Si en cada sobre salieran seis cromos diferentes y tuvieras la infinita suerte de que nunca se repitieran, la colección completa, más el álbum, te saldría por 95 euros. No está mal para un hobby de niño. El problema es que la cosa tiene trampa; el negocio está mucho mejor estudiado de lo que parece; son muchos años de cromos, muchas generaciones que han crecido con la ilusión de completar la colección...Qué utopía.
El señor Panini sabe jugar muy bien con la ilusión de los chavales y desarrolla una estrategia de márketing magistral, para forrarse y vaciar el bolsillo de los desgraciados papás. Lo primero que hace es dosificar la aparición de ciertos jugadores, como siempre se ha hecho, y por mucho que tu vayas una y otra vez al kiosco a comprar sobres, es posible que el portero del Osasuna todavía no haya entrado ni en imprenta, mientras que el defensa "guarro" del Espanyol está repetido en cada sobre. Luego, cuando ya crees que lo tienes todo controlado, empiezan a producir nuevos fichajes o a inventarse categorías (ídolos, súper crack, balones de oro, porterazo, actualización, plus entrenador, amante del linier...) y los noventa euros se duplican o triplican en cuanto te despistas y luego llega la trampa definitiva y te incluyen al final del álbum las "ediciones especiales" y el sobrecito pasa a costar de 1 a 5 euros. ¡Vaya timo, tío Panini!
La otra opción es delegar y dejarte llevar por las artes negociadoras de tu hijo, pero eso supone arriesgar demasiado y que por conseguir a "Lugano, nuevo plus defensa" sea capaz de cambiar un taco de 120 cromos. Es verdad que es una afición tradicional, bonita y sana y que los padres la promocionamos porque nos recuerda nuestra ya lejana niñez con aquello de: "sí le, no le, sí le, sí le... chup, chup, chup".
Pero como tampoco la técnica del trueque consigue llevarnos al objetivo final, siempre tienes que pasar por el clásico de los clásicos, mañanita de domingo en la plaza de Quintana, cambiando, comprando, vendiendo o siendo estafado. Y si ni aún así lo has conseguido, siempre te queda la opción de hacer el pedido final, para lo cual las nuevas tecnologías han dado un buen empujón. Antes mandábamos el precio de los cromos en sellos de correos y ellos te los enviaban, ahora todo queda resuelto en internet en un pispas.
Todo vale con tal de no llegar al final de temporada con un montón de páginas por completar. Así que voy a revisar la lista porque nos queda sólo una semana. Eso sí, en mi próxima vida, me pido Panini.
En "Vida y color" no había animales supercrack, o nuevos fichajes de tribus, pero también faltaban unos cuantos.
ResponderEliminarLa última que completamos en casa fue la de los pokemon y todas sus evoluciones y digievoluciones, creo que se decía así. Esos cromos al menos eran de plástico y no se quedaban hechos una braga al segundo día. Eso si, la bromita, como siempre, resultó más cara que comprarle al niño un equipo nuevo de ski, que pagarle todas las clases extras de mates que le hacían falta, y que el pago de la hipoteca de la casa. Todo ello junto, por supuesto.
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