o facha, o pija, o cursi o si sesea como Rajoy... No sea que tenga que ir rápidamente al notario para desheredar a mi primogénito.
Parece de coña, pero es un tema muy serio. Uno pasa toda su madurez o adulterio o como queráis llamarlo, obsesionado con la educación de sus hijos, con que estudien, sean buena gente y recojan la toalla del suelo después de ducharse, pero la decisión de qué yerna o nuero vayan a tener, no depende de ti, por mucho que le pongas mala cara cuando abra la nevera para coger un yogurt sin pedir permiso. Fijaos el pobre Juancar, ¡qué disgusto!, menudos nueros le han salido. Por si no tenía bastante con los dolores en las piernas y con tener que andar como Fraga, ahora le llega otro de los yernos, su favorito, a ponerle colorado y a dar argumentos a quienes cuestionan la corona.
Quizás sea porque se metió en el sector en el que toda la vida he trabajado yo, pero lo cierto es que siempre me chirrió la presencia de un miembro de la Casa Real en negocios de la empresa privada. En algunas ocasiones hemos comprobado como jugaba con ventaja, simplemente porque tenía todas las puertas abiertas, en cualquier sitio le recibían y no era fácil decirle que no a una propuesta. A mi me habían dicho que lo hacía con bastante sutileza, pero por lo visto y oído en los últimos días parece que, presuntamente, se le fue la mano ¿no?
Ayer estuve ordenando mi despacho, aprovechando el día festivo y decidí eliminar los extractos de banco de hace más de cinco años, que ocupaban dos cajones enteros. Como me daba no sé que tirarlos al contenedor del papel, he decidido quemarlos en la barbacoa. Mi hermano, cuando me ha visto ha comentado con cachondeo: "¿Qué haces, quemando los contratos con Urdangarín...?"
Me ha entrado un escalofrío sólo de pensar la angustia que tienes que sentir si te ves en una situación así. Casi he sentido pena por él, pobrecillo, lo que hace la necesidad...
Ya lo estoy viendo, a nuestro antipijo Diegito con sus pantalones y su cazadora de Quick SIlver, sus Billabong, su camiseta del Niño y de la mano de una hija de nuestro queridisimo ZP.
ResponderEliminarMuy buena Marta. Respecto al jeta del Urdanga, pues es lo que hay, eso nos pasa por dejar casarse a los Bobones con gente sin sangre azul. La cabra tira al monte...
ResponderEliminarUrdangarín ha demostrado ser rematadamente tonto. Que necesidad tenía de meterse en lios. Me parecía muy sospechoso que después de gastarse una fortuna en comprar una pedazocasa en Barcelona y una millonada en reformarla salieran zumbando a las Américas. Algo ocultaban.
ResponderEliminarSobre mi futura nueva, prefiero no pensarlo. Llegará la que tenga que llegar.