viernes, 26 de abril de 2013

POR FALTA DE INCULTURA

Era una de las frases preferidas de mi madre. La había oído en alguna exposición o esperando la vez en el mercado, pero la repetía a menudo como síntoma de las carencias culturales de la sociedad. Y todavía entonces el déficit cultural estaba motivado por la desinformación y por el tormentoso periodo político que dejábamos atrás. Ahora la situación ha cambiado, tenemos muchísima más información, más medios, toda la facilidad del mundo para acceder a las artes, las letras o las notas musicales, pero seguimos adoleciendo de una enorme falta de ignorancia.
En un país en el que se tacha al intelectual de "rojeras", se persigue al cineasta por posicionarse políticamente, se torpedea cualquier gesto de creatividad a base de impuestos y se promulga la emisión de "telemierda" a grandes escalas, es normal que los cerebros se fuguen o se sequen. Criticamos a nuestros políticos porque no hablan inglés, nos reímos de nuestros futbolistas por cazurros, pero todavía es mayoría la gente que en esta España nuestra considera un libro como algo elitista, erudito, aburrido o presuntuoso. Y lo digo en el día del libro, sí. Cuánta gente hay cuya única lectura son los pies de foto del Marca o las románticas frases de detrás de la puerta del retrete del bar. No es que les eche nada en cara, pero hay que saber lo que tenemos y nuestro poderío literario, al margen de este insigne blog, está muy marcado por esos precursores de Twitter que ponían tan ocurrentes frases encima del urinario. Qué bonito lo de "Rosana, te voy a poner una naranja en la boca y te voy a comer el chichi hasta que te salga Fanta". Aunque a mí no me gustan tan pornográficas, prefiero lo romanticones que dan todo por su amada, como el Don Juan que ha pintado dos puentes de la A-1 dirección a Burgos: el primero dice "Sin ti, uno parece 365" y en el siguiente pone "Contigo, 365 parecen 1". Tampoco tiene desperdicio el de la foto que hice el otro día en medio de un bosque de Alcalá de Henares. Quiero pensar que era una historia de amor y no el final de un proceso narcodepresivo...
Hablando de literatura del pueblo, me gustan las frases que vienen escritas en los camiones de Seur y que no voy a reproducir porque son largas y van deprisa, así que nunca me da tiempo a memorizar. Y todo esto os lo cuento porque hoy, volviendo de comer con varios compañeros, hemos visto a un transportista sentado en la cabina de su camión leyendo un libro y nos ha resultado tan impactante que nos hemos quedado un rato comentándolo... País.

1 comentario:

  1. Opino que un buen método para potenciar la lectura sería, poner en todos los servicios, al lado del rollo del papel higiénico, una estantería con libros. La vecina de mi prima, compra distintas marcas de dentífrico, de champu y de gel, simplemente por cambiar un poco la lectura.

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