Sigo dándole vueltas a las teclas, no alrededor sino en la cabeza. Nunca he entendido su caprichosa disposición y estoy harto de que me jueguen malas pasadas. Hace unos meses cambié de ordenador porque le fallaban varias teclas y tenía que dar martillazos para escribir la "ele", la "pe" y hasta el espaciador. Supongo que era un problema de limpieza debido a la caspa, las legañas y los moquillos que suelen meterse por las ranuras del ordenador, aunque no sé por qué tan repugnantes partículas eligieron esas letras en concreto. Ahora ya tengo el nuevo, en el que el teclado está más alejado, con lo cual no cae mierda pero tengo el brazo más estirado y me está provocando tendinitis.
Como consecuencia, escribo más lento todavía, con sólo un dedo de la mano derecha y tocando el "clítoris" con el pulgar de la izquierda, lo que me lleva a nuevos errores. Copio lo que no quiero copiar, cambio de renglón sin quererlo e incluso abro programas de la barra de abajo, sin pretenderlo. Así que mientras se cura la jodida tednitinis tengo que leerme todo varias veces antes de enviarlo o plubliclarlo. En su defecto, volveré a meter la pezuña como aquel día que firmé un mail a una directora de marketing con: "Un salido: Diego Muñoz". Y es que hay que ser idiota para poner la u y la i juntas en el teclado. Seguro que fue un francés, que como no las distinguen. Como podéis imaginar, después de tan cariñosa despedida, empezamos una fructífera relación profesional... Y desde entonces prefiero despedirme con un abrazo, mejor que con un saludo.
Reconozco que este tema es de los que me quita el sueño. Cada vez que voy a terminar un mail pierdo varios minutos pensando si tengo que despedirme con un saludo o con un abrazo. El saludo puede parecer demasiado frío, pero el abrazo puede ser un exceso de confianza. Desde hace tiempo tengo un protocolo, primero miro cómo se ha despedido mi interlocutor en el mail anterior para tratarle de la misma forma; sino, busco su cara en google o facebook para ver si me apetece abrazarle o no y por último opto por pensar que haría si me lo encontrase en la realidad. Ya sé que estáis pensando que soy un maniático. Lo soy. Lo sé. ¿Que pasa?. Pero me sienta fatal mandar un abrazo y que te devuelvan un saludo o quedar como un borde que rechaza el abrazo de un amigo. Claro, que también me parece muy pastoso ir dando abrazos por todas partes. Hay fórmulas intermedias como "mil gracias y un saludo" que me gusta utilizar pero que me parece poco equitativa: a qué viene tanta generosidad con las gracias y tal tacañería con los saludos. Quizás la más efectiva y válida en cualquier caso es la de "saludos cordiales", pero me sigue dando miedo equivocarme porque lo de "salidos cordiales" sonaría al "Qué, ¿nos hacemos unas pajillas?" de Santiago Segura. Quizás hay que modernizarse, aprender de nuestros hijos y tirar de Bss, Kss, A2, Xao, XD XD, juas juas, y todo tipo de emoticonadas.
Sí, lo he conseguido, lo que pedíais, una entrada sin malos rollos. Disfrutadla, que la próxima va a ser sobre un documental que vi anoche en TVE2 sobre la guerra mundial, el holocausto, la bomba atómica y la destrucción del hombre por el hombre. Lo dicho, unas gracias y mil abarzos.
Diego, Diego, te vamos a tener que lavar la boquita con jabón, o son los deditos?
ResponderEliminarque tal?
Atentamente
Afectuosamente
Regards
A sus pies...
Querrás decir, "mil abrazos" ¿No?
ResponderEliminarEstoy buscando tu cara en el google, y me sale un Ajo(...). Me gusto.
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