La palabra audiencia es uno de los peores males de nuestro tiempo. No hace tanto tiempo que la efectividad periodística o la calidad de los espacios televisivos se medía en función de su credibilidad, su objetividad o su interés; eran baremos de medición basados en la calidad y no en la cantidad. Pero desgraciadamente, la economía de mercado manda también en la información y el buen periodismo ha claudicado por el poder de las audiencias. Ahora los medios no presumen de premios, ni sueñan con el Pulitzer, ni buscan el titular más objetivo...Ahora su único referente se llama OJD o EGM y su máximo triunfo es poder presumir cada dos o tres meses de un aumento de audiencia. De hecho todos presumen por igual de esos resultados, porque, como los partidos políticos, hacen una interpretación tendenciosa de los datos.
En la tele, el cine y hasta los vídeo-juegos pasa igual. Buenafuente hace buena televisión pero de nada sirve si no consigue una cuota de audiencia explosiva. La 2 tiene la mejor programación, pero no sería nunca rentable en términos cuantitativos. La telebasura está por todas partes, pero cuenta con el respaldo de la masa.
El otro día discutía con mi hijo Diego sobre el contenido violento de la mayoría de los vídeo-juegos, discusión bastante habitual en nuestra casa y supongo que en otras muchas, pero él basó todos sus argumentos en una cuestión de audiencias: los juegos más vendidos son todos los de guerra y cuanto más salvajes, mejor. Contrarresté su teoría con las cifras de audiencias en el cine, dominadas por Torrente, que no es precisamente el ejemplo de buen cine, pero no le convencí porque también defendió a Santiago Segura con un contundente: "Si hay millones de personas que ven sus películas será porque son buenas y divertidas, sino no las verían". Traté de explicarle que aunque millones de moscas coman mierda, no quiere decir que la mierda sea buena y que la cultura nunca puede medirse al peso.
Al final llegue a una doble conclusión: que la cultura nunca debería regirse por criterios democráticos y que los vídeo-juegos no son cultura.
Pero hasta las moscas eligen la mierda de la que alimentarse. Y si no, haz la pruba en casa y a ver quien tiene la mierda mas nutritiva.
ResponderEliminarMuñoz que te perdemos!!!!! como sigas así acabas castigando al pobre Diego a ver la trilogía de Kieslowski y jugar sólo al Singstar de la Movida.
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