miércoles, 11 de enero de 2012

AÑO NUEVO, LIMPIEZA GENERAL

Se acaban las vacaciones de Navidad, empieza un nuevo año y con él la vuelta a la rutina. Los niños al colegio y los padres al trabajo.
Soy de las que llora cada vez que se acaban las vacaciones, como la mayoría de las personas, supongo, pero sospecho que por razones distintas a las de la mayoría. Lo que más me duele, como siempre, es la vuelta a la rutina y al orden. Se acabaron esos días de caos sin horarios, sin orden ni concierto, donde lo mejor que se nos ocurre cada día es empezarlo improvisando. No sería capaz de vivir como tanta gente planificando los días, las semanas y los años con la agenda o la blackberry en la mano y en la cabeza. Las mejores cosas, los mejores planes, salen siempre de la improvisación. Otra de las cosas que me superan es tener que despertar a los niños tan temprano, cuando están tan plácidamente dormidos mientras en la calle todavía es de noche. Me da tanta pena que casi me echo a llorar, dudo unos minutos y estoy a punto dejarles dormir, cosa que seguro me agradecerían. Menos mal que la parte que menos gusta a la mayoría, la vuelta al trabajo, para mí es la mejor y después de veinte días subo al estudio con muchas ganas.
Otra actividad común en esta época del año es la recogida de adornos navideños, un suplicio que viene siempre acompañado con las protestas de Lucio y su cara de pena mientras me pregunta por qué se acaban las navidades y si no podemos dejar los adornos hasta el año que viene. Hace dos me dio tanta pena que guardé los de dentro de casa pero dejé en un peral del jardín unos cachibaches plateados que estuvieron colgando del arbol hasta el mes de agosto que decidí quitarlos descoloridos y cochambrosos.
Seguimos con la limpieza, esta vez la interior. Siento ganas de comer tomates, piña y espárragos para limpiarme el estómago y el intestino y despegar de ellos el cordero, el vino y los polvorones que he comido a discreción. Y me levanto de la mesa por primera vez en muchos días sin tener esa sensación de haber comido más de la cuenta. Qué alivio!
Ahora viene la última fase de limpieza, que no esperaba. Subo al estudio y me encuentro con los cuadros que dejé terminados hace tres semanas. Son el resultado del trabajo de los últimos meses y me encuentro con ellos. Me miran y se descojonan de mí sin ninguna piedad. Y me doy cuenta de que lo que dejé no es lo que yo pensaba. Ni me gustan ni me los creo, por eso se ríen de mí mientras me dicen a gritos: no, no, no........no es esto lo que andabas buscando, bonita. Así que una vez más, llevada por el impulso, sigo con la tarea de limpieza. Agarro un cubo de agua caliente y una esponja y en pocos minutos los hago desaparecer. Mientras froto, me viene a la cabeza la duda de si estaré haciendo bien y la pena y la angustia por tirar por la ventana o al cubo el trabajo de tanto tiempo. Pero cuando ya he terminado, me retiro, veo los bastidores limpios y siento un gran alivio, hasta me he dado una palmadita en la espalda por haberme atrevido. No pasa nada, no existían más que en mi conciencia ya que nadie más que yo los había visto.
Ahora después de todas las limpiezas, internas, externas, laterales y transversales......a volver a empezar. Feliz año.

3 comentarios:

  1. Mirando la foto, me he dado cuenta que, si a Dieguito le pones 30 kilos, le quitas la mitad del pelo y la otra mitad se la pistas de gris, es clavadito a Diego padre.
    Cuñaaa, a mi el lunes se me saltaban las lagrimas, pero de la emocion de saber que empezaba el cole.

    ResponderEliminar
  2. Montse, se me olvidó decirte que la semana pasada vino un coleccionista y le enseñé tu estudio. Le gustaron mucho los cuadros nuevos y el lunes viene a comprar varios...

    ResponderEliminar
  3. Pero mira que es malo mi cuñao, malo, más que malo, que vas a ir al infierno. Rebota, rebota y en tu culo explota.

    ResponderEliminar