Ya sabéis que a veces me gusta leer la actualidad desde un punto de vista algo sui generis o toca pelotas, más que nada por no escribir lo mismo que todo el mundo. En el asunto de las tarjetas de crédito de Cajamadrid que tanto revuelo está causando, tengo que reconocer un alto grado de irritación e indignación, pero por otro motivo. Quizás porque de antemano desconfiaba plenamente de Blesa y todo su séquito, no me ha sorprendido esa práctica chorizezca que, como el valor, se les supone. Es más, me parece pecata minuta comparado con los desmanes y auténticos atropellos financieros (qué diplomático soy) que esta panda tiene en su currículum antes de llevar a Bankia al pozo sin fondo. Después de tener que recibir de la arcas públicas 22.500 millones, las migajas de las tarjetas son sólo falta menor.
La actitud de estos consejeros puede adjetivarse de distintas formas. Los que diseñaron el sistema con nocturnidad y alevosía son presuntos putos chorizos dignos de estar en la celda con Bárcenas. Los que se gastaron una salvajada sabiendo a conciencia que eso no era legal son unos presuntos ladronzuelos. Los que se pagaron algunos gastos pensando que era legal no creo que tengan responsabilidad ninguna y los cuatro que no gastaron nada son simple y llanamente buena gente, aunque muchos de los que critican toda esta operación piensen que son unos pringaos.
Pero como he dicho, lo que más me ha fastidiado de este asunto ha sido una reacción, la del siempre provocador Ministro de Hacienda que para sembrar dudas y extender cortinas de humo ha anunciado como salvador de la patria que va a investigar a las empresas del IBEX para comprobar si hay casos similares. Mira "amigo" Montoro, no creo que seas tan tonto como pareces, pero lo que te aseguro es que los ciudadanos de este país no somos tan memos como para tragarnos esas batallitas. La gravedad del asunto de las tarjetas de Cajamadrid no radica en la fiscalidad, en si han declarado o no ese dinero a Hacienda y si han defraudado una pequeña cantidad por haberlo escondido. Lo realmente escandaloso es que ese dinero ha sido robado de una caja pública por los enchufados
nombrados a dedo para ejercer de consejeros. Ahora entiendo porque Gallardón y la Aguirre se peleaban tanto y se insultaban cuando se disputaban nombramientos de consejeros de Blesa. Lo que es obsceno es que políticos del segundo y tercer nivel de PP, PSOE, IU, UGT... de los que dicen representar al pueblo acepten que además de su sueldo van a tener barra libre en el cajero, la joyería o el puticlub. Pero no por la fiscalidad sino porque es dinero público y ellos son políticos.
Las empresas del IBEX, de las que no soy un férreo defensor, no tienen ni un gramo de culpa en este asunto, tienen todo el derecho del mundo a cuidar a sus empleados o dirigentes porque son empresas privadas, con dinero privado y con profesionales que están en el mercado laboral. Nada tiene que ver. Desviar la atención es sólo una triquiñuela digna de alguien que diseñó la amnistía fiscal que los Barcenas, Pujol y compañía aprovecharon. Es la política de "si todos lo hacen" y "mal de muchos". Y además, todo un señor ministro debería respetar ese principio del que tanto echan mano cuando quieren, la presunción de inocencia... Incluso para las empresas del IBEX. Y por cierto: ¿por qué no las del mercado continuo?
Pie de foto: No tenía nnguna foto de los enchufados corruptos...
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