El chaval dice que le ha salido bien, pero yo lo dudo. Dudo que haya sido capaz de explicar de una forma comprensible lo que es una síncopa y un contratiempo. Bueno eso ya lo va sabiendo, él y todos. La vida está llena de contratiempos. El otro día, en uno de esos momentos de crisis familiar provocada por el exceso de deberes, opté por ayudar al bueno de Martín en una materia, que en teoría, no me debería ser muy hostil. Abrí el libro de música y me topé con la síncopa, que todos sabéis bien que es el efecto que se produce cuando el sonido de una pulsación se alarga hasta la siguiente pulsación a través de una ligadura que une las notas; hice un sobresfuerzo para explicarle al chiquillo lo que quería decir y me enfadé mucho con él porque se reía mientras yo me volvía loco para hacérselo entender. Fue entonces cuando llegó el contratiempo, es decir, cuando la nota que no coincide con la pulsación va precedida por un silencio y tuvimos un verdadero contratiempo, porque la risa pasó a ser contagiosa y el papá maestro quedó en evidencia sin ser capaz de deducir cuál es la nota que no lleva pulsación y dónde está entonces ese silencio. Entre carcajadas, no fui capaz de defender los argumentos pedagógicos ante la ya habitual y reincidente pregunta de mi hijo: "¿Para qué me va a servir saber esto?"
Ya sé que no es la primera vez que hablamos de estas cuestiones educativas, pero me sorprende que una asignatura que debería estar basada en la práctica y en la participación, se pretenda enseñar a base de teoría pura y dura y de datos técnicos que habrán olvidado en dos días. En San Francisco, le daban mucha importancia en el colegio a la música y eso significaba que los alumnos estaban obligados a tocar un instrumento, a ensayar a diario y a dar conciertos de vez en cuando.
En mi casa, mis padres nos transmitieron el valor de la música sin explicarnos la teoría de los compases simples y los compuestos, pero enseñándonos a distinguir los instrumentos y los compositores a base de escuchar y oír a todas horas cantatas de Bach, óperas de Mozart o sinfonías de Schubert. Nos llevaban a conciertos y consiguieron empaparnos de una forma amable. En qué cabeza cabe que un examen de música puede ser sólo teórico y en silencio, es contra natura, es como obligar a alguien a aprenderse la letra de una canción sin su música. Son esas cosas de nuestra educación alienante y grisácea que reprime la creatividad. Son esas cosas de un país que reprime la cultura porque opina.
Espero que Martín no lea esto y haga bien el examen, para que el profesor esté contento, el colegio tenga una buena valoración y los padres podamos presumir en el parque de las notas de nuestro retoño, aunque todo sea a costa de que a los niños les dé un síncope...
Es dificil de creer, que un seguidor del Español/Espayol/Espaniol , no sepa explicar a un chaval lo que es una "sincopa" o un "contratiempo".
ResponderEliminarPues eso, más bossa nova (síncopa y contratiempo) y menos habitación roja a pulso.
ResponderEliminar¡PUES NO LO HE PILLAO LUIS ¡¿¿ QUE ES LA HABITACION ROJA??
EliminarPregúntale a tu cuñaaaaaooo
ResponderEliminarEs uno de sus grupos preferidos.
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