Claro está, si son así, tienen bien ganada la reducción de
sueldo, la bajada de vacaciones y lo que les tenga que pasar. Lo que ocurre es
que a mí me surgen algunas dudas. Tengo varios amigos médicos que trabajan en
hospitales públicos, que curran como animales, que son grandísimos
profesionales, que son un ejemplo de compromiso porque su propia dedicación así
lo exige; cuando les veo, agotados porque salen de guardia y han operado a
cinco personas en una noche, me pregunto ¿son estos los funcionarios de los que
habla la gente?
Conozco también a un buen número de profesores, también
excepcionales trabajadores, que se dedican en cuerpo y alma a esa profesión que
sólo se puede hacer por vocación, que han superado complejísimas pruebas para
al final tener que desplazarse a pueblos lejanos durante varios años y seguir
disfrutando día tras día enseñando a nuestros hijos. Resulta que ellos también
son funcionarios.
Tengo amigos químicos, que trabajan en laboratorios del
Estado, que entran a trabajar a las ocho y no salen hasta que no está la tarea
lista, que se llevan trabajo a casa a diario y todos los fines de semana, que
viajan a dar cursos sin ninguna remuneración, que en cualquier empresa privada
cobrarían el triple… Y resulta que también son funcionarios.
Y también soy amigo de algunos policías, de varios bomberos,
de unas cuantas enfermeras, de algún guarda forestal, de varios empleados de
museos y de muchos trabajadores de la administración, de los ayuntamientos, las
comunidades o los ministerios. Y todos ellos son currantes de primera,
enamorados de su profesión y convencidos de dar lo mejor de sí en cada paso de
su trabajo. Siempre les he envidiado por su vocación y por su capacidad
intelectual para preparar unas complicadísimas oposiciones con un nivel de
exigencia más alto que en ninguna empresa privada.
Por eso hoy me siento funcionario y me solidarizo con el
segmento laboral más importante de nuestro país; porque no se puede cambiar de
forma unilateral las condiciones de un contrato que ambas partes habían
aceptado. Porque hay otras muchas formas de conseguir ese dinero sin golpear de
esta forma tan ruin a tantos buenos profesionales.
Ya sé que también hay funcionarios que no son tan buenos en
su trabajo o que incluso son vaguetes, escaqueados y ventajistas, pero como los
hay en la empresa privada. Ellos son la excepción y no se puede legislar sólo
por las excepciones. De verdad, Monty, que hay dinero en otras partes, no sólo en el bolsillo de los más débiles.
PD. Vale, vale, tengo que renovar la sección de funcionariado en mi archivo fotográfico...
PD. Vale, vale, tengo que renovar la sección de funcionariado en mi archivo fotográfico...
Totalmente de acuerdo, vagos hay en todas partes, y funcionarios no son solo los de la mesa en un ministerio. Una vez hecha esta aclaración, no me extraña que te sientas funcionario, con la cantidad de cafés y periódicos que lees... Bromas aparte, no sabía yo que a tus hijos les daban clase funcionarios, los creía ajenos a todo esto en un colegio privado.
ResponderEliminarNadie ha dicho lo contrario. Llevo a mis hijos a un colegio privado porque tengo la suerte de poder permitírmelo y pago mis impuestos, con los que quiero que se haga justicia para que todo el mundo pueda tener acceso a buenos servicios. Y también tengo seguro médico privado y pago mi Seguridad Social. Mi posición política no la tomo con mi bolsillo, eso sí sería egoista.
ResponderEliminarEgoísta y/o coherente?
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