Creo que ya no hay nadie que se siga empeñando en negar la crisis como hizo algún optimista enfermizo. Ahora la realidad es apabullante, por la insistencia de las noticias, por la persistencia de los mercados y porque la crisis de carne y hueso se nota en la calle. En que las aceras están llenas de gente pidiendo; en que ahora te piden pasta o te venden "La farola" no sólo en la puerta de las iglesias, sino al salir de las farmacias, los supermercados o los sex-shop; en que por la calle pasa un chatarrero distinto cada dos horas, en que han vuelto con fuerza los afiladores, en que el cartón de los contenedores se lo llevan los cartoneros antes de que llegue el camión del ayuntamiento y en que cada día hay una cola que da la vuelta a la manzana para comprar lotería de Navidad en Doña Manolita. Hay crisis.
Por eso creo que la tan manida frase se refiere a que a pesar de la crisis y de la apocalíptica amenaza diaria que los medios nos transmiten, la gente sigue haciendo su vida, los parkings y los bares están más llenos que nunca, los atascos permanecen y la calle está en ebullición porque la gente quiere disfrutar su vida por mucho que le digan que el fin del mundo está aquí. También porque no saben dónde están los "mercados", para ir a quemarlos... ¡Nooooo, esos no!, ¡Pobre charcutero!
Horror, no me echáis de menos? Estoy sin internes, ni teléfono fijo, así que no me llaméis. Por otra parte, así no os doy el latazo en una temporadita... Acabo de enterarme de que mi cuñado mayor ha estado malito, claro es lo que tiene la edad, has probado a desayunar actimel? Pues nada, que si me queréis para algo no me llaméis, y lo de los mails no prometo contestarlos rápido. Que os den...
ResponderEliminar