miércoles, 25 de julio de 2012

CÁMARA SUBMARINA

Aquí donde me veis, yo inventé la Go Pro. Me explico. Una Go Pro es una camarita que está de moda, que se utiliza mayormente para sacar fotografías o vídeos subjetivos, es decir desde el lado del deportista o protagonista de la acción. Digo deportista porque se suele usar para grabar imágenes de bicicleta, moto, esquí y todo tipo de actividades un tanto rapidillas, pero si alguien las quiere usar para otras funciones, también sirve para cocinar una fabada, reparar la lámpara del salón, ver haciendo zapping un capítulo de Gran Hermano, tender la ropa y hasta...
Pero sigo explicándome antes de que me denuncien los dueños de la patente de la marca. Yo lo que hice fue todo un proceso de investigación sobre la fotografía subjetiva, pero con mucho más mérito porque no existía la fotografía digital así que hacía mis inventos, consumía los carretes y esperaba un par de días a tenerlos revelados y ver el, casi siempre, lamentable resultado. En mi experimento le ataba con cinta adhesiva mi cámara a un piloto de motocross y con un chicle o similar bloqueaba el disparador para que hiciese fotos, una tras otra, hasta acabar el carrete. Después probé con una bicicleta, más tarde con futbolistas, jugadores de rugby y hasta un tirador de esgrima... Pretendía hacer una serie para una exposición, pero por suerte para el arte de la fotografía, lo dejé apartado y di tiempo a que aparecieran las cámaras digitales y todas estas virguerías como la Go Pro.

Por eso cuando salió, me compré una para grabar vídeos desde el otro lado de la peli. Ayer falleció, eso creemos, cuando una ola del cantábrico le dio un buen revolcón a mi hijo Diego haciendo surf. El chaval se quedó chafado por la pérdida y el padre chamuscada la espalda de buscar durante horas una aguja en un pajar. Si os bañáis alguna vez en la playa de Peñarronda, mirad al suelo y si encontráis una Go Pro, es mía. Y por supuesto, si ha grabado algo, el copyright también es mío.

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