Será en 2.031 cuando el Tribunal internacional de La Haya juzgue a un viejecito y demacrado Bashar Al Assad por delitos de genocidio y crímenes de guerra. Él se defenderá diciendo que aquello fue una guerra y que los países que apoyaron al ejercito rebelde son los que deberían estar allí sentados. La prensa de todos los países occidentales reproducirá imágenes de aquel casi olvidado capítulo, con críticos comentarios de reprobación hacia los dirigentes de sus naciones, que asistieron impasibles a la masacre que destrozó a todo un pueblo y su país. Las dramáticas imágenes de niños reventados por misiles, de civiles exterminados y de violencia arbitraria, apenas herirán la moral de nuestros nietos y su generación 17.0, que absortos ante el último lanzamiento de "Watermelon", líder mundial en tecnología intuitiva, pasarán por alto la crudeza de la información, pensando que eso ya es algo superado y que no puede volver a pasar.
Ja, lo mismo que pensaron nuestros padres cuando se alejaban en el tiempo los conflictos mundiales y nuestra casi olvidada Guerra Civil; lo mismo que pensamos nosotros cuando asistimos en la distancia al genocidio de Ruanda y con mayor perplejidad al de aquí al lado, en la extinta Yugoslavia; lo mismo que pensaron nuestros hijos cuando vieron rodar las cabezas de Bin Laden y Gadafi, liberando al mundo de toda maldad.
Ja, conectarán sus lentillas virtuales y verán en directo como por entonces se seguirán matando, en Marruecos o en Jordania o en Uzbekistán o en Belice o en Burundi y por supuesto en Mexico y Palestina. Y en sus redes sociales tridimensionales colgarán protestas, vídeos y ocurrentes mensajes de escéptica queja. El culpable será entonces el nieto de Bush por haber cedido el liderazgo mundial a los chinos y un malísimo Mula que reclama venganza por la represión del Islam en el Mediterráneo.
Cuentos chinos, vale, pero no será muy distinto de esto...
Es verdad, todavía faltan dieciocho años, disfrutemos del momento, cambiemos de canal que ya están otra vez con los coches bomba y los niños sangrando; dale la vuelta al periódico que lleva en portada una foto muy desagradable de unos sirios ajusticiados; si Obama no hace nada para parar esto no sé quién lo va a hacer... Bueno creo que ya no puede durar mucho más el tío este, pronto tendrán democracia... Qué buena la última de Tarantino... qué tonta es la hermana de Espe... cómo juega el Barça...
PD. Por cierto, no he puesto una foto de Siria por no herir sensibilidades, pero os pongo el mapa de la esperanza de vida en el mundo (+80 Azul oscuro, -40 negro). No tiene nada que ver, pero también es interesante.
Hachetetepebarrabarra y después lo que quieras poner. Es un título demasiado ambíguo para un blog, demasiado abierto. Pero así es este espacio. Unos días abierto para la alegría, otros para la pena; para la esperanza o el escepticismo; la reflexión o la ironía... Lo que salga de los huevos ¿no?
jueves, 31 de enero de 2013
miércoles, 30 de enero de 2013
EL POLITIQUILLO
Si se implantara una una normativa común que obligue a todos los países de la Comunidad Económica Europea a impartir en las aulas educación sexual bajo un temario unificado, se estarían vulnerando los derechos de muchas comunidades que, por su religión, cultura o etnia pueden sentirse heridas en sus principios morales. Puede ser que la educación sexual ayude a evitar enfermedades y embarazos no deseados, pero también puede tener efectos contradictorios, según quién elija ese temario. Si el criterio es el de Ratzinger que opina que el condón no es bueno para luchar contra el sida, sino perjudicial, o el del Opus dei o el de los Hermanos musulmanes, estaríamos arreglados...
Qué pereza de entrada, ¿verdad?. Se trata de la ponencia que el bueno de Dieguillo tuvo que defender el pasado sábado en una sesión previa del European Youth Parliament para el que ha sido seleccionado. Por una rendija de la puerta nos asomamos a ver su discurso con los ojos llorosos de la emoción y la baba chorreando por la barbilla. Digo a ver, porque escuchar ni lo intentamos, ya no hay quien entienda su cerrado acento californiano y menos hablando de política.
Por eso os hablo de la baba del padre, que es algo más cotidiano. Para cualquiera es un orgullo que tus hijos sean buenos chicos y aplicados estudiantes, pero si encima el proyecto al que le invitan es de algo tan apasionate como la política, por mucho que se denoste hoy en día, miel sobre hojuelas. Reconozco que cuando le vi vestido de traje me dio un poco grima, como me la doy yo mismo encorbatado, pero después, en el estrado, delante del micrófono, defendiendo sus argumentos con contundencia, me dejó pasmado y sentí orgullo, casi envidia, de él.
Una vez en casa tiré de manual de película americana y mirándole a los ojos le dije: "Algún día serás Presidente del Gobierno". Me miró con desprecio y dijo: "Antes, prefiero ser basurero...¡No te jode!"
Qué pereza de entrada, ¿verdad?. Se trata de la ponencia que el bueno de Dieguillo tuvo que defender el pasado sábado en una sesión previa del European Youth Parliament para el que ha sido seleccionado. Por una rendija de la puerta nos asomamos a ver su discurso con los ojos llorosos de la emoción y la baba chorreando por la barbilla. Digo a ver, porque escuchar ni lo intentamos, ya no hay quien entienda su cerrado acento californiano y menos hablando de política.
Por eso os hablo de la baba del padre, que es algo más cotidiano. Para cualquiera es un orgullo que tus hijos sean buenos chicos y aplicados estudiantes, pero si encima el proyecto al que le invitan es de algo tan apasionate como la política, por mucho que se denoste hoy en día, miel sobre hojuelas. Reconozco que cuando le vi vestido de traje me dio un poco grima, como me la doy yo mismo encorbatado, pero después, en el estrado, delante del micrófono, defendiendo sus argumentos con contundencia, me dejó pasmado y sentí orgullo, casi envidia, de él.
Una vez en casa tiré de manual de película americana y mirándole a los ojos le dije: "Algún día serás Presidente del Gobierno". Me miró con desprecio y dijo: "Antes, prefiero ser basurero...¡No te jode!"
lunes, 28 de enero de 2013
DESTINO FATAL
Vivir lejos de casa es a veces muy duro, incluso cuando lo has elegido tú. En San Francisco pasamos un año maravilloso, pero con un inmenso bache en medio, provocado por la muerte de mi madre. En aquel momento y por mucho que llevase tiempo enferma, todo se derrumba y la distancia se hace interminable. Yo cogí un avión para, por lo menos, despedirme, pero Montse y los chicos se quedaron allí con una enorme soledad. En aquel momento hubo una serie de amigos que se volcaron con nosotros y nos ayudaron a sobrepasar el golpe. Nunca lo olvidaremos. Margaret, Duncan, Febe, Susan, Paul, Nora, Dan y algunos otros pusieron un hombro a tiempo que les acredita para siempre como amigos de verdad.
Ahora, desde allí, a 10.250 kilómetros y con nueve horas de retraso, nos golpea en la distancia la tragedia de la familia de nuestro amigo Dan. Un maldito accidente de coche en Hawai, similar a los que han destrozado a tantas familias en nuestro país, se ha llevado por delante a su padre, su hermano y su sobrino (además de otras dos personas). No soy capaz de imaginar peor escenario y mayor dolor. Sólo sé que aunque no les vemos desde hace un año (cuando nos visitaron en Madrid), en un momento así sientes tanta rabia e impotencia que tu cuerpo te pide subirte al avión y cruzar el charco, aunque sólo sea para dar un gran abrazo.
Un abrazo no arregla nada, pero en esas dramáticas situaciones fortalece las reblandecidas defensas emocionales. Es sólo un símbolo, teóricamente inútil como casi todos los símbolos, pero ayuda a percibir que aunque has perdido mucho, te sigue quedando algo. Por eso, aunque el dolor por la tragedia lo estén sufriendo allí lejos, aquí en la distancia se siente otro tipo de soledad, la de no poder arropar a alguien querido que lo necesita.
Hace unas semanas en un accidente similar en Argelia, murió el marido de nuestra gran amiga y casi ahijada, Yaula, dejándola sola con sus dos bebés y con ese futuro incierto (por ser benévolos) que como saharaui tiene por delante. Argelia y Hawai, dos lugares tan lejanos en el espacio; Sahara y Estados Unidos dos lugares tan lejanos en el concepto, unidos por el destino fatal que de vez en cuando nos arroja la carretera.El mayor peligro en cualquier lugar del mundo.
Ahora, desde allí, a 10.250 kilómetros y con nueve horas de retraso, nos golpea en la distancia la tragedia de la familia de nuestro amigo Dan. Un maldito accidente de coche en Hawai, similar a los que han destrozado a tantas familias en nuestro país, se ha llevado por delante a su padre, su hermano y su sobrino (además de otras dos personas). No soy capaz de imaginar peor escenario y mayor dolor. Sólo sé que aunque no les vemos desde hace un año (cuando nos visitaron en Madrid), en un momento así sientes tanta rabia e impotencia que tu cuerpo te pide subirte al avión y cruzar el charco, aunque sólo sea para dar un gran abrazo.
Un abrazo no arregla nada, pero en esas dramáticas situaciones fortalece las reblandecidas defensas emocionales. Es sólo un símbolo, teóricamente inútil como casi todos los símbolos, pero ayuda a percibir que aunque has perdido mucho, te sigue quedando algo. Por eso, aunque el dolor por la tragedia lo estén sufriendo allí lejos, aquí en la distancia se siente otro tipo de soledad, la de no poder arropar a alguien querido que lo necesita.
Hace unas semanas en un accidente similar en Argelia, murió el marido de nuestra gran amiga y casi ahijada, Yaula, dejándola sola con sus dos bebés y con ese futuro incierto (por ser benévolos) que como saharaui tiene por delante. Argelia y Hawai, dos lugares tan lejanos en el espacio; Sahara y Estados Unidos dos lugares tan lejanos en el concepto, unidos por el destino fatal que de vez en cuando nos arroja la carretera.El mayor peligro en cualquier lugar del mundo.
domingo, 27 de enero de 2013
NOS HA MIRADO UN TUERTO
Llevo varios días conviviendo con Mojtar Belmojtar. Por suerte, solo de pensamiento. Si realmente estuviera en el campamento de El Tuerto, la cosa sería mucho más preocupante. Este siniestro personajillo que tiene amedrentado, con el resto de su trupe, a medio continente africano y a los extranjeros que viajan a la zona, me persigue día y noche. Por sus amenazas en varios medios informativos, por algunos reportajes televisivos que he visto y las confesiones de unos de sus secuestrados, que ayer estuve leyendo en el periódico, el barbudo terrorista está ocupando demasiado tiempo en mi cabeza. De hecho hoy me he sorprendido bromeando con mi hijo pequeño, al que he llamado varias veces Belmojtar, sin que él entendiese el por qué.
La última semana ha sido muy dura. Después de seguir el sangriento desenlace del secuestro de Argelia y las preocupantes noticias que llegaban de Malí, hemos estado sumidos en un mar de dudas, negociaciones, consultas y presiones. En tan incierto escenario no resultaba fácil seguir adelante con la organización del Sahara Marathon, pero tampoco era fácil lo contrario. Muchos corredores consultando con lógica inquietud; la mayoría partidarios de cancelar, otros empeñados en seguir adelante. Diálogo institucional al más alto nivel con la diplomacia necesaria y el objetivo de consensuar la decisión. Llamadas y mails que van y vienen de Madrid a Bolonia, de Bolonia a Barcelona, de Barcelona a Rabuni... pasando por Alemania, Suecia, Estados Unidos, Rusia... Este humilde ordenador llegó a pensar que trabajaba en la O.N.U.
Al final la lógica se impuso y con gran frialdad hubo que aparcar el corazón y usar la cabeza para tomar la decisión más responsable que se podía tomar, aplazar la prueba y el viaje. El argumentario que ha ido y venido durante todos estos días, ocupa varios folios con contundentes antecedentes y ambiciosas propuestas para el futuro próximo, pero carece de tinte emocional. Desde que empezó la crisis, hubo un pacto no hablado entre nosotros y es que la decisión no podía estar teñida por motivos personales, laborales o económicos.
Y los hemos cumplido, porque sino, el avión estaría calentando motores para viajar. En lo económico, buena parte de los gastos que acarrea una prueba así ya se habían realizado y será difícil recuperar la totalidad. En lo laboral, el viernes, además de echar por tierra las ilusiones de dos centenares de corredores solidarios, tiramos a la basura el trabajo de varios meses de gestión de inscripciones, preparación de materiales, información a participantes, coordinación del proyecto y encima ahora, todavía hay que seguir gestionando la cancelación. En lo personal, no hacía falta hablar con nadie para saber que en la familia, aunque respetuosamente no me dijeran nada, no les hacía mucha gracia que nos fuéramos. Y que decir de la otra familia, la gran perdedora, Dumaha, Mohamed y los niños, que esperan contando las horas la llegada de la última semana de febrero para recibirnos con los brazos abiertos. Todo ello quedó al margen para tomar la difícil decisión, pero ahora sí: ahora, me cago en Belmojtar y todo lo que le rodea.
La última semana ha sido muy dura. Después de seguir el sangriento desenlace del secuestro de Argelia y las preocupantes noticias que llegaban de Malí, hemos estado sumidos en un mar de dudas, negociaciones, consultas y presiones. En tan incierto escenario no resultaba fácil seguir adelante con la organización del Sahara Marathon, pero tampoco era fácil lo contrario. Muchos corredores consultando con lógica inquietud; la mayoría partidarios de cancelar, otros empeñados en seguir adelante. Diálogo institucional al más alto nivel con la diplomacia necesaria y el objetivo de consensuar la decisión. Llamadas y mails que van y vienen de Madrid a Bolonia, de Bolonia a Barcelona, de Barcelona a Rabuni... pasando por Alemania, Suecia, Estados Unidos, Rusia... Este humilde ordenador llegó a pensar que trabajaba en la O.N.U.
Al final la lógica se impuso y con gran frialdad hubo que aparcar el corazón y usar la cabeza para tomar la decisión más responsable que se podía tomar, aplazar la prueba y el viaje. El argumentario que ha ido y venido durante todos estos días, ocupa varios folios con contundentes antecedentes y ambiciosas propuestas para el futuro próximo, pero carece de tinte emocional. Desde que empezó la crisis, hubo un pacto no hablado entre nosotros y es que la decisión no podía estar teñida por motivos personales, laborales o económicos.
Y los hemos cumplido, porque sino, el avión estaría calentando motores para viajar. En lo económico, buena parte de los gastos que acarrea una prueba así ya se habían realizado y será difícil recuperar la totalidad. En lo laboral, el viernes, además de echar por tierra las ilusiones de dos centenares de corredores solidarios, tiramos a la basura el trabajo de varios meses de gestión de inscripciones, preparación de materiales, información a participantes, coordinación del proyecto y encima ahora, todavía hay que seguir gestionando la cancelación. En lo personal, no hacía falta hablar con nadie para saber que en la familia, aunque respetuosamente no me dijeran nada, no les hacía mucha gracia que nos fuéramos. Y que decir de la otra familia, la gran perdedora, Dumaha, Mohamed y los niños, que esperan contando las horas la llegada de la última semana de febrero para recibirnos con los brazos abiertos. Todo ello quedó al margen para tomar la difícil decisión, pero ahora sí: ahora, me cago en Belmojtar y todo lo que le rodea.
jueves, 24 de enero de 2013
EL CASCO ROSA
Suena en la radio un anuncio que me invita, casi exigiendo, a "concentrarme en la primera imagen que me venga a la cabeza". Como tipo cobarde que he sido toda mi vida, soy un ser bastante obediente. Algunos lo llaman "calzonazos". Por eso obedezco fielmente a todo el mundo, incluidos comentaristas de cuñas de radio hechas por patéticos creativos de anticuadas agencias de publicidad. De inmediato he hecho lo que me pedían, pero la única imagen que ha aparecido en mi cabeza era la de la señora que circulaba delante mío, vestida con un casco rosa y un abrigo de piel y "pilotando" un scooter coreano. A partir de ahí he empezado a imaginar quién podría ser, cómo sería su cara, a qué partido votó en las últimas elecciones y si le va a seguir votando a pesar de sus prácticas corruptas, cuándo fue la última vez que comió en un restaurante macrobiótico, en qué lugar se enamoró de ti y cómo evita que le entre frío en las tetas a través de los amplios huecos que hay entre los botones del abrigo.
Luego he deducido que el objetivo del creata no era ese, que quizás tenía que haber pensado en un verde prado escocés, en unos niños girando sonrientes en un tío vivo, o en el calor de la hoguera de casa de mi abuela. Pero como no conocí a mi abuela he tenido que ser más básico y guiarme por la vista y delante de mis ojos estaba tan postmoderno personaje; si hubiera visto un agridulce repartidor de restaurante chino entregando pringosas bolsas llenas de patatas fritas de corcho blanco, también lo habría contado.
El briefing que le habían dado al de la agencia sugería que el espectador tenía que emocionarse al escuchar una música que le iba a recordar a su niñez, pero no contaban con tan gélidos y pánfilos oyentes que no saben desconectar de esa realidad de cascos rosas que nos rodea. A veces he oído a alguien decir eso de "este olor me recuerda a mi infancia" y he tratado de hacer el ejercicio, pero apenas me ha llegado el tufo a aguarrás de los estudios de mis padres, la peste en el baño cuando salía uno de mis hermanos, o el olor permanente a repollo de casa de mi mejor amigo.
Así que, escuchando el do-re-mi-fa-sol de The Sound of Music, que tanto odia uno de mis hijos porque le tocó interpretarla en el colegio, he analizado el árbol genealógico de la mujer del abrigo de piel y el casco rosa. Os avanzo mi conclusión: el abrigo debía de ser sintético, porque sino, el scooter no hubiera sido coreano.
miércoles, 23 de enero de 2013
PALABRAS MÁS, PALABRAS MENOS
Ayer, discutiendo con un amigo saharaui le dije que "lo que estábamos haciendo eran elucubraciones" y él, que tiene un gran sentido del humor, me contestó que "no sé que es eso, pero me parece una guarrería". Después intentó explicarlo descomponiendo la palabra y hayando en ella culos y lubricaciones y, para mi tranquilidad, terminó echando pestes de la lengua castellana y de la cantidad de palabros confusos que tiene.
Es verdad, nuestra lengua, la que hablamos, es mágica y tiene unos matices tan puntiagudos que los extranjeros se vuelven locos cuando quieren aprenderla. Nos han fotut, como que no nos volvemos nosotros majaras con el english, probad a escribir "aquí hay tres árboles". Verdad que no es lo mismo una escuela que una esquela, un colutorio que un locutorio o un concesionario que un confesionario. Siempre he sido un amante de ese humor simplón de las palabras y sus juegos. De cruces de significados, intercambios de letras o cambios de acentuación. Mi familia y amigos son víctimas de ello y lo llevan con resignación.
Por eso tengo tanta admiración por ese mago de las palabras que es Juanjo Millás, que ahora ha llevado al teatro "La lengua madre" que queremos ver en los próximos días. Un inteligente y divertido monólogo con las palabras como protagonistas.
Por eso y porque heredé de mi padre ese gusto por trabalenguas tontilocuentes. Desde el veraniego "Mi especiaduría es el jugo de sandad", al pornográfico "no es lo mismo una tuberculografía, que ver tu culo en fotografía", pasando por el rebuscado "tejidos y novedades en el piso de encima no es igual que te jodes y no ves nada y encima te pisan".
Eso sí, el preferido de mis hijos es este clásico que me sigo sabiendo de memoria y pronuncio a gran velocidad, incluso sobrio: "Me han dicho que has dicho un dicho que has dicho que he dicho yo. Ese dicho está mal dicho porque el dicho que yo he dicho es un dicho mejor dicho que el dicho que a mí me han dicho que has dicho que he dicho yo". Pero lo que más les gusta es cuando lo copio en el Google Translate y le doy al altavoz... Se parten la minga... Y ya si lo traduces al árabe, el suomi o el chino, se "destornillan".
Qué mamarracho que soy y que palabra más antigua: ¡Mamarracho!
Es verdad, nuestra lengua, la que hablamos, es mágica y tiene unos matices tan puntiagudos que los extranjeros se vuelven locos cuando quieren aprenderla. Nos han fotut, como que no nos volvemos nosotros majaras con el english, probad a escribir "aquí hay tres árboles". Verdad que no es lo mismo una escuela que una esquela, un colutorio que un locutorio o un concesionario que un confesionario. Siempre he sido un amante de ese humor simplón de las palabras y sus juegos. De cruces de significados, intercambios de letras o cambios de acentuación. Mi familia y amigos son víctimas de ello y lo llevan con resignación.
Por eso tengo tanta admiración por ese mago de las palabras que es Juanjo Millás, que ahora ha llevado al teatro "La lengua madre" que queremos ver en los próximos días. Un inteligente y divertido monólogo con las palabras como protagonistas.
Por eso y porque heredé de mi padre ese gusto por trabalenguas tontilocuentes. Desde el veraniego "Mi especiaduría es el jugo de sandad", al pornográfico "no es lo mismo una tuberculografía, que ver tu culo en fotografía", pasando por el rebuscado "tejidos y novedades en el piso de encima no es igual que te jodes y no ves nada y encima te pisan".
Eso sí, el preferido de mis hijos es este clásico que me sigo sabiendo de memoria y pronuncio a gran velocidad, incluso sobrio: "Me han dicho que has dicho un dicho que has dicho que he dicho yo. Ese dicho está mal dicho porque el dicho que yo he dicho es un dicho mejor dicho que el dicho que a mí me han dicho que has dicho que he dicho yo". Pero lo que más les gusta es cuando lo copio en el Google Translate y le doy al altavoz... Se parten la minga... Y ya si lo traduces al árabe, el suomi o el chino, se "destornillan".
Qué mamarracho que soy y que palabra más antigua: ¡Mamarracho!
lunes, 21 de enero de 2013
EL VALOR DE UNA VIDA
La vida no vale nada, depende de dónde la compres, de dónde
la vendas. Si la compraste en África, en Asia o en eso que llamamos Oriente
próximo y que separa a los dos continentes más baratos, en cuestión vital, tu
fallecimiento pasará desapercibido, apenas formará parte de las estadísticas y
sólo si tienes la fortuna de morir delante de un fotoreportero occidental, tu
imagen derramará un par de lágrimas, no más.
Si la adquiriste en eso que los occidentales llamamos
Occidente, tienes derecho al llanto de tu familia, a las condolencias de los
amigos, a una esquela e incluso a que se diga tu nombre en algún noticiero. El dolor de un hijo por la pérdida de un padre o viceversa, debe ser igual así te llames John, o Igor o Tadayuki o Mohamed... lo es. Pero no lo es para ese ente llamado opinión pública y que tanto se deja llevar por la opinión publicada, por la forma de tratar las noticias que tienen los medios informativos.
Llevo, como otros muchos, varios días pegado al ordenador, siguiendo la actualidad que llega desde Argelia y Malí y la verdad es que no lo he pasado demasiado bien. Por lo inquietante de las noticias, por la angustia que provocan situaciones con tanta tensión y por la caprichosa forma de tratar la información de los medios. Cierto es que Argelia ha manejado el asunto del salvaje secuestro con una opacidad y confusión, que han incrementado la incertidumbre, pero todavía no doy crédito a esos titulares que hemos visto en los que siempre se daban las cifras de occidentales secuestrados (incluidos los "occidentales" japoneses) y se pasaban por alto los trabajadores argelinos. Ahora, que se van esclareciendo los hechos y parece que han muerto 80 personas, 48 de ellos rehenes y 32 secuestradores, sabemos que llegaron a estar secuestrados cerca de 700 trabajadores.
Cuando hay un asesinato tenemos un nombre, una familia destrozada, una indignación generalizada y unos sentimientos heridos. Cuando ese mismo hecho lo multiplicamos por varias decenas, sólo tenemos cifras, estadísticas, declaraciones oficiales, comentarios grandilocuentes. La conciencia, el corazón y la lágrima se esconden detrás de los números para no ver apellidos, ni madres llorando, ni hijos huérfanos. Si nos reprodujeran sólo una de las fatídicas llamadas recibidas por alguna de esas hipotéticas viudas o viudos, tendríamos un comportamiento distinto a la hora de abordar ciertos asuntos. Si además el acontecimiento ocurre en tierras lejanas, conflictivas, de otra fe y otra raza, la muerte ni merece compasión, ni comprensión, ni recuerdo... Nuestra autodefensa la borra y lo que es peor, la justifica.
En Siria caen como chinches, de centenar en centenar; en Afghanistán, Pakistán e Irak, de decena en decena, en Palestina de cuando en cuando y en el norte de África con bastante asiduidad. Sin embargo, apenas nos enteramos de nada, no queremos enterarnos, viene en un breve en el periódico y nuestra vista se lo salta para buscar la clasificación de la Liga.
Sólo si entre las víctimas hay Occidentales habrá un hueco en la portada y en la solidaridad colectiva. Para los nativos, silencio, anonimato, frialdad y sospecha: Es algo que se han buscado ellos, por nacer allí.
jueves, 17 de enero de 2013
Y NO SUPE QUÉ DECIR
Estoy muy desconcertado y desolado, podéis imaginarlo. Pero no os voy a hablar ni de Argelia, ni de Mali, ni siquiera de las Barcenas Reales. He almacenado demasiada información en la cabeza y tengo que procesarla. Y lo peor de todo es que se me ha mezclado con el examen de historia de mi hijo Martín y el batiburrillo es considerable.
Hoy toca el último repaso de la semana, el definitivo. Le llamo para que venga a estudiar, pero no me hace caso, está enfrascado en una apasionante partida de Minecraft en el ordenador y no hay forma de despegarle. Está conectado vía Skype con un amigo de San Francisco, un desconocido holandés y un compi de Alcobendas, todos ellos hablando en un incomprensible inglés lleno de jerga y términos frikies. De pronto paran la partida y el californiano le enseña a Martín a cambiar todos los reglajes del juego, buscar archivos en el ordenador y otras cuantas complicadas misiones informáticas teledirigidas desde la otra punta del planeta. El papá, asomado por detrás del hombro, con la boca abierta y los cables cruzados, se siente orgulloso de lo listo que es el chaval y desmoralizado por no entender bien el fenómeno.
Con cierta rabia tiro de él y le siento junto a mí a estudiar: "A ver, Martín, ayer nos quedamos en la formación del Reino de Aragón, <La zona central de los Pirineos estaba dividida en tres condados Ribagorza, Sobrarbe y Aragón, todos ellos bajo dominio franco. En el condado de Aragón, la familia del conde Aznar Galindo logró su independencia de los francos y situó la capital en Jaca. Pronto, el condado aragonés cayó bajo el dominio del reino de Navarra> ¿lo entiendes?"
A mi me cuesta enterarme y sólo saco en limpio que Franco y Aznar ya estaban por allí, pero él ni siquiera eso, me mira con cara triste y resignada y me dice: "¿Papá, dónde coño está Ribagorza y para qué me sirve aprenderme esto?". Evidentemente no supe qué contestar y no tenía ganas de sermón sobre la importancia de la historia. Como me vio dudando se acercó al ordenador y tecleó en la barra de Google: "Origen del Reino de Aragón" (realmente lo puso sin tildes ni mayúsculas, pero bueno) y de inmediato salieron en pantalla las primeras respuestas de los 1770 resultados que el buscador había encontrado en 0,23 segundos. Una vez más no supe qué decir.
Volví a tirar de él y le hice varias preguntas, simulando el examen, para comprobar si estaba preparado. Este fue el resultado:
-Actividades económicas en Al Ándalus: Agricultura, artesanía y márketing.
-¿Quién dividió el reino de Navarra entre sus hijos?: El Rey Sancho Panza.
-¿Cuáles eran los Reinos de Taifas?: Toledo, Sevilla, Málaga y Moralzarzal.
Y no supe qué decir.
Entre cabreadas carcajadas le obligué a repasar todo el tema, mientras él me pedía permiso para hacerse una chuleta... Y no supe qué decir.
Hoy toca el último repaso de la semana, el definitivo. Le llamo para que venga a estudiar, pero no me hace caso, está enfrascado en una apasionante partida de Minecraft en el ordenador y no hay forma de despegarle. Está conectado vía Skype con un amigo de San Francisco, un desconocido holandés y un compi de Alcobendas, todos ellos hablando en un incomprensible inglés lleno de jerga y términos frikies. De pronto paran la partida y el californiano le enseña a Martín a cambiar todos los reglajes del juego, buscar archivos en el ordenador y otras cuantas complicadas misiones informáticas teledirigidas desde la otra punta del planeta. El papá, asomado por detrás del hombro, con la boca abierta y los cables cruzados, se siente orgulloso de lo listo que es el chaval y desmoralizado por no entender bien el fenómeno.
Con cierta rabia tiro de él y le siento junto a mí a estudiar: "A ver, Martín, ayer nos quedamos en la formación del Reino de Aragón, <La zona central de los Pirineos estaba dividida en tres condados Ribagorza, Sobrarbe y Aragón, todos ellos bajo dominio franco. En el condado de Aragón, la familia del conde Aznar Galindo logró su independencia de los francos y situó la capital en Jaca. Pronto, el condado aragonés cayó bajo el dominio del reino de Navarra> ¿lo entiendes?"
A mi me cuesta enterarme y sólo saco en limpio que Franco y Aznar ya estaban por allí, pero él ni siquiera eso, me mira con cara triste y resignada y me dice: "¿Papá, dónde coño está Ribagorza y para qué me sirve aprenderme esto?". Evidentemente no supe qué contestar y no tenía ganas de sermón sobre la importancia de la historia. Como me vio dudando se acercó al ordenador y tecleó en la barra de Google: "Origen del Reino de Aragón" (realmente lo puso sin tildes ni mayúsculas, pero bueno) y de inmediato salieron en pantalla las primeras respuestas de los 1770 resultados que el buscador había encontrado en 0,23 segundos. Una vez más no supe qué decir.
Volví a tirar de él y le hice varias preguntas, simulando el examen, para comprobar si estaba preparado. Este fue el resultado:
-Actividades económicas en Al Ándalus: Agricultura, artesanía y márketing.
-¿Quién dividió el reino de Navarra entre sus hijos?: El Rey Sancho Panza.
-¿Cuáles eran los Reinos de Taifas?: Toledo, Sevilla, Málaga y Moralzarzal.
Y no supe qué decir.
Entre cabreadas carcajadas le obligué a repasar todo el tema, mientras él me pedía permiso para hacerse una chuleta... Y no supe qué decir.
martes, 15 de enero de 2013
EL MAGO TODT
Ya puestos, seguimos en África y, ¿por qué no?, con el Dakar. Ya que he desempolvado la memoria, voy a aprovechar para recordar dos momentos estelares de la historia del marketing deportivo. En los dos, el protagonista fue el mismo, ese pequeñito, feo y antipático director deportivo llamado Jean Todt, un maquiavélico estratega capaz de triunfar en el mundo de los rallyes, los raids y la fórmula uno.
Eran los años de aplastante dominio de Peugeot, que con un presupuesto desmesurado y un excepcional trabajo, ganaba todas y cada una de las etapas de la carrera; cuando no era Vatanen era Kankkunen y sino Jackie Ickx. Y el bueno de Todt, que dirigía la estructura del equipo, manejaba las cartas como un tahúr y exprimía cualquier oportunidad de protagonismo mediático para la marca. Durante los primeros días y en el desierto del Sahara, la superioridad de sus coches y pilotos le garantizaba las portadas de los periódicos y muchas horas de televisión, pero a medida que la carrera avanzaba, el dominio aburría a propios y extraños y el Dakar desaparecía de los informativos. Y allí estaba Jean Todt y de sus mofletes sacaba un comodín para asegurarse otra semanita de máxima repercusión.
Era muy listo y esperaba a llegar a Bamako, incluso esperaba a que llegase el avión que Peugeot fletaba para llevar a los periodistas, que desembarcábamos allí frescos y con ansias de información. Su actuación estelar, todavía sin desenmascarar, fue el robo del coche del líder, Ari Vatanen. Misteriosamente un chorizo local, entró en los boxes por la noche, forzó la cerradura de un coche oficial, lo arrancó a la primera y se fue con él por las carreteras de Mali. Mientras ellos y la policía lo buscaban por la ciudad, se encargaron de "secuestrar" a los periodistas recluyéndonos en el aeropuerto. Al rato nos dijeron que el coche había aparecido y nos mostraron con gran expectación y casi orgullo, el agujero que tenía en la cerradura. Los periodistas, que teníamos moscas por todo el cuerpo, pero sobre todo detrás de la oreja, tragamos con aquella milonga porque al fin y al cabo también para un plumilla era una historia interesante de contar, de vender y de colocar en portada. Vatanen había perdido el rallye, su compañero de equipo lo ganaba y la marca multiplicaba su impacto publicitario.
Crecido por el éxito de su inventiva, Todt fue a más al año siguiente y urdió una nueva y rocambolesca estrategia para mantener alto el interés del público por el rallye y por la marca Peugeot. De nuevo estaban arrasando y ya tenían ganada la prueba, pero para crear incertidumbre Todt anunció que en la última semana echaría a suertes el nombre del ganador. Y así lo hizo, nos convocó a todos los periodistas y lanzó la moneda al aire para decidir que sus pilotos dejarían de pelearse entre ellos y que Vatanen ganaría el raid. Los periodistas volvimos a picar porque la historia volvía a ser bonita y porque de esta forma se le devolvía al siempre elegante Ari Vatanen lo que aquel robo de opereta le había quitado. Desde entonces me quito el sombrero ante este francés tan controvertido y peculiar, Jean Todt.
Eran los años de aplastante dominio de Peugeot, que con un presupuesto desmesurado y un excepcional trabajo, ganaba todas y cada una de las etapas de la carrera; cuando no era Vatanen era Kankkunen y sino Jackie Ickx. Y el bueno de Todt, que dirigía la estructura del equipo, manejaba las cartas como un tahúr y exprimía cualquier oportunidad de protagonismo mediático para la marca. Durante los primeros días y en el desierto del Sahara, la superioridad de sus coches y pilotos le garantizaba las portadas de los periódicos y muchas horas de televisión, pero a medida que la carrera avanzaba, el dominio aburría a propios y extraños y el Dakar desaparecía de los informativos. Y allí estaba Jean Todt y de sus mofletes sacaba un comodín para asegurarse otra semanita de máxima repercusión.
Era muy listo y esperaba a llegar a Bamako, incluso esperaba a que llegase el avión que Peugeot fletaba para llevar a los periodistas, que desembarcábamos allí frescos y con ansias de información. Su actuación estelar, todavía sin desenmascarar, fue el robo del coche del líder, Ari Vatanen. Misteriosamente un chorizo local, entró en los boxes por la noche, forzó la cerradura de un coche oficial, lo arrancó a la primera y se fue con él por las carreteras de Mali. Mientras ellos y la policía lo buscaban por la ciudad, se encargaron de "secuestrar" a los periodistas recluyéndonos en el aeropuerto. Al rato nos dijeron que el coche había aparecido y nos mostraron con gran expectación y casi orgullo, el agujero que tenía en la cerradura. Los periodistas, que teníamos moscas por todo el cuerpo, pero sobre todo detrás de la oreja, tragamos con aquella milonga porque al fin y al cabo también para un plumilla era una historia interesante de contar, de vender y de colocar en portada. Vatanen había perdido el rallye, su compañero de equipo lo ganaba y la marca multiplicaba su impacto publicitario.
Crecido por el éxito de su inventiva, Todt fue a más al año siguiente y urdió una nueva y rocambolesca estrategia para mantener alto el interés del público por el rallye y por la marca Peugeot. De nuevo estaban arrasando y ya tenían ganada la prueba, pero para crear incertidumbre Todt anunció que en la última semana echaría a suertes el nombre del ganador. Y así lo hizo, nos convocó a todos los periodistas y lanzó la moneda al aire para decidir que sus pilotos dejarían de pelearse entre ellos y que Vatanen ganaría el raid. Los periodistas volvimos a picar porque la historia volvía a ser bonita y porque de esta forma se le devolvía al siempre elegante Ari Vatanen lo que aquel robo de opereta le había quitado. Desde entonces me quito el sombrero ante este francés tan controvertido y peculiar, Jean Todt.
HISTORIAS DEL DAKAR
Con eso de escribir de Mali, al abuelo cebolleta se le ha desbloqueado una carpeta con archivos de varios gigas, que permanecía hibernada en lo más profundo del escaso intelecto que hay en esta voluminosa cabeza. Vamos, que ya ni me acordaba de que había estado por allí en varios de los viajes que hice para seguir el Rally París-Dakar. Anoche, después de colgar la entrada de África, me fui a dormir y por mi cama aparecieron varios invitados: el primero, el desarrapado mendigo que encontramos tirado en las afueras de Bamako, en un casucho en medio del campo, fumándose cigarrillos artesanales hechos con hojas de árboles y tabaco de matorrales; según le vimos aparecer, los policías, que supuestamente nos custodiaban, le dieron una paliza de espanto, acusándole de haberle robado el pasaporte a un turista.
El pobre chaval no había robado nada y simplemente fue víctima de ese "minuto de gloria" que los policías de todo el mundo tienen para demostrar a los demás su autoridad. En esos países del sur, donde muchos de los ciudadanos apenas alcanzan la condición de ser humano y viven arrastrándose, literalmente, por el suelo, el "minuto de gloria" alcanza el grado más bajo y rastrero imaginable.
Al rato, de debajo de la almohada empezaron a salir chavales que corrían despavoridos; estábamos en Guinea Conakry y cientos de niños rodeaban el campamento de la carrera, mirando atónitos a aquellos locos que invadían su espacio con aquellos cacharros del futuro. Como siempre, los militares estaban allí para mantener el orden y bien que lo mantuvieron, primero a golpe de cinturón, repartiendo correazos a diestro y siniestro y después, ante la infatigable curiosidad infantil, con unas ráfagas de metralleta, mucho más efectivas y disuasorias. Todavía hoy, quiero seguir pensando que todos aquellos disparos se perdieron en el aire.
Por último, ya de madrugada, me ha venido a la cabeza la cabeza del tigre que nos robaron en Senegal. Dos chavalines se acercaron al coche y cogieron la bolsa más grande que había, sin saber que lo único que llevaba era una divertida y gigantesca cabeza de la mascota de Kellogg's, que suponemos que estará colgada como decoración en algún chiringuito de carretera o igual preside algún templo y alguien reza al dios de los cereales. Nosotros la buscamos durante dos días sin éxito, pero no era cuestión de llamar a la policía ¿verdad?
El pobre chaval no había robado nada y simplemente fue víctima de ese "minuto de gloria" que los policías de todo el mundo tienen para demostrar a los demás su autoridad. En esos países del sur, donde muchos de los ciudadanos apenas alcanzan la condición de ser humano y viven arrastrándose, literalmente, por el suelo, el "minuto de gloria" alcanza el grado más bajo y rastrero imaginable.
Al rato, de debajo de la almohada empezaron a salir chavales que corrían despavoridos; estábamos en Guinea Conakry y cientos de niños rodeaban el campamento de la carrera, mirando atónitos a aquellos locos que invadían su espacio con aquellos cacharros del futuro. Como siempre, los militares estaban allí para mantener el orden y bien que lo mantuvieron, primero a golpe de cinturón, repartiendo correazos a diestro y siniestro y después, ante la infatigable curiosidad infantil, con unas ráfagas de metralleta, mucho más efectivas y disuasorias. Todavía hoy, quiero seguir pensando que todos aquellos disparos se perdieron en el aire.
Por último, ya de madrugada, me ha venido a la cabeza la cabeza del tigre que nos robaron en Senegal. Dos chavalines se acercaron al coche y cogieron la bolsa más grande que había, sin saber que lo único que llevaba era una divertida y gigantesca cabeza de la mascota de Kellogg's, que suponemos que estará colgada como decoración en algún chiringuito de carretera o igual preside algún templo y alguien reza al dios de los cereales. Nosotros la buscamos durante dos días sin éxito, pero no era cuestión de llamar a la policía ¿verdad?
lunes, 14 de enero de 2013
ÁFRICA NO ES UN PAÍS
Los franceses han conseguido frenar el avance de las fuerzas islamistas de los grupos terroristas que avanzan hacia el sur y que, tras haber tomado Kona, amenazaban Bamako de forma preocupante. Son ese tipo de ataques militares que todo el mundo occidental ve con buenos ojos porque contribuye a "limpiar" la zona de grupúsculos huidos de los distintos conflictos del norte de África y que, armados hasta los dientes, estaban sembrando el terror en la zona. Para el debate quedan, como en tantos ataques, cabos por atar y dudas por resolver, como el origen de las armas de esos grupos, que en buena parte proceden de Occidente, entregadas a los rebeldes anti-Gaddafi; la supuesta precisión quirúrgica de estos ataques, que suelen tener los llamados efectos colaterales y que en muchos casos aprovechan para limpiar también reivindicaciones legítimas como las de los tuaregs independentistas de Azawad; los intereses económicos que a veces esconden estas operaciones (Francia mantiene una cierta actitud colonial sobre la zona); y ¿cómo no? la repercusión que estas acciones tienen sobre la población civil, forzada a huir, cuando no, a morir.
El caso es que son muchos los países africanos que están sufriendo las consecuencias de la presencia de esos grupos y de la falta de seguridad en su territorio y que por ello están perdiendo posibilidades de prosperar, de atraer inversiones o de generar turismo. Los franceses se han erigido, con el respaldo de la ONU y la Unión Africana, en cabecillas de esta operación, lanzada en paralelo a su rotundo fracaso estratégico en Somalia.
Por eso, cuando el mundo sigue anestesiado ante el dolor de los sirios; cuando nadie oye nada sobre una nueva guerra en el Congo que vuelve a despertar el sangriento silbido de los machetes; cuando la esperanza de la Primavera Árabe se ha tornado en escepticismo; uno sigue con atención el devenir de este conflicto en Mali y su posible resolución, que sería un paso muy esperanzador para la zona del Sahel y para ir modificando esa imagen de polvorín que por aquí arriba tenemos de África... Que, por cierto, no es un país.
PD. El título se lo he tomado prestado al recomendable blog sobre el continente africano de El País.
El caso es que son muchos los países africanos que están sufriendo las consecuencias de la presencia de esos grupos y de la falta de seguridad en su territorio y que por ello están perdiendo posibilidades de prosperar, de atraer inversiones o de generar turismo. Los franceses se han erigido, con el respaldo de la ONU y la Unión Africana, en cabecillas de esta operación, lanzada en paralelo a su rotundo fracaso estratégico en Somalia.
Por eso, cuando el mundo sigue anestesiado ante el dolor de los sirios; cuando nadie oye nada sobre una nueva guerra en el Congo que vuelve a despertar el sangriento silbido de los machetes; cuando la esperanza de la Primavera Árabe se ha tornado en escepticismo; uno sigue con atención el devenir de este conflicto en Mali y su posible resolución, que sería un paso muy esperanzador para la zona del Sahel y para ir modificando esa imagen de polvorín que por aquí arriba tenemos de África... Que, por cierto, no es un país.
PD. El título se lo he tomado prestado al recomendable blog sobre el continente africano de El País.
viernes, 11 de enero de 2013
EQUIS...Y PUNTO
Soy como la gata Flora, ya lo sé, pero es que llevamos mucho tiempo diciendo que el movimiento del 15M tenía que canalizar toda esa fuerza popular y transformarla en algo más que algarabía. La gata gritaba. Mucha gente pedía a gritos la aparición de un nuevo partido que supiera poner negro sobre blanco todas esas revolucionarias ideas que pueden dar un cambio a nuestra democracia. Y el momento parecía haber llegado y era recibido por muchos con los brazos abiertos.
Pero ahora la gata llora. La primera impresión no puede ser más desalentadora por exceso de márketing, por falta de transparencia, por enigmático, por difuso y hasta diría que por prepotente y manipulador. El otro día se presentó el Partido X, que pretende recoger esa ola de rebeldía de la calle y trasladarla a las instituciones, planteando un nuevo modelo de democracia. "Democracia y punto" la llaman, lo cual me parece ya un craso error porque el propio nombre de la democracia invita a mucha más apertura y tolerancia; no soporto la expresión "y punto" en ningún contexto porque implica un menosprecio de la visión o el criterio que los demás puedan tener del asunto. La democracia de Rajoy, la de Rubalcaba o la de Llamazares o la de Netanyahu o la de Fidel o la de Mohamed VI también son para todos ellos "Democracia y punto" y nadie puede erigirse en el representante divino y objetivo del significado de esa mágica palabra.
Pero ya que hablamos tanto de democracia, uno se queda sorprendido cuando alguien que pretende representar un movimiento popular, quiere hacerlo desde el anonimato, sin dar la cara, sin que te puedan cuestionar, ni tener que dar explicaciones y por supuesto sin democracia. Cómo vas a elegir a alguien que no sabes quién es... Sus componentes son un reducido grupo, cuyo órgano de control es el autocontrol y ellos prometen gestionar democráticamente el futuro del país. Sinceramente creo que hay bastante más democracia interna en el PP y en la Conferencia Episcopal.
Sigo leyendo una entrevista con un anónimo supuesto portavoz y explican que su objetivo es dar la cara si llega el momento de presentarse a las elecciones y eso sólo lo harán si hay un gran clamor popular que se lo pide, pero no para conseguir uno o dos escaños, sino si hay fuerza para marcar la política del país. Mi mandíbula está a punto de dislocarse, ahora vamos a salir todos a la calle y a la red para pedir a gritos que Fulanito y Zutanito salgan del armario y nos representen, sin saber quiénes son y con una enorme falta de humildad y de democracia: "Si gano juego, si pierdo, me quedo en casa"... Es como si toda la oposición se retirara cada vez que pierde unas elecciones.
Por último y por no ponerme pesado, termino de indignarme cuando oigo ese manido argumento de "no somos ni de izquierdas ni de derechas". Con todos los perdones del mundo, siempre he oído eso de gente facha y me inquieta; la política requiere de ideología, de compromiso, de valentía, de progresismo y el 15M estaba cargado de ideología y no precisamente "genovesca".
Estéticamente tampoco me gusta ni el nombre, ni el logo, ni la frívola puesta en escena. En cambio sí hay muchos de los conceptos y mensajes que comparto cien por cien con ellos y habrá que darles una oportunidad para ver si corrigen ese preocupante camino. Para cambiar la estructura de un estado, hace falta un poco más que ilusión y mercadotecnia, lo primero respetar al resto de personas, incluidos los políticos profesionales, que también los hay y a los que piensan distinto a ti, eso es la democracia, aceptar que no todos pensamos igual. Lo contrario sería una oligarquía... Y punto.
Pero ahora la gata llora. La primera impresión no puede ser más desalentadora por exceso de márketing, por falta de transparencia, por enigmático, por difuso y hasta diría que por prepotente y manipulador. El otro día se presentó el Partido X, que pretende recoger esa ola de rebeldía de la calle y trasladarla a las instituciones, planteando un nuevo modelo de democracia. "Democracia y punto" la llaman, lo cual me parece ya un craso error porque el propio nombre de la democracia invita a mucha más apertura y tolerancia; no soporto la expresión "y punto" en ningún contexto porque implica un menosprecio de la visión o el criterio que los demás puedan tener del asunto. La democracia de Rajoy, la de Rubalcaba o la de Llamazares o la de Netanyahu o la de Fidel o la de Mohamed VI también son para todos ellos "Democracia y punto" y nadie puede erigirse en el representante divino y objetivo del significado de esa mágica palabra.
Pero ya que hablamos tanto de democracia, uno se queda sorprendido cuando alguien que pretende representar un movimiento popular, quiere hacerlo desde el anonimato, sin dar la cara, sin que te puedan cuestionar, ni tener que dar explicaciones y por supuesto sin democracia. Cómo vas a elegir a alguien que no sabes quién es... Sus componentes son un reducido grupo, cuyo órgano de control es el autocontrol y ellos prometen gestionar democráticamente el futuro del país. Sinceramente creo que hay bastante más democracia interna en el PP y en la Conferencia Episcopal.
Sigo leyendo una entrevista con un anónimo supuesto portavoz y explican que su objetivo es dar la cara si llega el momento de presentarse a las elecciones y eso sólo lo harán si hay un gran clamor popular que se lo pide, pero no para conseguir uno o dos escaños, sino si hay fuerza para marcar la política del país. Mi mandíbula está a punto de dislocarse, ahora vamos a salir todos a la calle y a la red para pedir a gritos que Fulanito y Zutanito salgan del armario y nos representen, sin saber quiénes son y con una enorme falta de humildad y de democracia: "Si gano juego, si pierdo, me quedo en casa"... Es como si toda la oposición se retirara cada vez que pierde unas elecciones.
Por último y por no ponerme pesado, termino de indignarme cuando oigo ese manido argumento de "no somos ni de izquierdas ni de derechas". Con todos los perdones del mundo, siempre he oído eso de gente facha y me inquieta; la política requiere de ideología, de compromiso, de valentía, de progresismo y el 15M estaba cargado de ideología y no precisamente "genovesca".
Estéticamente tampoco me gusta ni el nombre, ni el logo, ni la frívola puesta en escena. En cambio sí hay muchos de los conceptos y mensajes que comparto cien por cien con ellos y habrá que darles una oportunidad para ver si corrigen ese preocupante camino. Para cambiar la estructura de un estado, hace falta un poco más que ilusión y mercadotecnia, lo primero respetar al resto de personas, incluidos los políticos profesionales, que también los hay y a los que piensan distinto a ti, eso es la democracia, aceptar que no todos pensamos igual. Lo contrario sería una oligarquía... Y punto.
jueves, 10 de enero de 2013
FEA NAVIDAD
El día uno de enero, al caer la resacosa tarde, como otros muchos madrileños, tenemos la costumbre de recorrer el centro de la ciudad para enseñarles a los niños la iluminación de Navidad. Vamos despacio por el atasco de Serrano porque ya sabéis que en Madrid, cuando llegas a Villanueva, se hace un cuello de Botella, pero tengo que reconocer que la iluminación de las calles es de lo poco que se salva en la estética navideña y que disfruto mirándola como niño grande que soy. Conseguimos que el pequeño exclame un ¡ooooohhhhh! dos o tres veces y nos volvemos a casa.
Pero también disfruto cuando terminan las fiestas y retiran tanta horterada de los escaparates, se desarma ese inmenso atentado estético llamado Cortylandia y se descuelgan los patéticos "papanoeles" colgados de las ventanas.
La Navidad es fea porque todo el mundo intentamos rizar el rizo de la cursilería, en los regalos, en la indumentaria, en los mensajes, en el cotillón y acabamos comprando un arsenal de petardos para ver si hay suerte y explota todo.
El año pasado os hice un resumen de lo SMS más cursis que había recibido, de los cuales varios merecían una sonora contestación de QTFUP, pero este año ni siquiera los he mirado, soy así de borde y antipático y como ya comenté el otro día, tampoco he enviado ninguna felicitación. Por eso, con cierto remordimiento, publico estas fotos que son un claro reflejo de esa fealdad luminosa, brillante, de purpurina, empalagosa, poligonera, cutre y daltónica, sólo comparable con otras grandes joyas de la cultura hispana como son Lladró, las Fallas, la Tuna o el chándal del equipo olímpico. Menos mal que un piloto supersticioso que conozco, me alegró las fiestas con esta otra felicitación algo más carnal.
martes, 8 de enero de 2013
LA FAMILIA HIPSTER
Es costumbre de este blog contaros las tonterías que hacen mis hijos. Más que nada lo hago para que en el futuro puedan reírse ellos mismos con los recuerdos de su niñez; eso si todo esto no se pierde definitivamente en la blogosfera. Por poneros al día, el más pequeño sigue jugando al juego de fútbol en la Play y su último fichaje es un jugador creado por él mismo y llamado "Penis", que puede traducirse como pene o polla, según tu nivel de finura. Se trata del delantero centro del Barça, su equipo, y es negro, rubio, gigante y muy patoso, pero tiene buena puntería.
El mediano le quería pedir a los Reyes un piso en Vallekas para poder ver gratis los partidos del Rayo, su equipo, pero como la carta se debió perder, su nueva obsesión es diseñar un sistema como el de los parkings, para detectar con luces verdes o rojas qué sitio está libre... en el sofá de casa.
El mayor, que se considera una víctima del fanatismo ciego de su padre, que le inculcó el "espanyolismo" desde pequeñito, está empezando a pasar del fútbol, aunque mantiene otro tipo de enfermedades heredadas como la de levantarse la noche de Reyes a las tres y media de la madrugada para ver el campeonato americano de supercross o la de practicar todo tipo de deportes peligrosos y darse dolorosas chufas (la última haciendo snowboard).
Son tres chavales muy salados que pertenecen a la generación de las redes sociales, lo que significa que no hablan con sus amigos, sino que "textean", que en lugar de ver la tele ven You Tube y que desconocen la aplicación del teléfono que sirve para hablar. Lo malo es que ellos se consideran los normales y piensan que yo soy un friki porque cada vez que me acuerdo de algo que tengo que hacer, me envío un mail a mí mismo y así al día siguiente, cuando me pongo a revisar los correos, me acuerdo. Y por supuesto, creen que su madre es una hipster porque lleva unas gafas de pasta naranjas y se va al Starbucks con su Ipad. Y en esto no les falta razón... es la herencia de nuestro paso por San Francisco.
PD. Para quien desconozca el significado de Hipster, es algo así como "gafa pasta". Modernillo, friki, pihippie, amante de las nuevas tecnologías pero de la estética vintage. Algo parecido al smoking de Messi.
El mediano le quería pedir a los Reyes un piso en Vallekas para poder ver gratis los partidos del Rayo, su equipo, pero como la carta se debió perder, su nueva obsesión es diseñar un sistema como el de los parkings, para detectar con luces verdes o rojas qué sitio está libre... en el sofá de casa.
El mayor, que se considera una víctima del fanatismo ciego de su padre, que le inculcó el "espanyolismo" desde pequeñito, está empezando a pasar del fútbol, aunque mantiene otro tipo de enfermedades heredadas como la de levantarse la noche de Reyes a las tres y media de la madrugada para ver el campeonato americano de supercross o la de practicar todo tipo de deportes peligrosos y darse dolorosas chufas (la última haciendo snowboard).
Son tres chavales muy salados que pertenecen a la generación de las redes sociales, lo que significa que no hablan con sus amigos, sino que "textean", que en lugar de ver la tele ven You Tube y que desconocen la aplicación del teléfono que sirve para hablar. Lo malo es que ellos se consideran los normales y piensan que yo soy un friki porque cada vez que me acuerdo de algo que tengo que hacer, me envío un mail a mí mismo y así al día siguiente, cuando me pongo a revisar los correos, me acuerdo. Y por supuesto, creen que su madre es una hipster porque lleva unas gafas de pasta naranjas y se va al Starbucks con su Ipad. Y en esto no les falta razón... es la herencia de nuestro paso por San Francisco.
PD. Para quien desconozca el significado de Hipster, es algo así como "gafa pasta". Modernillo, friki, pihippie, amante de las nuevas tecnologías pero de la estética vintage. Algo parecido al smoking de Messi.
lunes, 7 de enero de 2013
FANTASMAS
Conozco muchos...¡Puff!, mogollón. Alardean de saberlo todo, de conocer a todo el mundo, de ser más listos que el mismísimo Eduard Punset. Van de lo que no son y se les ve a la legua.
Sin embargo, aunque lo parezca, esta no es una nueva entrega de SRNH (“Seres repudiables de la naturaleza humana”) como lo fueron en su día "El imbécil", "El idiota" o "El listillo", hoy voy a hablar de otro tipo de fantasmas más amigables, los fantasmas familiares. Sí, esos que navegan en nuestra memoria y que tienen especial facilidad para aparecerse en fiestas señaladas como las que acaban de esfumarse.
No creo en los fantasmas, de verdad, aunque les tenga pavor. Me explico: sé de sobra que no existen y que nunca se me podrá presentar uno, pero tengo miedo por si estuviera equivocado en mi teoría. El caso es que nunca he visto ninguno, pero he sentido en muchas ocasiones su presencia. Basta con mezclar una serie de ingredientes como soledad, silencio, viento y oscuridad en un recipiente antiguo y polvoriento para generar ese escalofrío que pronto desencadena en el pánico necesario para que se te aparezcan imágenes de personas que se fueron o incluso de la mismísima Virgen.
Lo que sí me vienen a la memoria son los recuerdos e incluso voces de algunos de ellos, sobre todo mis padres, que no están, y que en días como estos rememoras constantemente por tantísimos años y momentos vividos con ellos. Pero, tranquilos, que no os voy a hacer llorar, sólo quería compartir con vosotros esta foto que me encontré ayer refrescando la memoria con la ayuda del Mac. Es rara. Se trata de mi padre pintando en su estudio, pero sobre un cuadro de mi madre. Parece querer dar la razón a quienes decían que su pintura, aunque una fuese abstracta y la otra realista, tenían mucho en común. No sé si el resultado es un Lucio Avia o un Amalia Muñoz... Técnicamente se puede responsabilizar de la chapuza al tío Canon o a su primo Kodak que superpusieron dos, o hasta tres imágenes en una, pero con un resultado mágico, divertido y fantasmagórico. Y huele a madera y a óleo.
¡Benditos fantasmas!
Sin embargo, aunque lo parezca, esta no es una nueva entrega de SRNH (“Seres repudiables de la naturaleza humana”) como lo fueron en su día "El imbécil", "El idiota" o "El listillo", hoy voy a hablar de otro tipo de fantasmas más amigables, los fantasmas familiares. Sí, esos que navegan en nuestra memoria y que tienen especial facilidad para aparecerse en fiestas señaladas como las que acaban de esfumarse.
No creo en los fantasmas, de verdad, aunque les tenga pavor. Me explico: sé de sobra que no existen y que nunca se me podrá presentar uno, pero tengo miedo por si estuviera equivocado en mi teoría. El caso es que nunca he visto ninguno, pero he sentido en muchas ocasiones su presencia. Basta con mezclar una serie de ingredientes como soledad, silencio, viento y oscuridad en un recipiente antiguo y polvoriento para generar ese escalofrío que pronto desencadena en el pánico necesario para que se te aparezcan imágenes de personas que se fueron o incluso de la mismísima Virgen.
Lo que sí me vienen a la memoria son los recuerdos e incluso voces de algunos de ellos, sobre todo mis padres, que no están, y que en días como estos rememoras constantemente por tantísimos años y momentos vividos con ellos. Pero, tranquilos, que no os voy a hacer llorar, sólo quería compartir con vosotros esta foto que me encontré ayer refrescando la memoria con la ayuda del Mac. Es rara. Se trata de mi padre pintando en su estudio, pero sobre un cuadro de mi madre. Parece querer dar la razón a quienes decían que su pintura, aunque una fuese abstracta y la otra realista, tenían mucho en común. No sé si el resultado es un Lucio Avia o un Amalia Muñoz... Técnicamente se puede responsabilizar de la chapuza al tío Canon o a su primo Kodak que superpusieron dos, o hasta tres imágenes en una, pero con un resultado mágico, divertido y fantasmagórico. Y huele a madera y a óleo.
¡Benditos fantasmas!
viernes, 4 de enero de 2013
EL PAPEL DE LA MANDARINA
Conocí una chica que había pasado un año sin consumir y la pobre estaba bastante consumida. Quizás había llevado al extremo una práctica saludable. No, si todas las actitudes, cuando se convierten en manías, terminan siendo peligrosas.
Es verdad que en estas fechas empalagosas, aunque todos presumamos de lo contrario, consumimos (los que podemos) por encima de lo necesario, gastamos hasta tener remordimiento de conciencia y sacamos a pasear la Visa hasta aprendernos, de una vez por todas, el maldito PIN. Y uno, que no tiene ni puta idea de economía, como Rajoy, no sabe si hace lo correcto o no, si debe ahorrar o debe gastar. Vamos, que cuando entras a un restaurante que está vacío y pides un chuletón tienes que comértelo de mal rollo pensando que estás despilfarrando, siendo insolidario con quien lo pasa mal y viviendo por encima de tus posibilidades o lo degustas orgulloso de estar contribuyendo a mover la economía, a evitar que los camareros, cocineros, ganaderos, transportistas y carniceros que han toqueteado tu filete engrosen la lista del paro.
Os parecerá una nimiedad, pero el sábado no pude conciliar el sueño vespertino (la siesta en pedante) porque por la mañana había comprado mandarinas y me las dieron de esas que van envueltas en papel. Pensé en quién había sido el soplapollas que había tenido la brillante idea de envolver una mandarina, que puestos a recortar, ese gasto es totalmente superfluo y los españolitos ya tenemos bastante con pelar la fruta una vez, pero después me vino a ver la paranoia y llegué a la conclusión contraria: si quitamos el papel de las mandarinas bajaríamos el precio del kilo en algo así como cuatro céntimos, que apenas lo notaría la economía doméstica de la señora María, pero mandaríamos al carajo a miles de trabajadores que se ganan la vida produciendo el papel, imprimiéndolo, envolviendo la mandarina y pegando la pegatina. Así que ya sabéis, cuando empecéis a despotricar por el puto papelito, pensar en los curritos que se están ganando la vida y en vuestra aportación a la regeneración de la economía, estaréis haciendo más de lo que hace Mariano. Pero, una vez pelada y degustada la mandarina os sugiero leer con calma este interesante artículo sobre el consumismo para reflexionar hacia dónde nos lleva todo esto. Se empieza por una mandarina y...
PD. Vaaale, ZP tampoco tenía ni pajotera idea de números...
Es verdad que en estas fechas empalagosas, aunque todos presumamos de lo contrario, consumimos (los que podemos) por encima de lo necesario, gastamos hasta tener remordimiento de conciencia y sacamos a pasear la Visa hasta aprendernos, de una vez por todas, el maldito PIN. Y uno, que no tiene ni puta idea de economía, como Rajoy, no sabe si hace lo correcto o no, si debe ahorrar o debe gastar. Vamos, que cuando entras a un restaurante que está vacío y pides un chuletón tienes que comértelo de mal rollo pensando que estás despilfarrando, siendo insolidario con quien lo pasa mal y viviendo por encima de tus posibilidades o lo degustas orgulloso de estar contribuyendo a mover la economía, a evitar que los camareros, cocineros, ganaderos, transportistas y carniceros que han toqueteado tu filete engrosen la lista del paro.
Os parecerá una nimiedad, pero el sábado no pude conciliar el sueño vespertino (la siesta en pedante) porque por la mañana había comprado mandarinas y me las dieron de esas que van envueltas en papel. Pensé en quién había sido el soplapollas que había tenido la brillante idea de envolver una mandarina, que puestos a recortar, ese gasto es totalmente superfluo y los españolitos ya tenemos bastante con pelar la fruta una vez, pero después me vino a ver la paranoia y llegué a la conclusión contraria: si quitamos el papel de las mandarinas bajaríamos el precio del kilo en algo así como cuatro céntimos, que apenas lo notaría la economía doméstica de la señora María, pero mandaríamos al carajo a miles de trabajadores que se ganan la vida produciendo el papel, imprimiéndolo, envolviendo la mandarina y pegando la pegatina. Así que ya sabéis, cuando empecéis a despotricar por el puto papelito, pensar en los curritos que se están ganando la vida y en vuestra aportación a la regeneración de la economía, estaréis haciendo más de lo que hace Mariano. Pero, una vez pelada y degustada la mandarina os sugiero leer con calma este interesante artículo sobre el consumismo para reflexionar hacia dónde nos lleva todo esto. Se empieza por una mandarina y...
PD. Vaaale, ZP tampoco tenía ni pajotera idea de números...
jueves, 3 de enero de 2013
DE LA CÁRCEL SE SALE
Conocí a un indeseable que amenazaba a sus múltiples enemigos con un acongojante: "de la cárcel se sale, pero del hoyo no". Y la verdad es que tenía razón el capullete. No creo que os tenga que hacer ninguna demostración, basta con leer cualquier periódico para comprobar la fragilidad de los materiales con los que recientemente están construyendo las puertas de las cárceles.
No soy yo uno de esos temerosos justicieros que clama por la cadena perpetua y el cumplimiento íntegro de las penas; como en todo, reclamo sentido común e interpretación del derecho según cada caso y cada actitud. No obstante me choca y me hiere la sensatez que Gao Ping se haga el chino y, por un despiste del juez, salga sin haber entrado; que el Flores salga de rositas por una fianza que es un insulto a las familias de las niñas muertas; que Carromero haya sido repatriado con celeridad y en breve le veamos en su despacho en el ayuntamiento (por favor no le den competencias de tráfico), mientras hay centenares de españoles presos en países extranjeros; que el Gobierno indulte a los Mossos d' Escuadra acusados de torturas; que ZP corriese tanto para indultar a Alfredo Saenz antes de dejar su cargo...
Y sin embargo hay otros que tienen más dificultades para encontrar esa puerta, y no me refiero a Díaz Ferrán, sino al extoxicómano reinsertado gallego o al manifestante del 14-N que aún sigue en prisión sin soporte legal.
Pero lo que más me preocupa es que la fragilidad de la puerta no sólo es para salir, sino también para entrar, merced a esa política de palo y zanahoria (aunque la zanahoria se la ha debido comer Montoro) que nos amenaza de forma creciente y preocupante. El último disparate es el proyecto para reformar el código penal, que incluye penas de cárcel a quienes ayuden a "sin papeles" a entrar, transitar o alojarse en nuestro país. Quiero pensar que la intención de los "Gallardones" es perseguir mafias estructuradas para traer inmigrantes de forma ilegal, pero tendrán que redactar un poco mejor la propuesta porque sino muchos pueden o podemos vernos en apuros por ayudar a un necesitado. La reforma llega unas semanas después de que el mismo Gobierno pusiera sobre la mesa la posibilidad de dar la residencia a los inmigrantes que comprasen un piso de más de 160.000 euros, lo cual demuestra una vez más que lo único que importa es si eres rico o pobre.
Mi miedo es que hagan la ley con carácter retroactivo y me vea en el trullo durante unos mesecitos. Sería todo un orgullo si es por una causa así, aunque me da un poco de miedo porque no sé si el cajero del párking de Soto del Real admite tarjeta o sólo monedas y después de lo de ayer...
No soy yo uno de esos temerosos justicieros que clama por la cadena perpetua y el cumplimiento íntegro de las penas; como en todo, reclamo sentido común e interpretación del derecho según cada caso y cada actitud. No obstante me choca y me hiere la sensatez que Gao Ping se haga el chino y, por un despiste del juez, salga sin haber entrado; que el Flores salga de rositas por una fianza que es un insulto a las familias de las niñas muertas; que Carromero haya sido repatriado con celeridad y en breve le veamos en su despacho en el ayuntamiento (por favor no le den competencias de tráfico), mientras hay centenares de españoles presos en países extranjeros; que el Gobierno indulte a los Mossos d' Escuadra acusados de torturas; que ZP corriese tanto para indultar a Alfredo Saenz antes de dejar su cargo...
Y sin embargo hay otros que tienen más dificultades para encontrar esa puerta, y no me refiero a Díaz Ferrán, sino al extoxicómano reinsertado gallego o al manifestante del 14-N que aún sigue en prisión sin soporte legal.
Pero lo que más me preocupa es que la fragilidad de la puerta no sólo es para salir, sino también para entrar, merced a esa política de palo y zanahoria (aunque la zanahoria se la ha debido comer Montoro) que nos amenaza de forma creciente y preocupante. El último disparate es el proyecto para reformar el código penal, que incluye penas de cárcel a quienes ayuden a "sin papeles" a entrar, transitar o alojarse en nuestro país. Quiero pensar que la intención de los "Gallardones" es perseguir mafias estructuradas para traer inmigrantes de forma ilegal, pero tendrán que redactar un poco mejor la propuesta porque sino muchos pueden o podemos vernos en apuros por ayudar a un necesitado. La reforma llega unas semanas después de que el mismo Gobierno pusiera sobre la mesa la posibilidad de dar la residencia a los inmigrantes que comprasen un piso de más de 160.000 euros, lo cual demuestra una vez más que lo único que importa es si eres rico o pobre.
Mi miedo es que hagan la ley con carácter retroactivo y me vea en el trullo durante unos mesecitos. Sería todo un orgullo si es por una causa así, aunque me da un poco de miedo porque no sé si el cajero del párking de Soto del Real admite tarjeta o sólo monedas y después de lo de ayer...
martes, 1 de enero de 2013
NOCHEVIEJA EN EL HOSPITAL
No, no ha pasado nada. Ya sé que este titular es condenable y repudiable, pero había que empezar el año ganando audiencia ¿no?. El caso es que el último día del año, tengo costumbre de ir a ver la San Silvestre (manías que tiene uno) y un día vi como los avispados hinchas del Madrid aparcaban sus coches en el párking del Hospital San Rafael, así que esta vez me decidí a probar suerte.
Una vez terminada la prueba, un compañero me dejó de nuevo en el sanatorio y yo, a la carrera, para llegar pronto a la cena de fin de año, me dirigí al cajero automático para pagar antes de salir. Si no lo haces así, hay una barrera que no te deja salir. Una vez introducido el ticket al tercer intento, el visor digital marcó la friolera de 14,50 euros, sólo por aparcar, sin incluir ningún tipo de intervención quirúrgica. Saqué la cartera y encontré un billete de cinco euros (no aceptaban Visa), escarbé los bolsillos y encontré varias monedas, hasta llegar a 12,60 euros. Cabreado, insultándome por haberle dado a mi hijo Martín veinte euros media hora antes, corrí hacia el coche en busca de esas monedillas que se caen por el asiento. Desmonté casi toda la tapicería, me tiré al suelo ante la inquieta mirada del vigilante del aparcamiento, encontré cinco paquetes de Kleenex, dos canicas, tres clics de Famobil, un chupa chups chupado, una multa sin pagar, doce discos de grupejos de los que me gustan, medio puro, un Ventolín caducado, cuatro Doritos rotos, tres bridas, dos chicles reveníos y unas gafas de sol arañadas, pero sólo unos centimillos amontonadas en el asidero de la puerta. Conté y sumaban dos euros con diez, más de lo que necesitaba.
Con toda la calderilla volví a subir al cajero, introduje a toda prisa el ticket y el dinero, pero seguían faltando 40 céntimos; en el ratito de rastreo en el coche, el contador había subido. ¡Estafadores!. Ya había perdido un cuarto de hora y tenía prisa así que tiré por la calle de en medio y me fui al cajero; por suerte hay uno al lado... pero no funciona. Pregunté con cara de pena al vigilante por otro cajero, pero ni se apiadó de mí, ni supo darme explicaciones. Salí corriendo a la calle por la sala de urgencias, que estaba vacía. Es curioso que justo en un día tan señalado nadie tenga accidentes ni enfermedades importantes, pensé. Al otro lado de la calle vi un cajero y crucé sin esperar al semáforo. Saqué 100 euros y corrí de nuevo a pagar el párking, pero al llegar comprobé con enorme rabia y desesperación que sólo admitía billetes pequeños y yo tenía dos de cincuenta.
Ya vencido, tiré la toalla y me fui a la calle dispuesto a coger un taxi y dejar el coche solito a pasar la Nochevieja en el frío párking. Crucé la calle y ni rastro de taxis, normal, pero frente a mí había una salvadora gasolinera en la que comprar un refresco y cambiar los cincuenta euros. Así lo hice y crucé a la carrera, en mi particular San Silvestre hacia el cajero, pagué por toda la tarde y por la última y estúpida media hora y salí por ruedas hacia casa.
Excitado y mosqueado, de milagro llegué a tiempo para tomar las uvas con familia y amigos y hacer las propuestas personales de cada año por estas fechas: ser más ordenado, adelgazar, hacer más deporte, leer más, trabajar con más entusiasmo, retomar viejos proyectos, ser más simpático y no volver a aparcar en mi puta vida en el Hospital de San Rafael.
PD. Todo ello salpicado del mal rollo y ternura que provoca un hospital de niños y más en estas fechas.
Una vez terminada la prueba, un compañero me dejó de nuevo en el sanatorio y yo, a la carrera, para llegar pronto a la cena de fin de año, me dirigí al cajero automático para pagar antes de salir. Si no lo haces así, hay una barrera que no te deja salir. Una vez introducido el ticket al tercer intento, el visor digital marcó la friolera de 14,50 euros, sólo por aparcar, sin incluir ningún tipo de intervención quirúrgica. Saqué la cartera y encontré un billete de cinco euros (no aceptaban Visa), escarbé los bolsillos y encontré varias monedas, hasta llegar a 12,60 euros. Cabreado, insultándome por haberle dado a mi hijo Martín veinte euros media hora antes, corrí hacia el coche en busca de esas monedillas que se caen por el asiento. Desmonté casi toda la tapicería, me tiré al suelo ante la inquieta mirada del vigilante del aparcamiento, encontré cinco paquetes de Kleenex, dos canicas, tres clics de Famobil, un chupa chups chupado, una multa sin pagar, doce discos de grupejos de los que me gustan, medio puro, un Ventolín caducado, cuatro Doritos rotos, tres bridas, dos chicles reveníos y unas gafas de sol arañadas, pero sólo unos centimillos amontonadas en el asidero de la puerta. Conté y sumaban dos euros con diez, más de lo que necesitaba.
Con toda la calderilla volví a subir al cajero, introduje a toda prisa el ticket y el dinero, pero seguían faltando 40 céntimos; en el ratito de rastreo en el coche, el contador había subido. ¡Estafadores!. Ya había perdido un cuarto de hora y tenía prisa así que tiré por la calle de en medio y me fui al cajero; por suerte hay uno al lado... pero no funciona. Pregunté con cara de pena al vigilante por otro cajero, pero ni se apiadó de mí, ni supo darme explicaciones. Salí corriendo a la calle por la sala de urgencias, que estaba vacía. Es curioso que justo en un día tan señalado nadie tenga accidentes ni enfermedades importantes, pensé. Al otro lado de la calle vi un cajero y crucé sin esperar al semáforo. Saqué 100 euros y corrí de nuevo a pagar el párking, pero al llegar comprobé con enorme rabia y desesperación que sólo admitía billetes pequeños y yo tenía dos de cincuenta.
Ya vencido, tiré la toalla y me fui a la calle dispuesto a coger un taxi y dejar el coche solito a pasar la Nochevieja en el frío párking. Crucé la calle y ni rastro de taxis, normal, pero frente a mí había una salvadora gasolinera en la que comprar un refresco y cambiar los cincuenta euros. Así lo hice y crucé a la carrera, en mi particular San Silvestre hacia el cajero, pagué por toda la tarde y por la última y estúpida media hora y salí por ruedas hacia casa.
Excitado y mosqueado, de milagro llegué a tiempo para tomar las uvas con familia y amigos y hacer las propuestas personales de cada año por estas fechas: ser más ordenado, adelgazar, hacer más deporte, leer más, trabajar con más entusiasmo, retomar viejos proyectos, ser más simpático y no volver a aparcar en mi puta vida en el Hospital de San Rafael.
PD. Todo ello salpicado del mal rollo y ternura que provoca un hospital de niños y más en estas fechas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)