El pobre chaval no había robado nada y simplemente fue víctima de ese "minuto de gloria" que los policías de todo el mundo tienen para demostrar a los demás su autoridad. En esos países del sur, donde muchos de los ciudadanos apenas alcanzan la condición de ser humano y viven arrastrándose, literalmente, por el suelo, el "minuto de gloria" alcanza el grado más bajo y rastrero imaginable.Al rato, de debajo de la almohada empezaron a salir chavales que corrían despavoridos; estábamos en Guinea Conakry y cientos de niños rodeaban el campamento de la carrera, mirando atónitos a aquellos locos que invadían su espacio con aquellos cacharros del futuro. Como siempre, los militares estaban allí para mantener el orden y bien que lo mantuvieron, primero a golpe de cinturón, repartiendo correazos a diestro y siniestro y después, ante la infatigable curiosidad infantil, con unas ráfagas de metralleta, mucho más efectivas y disuasorias. Todavía hoy, quiero seguir pensando que todos aquellos disparos se perdieron en el aire.
Por último, ya de madrugada, me ha venido a la cabeza la cabeza del tigre que nos robaron en Senegal. Dos chavalines se acercaron al coche y cogieron la bolsa más grande que había, sin saber que lo único que llevaba era una divertida y gigantesca cabeza de la mascota de Kellogg's, que suponemos que estará colgada como decoración en algún chiringuito de carretera o igual preside algún templo y alguien reza al dios de los cereales. Nosotros la buscamos durante dos días sin éxito, pero no era cuestión de llamar a la policía ¿verdad?
EXCELENTE!!!
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