Cómo no voy a creer en la teoría de la conspiración. Cuando te pasas media vida esperando a que llegue el soñado partido del siglo y un par de horas antes, te llaman unos de tus mejores amigos para invitarte a cenar ¿qué haces?... Pues irte a cenar para no quedar como un cazurro furgolero; pero vas refunfuñando, con el Iphone conectado para ir consultando el resultado y resignado por estarte perdiendo todo un duelo histórico: el Espanyol contra el Mirandés. Cuando tus amigos llegan y te presentan a una amiga suya que también se ha sumado a cenar, saludas, sonríes y evitas hablar de fútbol para no dar mala imagen. "Hola, qué tal... pues ya ves, de cena... y tú de dónde eres... yo de aquí de Madrid ¿y tú?... yo de MIRANDA DE EBRO". ¿De Miranda de Ebro? , pero qué broma de mal gusto es esta, pero dónde está la cámara oculta; pero si nunca he conocido a nadie de ese respetable lugar y tengo que encontrarme con esta buena mujer justo en el momento de tan sangriento duelo. ¡Qué nochecita! Coronita, sms de mi hijo, gol del Mirandés, sonrisa de la piba, jalapeño, sms de mi hijo, gol del Mirandés, carcajada de la tronca, taco picante, penalty que nos perdonan, cerveza michelada (¡qué guarrada!), penalty que nos perdonan, el árbitro nos favorece, por una vez no pasa nada, me empieza a doler el estómago y a caer mal la amiga de mi amiga, pero de repente, como caídos del cielo suenan varios pitidos seguidos del móvil: tres goles del Espanyol, los pericos somos así de chulos, marcamos de tres en tres. Tequila para todos, coscorrón, que tipa más maja la amiga de mi amiga.
Si te ha quedado mal sabor de boca, siempre tienes el consuelo de ver el clásico al día siguiente... ¿Qué hay más clásico que irte al Teatro Real a escuchar una buena ópera?: Chaikovski y Stravinski. Dos líneas bien distintas, una más conservadora y otra más innovadora. Llegados a este punto os pensáis que voy a hacer una de esas horteras y pedantes crónicas metafóricas en las que os mezclo la ópera con el fútbol. ¡Vais dados!, aunque tenía material, porque había unos bailarines azules y otros granates que se enfrentaban a un chulesco dios griego vestido de blanco, con patillas canosas y gafas de sol macarroides.
A tenor de los aplausos se puede decir que la ópera fue un éxito; a tenor de las toses, que hace frío en Madrid; a soprano del llenazo, que no todo el mundo es furgolero (incluidos Alex de la Iglesia y Pedro J). Mira que me enseñó mi padre que los miércoles son malos días para la cultura, pero no aprendí. Eso sí, al principio tuve la esperanza de haber sido víctima de esta maravillosa acción guerrillera de Heineken, pero no. Después pensé en la opción del pinganillo y finalmente tiré de sentido común y decidí imaginármelo, al fin y al cabo siempre pasa lo mismo en esos partidos.
Y es que no es justo que al Barcelona siempre le toquen equipos fáciles y nosotros tengamos que jugárnosla con el Súper Mirandés.
¡¡ Me declaro Mouadicta ¡¡
ResponderEliminarHay que ser pelota con la parienta, para ir al teatro, con un R.Madrid-Barcelona.
Pero Marta , si las entradas las sacò él y no se dio cuenta!!!!! La verdad no se perdiò nada, quedan muchos partidos y la òpera es ùnica. Mereciò la pena.
ResponderEliminarMi señor marido tiene prohibido volver a ver un Madrid - BarÇa. Estuvo en el partido del Bernabeu, palizote de AVES y coche, para nada, y ayer se pira a un bareto a ver el super partido. Otro desastre. Para colmo la que lo pago soy yo, que ahora cuando vaya a clase seré, una vez más, el hazmerreir de la peña, "¡Ya llega la de Madrid!", "¡Pobrecita dejarle sitio, que lo está pasando mal!", y algunos comentarios más a los que no termino de acostumbrarme. Marta, disiento, a la MIERDA el chulazo de Mou y su camarilla.
ResponderEliminarCuñaaasss, ¡ VIVA MOU ¡¡ Y VIVA LA MADRE QUE LE PARIO¡
ResponderEliminarQué guapo y qué buen entrenador es Mou, qué buena manera de plantear los partidos, con valentía, como debe ser con el Madrid, y sobre todo con juego limpio. Que se vaya preparando Guardiola, que un año de estos pierde en el Bernabeu (o al menos empata). (JEJEJE)
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