jueves, 26 de enero de 2012

LOS MENDIGOS Y LA GASEOSA

Todavía tengo la boca abierta. Igual se me mete alguna mosca. No doy crédito a lo que acabo de oír en la radio. Una iniciativa supuestamente solidaria de unos jóvenes creativos de publicidad. Parecían buenos chavales y supongo que lo habrán hecho con muy buenas intenciones. También me consta que han sabido moverse muy bien para dar a conocer su acción y que todo el mundo se entere, porque ya me ha llegado la historia por varios sitios. Su generosa ocurrencia es ayudar a los mendigos de la calle a ganar visibilidad a través de unos carteles de diseño, con mensajes más estudiados y sesudos que los habituales. Vamos, aplicar los principios de la publicidad a la miseria humana: a más visibilidad, más audiencia y a más audiencia, más ingresos.
Normalmente aplaudo cualquier iniciativa solidaria y cualquier trabajo de carácter social, aunque con muchos de ellos no esté de acuerdo en la forma o el fondo. Mi teoría es que siempre es mejor hacer algo, aportar lo que se puede y ayudar a tu manera, que no estarte quieto, aceptar el mundo como es y buscar excusas para no moverte o no arrimar el hombro... "Es que el dinero luego se pierde por el camino y sólo una parte llega al destino", "Es que hay mucha corrupción en algunas ONGs", "Es que si se acostumbran a nuestra ayuda, nunca evolucionarán"... Lugares comunes, vulgaridades repetidas una y otra vez como excusa autocomplaciente para calmar cada uno su maltrecha conciencia.
Sin embargo esta última acción me parece excesivamente artificial e hipócrita porque no termino de entender su objetivo, al margen del lucimiento de los creativos. Les oigo decir que el objetivo es "que todos veamos a los mendigos, porque ya son parte del paisaje y ya ni les vemos ni nos fijamos en ellos". Es cierto y fue lo que me pareció más denunciable en San Francisco, que ya te acostumbras y la gente les ve como algo normal, pero con un cartel más creativo no sólo no ayudamos a solucionar su problema, sino que lo estamos aceptando y dando por buena su situación; además seguirán pasando desapercibidos dentro de una semana, cuando el cartel ya sea parte del nuevo paisaje ¿no?
Hay mucha tontería en el mundo de la publicidad y se juega mucho con los sentimientos. En este caso creo que nos hemos pasado unos cuantos pueblos, sólo falta que le busquemos sponsor a las pancartas. La guinda la ha puesto uno de ellos cuando ha reconocido: "Esto es un experimento. No me interpretéis mal, pero son como las ratas de laboratorio de un experimento...". Pues lo siento chaval, pero yo te he interpretado mal y los experimentos o las prácticas de clase se hacen con gaseosa y no con mendigos, que son personas como cualquiera de nosotros, que han tenido una serie de problemas que les han llevado a esa situación. Toda esa creatividad para hacer bonitos slogans para pedir limosna y el tiempo dedicado a contestar entrevistas y a agrandar el ego, lo podían dedicar a idear fórmulas para solucionar el problema; a promocionar cooperativas como el Goodwill americano con tiendas solidarias gestionadas por los propios homeless. En definitiva a darles dignidad.
No sé cuál va a ser el siguiente paso, quizás hacer un concurso de diseño de chozas de cartón o inventar un sistema de lavado de parabrisas que permita cobrar a la vez o yendo más allá dar cursos de maquillaje a las prostitutas para que generen más ingresos. Frivolidades, las justas.

PD. Igual he estado demasiado duro, pero es que estoy de mala leche. Me cago en el Mirandés.

2 comentarios:

  1. Plas, plas, plas , plas, plas...(son aplausos). Nada de duro, has estado simplemente cojonudo.

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  2. Menos mal que no han querido hacer una acción 360º prendiendo fuego a los mendigos para generar una atmósfera más cálida a la vez que impactante...
    Al chaval de las "ratas" le recomendaría enviar el CV a la agencia de dos "conocidas" marcas de telefonía y burbujeantes bebidas carbonatadas.

    Aupa Mirandés!!!! (lo siento Diego, los héroes de Alfajarín son los héroes de Alfajarín)

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