Los niños se quejan a menudo de que en el cole estudian cosas que no les van a servir nunca para nada. Alguna vez cuesta no darles la razón. Somos los propios padres los que nos quejamos de una educación basada en exceso en la teoría, en la memorización y escasa en valores. Yo por lo menos, me quejo. Bien es cierto que la educación es algo que se comparte entre los padres y los profesores y no sirve echarle siempre la culpa al colegio por no asumir nuestra propia responsabilidad cuando vemos que nuestro hijo empieza a ser un "estado fallido".
Ahora pensaréis que os voy a hablar de las notas de mis hijos como hacen todos los padres de niños que sacan buenas notas. Es uno de los mayores vicios, presumir de hijos, mucho más que presumir de casa, de coche o de pene, que son las otras cosas de las que presume la gente ¿no?. Pues lejos de sacar pecho por la educación de los míos o los nuestros, que Montse también tiene algo de culpa, voy a transcribir la conversación que tuvieron mis hijos anoche mientras montaban una maqueta en su cuarto. Por poneros en situación, estaban los tres en el suelo poniendo piezas de Lego por doquier y en el Ipod, Martín tenía puesta música bastante cañera a gran volumen. Yo entré en la habitación y les pedí que bajaran la música porque su madre ya se había ido a dormir y a partir de ahí:
-"Papá, si la música es buena para dormir porque te relaja" -protestó Martín-.
-"Tío, te relajará la música de Sespir, no la de Linkin Park" -contestó Diego-.
-"¡Burro!, Sespir no es un músico, es un pintor" -puntualizó Martín-.
-"Ya lo sé y no es Sespir, es Saquespeare"...
En ese momento, avergonzado pero muerto de risa, entré en la conversación para explicarles que el tal Sespir era William Shakespeare, el escritor de lengua inglesa más grande de todos los tiempos y que había escrito Otello, Hamlet o Romeo y Julieta. Se quedaron como si tal cosa y le echaron la culpa de su resbalón cultural a los ingleses por pronunciar tan distinto de como se escribe.
En eso, Lucito, que se había mantenido callado todo el rato, se tiró un sonoro pedo y, contagiado por sus hermanos que discutían sobre la pronunciación inglesa, se regodeó diciendo "My anus is on fire".
Aterrorizado por el rumbo de la educación de esta panda y antes de que me llegara el olor, me fui a dormir con la tranquilidad de que por lo menos dominan el inglés mejor que este pobre guardacostas alemán.
Montserra, Montserrat, Diego y familia
ResponderEliminarFELIZ AÑO NUEVO
y el mismo deseo para los sufridos lectores de este blog
Chema