jueves, 9 de mayo de 2013

LOS DE VERDE

Los de verde son mis hijos. Ya os comenté una vez que tienen cierta debilidad por este color. Siempre llevan alguna prenda de ese tono. No sé de quién habrán heredado tan benemérita costumbre... Los dos mayores sí sufrieron esa tortura psicológica paternal que les obligaba a vestir iguales los domingos, ya fuera para ir a misa o a tomar un helado. Nosotros fuimos a más y llegamos a vestir con la misma ropa a su "hermano" saharaui, Gali, que lo aceptaba con resignación. Como podéis imaginar, a Gali no le llevamos nunca a misa (a los otros tampoco, pero no digáis nada que mi suegra se piensa que sí), pero tuvo que posar en infinidad de fotos de marinerito con Diego y Martín.
De eso se ha librado Lucito, porque los mayores tienen ya bastante crecido el bello púbico como para aceptar semejante cabronada. Ahora ellos deciden su indumentaria, del mismo modo que sus aficiones. Por eso el enano lleva unas botas de Messi que le están dos números grandes y el mediano unos pantalones que le están dos números pequeños. Y por eso Martín dedica buena parte de su tiempo a inventar o descubrir maldades que le enseña al peque.
Sus últimos descubrimientos no están nada mal. Ha comprobado la conectividad entre las tuberías del cuarto de baño y se dedica a llenar de agua el lavabo y a soplar con fuerza por el sumidero superior hasta que salen burbujas por la bañera o el retrete. Obsesionado por los conductos interconectados, también ha descubierto la unión entre boca y nariz y la demuestra con un curioso experimento: se mete los auriculares por los agujeros de la nariz, pone música a todo volumen y abre la boca para que todos oigamos lo bien que canta; es un poco grimoso y asquerosito el tema, pero bastante flipante. Por último y por seguir con los conductos, han empezado a cumplir una norma de educación que les prohibe peerse fuera del servicio; ahora se acercan al baño, abren la puerta, se encorvan hacia adelante, sueltan el recado y salen corriendo. Algo es algo. Ahora tengo que conseguir que entiendan que no basta con dejar dentro el sonido, que lo que más nos molesta es el olor... Su tía, ¡qué guarro soy!.
Otro día os hablaré de sus estudios, aunque como anticipo os diré que Martín, que es bilingüe, saca malas notas en inglés y que Lucio me pide de vez en cuando que le ponga un dictado para mejorar su ortografía; en el último el muy animal escribió "enbergadura"... Ya le expliqué que eso no se escribía todo junto.


2 comentarios:

  1. Si es que los de verde son más salaos que las pesetas. No parecen hijos del de naranja, jajajajaja.

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  2. Pues fijate que soy observadora y nunca me habia dado cuenta de la pasion Muñoz por el verde.
    De lo que si me he dado cuenta, es que mi hija esta aprendiendo muchas cosas de la mano de su primo. El otro día la ví con su reproductor dentro de la boca y cuando le pregunte ¿ que carajo hacia? me dijo toda orgullosa " escuchar musica como me ha enseñado Martin".

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