Todavía recuerdo cuando me metí debajo de una mesa camilla para no ir al colegio. Era el segundo día de cole y le argumenté a mi madre que no quería ir porque ya lo había visto. Lógicamente no me acuerdo, pero me lo contaron tantas veces que es como si lo estuviera viendo. También me contaba mi madre que ella se quedó en casa hecha polvo pensando "Pues no te queda nada...".
Por suerte nosotros no hemos tenido muchas veces ese problema. De hecho, los que más decimos lo de "no quiero ir al cole" somos Montse y yo, al acabar cada periodo de vacaciones. Sin embargo, ayer Lucito se levantó con el pie torcido, se declaró en huelga de brazos caídos, consiguió una moratoria para no ir en ruta y al final se subió al coche de papi sollozando: "No quiero ir al cole". Tirando de manual de psicología infantil, es decir hablando un rato de pedos y cacas, conseguí calmarle e incluso someterle a un psicoanálisis, entre puchero y puchero.
El tío tenía muy claros los motivos por los que no quería ir y uno a uno me los fue desglosando. El primer argumento era contundente: "Es que hoy hay natación y el profesor no nos deja bucear porque cuando buceamos no oímos lo que él dice, pero yo quiero bucear para tocar el fondo". El segundo también responsabilizaba a un profesor: "En clase, la profe me saca a la pizarra a hacer cuentas y me ha dicho que no me va a volver a sacar hasta que no sepa hacer las sumas de cuatro números y las restas... y son muy "dicíciles". Mientras el padre se iba angustiando, él iba subiendo su tono de indignado y siguió reivindicando: "Y además, al acabar la clase, los niños recogen los lápices y me quitan mis colores cuando todavía no he terminado mi dibujo". Y como había para todos, para el final dejó la queja sobre su mejor amigo: "En el recreo, cuando vamos a los columpios, Pedro Antonio nunca quiere jugar a guerras y prefiere jugar a pilla-pilla; claro, como el es muy rápido corriendo, prefiere jugar a pilla-pilla para cogernos, pero yo también soy más rápido como igual que él".
Pobrecillo, ahora entiendo que tuviera esa tensión encima, si es que los lunes son muy duros para todos. ¡Qué vida perra!
Jajajajajajajaaaa¡¡¡ Y conociendo a los padres, Lucio se quedo en casa.
ResponderEliminarMi hija salio ayer del cole, indignadisima y es que, ayer celebraron en su cole el día de la paz, menos su profe de Ingles que " mami Ana (la profe) no ha hecho hoy la paz, porque me ha castigado y eso el dia de la paz no se puede hacer".
Pobrecito mío, Se le olvido comentar que encima la piscina estaría fría y que el menu del lunes es el peor de la semana y ¿Por que?
ResponderEliminarPues a mi tampoco me apetece mucho ir al cole últimamente. Será porque sólo voy a exámenes ahora... perra vida, quién me mandaría a mi... Le entiendo perfectamente, además hace mucho frío por las mañana para salir de la mullida cama, dile que su tía la bruja tampoco quiere ir, y dale un premio al volver por haber aguantado a los profes y los abusones todo el día.
ResponderEliminarPropongo acampar a la puerta del colegio de Lucito; convertirnos en el movimiento de "padres indignados" y reivindicar lo que siempre quisimos para nosotros. A saber: las clases empiezan los martes a las 11:00 y terminan los jueves a las 12:00, no más pures en las comidas, spagutti, hamburguesa y patatas fritas. Aprobado general en todas las asignaturas menos en gimnasia y trabajos manueales (vale, vale, listillos tecnología)
ResponderEliminarEsto me pasa por blanda, por dejarle dormir un ratito mas. Hoy se ha levantado a la vez que sus hermanos y se ha ido tan contento.
ResponderEliminarLos lunes no deberían aparecer en el calendario.
Cuñaaaa, recuerda que si no existieran los jodios lunes, no existirian los maravillosos viernes.
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