viernes, 6 de julio de 2012

¿ES EL ENEMIGO?

Si sabía yo que en el fútbol íbamos a encontrar las soluciones a nuestros problemas. Pero no sólo por la euforia desatada alrededor de la Roja, que llevará a los empresarios a contratar compulsivamente y a los ciudadanos a pedir hipotecas a diestro y siniestro. El modelo económico del fútbol parece un referente para la política de estado. Había cosas como las comisiones, los intermediarios y los trinques que ya existían en la política, pero ahora se ha encontrado una nueva fórmula a explotar: las cesiones.
El Ministerio de Defensa ha cedido un barco al ejercito australiano. Me parto. Australia pagará los gastos y la gasolina y España pagará los sueldos de los soldaditos. Lo mismo que cuando el Espanyol le cede un defensa malucho al Sabadell para ahorrarse su sueldo mientras no lo usa. Supongo que, con la misma seriedad que se aplica en el fútbol, dejarán claras todas las cláusulas de la cesión; por ejemplo, ¿qué pasa en caso de que entremos en guerra con Australia? supongo que, como en el fútbol, no dejarían que jugase nuestro propio barco y que nos bombardeen nuestros soldados. Es de coña, parece el guión de un monólogo del gran Gila o de ese otro gran humorista, llamado Tejero, con su gran tema: "Quietos. Quieto todo el mundo, vais a darle a los nuestros".
También me asiste otra duda. Si podemos cederlo será porque no lo necesitamos mucho y si es así, ¿por qué no lo vendemos?, siempre nos han dicho que no se pueden bajar los gastos de Defensa y en cambio sí podemos hacer esta mamarrachada. Claro que pensándolo bien puede ser un buen banco de pruebas para explotar esta fórmula en otras cuestiones. Por ejemplo, podríamos ceder el aeropuerto de Castellón o el de Ciudad Real, o quizás alguna caja de ahorros, incluso el Senado, tal vez algún ayuntamiento, y sin descartar el Gobierno en pleno y hasta el Rey, si quieren.
Eso es lo que se llama política creativa y me parece que deberían ahondar en ello. Gallardón podría ceder sus tuneladoras a los chinos; Espe cedería sus hospitales para que vengan abuelos holandeses a operarse de próstata; el Pocero puede ceder su ciudad fantasma a canadienses que sueñan con el calor manchego; Del Bosque le cede la Selección a los italianos para que nos ganen; Rouco le deja la Almudena a algún país beato, a cambio de que paga las ostias y el IBI; le cedemos también la central de Garoña a los japoneses, que ellos paguen los gastos y nosotros asumimos los riesgos... Se admiten sugerencias.

1 comentario:

  1. También podíamos ceder a la oposición a algún país que nos caiga muy mal...

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