Los niños se quejan a menudo de que en el cole estudian cosas que no les van a servir nunca para nada. Alguna vez cuesta no darles la razón. Somos los propios padres los que nos quejamos de una educación basada en exceso en la teoría, en la memorización y escasa en valores. Yo por lo menos, me quejo. Bien es cierto que la educación es algo que se comparte entre los padres y los profesores y no sirve echarle siempre la culpa al colegio por no asumir nuestra propia responsabilidad cuando vemos que nuestro hijo empieza a ser un "estado fallido".
Ahora pensaréis que os voy a hablar de las notas de mis hijos como hacen todos los padres de niños que sacan buenas notas. Es uno de los mayores vicios, presumir de hijos, mucho más que presumir de casa, de coche o de pene, que son las otras cosas de las que presume la gente ¿no?. Pues lejos de sacar pecho por la educación de los míos o los nuestros, que Montse también tiene algo de culpa, voy a transcribir la conversación que tuvieron mis hijos anoche mientras montaban una maqueta en su cuarto. Por poneros en situación, estaban los tres en el suelo poniendo piezas de Lego por doquier y en el Ipod, Martín tenía puesta música bastante cañera a gran volumen. Yo entré en la habitación y les pedí que bajaran la música porque su madre ya se había ido a dormir y a partir de ahí:
-"Papá, si la música es buena para dormir porque te relaja" -protestó Martín-.
-"Tío, te relajará la música de Sespir, no la de Linkin Park" -contestó Diego-.
-"¡Burro!, Sespir no es un músico, es un pintor" -puntualizó Martín-.
-"Ya lo sé y no es Sespir, es Saquespeare"...
En ese momento, avergonzado pero muerto de risa, entré en la conversación para explicarles que el tal Sespir era William Shakespeare, el escritor de lengua inglesa más grande de todos los tiempos y que había escrito Otello, Hamlet o Romeo y Julieta. Se quedaron como si tal cosa y le echaron la culpa de su resbalón cultural a los ingleses por pronunciar tan distinto de como se escribe.
En eso, Lucito, que se había mantenido callado todo el rato, se tiró un sonoro pedo y, contagiado por sus hermanos que discutían sobre la pronunciación inglesa, se regodeó diciendo "My anus is on fire".
Aterrorizado por el rumbo de la educación de esta panda y antes de que me llegara el olor, me fui a dormir con la tranquilidad de que por lo menos dominan el inglés mejor que este pobre guardacostas alemán.
Hachetetepebarrabarra y después lo que quieras poner. Es un título demasiado ambíguo para un blog, demasiado abierto. Pero así es este espacio. Unos días abierto para la alegría, otros para la pena; para la esperanza o el escepticismo; la reflexión o la ironía... Lo que salga de los huevos ¿no?
miércoles, 28 de diciembre de 2011
martes, 27 de diciembre de 2011
SALGAMOS DE AFGHANISTAN
En estos tiempos en los que sólo importa la economía, voy a aportar una sencilla idea para ahorrar un buen puñado de millones (varios centenares). Una única medida que mejorará nuestra economía, salvará vidas de ciudadanos españoles y tendrá unos efectos colaterales infinitamente positivos. Hoy se cumplen diez años de presencia española en el país de las guerras. Hace una década que fuimos allí a salvar el mundo, a redimir a las víctimas del 11S, a encontrar a Bin Laden, a liberar a la mujer afghana, a acabar con los malísimos talibanes y a seguir esa moderna cruzada por la democratización global.
El resultado conseguido hasta ahora es poco menos que nefasto. La política desarrollada por la OTAN y dirigida desde la Casa Blanca ha dado más fuerza y legitimado a los señores de la guerra. Los criminales que han sembrado el terror en los últimos 30 años siguen teniendo las llaves de la principal fábrica de heroína del mundo, que defienden con el poder de sus armas, pero ahora sus movimientos mafiosos están amparados porque son parlamentarios o incluso ministros del gobierno de Karzai. Las mujeres siguen privadas de sus derechos más fundamentales, siguen siendo humilladas, raptadas, maltratadas y asesinadas. Las tropas de intervención han pasado de bienvenidas a odiadas. El pueblo afghano ve con amargura como el hermano mayor que venía a ayudarle, se ha aliado con sus opresores y sigue una política sin rumbo basada en bombardeos indiscriminados que siguen dejando miles de civiles muertos. Muchos de ellos se ocultan, se nos dice que son activistas, terroristas, talibanes y sólamente en los casos más escandalosos se reconocen los errores de la fuerza internacional.
Obama, que iba a cambiar esa triste trayectoria iniciada por el criminal Bush, está haciendo méritos para ser juzgado en el mismo tribunal; será el de la historia porque el de La Haya nunca podrá aspirar a tal honor. Sin ser capaz de cerrar Guantánamo y asediado por la crisis, la caza de Bin Laden a la americana, no ha sido suficiente para respaldar su gestión. El premio Nobel de la paz se tambalea por culpa de la guerra, ¡qué curioso!. Ahora está en la encruzijada de seguir allí pese al rechazo popular y el enorme coste económico o regresar ante el cabreo de la industria armamentística y de las familias de los cientos de marines muertos para nada. Una solución sería retirar las tropas y filtrar, así por casualidad, la foto del cadáver de Bin Laden. Eso le daría fuerza en aquel país.
Y nosotros ¿qué? Fuimos a ayudar al jefe que nos lo pedía, después ampliamos la presencia para contrarrestar la salida de Iraq; se decoró la decisión con populismo diciendo que una era una guerra y la otra una acción humanitaria. El resultado son ciento y pico soldados españoles muertos y millones de euros tirados a la basura.
Hoy, cuando se cumplen diez años de invasión, he terminado de leer el apasionante libro de Malalai Joya: "A woman among warlords". La activista que se jugó la vida enfrentándose a los señores de la guerra pidiendo su expulsión del parlamento, cuenta como fue ella misma la expulsada de las instituciones. Un crudo relato sobre las guerras afghanas que han asolado el país durante décadas, contra los rusos, entre los señores de la guerra, con los talibanes... muchas fases con el mismo resultado, el sufrimiento del pueblo y la discriminación de la mujer. Ahora su trabajo se centra en pedir la salida de las tropas internacionales para intentar que sean los propios afghanos quienes allanen su futuro hacia una sociedad más justa y en paz. Es tan contundente su relato que al terminarlo me he visto obligado a tres cosas: mandarle un mail de apoyo, enviar una donación a una asociación de mujeres afghanas y escribir esta humilde entrada para ayudar a difundir el mensaje, ¡Salgamos de Afghanistan!
Sé que alguien me tachará de demagogo pero tengo una máxima muy obvia: La paz no se consigue con guerras.
El resultado conseguido hasta ahora es poco menos que nefasto. La política desarrollada por la OTAN y dirigida desde la Casa Blanca ha dado más fuerza y legitimado a los señores de la guerra. Los criminales que han sembrado el terror en los últimos 30 años siguen teniendo las llaves de la principal fábrica de heroína del mundo, que defienden con el poder de sus armas, pero ahora sus movimientos mafiosos están amparados porque son parlamentarios o incluso ministros del gobierno de Karzai. Las mujeres siguen privadas de sus derechos más fundamentales, siguen siendo humilladas, raptadas, maltratadas y asesinadas. Las tropas de intervención han pasado de bienvenidas a odiadas. El pueblo afghano ve con amargura como el hermano mayor que venía a ayudarle, se ha aliado con sus opresores y sigue una política sin rumbo basada en bombardeos indiscriminados que siguen dejando miles de civiles muertos. Muchos de ellos se ocultan, se nos dice que son activistas, terroristas, talibanes y sólamente en los casos más escandalosos se reconocen los errores de la fuerza internacional.
Obama, que iba a cambiar esa triste trayectoria iniciada por el criminal Bush, está haciendo méritos para ser juzgado en el mismo tribunal; será el de la historia porque el de La Haya nunca podrá aspirar a tal honor. Sin ser capaz de cerrar Guantánamo y asediado por la crisis, la caza de Bin Laden a la americana, no ha sido suficiente para respaldar su gestión. El premio Nobel de la paz se tambalea por culpa de la guerra, ¡qué curioso!. Ahora está en la encruzijada de seguir allí pese al rechazo popular y el enorme coste económico o regresar ante el cabreo de la industria armamentística y de las familias de los cientos de marines muertos para nada. Una solución sería retirar las tropas y filtrar, así por casualidad, la foto del cadáver de Bin Laden. Eso le daría fuerza en aquel país.
Y nosotros ¿qué? Fuimos a ayudar al jefe que nos lo pedía, después ampliamos la presencia para contrarrestar la salida de Iraq; se decoró la decisión con populismo diciendo que una era una guerra y la otra una acción humanitaria. El resultado son ciento y pico soldados españoles muertos y millones de euros tirados a la basura.
Hoy, cuando se cumplen diez años de invasión, he terminado de leer el apasionante libro de Malalai Joya: "A woman among warlords". La activista que se jugó la vida enfrentándose a los señores de la guerra pidiendo su expulsión del parlamento, cuenta como fue ella misma la expulsada de las instituciones. Un crudo relato sobre las guerras afghanas que han asolado el país durante décadas, contra los rusos, entre los señores de la guerra, con los talibanes... muchas fases con el mismo resultado, el sufrimiento del pueblo y la discriminación de la mujer. Ahora su trabajo se centra en pedir la salida de las tropas internacionales para intentar que sean los propios afghanos quienes allanen su futuro hacia una sociedad más justa y en paz. Es tan contundente su relato que al terminarlo me he visto obligado a tres cosas: mandarle un mail de apoyo, enviar una donación a una asociación de mujeres afghanas y escribir esta humilde entrada para ayudar a difundir el mensaje, ¡Salgamos de Afghanistan!
Sé que alguien me tachará de demagogo pero tengo una máxima muy obvia: La paz no se consigue con guerras.
lunes, 26 de diciembre de 2011
MI MALA SANGRE
Me han pillado. De esta no sé cómo voy a salir... o me quitan todos los puntos o me meten preso o me retiran la custodia de todos los animales de compañía que tengo en casa, que son bastantes. "El lunes a las nueve tiene usted que venir a hacerse una analítica completa", me dijo el visionario doctor que me va a enderezar la espalda. Y yo como un borreguito obedecí. ¡Hay que ser gilipichas!. Os podéis imaginar el resultado. Me lo entregan el viernes, pero estoy convencido que me lo dará un juez o una pareja de la Guardia Civil. No es para menos, a juzgar por los síntomas: Todavía tengo una pronunciada fotofobia y no puedo salir a la calle sin gafas de sol, mi cerebro se balancea a cada paso que doy golpeándose con los parietales y provocándome una insoportable cefalea, sigo yendo a mear cada media hora y el cosquilleo en los dedos de las manos, denota que el exceso de alcohol en sangre sigue siendo notable.
Es de sentido común que no hay que hacerse un análisis el 26 de diciembre porque uno corre el riesgo de que sus valores estén algo alterados por las catorce cañas del aperitivo-comida-merienda del sábado, por la incalculable cantidad de vino blanco, seguido de vino tinto, seguido de cava, seguido de Gin Tonic; vamos, que no descarto que tenga por lo menos un 4% de sangre en el alcohol que corre por mis venas. También es bastante posible que el ácido úrico, el colesterol, el clembuterol, la glucosa, la testosterona y el hematocrito estén tan pasados que pueda abastecer durante toda una temporada a medio Tour de Francia. Langostinos, besugo, centollo, pavo, foie, berberechos, turrón, polvorones están aun peleando en mi abdomen cogiendo número para ser atendidos por cada una de las glándulas o repugnantes órganos que ahí dentro habitan. Lo dicho, es de sentido común no hacerse análisis ni subirse a una báscula el día de San Esteban, pero es que uno carece de ese tipo de sentido.
Es curioso pero las enfermeras estaban comentando con cierto retintín que las fiestas y las comilonas sientan muy bien a todo el mundo porque tenían vacía la consulta. Es lo bueno de las fiestas, que sirven para olvidarse de los dolores y las penas y tomarse la vida con un poco más de cachondeo. Como el invidente que nos deseó suerte tras vendernos el cupón en el bar de las catorce cañas: "A ver si nos toca y nos cogemos un buen ciego". Por cierto, no he mirado si ha tocado... pero por si las moscas voy a ir enfriando las cervezas.
Es de sentido común que no hay que hacerse un análisis el 26 de diciembre porque uno corre el riesgo de que sus valores estén algo alterados por las catorce cañas del aperitivo-comida-merienda del sábado, por la incalculable cantidad de vino blanco, seguido de vino tinto, seguido de cava, seguido de Gin Tonic; vamos, que no descarto que tenga por lo menos un 4% de sangre en el alcohol que corre por mis venas. También es bastante posible que el ácido úrico, el colesterol, el clembuterol, la glucosa, la testosterona y el hematocrito estén tan pasados que pueda abastecer durante toda una temporada a medio Tour de Francia. Langostinos, besugo, centollo, pavo, foie, berberechos, turrón, polvorones están aun peleando en mi abdomen cogiendo número para ser atendidos por cada una de las glándulas o repugnantes órganos que ahí dentro habitan. Lo dicho, es de sentido común no hacerse análisis ni subirse a una báscula el día de San Esteban, pero es que uno carece de ese tipo de sentido.
Es curioso pero las enfermeras estaban comentando con cierto retintín que las fiestas y las comilonas sientan muy bien a todo el mundo porque tenían vacía la consulta. Es lo bueno de las fiestas, que sirven para olvidarse de los dolores y las penas y tomarse la vida con un poco más de cachondeo. Como el invidente que nos deseó suerte tras vendernos el cupón en el bar de las catorce cañas: "A ver si nos toca y nos cogemos un buen ciego". Por cierto, no he mirado si ha tocado... pero por si las moscas voy a ir enfriando las cervezas.
domingo, 25 de diciembre de 2011
HIJOS DE UNA MISMA MADRE
Yo ya no sé si soy memo del culo o me han visto con cara de pringao porque cada día me ocurre una más tonta. A veces pienso que está todo preparado, que soy el triste protagonista de una nueva versión de la cena de los idiotas y que todo está preparado para tomarme el pelo. La última, el viernes, ha sobrepasado los límites de la estupidez humana y de la burrocracia.
Acudí, como buen padre, a la comisaría para sacarles el DNI a mis dos hijos mayores. Como siempre me saltaron el turno y cuando reclamé, me dijeron que yo no tenía hora para ese día. Corrigieron cuando les enseñé el SMS que lo confirmaba. Una vez en la ventanilla correspondiente, el avispado funcionario mezcló la documentación de Diego con la de Martín y de milagro no salieron de allí con la identidad cambiada, uno con el nombre del otro; el otro con el rostro de uno. Además el tío era desconfiado y cuando yo le corregía miraba de reojo las fotos y comprobaba de verdad quién era quien. Con Martín tuvo que corregir de nuevo porque "Martín" le sonaba a apellido y no a nombre, pero pasó a llamarle Gómez Martín, qeu no suena muy católico. Después estuvo a punto de mandarnos para casa porque la maquinita que escanea las huellas dactilares era incapaz de detectar la de Diego. En el último intento lo consiguió y nos reconoció que el chaval tenía unas huellas muy poco marcadas, lo cual no es malo del todo si alguna vez tiene que ganarse la vida con asuntos turbios o tenemos que hacer algún atraco en familia.
Pero el cachondeo total llegó con el nombre de la madre. Desde el viernes mis hijos son de distinta madre y yo sin enterarme. A Martín le puso hijo de Montserrat, pero a Diego decidió hacerle hijo de Monserrat. Según lo vimos tratamos de corregirle sin éxito, porque según él en la partida de nacimiento de Diego habían puesto Monserrat sin T y él estaba obligado a poner lo que pusiera en el documento oficial. Yo traté de explicarle que los dos eran hermanos, que la madre era la misma, que tenía el libro de familia para demostrarlo y que ¡coño! Montserrat se escribe siempre con T, analfabeto. Pero nada, chocamos contra un muro, que obcecado y orgulloso de su error siguió erre que erre o mejor dicho te que te y nos incitó a ir al registro a pedir que cambiaran la partida de nacimiento para corregir el error original y luego volviéramos allí para corregir el DNI. ¡Va a ir su mismísima madre! -pensé-. Recogimos los carnets y nos fuimos algo cabreados pero divertidos. Lo siento Monse pero no pudimos hacer nada más por tu T.
Acudí, como buen padre, a la comisaría para sacarles el DNI a mis dos hijos mayores. Como siempre me saltaron el turno y cuando reclamé, me dijeron que yo no tenía hora para ese día. Corrigieron cuando les enseñé el SMS que lo confirmaba. Una vez en la ventanilla correspondiente, el avispado funcionario mezcló la documentación de Diego con la de Martín y de milagro no salieron de allí con la identidad cambiada, uno con el nombre del otro; el otro con el rostro de uno. Además el tío era desconfiado y cuando yo le corregía miraba de reojo las fotos y comprobaba de verdad quién era quien. Con Martín tuvo que corregir de nuevo porque "Martín" le sonaba a apellido y no a nombre, pero pasó a llamarle Gómez Martín, qeu no suena muy católico. Después estuvo a punto de mandarnos para casa porque la maquinita que escanea las huellas dactilares era incapaz de detectar la de Diego. En el último intento lo consiguió y nos reconoció que el chaval tenía unas huellas muy poco marcadas, lo cual no es malo del todo si alguna vez tiene que ganarse la vida con asuntos turbios o tenemos que hacer algún atraco en familia.
Pero el cachondeo total llegó con el nombre de la madre. Desde el viernes mis hijos son de distinta madre y yo sin enterarme. A Martín le puso hijo de Montserrat, pero a Diego decidió hacerle hijo de Monserrat. Según lo vimos tratamos de corregirle sin éxito, porque según él en la partida de nacimiento de Diego habían puesto Monserrat sin T y él estaba obligado a poner lo que pusiera en el documento oficial. Yo traté de explicarle que los dos eran hermanos, que la madre era la misma, que tenía el libro de familia para demostrarlo y que ¡coño! Montserrat se escribe siempre con T, analfabeto. Pero nada, chocamos contra un muro, que obcecado y orgulloso de su error siguió erre que erre o mejor dicho te que te y nos incitó a ir al registro a pedir que cambiaran la partida de nacimiento para corregir el error original y luego volviéramos allí para corregir el DNI. ¡Va a ir su mismísima madre! -pensé-. Recogimos los carnets y nos fuimos algo cabreados pero divertidos. Lo siento Monse pero no pudimos hacer nada más por tu T.
viernes, 23 de diciembre de 2011
QUÉ ME PASA DOCTOR...
No me ha tocado la lotería pero estoy contento. Pensándolo bien, no hubiera sido justo. A cambio he pedido salud, que es el tópico de los tópicos, y por eso en lugar de quedarme oyendo el insoportable soniquete de "veinticincomiiiiiiiiilpeeseetasss" he decidido irme al médico en busca de unas perrillas de salud.
Mi abuelo decía que al médico hay que ir lo menos posible porque sino te encuentran enfermedades que no ibas buscando. Estoy de acuerdo con la teoría y la llevo a la práctica, aunque es mentira que sea de mi abuelo, porque ni le conocí ni sé si dijo eso, pero todos los abuelos dicen cosas así, acompañadas de algún refrán ¿no? Deberíais ir aprendiendo refranes porque pronto vais a ser abuelos muchos de vosotros.
Yo que, aunque no sea abuelo, ya estoy viejecillo, tengo los riñones al jerez desde aquella noche loca con Madina y finalmente he decidido ir al médico para ver si puedo aliviar el dolor.
¿El resultado?: el esperado. Vamos, que tenía razón mi abuelo. ¿El diagnóstico?: "No tengo ni idea de lo que le pasa- palabras textuales del doctor- sólo puedo decirle que tiene usted la columna torcida y el hombro izquierdo más alto que el derecho". En ese momento me he cagado en los niños de San Ildefonso porque hubiera preferido pasta a salud y he estado a punto de soltarle un exabrupto. Pero quien le ha dado vela en este entierro, si usted es internista limítese a mis riñones y déjese de espaldas torcidas. Claaaaaro, no sé lo que tiene pero le encuentro otra cosa, lo que decía mi abuelo o quien fuese. Me duelen los riñones y nada tiene que ver la columna vertebral. Mi espalda está torcida de siempre, porque estoy contrahecho, porque soy cojo de las dos piernas y porque siempre he ido, a estudiar primero y a trabajar después, con una pesadísima mochila colgada en el hombro derecho; es normal que se haya quedado retranqueado. Pero insisto, ¿quién coño le ha preguntado? dígame qué me pasa en los riñones y deje mi espalda en paz... Acaso le he dicho yo algo sobre su caligrafía o el diseño de su consulta o la atención telefónica de su clínica...
Como era de imaginar y ante su desconocimiento de mis internidades, me ha mandado tropecientas pruebas. Que si una ecografía (será para ver si estoy embarazado), que si un análisis de sangre, que si otro de orina. Y como me gusta ir de listillo he sacado del bolsillo el botecito que llevaba lleno de pis matutino: "Aquí lo tengo, puedo hacer el análisis ahora..." Pero mi gozo en un pozo, el laboratorio cierra a las once y además no sirve llevar la orina en un bote de carrete de fotos. Así que he tirado el frasco de "Kodak-pipi" a la papelera y me he ido a casita con mis riñones doloridos en el interior de esta espalda torcida.
Por si era poco, ahora además de dormir mal por los putos riñones, voy andando por la calle haciendo posturitas para corregir la espalda y llevo siempre la mochila en el hombro izquierdo, a ver si consigo igualar.
¿Se habra mirado alguna vez al espejo el jodido matasanos?...
Mi abuelo decía que al médico hay que ir lo menos posible porque sino te encuentran enfermedades que no ibas buscando. Estoy de acuerdo con la teoría y la llevo a la práctica, aunque es mentira que sea de mi abuelo, porque ni le conocí ni sé si dijo eso, pero todos los abuelos dicen cosas así, acompañadas de algún refrán ¿no? Deberíais ir aprendiendo refranes porque pronto vais a ser abuelos muchos de vosotros.
Yo que, aunque no sea abuelo, ya estoy viejecillo, tengo los riñones al jerez desde aquella noche loca con Madina y finalmente he decidido ir al médico para ver si puedo aliviar el dolor.
¿El resultado?: el esperado. Vamos, que tenía razón mi abuelo. ¿El diagnóstico?: "No tengo ni idea de lo que le pasa- palabras textuales del doctor- sólo puedo decirle que tiene usted la columna torcida y el hombro izquierdo más alto que el derecho". En ese momento me he cagado en los niños de San Ildefonso porque hubiera preferido pasta a salud y he estado a punto de soltarle un exabrupto. Pero quien le ha dado vela en este entierro, si usted es internista limítese a mis riñones y déjese de espaldas torcidas. Claaaaaro, no sé lo que tiene pero le encuentro otra cosa, lo que decía mi abuelo o quien fuese. Me duelen los riñones y nada tiene que ver la columna vertebral. Mi espalda está torcida de siempre, porque estoy contrahecho, porque soy cojo de las dos piernas y porque siempre he ido, a estudiar primero y a trabajar después, con una pesadísima mochila colgada en el hombro derecho; es normal que se haya quedado retranqueado. Pero insisto, ¿quién coño le ha preguntado? dígame qué me pasa en los riñones y deje mi espalda en paz... Acaso le he dicho yo algo sobre su caligrafía o el diseño de su consulta o la atención telefónica de su clínica...
Como era de imaginar y ante su desconocimiento de mis internidades, me ha mandado tropecientas pruebas. Que si una ecografía (será para ver si estoy embarazado), que si un análisis de sangre, que si otro de orina. Y como me gusta ir de listillo he sacado del bolsillo el botecito que llevaba lleno de pis matutino: "Aquí lo tengo, puedo hacer el análisis ahora..." Pero mi gozo en un pozo, el laboratorio cierra a las once y además no sirve llevar la orina en un bote de carrete de fotos. Así que he tirado el frasco de "Kodak-pipi" a la papelera y me he ido a casita con mis riñones doloridos en el interior de esta espalda torcida.
Por si era poco, ahora además de dormir mal por los putos riñones, voy andando por la calle haciendo posturitas para corregir la espalda y llevo siempre la mochila en el hombro izquierdo, a ver si consigo igualar.
¿Se habra mirado alguna vez al espejo el jodido matasanos?...
jueves, 22 de diciembre de 2011
MENUDA ESTAFA
Hoy iba en mi coche por las calles de Madrid y he sido estafado. Iba yo pensando en el gobierno. Llevo semanas en un sinvivir esperando la lista de los ministros. No porque me vayan a llamar, que no es fácil, sino porque estoy lleno de dudas que nos pueden afectar directamente en futuros proyectos. ¿Quién llevará la Secretaría de Estado de Deportes?, ¿seguirá la misma en educación?, ¿Y en cultura, será la mujer del Presidente?, ¿quién es el valiente que coge ahora el papelón de Interior con los terroristas?, que no pongan a nadie muy radical en defensa... Pero nada, la cosa se va alargando y no hay ninguna pista, sólo sabemos el nombre del Presidente, que volverá a contar con respaldo mayoritario del congreso (1.551 votos a favor y ninguno en contra). Lo único que hay son quinielas, cábalas y empujones de todos los ministrables para intentar agarrarse a alguna silla cuando se apague la música.
No creo que Moulud siga en el mismo puesto y supongo que Hatri tendrá un ministerio y todo el mundo da por hecho que la continuidad será la tónica del nuevo gobierno que nombre Mohamed Abdelaziz en su nuevo mandato como presidente saharaui y van más de tres décadas. Os creéis que es de coña pero me preocupa más la composición del Gobierno Saharaui que la del español. Es verdad que el tío Mariano ha conseguido una cosa bastante difícil en política que es mantener un secreto. No sé cómo se las ha apañado para que no se haya filtrado nada en este tiempo. He oído que hasta él bromeaba diciendo: "Hay cosas que ni siquiera las pienso, para que no se filtren". El caso es que después de tanta expectación, tengo que reconocer que la lista me ha decepcionado. Quizás no soy público objetivo, pero me esperaba alguna sorpresa agradable, me hubiera gustado ver a Gallardón en Cultura, no me gusta tener de ministro de defensa a un tipo que fabricaba armas, ni de responsable de economía al expresidente de Lehman Brothers, ni de educación y cultura a un sociólogo experto en encuestas. Lo único que me tranquiliza es no tener por ahí al bocas de González Pons o a Mayor Oreja, aunque para orejas mayores, las de Cristobal Montoro... Qué pereza.
Pues eso, al llegar al semáforo de Ventas he bajado la radio para no tragarme la publicidad y me he predispuesto a ser timado. He parado demasiado cerca del de delante y no he podido acelerar ni defenderme del aluvión de gitanas que han salido desde las aceras armadas con sus cristasoles y limpiacristales. Como todos, he dicho que no, pero al ver el cristal embadurnado he empezado a buscar una moneda en el bolsillo de la puerta; cuando la chica ha terminado, he abierto la ventana y le he dado un euro, pero ella con una torpeza algo exagerada no ha podido cogerlo a tiempo y el euro se ha escurrido dentro del coche, entre mis pies, mientras ella miraba con cara de pena. Yo, colega que soy, le he dicho "no te preocupes, tengo otro aquí" y le he dado otra moneda. Después he comprobado que lo que había en el suelo del coche era una moneda de cinco céntimos y que la chica me había engañado para quedarse con los dos euros. Primero me he sentido humillado, me he quedado con cara de idiota, luego he pensado en la miseria que tienes que vivir para plantearte una treta de ese estilo y por último he terminado idolatrando a mi estafadora por su enorme creatividad. De hecho he vuelto a Ventas a ver si la encontraba para ofrecerle el puesto de Ministra de Hacienda... Ya no estaba.
No creo que Moulud siga en el mismo puesto y supongo que Hatri tendrá un ministerio y todo el mundo da por hecho que la continuidad será la tónica del nuevo gobierno que nombre Mohamed Abdelaziz en su nuevo mandato como presidente saharaui y van más de tres décadas. Os creéis que es de coña pero me preocupa más la composición del Gobierno Saharaui que la del español. Es verdad que el tío Mariano ha conseguido una cosa bastante difícil en política que es mantener un secreto. No sé cómo se las ha apañado para que no se haya filtrado nada en este tiempo. He oído que hasta él bromeaba diciendo: "Hay cosas que ni siquiera las pienso, para que no se filtren". El caso es que después de tanta expectación, tengo que reconocer que la lista me ha decepcionado. Quizás no soy público objetivo, pero me esperaba alguna sorpresa agradable, me hubiera gustado ver a Gallardón en Cultura, no me gusta tener de ministro de defensa a un tipo que fabricaba armas, ni de responsable de economía al expresidente de Lehman Brothers, ni de educación y cultura a un sociólogo experto en encuestas. Lo único que me tranquiliza es no tener por ahí al bocas de González Pons o a Mayor Oreja, aunque para orejas mayores, las de Cristobal Montoro... Qué pereza.
Pues eso, al llegar al semáforo de Ventas he bajado la radio para no tragarme la publicidad y me he predispuesto a ser timado. He parado demasiado cerca del de delante y no he podido acelerar ni defenderme del aluvión de gitanas que han salido desde las aceras armadas con sus cristasoles y limpiacristales. Como todos, he dicho que no, pero al ver el cristal embadurnado he empezado a buscar una moneda en el bolsillo de la puerta; cuando la chica ha terminado, he abierto la ventana y le he dado un euro, pero ella con una torpeza algo exagerada no ha podido cogerlo a tiempo y el euro se ha escurrido dentro del coche, entre mis pies, mientras ella miraba con cara de pena. Yo, colega que soy, le he dicho "no te preocupes, tengo otro aquí" y le he dado otra moneda. Después he comprobado que lo que había en el suelo del coche era una moneda de cinco céntimos y que la chica me había engañado para quedarse con los dos euros. Primero me he sentido humillado, me he quedado con cara de idiota, luego he pensado en la miseria que tienes que vivir para plantearte una treta de ese estilo y por último he terminado idolatrando a mi estafadora por su enorme creatividad. De hecho he vuelto a Ventas a ver si la encontraba para ofrecerle el puesto de Ministra de Hacienda... Ya no estaba.
martes, 20 de diciembre de 2011
EL MÁS LISTO DE LA CLASE
Lo digo en bajo para que no se enteren los de la CEOE y se lo digan a Rajoy. Hoy me he escapado de la ofi para ir a la función de Navidad del peque y allí he coincidido con otros doscientos padres que, a juzgar por sus ridículos atuendos, también se estaban escaqueando del trabajo. Eso, multiplicado por todos los colegios de España, da unas alarmantes cifras de productividad y el país no se lo puede permitir. Acabemos con los puentes, prohibamos las funciones de Navidad, jubilémonos a los 90 años, trabajemos día y noche, sin sonreír, sin disfrutar, que vienen tiempos difíciles y sino nos apretamos el cinturón lo vamos a pasar muy mal, puede acabarse el mundo y lo que es peor, el señor Goldman igual deja de ser de oro.
Se me ha ido la pinza, yo os iba a hablar de ese espectáculo único que es la función de Navidad del colegio. Nosotros ya tenemos una amplia experiencia, pero seguimos disfrutando de ese singular momento de babeo colectivo. Uno llega allí pensando en ver la actuación de su hijo, de hecho los doscientos padres están allí para ver a su hijo, sin importarle a nadie los otros noventa y nueve niños que salen al escenario. Y ver, lo que es ver, ves poco. Intuyes que tu hijo es aquel que vestido de pastorcillo da palmas buscando a sus padres con la vista perdida en el gentío. Lo Intuyes porque para verlo tienes que ir esquivando el centenar de cámaras que flotan sobre el auditorio. Yo a veces me conformo con ver a mi hijo a través de la pantalla del Iphone del de delante. No estoy criticando; yo también soy uno de esos que levanta la cámara y graba un soporífero vídeo de calidad inempeorable. Sin luz, lejos, lejísimos, movido por el parkinson, con el sonido del bebé de al lado llorando, de la abuela de detrás chillando, tapado por la calva del de delante que se levanta para esquivar al de delante que se ha movido para salvar al de delante que ha subido su cámara para grabar a su hijo, que hace rato que en lugar de actuar, saluda a la cámara. Nunca jamás recuerdo haber visto después estos vídeos. Igual estos días hago un remix de un par de horitas y os los pongo con un poquito de roscón.
Lo peor de todo son los comentarios de los matrimonios a la salida: "¿Has visto, era el que mejor lo hacía?... Qué salado, ha nacido para actor... Vaya mierda, no le he dado al Play... Qué graciosa estaba y qué bien baila... El puto calvo de delante no me ha dejado grabar el vídeo... ¿Te has fijado? era el más guapo de toda la clase..." Todo un repertorio de falta de objetividad y de pérdida de papeles porque era obvio que el más guapo, el más listo, el que mejor hablaba inglés y el que bailaba con más arte era mi hijo Lucito y los demás eran todos bastante feos, por mucho que sus abuelas lloren de emoción al verles cantar los peces en el río en play back. La mare de Deu, qué ácido he empezado las Navidades.
Se me ha ido la pinza, yo os iba a hablar de ese espectáculo único que es la función de Navidad del colegio. Nosotros ya tenemos una amplia experiencia, pero seguimos disfrutando de ese singular momento de babeo colectivo. Uno llega allí pensando en ver la actuación de su hijo, de hecho los doscientos padres están allí para ver a su hijo, sin importarle a nadie los otros noventa y nueve niños que salen al escenario. Y ver, lo que es ver, ves poco. Intuyes que tu hijo es aquel que vestido de pastorcillo da palmas buscando a sus padres con la vista perdida en el gentío. Lo Intuyes porque para verlo tienes que ir esquivando el centenar de cámaras que flotan sobre el auditorio. Yo a veces me conformo con ver a mi hijo a través de la pantalla del Iphone del de delante. No estoy criticando; yo también soy uno de esos que levanta la cámara y graba un soporífero vídeo de calidad inempeorable. Sin luz, lejos, lejísimos, movido por el parkinson, con el sonido del bebé de al lado llorando, de la abuela de detrás chillando, tapado por la calva del de delante que se levanta para esquivar al de delante que se ha movido para salvar al de delante que ha subido su cámara para grabar a su hijo, que hace rato que en lugar de actuar, saluda a la cámara. Nunca jamás recuerdo haber visto después estos vídeos. Igual estos días hago un remix de un par de horitas y os los pongo con un poquito de roscón.
Lo peor de todo son los comentarios de los matrimonios a la salida: "¿Has visto, era el que mejor lo hacía?... Qué salado, ha nacido para actor... Vaya mierda, no le he dado al Play... Qué graciosa estaba y qué bien baila... El puto calvo de delante no me ha dejado grabar el vídeo... ¿Te has fijado? era el más guapo de toda la clase..." Todo un repertorio de falta de objetividad y de pérdida de papeles porque era obvio que el más guapo, el más listo, el que mejor hablaba inglés y el que bailaba con más arte era mi hijo Lucito y los demás eran todos bastante feos, por mucho que sus abuelas lloren de emoción al verles cantar los peces en el río en play back. La mare de Deu, qué ácido he empezado las Navidades.
lunes, 19 de diciembre de 2011
MALOS TIEMPOS PARA LOS ZAPATEROS
Hoy me he levantado a las siete y media de la mañana pero como hacía tanto sueño me he tumbado en el sofá del salón y me he quedado planchado otra horita. A las ocho y media, agobiado por el retraso, he tocado diana "estresada" que implica hacer en veinte minutos lo que normalmente se hace en cuarenta. Poner a toda la panda en marcha, pises, duchas, desayunos, peines, dientes, jerseys, cereales, zapatillas, Ipods, mochilas, powerangers, abrigos, cochecitos, deberes... Con las prisas y viendo que fuera había sólo un grado y que Lucio no lo encontraba, he decidido cogerme unos zapatos un poco más apropiados para el invierno. Mira estos, hace un par de años que no me los pongo pero son cómodos y calentitos.
La verdad es que no me los pongo hace dos años pero los tenía desde hace veinte. Sí, soy un cutre, pero eran cómodos. Hoy sin embargo, me han dejado en mal lugar, he ido a una reunión fuera de la oficina y a mitad de conversación me he sorprendido porque el suelo estaba lleno de trocitos de goma. He mirado de reojo y he visto que asomaba el dedo meñique por un lateral. Me ha entrado la risa y la prisa por acabar la reunión y he salido del despacho señalando a los cuadros de las paredes para que nadie mirase al suelo. Una vez en el ascensor he comprobado los desperfectos: ¡Siniestro total!, reventón en los dos neumáticos, uno de ellos ya iba sobre la llanta, y parada obligada en boxes, así que he tenido que pasar por casa, ante el descojone de mi mujer. He intentado el recauchutado por aquello de la crisis, pero ante semejante destrozo no me ha quedado más remedio que despedirme de ellos para siempre. Ni siquiera han podido donar los cordones, que era su última voluntad.
El siguiente paso ha sido hacer caso a la DGT y comprobar el estado de todas los neumáticos para evitar sustos y el resultado ha sido demoledor. Casi ninguno ha superado las pruebas de estrés y varios han visto recalificado su rating por Camper & Clarks. Dos de ellos, supongo que los compré en Grecia, han sido considerados bonos basura y se han ido a la idem sin ningún miramiento. Tiene guasa que se me jodan todos los zapatos el mismo día que Zapatero se queda sin trabajo. Como está la cosa...
No sé si es una premonición, si es que la crisis ha tocado fondo, si es un llamamiento al consumo o un conjuro de meigas del tío Mariano, pero por si las moscas he tirado mis viejos Clarks de curilla, unas botas de montaña deprimidas porque para ellas la Sierra era El Retiro y mis zapatillas de deporte, por motivos obvios, y me he ido a tomar las cañas de los lunes, por aquello de ayudar a salir de la crisis.
La verdad es que no me los pongo hace dos años pero los tenía desde hace veinte. Sí, soy un cutre, pero eran cómodos. Hoy sin embargo, me han dejado en mal lugar, he ido a una reunión fuera de la oficina y a mitad de conversación me he sorprendido porque el suelo estaba lleno de trocitos de goma. He mirado de reojo y he visto que asomaba el dedo meñique por un lateral. Me ha entrado la risa y la prisa por acabar la reunión y he salido del despacho señalando a los cuadros de las paredes para que nadie mirase al suelo. Una vez en el ascensor he comprobado los desperfectos: ¡Siniestro total!, reventón en los dos neumáticos, uno de ellos ya iba sobre la llanta, y parada obligada en boxes, así que he tenido que pasar por casa, ante el descojone de mi mujer. He intentado el recauchutado por aquello de la crisis, pero ante semejante destrozo no me ha quedado más remedio que despedirme de ellos para siempre. Ni siquiera han podido donar los cordones, que era su última voluntad.
El siguiente paso ha sido hacer caso a la DGT y comprobar el estado de todas los neumáticos para evitar sustos y el resultado ha sido demoledor. Casi ninguno ha superado las pruebas de estrés y varios han visto recalificado su rating por Camper & Clarks. Dos de ellos, supongo que los compré en Grecia, han sido considerados bonos basura y se han ido a la idem sin ningún miramiento. Tiene guasa que se me jodan todos los zapatos el mismo día que Zapatero se queda sin trabajo. Como está la cosa...
No sé si es una premonición, si es que la crisis ha tocado fondo, si es un llamamiento al consumo o un conjuro de meigas del tío Mariano, pero por si las moscas he tirado mis viejos Clarks de curilla, unas botas de montaña deprimidas porque para ellas la Sierra era El Retiro y mis zapatillas de deporte, por motivos obvios, y me he ido a tomar las cañas de los lunes, por aquello de ayudar a salir de la crisis.
domingo, 18 de diciembre de 2011
LOS PADRES NO EXISTEN
Ante la pataleta que se ha cogido mi hijo Lucio esta mañana porque no se quería duchar, me he visto obligado a amenazarle con la más universal de las amenazas: "Los Reyes Magos te están viendo y te van a traer carbón". Obviamente es mentira, todos los sabéis, los Reyes, mucho amenazar pero luego son unos blandengues que te cagas. Además cuentan con la complicidad de los padres, que no son muy partidarios de que nadie les ponga la casa perdida de carbón. Sin embargo la amenaza funciona porque el chavalillo acababa de terminar su carta pidiendo "Una nabe dstairuors, un acaja depollenrranhers ce ai un coche" y no quiere jugarse la ilusión por un remojón. Lógico, habiendo pedido todo eso...
Sus hermanos mayores ya dejaron atrás esa fase fantástica. Ayer, sin ir más lejos, me confesaron que hace un par de años estuvieron espiando y encontraron un zulo en casa lleno de regalitos y que no lo volverán a hacer porque destriparon la mañana de Reyes y toda la ilusión que la rodea. Les pasó algo parecido al chavalillo de uno de mis anuncios preferidos, el de los padres no existen. Realmente, desde que murieron mis padres, me hace menos gracia el anuncio...
Yo de pequeño también era un buen creyente, pero sólo de los Reyes Magos, el resto de la peli me parecía demasiado fantasiosa. Pero a los Reyes les había visto bajarse de un helicóptero en el Estadio Vallehermoso y nadie podía poner en duda lo que mis ojos habían visto. Otra cosa muy distinta era lo de Papá Noel, eso sí que no me lo creí nunca porque es imposible que un tío solo reparta tantos juguetes. Entre tres, todavía.
Lucito aun mantiene esa magia y esa inocencia, aunque creo que no por mucho tiempo. De momento todavía se pone contento cuando le sale un cromo repetido porque se piensa que hacer la cole es amontonar muchos cromos iguales. Pero el mocoso está espabilando mucho por la escuela que tiene a su alrededor y es algo más pícaro que sus hermanos cuando tenían su edad. Recuerdo que cuando íbamos en coche y pasábamos delante de alguna fábrica de las de kilométrica chimenea humeante, yo les decía que era una fábrica de chuches, abría la ventana, sacaba la mano y cogía un manojo de Chupa Chups, dejándoles boquiabiertos. Hace unos días hice lo mismo con Lucio y me miró con cara de "sobrao" y me dijo: "Papá... Si los estás cogiendo de la guantera". Eso sí, que no vaya tan de listillo, que el fin de semana pasado en Santamera le dije que en la calle había un grado y estuvo media hora buscándolo. Menudo trancazo se pilló el pobre... Je, je.
Sus hermanos mayores ya dejaron atrás esa fase fantástica. Ayer, sin ir más lejos, me confesaron que hace un par de años estuvieron espiando y encontraron un zulo en casa lleno de regalitos y que no lo volverán a hacer porque destriparon la mañana de Reyes y toda la ilusión que la rodea. Les pasó algo parecido al chavalillo de uno de mis anuncios preferidos, el de los padres no existen. Realmente, desde que murieron mis padres, me hace menos gracia el anuncio...
Yo de pequeño también era un buen creyente, pero sólo de los Reyes Magos, el resto de la peli me parecía demasiado fantasiosa. Pero a los Reyes les había visto bajarse de un helicóptero en el Estadio Vallehermoso y nadie podía poner en duda lo que mis ojos habían visto. Otra cosa muy distinta era lo de Papá Noel, eso sí que no me lo creí nunca porque es imposible que un tío solo reparta tantos juguetes. Entre tres, todavía.
Lucito aun mantiene esa magia y esa inocencia, aunque creo que no por mucho tiempo. De momento todavía se pone contento cuando le sale un cromo repetido porque se piensa que hacer la cole es amontonar muchos cromos iguales. Pero el mocoso está espabilando mucho por la escuela que tiene a su alrededor y es algo más pícaro que sus hermanos cuando tenían su edad. Recuerdo que cuando íbamos en coche y pasábamos delante de alguna fábrica de las de kilométrica chimenea humeante, yo les decía que era una fábrica de chuches, abría la ventana, sacaba la mano y cogía un manojo de Chupa Chups, dejándoles boquiabiertos. Hace unos días hice lo mismo con Lucio y me miró con cara de "sobrao" y me dijo: "Papá... Si los estás cogiendo de la guantera". Eso sí, que no vaya tan de listillo, que el fin de semana pasado en Santamera le dije que en la calle había un grado y estuvo media hora buscándolo. Menudo trancazo se pilló el pobre... Je, je.
viernes, 16 de diciembre de 2011
QUE RULE EL AMOR
Con la llegada de la Navidad, como todos os ponéis un poquito tiernos, es un buen momento para hablar de amor... ¡Una polla! Qué os habéis pensado que es este blog ¿una telenovela rosa? Pues no. Si lo que queréis son temas románticos pasaos por Un blog de amor, donde podréis aprender, entre otras cosas, cómo hablar dulcemente a una mujer.
En hachetetepebarrabarra hablamos de cosas más mundanas y hoy le ha tocado el turno a los graffitis. Nuestro regreso a Madrid, nos ha servido para corroborar las grandes diferencias con San Francisco. Una de ellas, que siempre me llamó la atención es la forma en que San Francisco ha sabido vencer a los graffiteros con una máxima filosófica sencillísima: "Si no puedes con ellos, únete a ellos". Cuando el vandálico campeonato de "a ver quién le echa más huevos y pinta en el sitio más insospechado" acabó con todos los espacios posibles de la ciudad; cuando todos los vagones de metro, los camiones de reparto, los puentes, los muros de las autopistas y las fachadas de las tiendas estaban firmadas por los más valientes graffiteros, las autoridades municipales decidieron darle forma legal a esta expresión artística y convertir lo que era una guarrada, en verdadero arte. Así, ahora, uno de los mayores atractivos de la ciudad de San Francisco son sus murales y la mejor forma de que una pared no esté llena de garabatos, en ese estúpido concurso de firmas que no lleva a nada, es ceder la propia pared al graffitero de turno, hacerle salir del anonimato y brindarle la oportunidad de hacer auténtico arte urbano. Es un lujazo pasear por los callejones de Mission o las zonas hippies de Haight o Berkeley, o incluso buscar la huella de Banksy.
En Madrid, lejos ya de la época del mítico Muelle, sigue habiendo buenos graffiteros, algunos de renombre, pero todavía estamos en la fase guarra de firmas porque sí, casi todas bastante feas y amontonadas sin gracia. Una de un tal Farlopa empieza a salirme por las orejas. He leído que, con buen criterio muchos comerciantes de Malasaña han decidido seguir el ejemplo californiano y ceder sus cierres para que los pinten en condiciones, en lugar de guarrearlos con firmas. Un buen ejemplo que debería tomar el Ayuntamiento para convertir uno de los aspectos más sucios de la ciudad en algo agradable para la vista. Podéis estar tranquilos que ahora Mrs. Bottle, con su amplitud de miras, lo pondrá en marcha.
Eso sí, de todas las pintadas que conozco, mi preferida es una que hay en la calle Carril del Conde y que lleva toda la vida. Antes estaba muy currada y en color, pero ahora con la crisis ha quedado más sobria, aunque es esta lo que importa es su profundo contenido: "Que rule el amor".
En hachetetepebarrabarra hablamos de cosas más mundanas y hoy le ha tocado el turno a los graffitis. Nuestro regreso a Madrid, nos ha servido para corroborar las grandes diferencias con San Francisco. Una de ellas, que siempre me llamó la atención es la forma en que San Francisco ha sabido vencer a los graffiteros con una máxima filosófica sencillísima: "Si no puedes con ellos, únete a ellos". Cuando el vandálico campeonato de "a ver quién le echa más huevos y pinta en el sitio más insospechado" acabó con todos los espacios posibles de la ciudad; cuando todos los vagones de metro, los camiones de reparto, los puentes, los muros de las autopistas y las fachadas de las tiendas estaban firmadas por los más valientes graffiteros, las autoridades municipales decidieron darle forma legal a esta expresión artística y convertir lo que era una guarrada, en verdadero arte. Así, ahora, uno de los mayores atractivos de la ciudad de San Francisco son sus murales y la mejor forma de que una pared no esté llena de garabatos, en ese estúpido concurso de firmas que no lleva a nada, es ceder la propia pared al graffitero de turno, hacerle salir del anonimato y brindarle la oportunidad de hacer auténtico arte urbano. Es un lujazo pasear por los callejones de Mission o las zonas hippies de Haight o Berkeley, o incluso buscar la huella de Banksy.
En Madrid, lejos ya de la época del mítico Muelle, sigue habiendo buenos graffiteros, algunos de renombre, pero todavía estamos en la fase guarra de firmas porque sí, casi todas bastante feas y amontonadas sin gracia. Una de un tal Farlopa empieza a salirme por las orejas. He leído que, con buen criterio muchos comerciantes de Malasaña han decidido seguir el ejemplo californiano y ceder sus cierres para que los pinten en condiciones, en lugar de guarrearlos con firmas. Un buen ejemplo que debería tomar el Ayuntamiento para convertir uno de los aspectos más sucios de la ciudad en algo agradable para la vista. Podéis estar tranquilos que ahora Mrs. Bottle, con su amplitud de miras, lo pondrá en marcha.
Eso sí, de todas las pintadas que conozco, mi preferida es una que hay en la calle Carril del Conde y que lleva toda la vida. Antes estaba muy currada y en color, pero ahora con la crisis ha quedado más sobria, aunque es esta lo que importa es su profundo contenido: "Que rule el amor".
miércoles, 14 de diciembre de 2011
LA EXTINCIÓN DEL CONDOMINIO
Nunca he sabido cuál es mi profesión. De hecho, cada vez que me preguntan digo una cosa distinta:
Marketing, publicidad, empresario, organizador de eventos, vividor... Pero en mis datos oficiales del DNI o de no sé qué fichero, figuro todavía como periodista. No en vano fue la carrera que empecé a estudiar y la profesión que ejercí durante diez años. Como tal me presentó el notario el otro día cuando fuimos a firmar todo el papeleo tras la muerte de mi madre: "A mi izquierda Diego Muñoz Avia con domicilio en Madrid, DNI 987.654.321-Ñ, cuarenta y ocho años de edad, aunque aparenta menos, de profesión periodista..." Yo empezaba a emocionarme y a calentar músculos esperando a que dijera mi peso y subir al cuadrilátero, pero no. De seguido y a gran velocidad leyó los mismos datos de todos mis hermanos y sin más preámbulos se metió en faena en esa ceremonia que tanto les gusta y que tan bien controlan: "Según se constata en la cláusula 3/2, el beneficiario pasa a ser correspondido con las tres cuartas partes de su cuota alicuota correspondiente a la parte fragmentada de la presente escritura y ateniéndose a la legislación vigente otorga plenos poderes a la parte contraria de mutuo acuerdo con los usufructuarios del condominio." Realmente no es así de despacio como lo lee el notario, él dice algo así como: "Según senstata en láusula 3/2, el ciario pasaser espondidocon las trescuartaspartes de suotalicuota respondienta laparte fragmentade lapresentescriturateniéndose a la legislación vigentotorga plenos poderes a laparte contraria mutacuerdo sufructuarios ndominio". Este además tenía un pronunciado acento gallego y seguirle era como pillar algo del Fraga de los mejores tiempos. A esas altura yo ya estaba llorando de risa porque tengo ese defecto que me impide reprimir la risa por muy seria que sea la reunión; no comprendía nada y además la situación empezaba a recordarme a los Hermanos Marx.
El señor notario siguió leyendo a gran velocidad y como es habitual, nadie entendimos nada, pero nadie preguntamos nada, todos firmamos los papeles confiando en que allí pusiera lo que habíamos pactado y todos reímos el último chiste "notarial" que supongo que siempre es el mismo y lo usa para desengrasar. Aquí debería venir el chiste o en su defecto una dura crítica al antidiluviano papel de los notarios, al dineral que te cobran y al cuento que le echan con la extinción del usufructo del condominio. Sinceramente, espero que ninguno de mis hijos sea notario, aunque no os preocupéis, no tienen pinta.
El chiste era tan malo que se me ha olvidado y buscando en internet, sólo he encontrado el de: "Señorita, ¿la notaría?..." pero prefiero no contarlo, es demasiado basto para un gremio tan fino.
Marketing, publicidad, empresario, organizador de eventos, vividor... Pero en mis datos oficiales del DNI o de no sé qué fichero, figuro todavía como periodista. No en vano fue la carrera que empecé a estudiar y la profesión que ejercí durante diez años. Como tal me presentó el notario el otro día cuando fuimos a firmar todo el papeleo tras la muerte de mi madre: "A mi izquierda Diego Muñoz Avia con domicilio en Madrid, DNI 987.654.321-Ñ, cuarenta y ocho años de edad, aunque aparenta menos, de profesión periodista..." Yo empezaba a emocionarme y a calentar músculos esperando a que dijera mi peso y subir al cuadrilátero, pero no. De seguido y a gran velocidad leyó los mismos datos de todos mis hermanos y sin más preámbulos se metió en faena en esa ceremonia que tanto les gusta y que tan bien controlan: "Según se constata en la cláusula 3/2, el beneficiario pasa a ser correspondido con las tres cuartas partes de su cuota alicuota correspondiente a la parte fragmentada de la presente escritura y ateniéndose a la legislación vigente otorga plenos poderes a la parte contraria de mutuo acuerdo con los usufructuarios del condominio." Realmente no es así de despacio como lo lee el notario, él dice algo así como: "Según senstata en láusula 3/2, el ciario pasaser espondidocon las trescuartaspartes de suotalicuota respondienta laparte fragmentade lapresentescriturateniéndose a la legislación vigentotorga plenos poderes a laparte contraria mutacuerdo sufructuarios ndominio". Este además tenía un pronunciado acento gallego y seguirle era como pillar algo del Fraga de los mejores tiempos. A esas altura yo ya estaba llorando de risa porque tengo ese defecto que me impide reprimir la risa por muy seria que sea la reunión; no comprendía nada y además la situación empezaba a recordarme a los Hermanos Marx.
El señor notario siguió leyendo a gran velocidad y como es habitual, nadie entendimos nada, pero nadie preguntamos nada, todos firmamos los papeles confiando en que allí pusiera lo que habíamos pactado y todos reímos el último chiste "notarial" que supongo que siempre es el mismo y lo usa para desengrasar. Aquí debería venir el chiste o en su defecto una dura crítica al antidiluviano papel de los notarios, al dineral que te cobran y al cuento que le echan con la extinción del usufructo del condominio. Sinceramente, espero que ninguno de mis hijos sea notario, aunque no os preocupéis, no tienen pinta.
El chiste era tan malo que se me ha olvidado y buscando en internet, sólo he encontrado el de: "Señorita, ¿la notaría?..." pero prefiero no contarlo, es demasiado basto para un gremio tan fino.
martes, 13 de diciembre de 2011
MI BICICLETA
Mi bici es una Manitou de doble suspensión de los años noventa. Era una edición limitada, me costó una pasta y es preciosa. Ahora funciona bastante mal porque los amortiguadores se han agarrotado y porque su usuario principal ha pasado a ser esta panda que tengo en casa.
El domingo, como es habitual, Lucio se puso su casco y se subió a su bici; Martín se calzó sus zapatillas de pedales automáticos y se subió a la bici de Montse; Dieguillo se calzó su escayola y se subió en MI BICI. Según le vi, le metí un grito para que dejase la bici, no por ser mía sino porque no me parecía el ejercicio más apropiado para rehabilitar un pie roto. Como en todos mis consejos / órdenes entró en acción el radar antipadres que impide que nada de lo que digas llegue hasta el interior del oído. Se queda todo pegado en el cerumen. De hecho, cada vez que alguno de mis hijos se limpia las orejas con un palillo de bebé o también llamado palillo Johnson & Johnson, lo cojo de la papelera y analizo la amarillenta cera para leer "Apaga ya la Play...Ven a cenar... No digas tacos... Baja el volumen de los cascos... QUE BAJES EL VOLUMEN DE LOS CASCOS... Te importa apagar ya la tele... No cojas la bici que estás escayolado..." La verdad es que nunca entendí como se le puede poner un nombre así a una marca de palitos de oídos. Siempre he pensado que si hago una empresa con alguno de mis hermanos, nunca se me ocurriría llamarla Muñoz y Muñoz.
El caso es que el Muñoz escayolado, con su oreja taponada por el cerumen, cogió MI BICI y salió como un cohete a buscar a sus amigos, mientras su sufrido padre tenía que resignarse a montar en una vieja BH que le regalamos a Gali, nuestro chaval saharaui, cuando tenía 10 años. Imaginad la escena del niño en una bici a la que casi no llega y el padre "encogío" que en cada pedalada se rozaba los sobacos con las rodillas. Pues pasó lo que tenía que pasar, que en la tercera pedalada al del cerumen se le soltó un pie de los pedales y se metió una bofetada espectacular. Mientras se retorcía de dolor en el suelo, pensé en rematarlo con tal de no volver a vivir aquellos grandes momentos en el hospital. Pero no me dio tiempo. En un segundo pasé de asesino a víctima.
-"A quién se le ocurre hacer carreritas con el niño escayolado" -gritó Montse.
-"Si me he caído por la mierda de los pedales automáticos que llevas en la bici" -se excusó Diego-.
-"Es verdad, a ver si cambias esos putos pedales, dan todo el asco" -remató Martín.
Lo siguiente fue que mi primogénito me exigió que le arreglase MI BICI, que se había desajustado, para seguir su camino hacia casa, mientras yo volvía con mis rodillas sobaqueras reflexionando: "Quién me manda a mí ponerle pedales automáticos a MI BICI y obligarle al pobre niño escayolado a subirse en ella y pedalear a toda leche hasta darse un tortazo..." ¡Padres!
PD. Ayer no escribí nada porque volví a recaer del mal de Madina.
El domingo, como es habitual, Lucio se puso su casco y se subió a su bici; Martín se calzó sus zapatillas de pedales automáticos y se subió a la bici de Montse; Dieguillo se calzó su escayola y se subió en MI BICI. Según le vi, le metí un grito para que dejase la bici, no por ser mía sino porque no me parecía el ejercicio más apropiado para rehabilitar un pie roto. Como en todos mis consejos / órdenes entró en acción el radar antipadres que impide que nada de lo que digas llegue hasta el interior del oído. Se queda todo pegado en el cerumen. De hecho, cada vez que alguno de mis hijos se limpia las orejas con un palillo de bebé o también llamado palillo Johnson & Johnson, lo cojo de la papelera y analizo la amarillenta cera para leer "Apaga ya la Play...Ven a cenar... No digas tacos... Baja el volumen de los cascos... QUE BAJES EL VOLUMEN DE LOS CASCOS... Te importa apagar ya la tele... No cojas la bici que estás escayolado..." La verdad es que nunca entendí como se le puede poner un nombre así a una marca de palitos de oídos. Siempre he pensado que si hago una empresa con alguno de mis hermanos, nunca se me ocurriría llamarla Muñoz y Muñoz.
El caso es que el Muñoz escayolado, con su oreja taponada por el cerumen, cogió MI BICI y salió como un cohete a buscar a sus amigos, mientras su sufrido padre tenía que resignarse a montar en una vieja BH que le regalamos a Gali, nuestro chaval saharaui, cuando tenía 10 años. Imaginad la escena del niño en una bici a la que casi no llega y el padre "encogío" que en cada pedalada se rozaba los sobacos con las rodillas. Pues pasó lo que tenía que pasar, que en la tercera pedalada al del cerumen se le soltó un pie de los pedales y se metió una bofetada espectacular. Mientras se retorcía de dolor en el suelo, pensé en rematarlo con tal de no volver a vivir aquellos grandes momentos en el hospital. Pero no me dio tiempo. En un segundo pasé de asesino a víctima.
-"A quién se le ocurre hacer carreritas con el niño escayolado" -gritó Montse.
-"Si me he caído por la mierda de los pedales automáticos que llevas en la bici" -se excusó Diego-.
-"Es verdad, a ver si cambias esos putos pedales, dan todo el asco" -remató Martín.
Lo siguiente fue que mi primogénito me exigió que le arreglase MI BICI, que se había desajustado, para seguir su camino hacia casa, mientras yo volvía con mis rodillas sobaqueras reflexionando: "Quién me manda a mí ponerle pedales automáticos a MI BICI y obligarle al pobre niño escayolado a subirse en ella y pedalear a toda leche hasta darse un tortazo..." ¡Padres!
PD. Ayer no escribí nada porque volví a recaer del mal de Madina.
domingo, 11 de diciembre de 2011
EL CAZADOR CAZADO
El jueves me fui de caza. Era mi primera vez… y mi última. Con lo espectacular que es el cañón del río Salado y la cantidad de faunas y floras que en él habitan, no pude resistir la tentación. Hacía mucho que no veía tanto buitre suelto fuera de la gran ciudad y decidí aprovechar la oportunidad, subirme al risco más alto y sigilosamente acercarme a sus buitreras a ver si cazaba algo. Por el camino iba ojo avizor por si se me cruzaba un corzo, una perdiz, un conejo o cualquier otra pieza. Pero na de na, el día estaba muy tonto y lo único que encontré con vida eran algunas pulgas que dejan las cabras en los matorrales y que revoloteaban con entusiasmo al ver un mamífero a quién dar por saco.
Una vez en la cima, a escasos veinte metros de la guarida del buitre leonado, me percaté de que mi presencia asustaba a las aves, que habían salido en estampida hacia el otro lado del cañón. Quizás mi indumentaria con mi característico polo rosa, las gafas de sol y semejante trabuco entre las manos, no era lo mejor para pasar desapercibido. Así que decidí cambiar de estrategia y me escondí entre unos arbustos, tumbado sobre una roca. Apunté hacia la repisa de la buitrera y me armé de paciencia, como buen cazador, esperando mi momento. Pasaron los minutos y creo que alguna hora. Mi tono de voz, aunque sólo fuera en pensamiento, se parecía ya al de Félix Rodríguez de la Fuente hablando de “alimoches”. Recordé que hace unos años, cuando tenía el instinto comercial más afinado, me llamaban el alimoche. Seguían pasando los minutos y el buitre no se dignaba a bajar a casa; me estaba retando y desde luego me demostró ser bastante más inteligente que yo. En algún momento, cuando revoloteaban por encima de la cabeza, creo que incluso llegué a oír alguna risita de uno de esos enormes pajarracos descojonándose del estúpido humano del polo rosa.
No puedo decir que la espera fuese excitante porque no lo fue, pero mi mente se encargó de hacerme pasar el rato. Cuando uno se tumba durante horas en una piedra en medio de una montaña, o se lleva un libro o algo de comer o por lo menos el Ipod, pero ninguno de estos elementos es compatible con la caza. Así que tumbado, mirando hacia el cielo y esperando a la presa que nunca llega, uno se dedica a contar los aviones que hay en el cielo y a sorprenderse por ver hasta ocho al mismo tiempo. Estamos en un pasillo o corredor aéreo y siempre que levantas la cabeza ves uno, aunque por suerte no se oyen. Empecé a hacer mis cábalas, ¿de dónde venían?, ¿a dónde iban?, ¿Estamos solos en la galaxia?, ¿qué ha hecho el Madrid?, ¿estarían buenas las azafatas?… Como conclusión puedo deciros que lo único que saqué en claro es que ya me da menos miedo volar, porque si en cada momento hay encima de Santamera, provincia de Guadalajara, Castilla La Mancha, España, Europa, esa cantidad de aviones, ¿cuántos habrá volando al mismo tiempo en todo el mundo?
El cielo surcado por líneas blancas de humo y por lejanos buitres haciendo círculos, empezaba a cansarme cuando apareció un helicóptero volando bastante bajo. No es algo habitual en la zona y pensé que era Mariano Rajoy, que de vez en cuando aparece en casa de unos amigos, suyos, en Imón. Empecé a pensar lo que le diría si en ese momento apareciera paseando por la montaña. Pensé en el “no nos falles” o en el “no nos folles” y cuando empezaba a preparar mi discurso, un inocente buitre aterrizó revoloteando sobre el risco. Levanté deprisa el teleobjetivo, disparé varias veces pero nada, desenfocado y movido y con tanto ruido del obturador ese gigantesco “chisme” salió volando de nuevo. ¡Maldito Mariano!
martes, 6 de diciembre de 2011
EL AGUJERO DE ÁFRICA
En muchos sitios de África, cuando te levantas te preguntan qué tal has dormido y en qué has soñado. Sólamente esa pregunta te da una idea de esa visión tan distinta de la vida en la que a pesar de sus enormes dificultades para tan siquiera sobrevivir, dejan siempre un amplio espacio vital para la fantasía, para la magia. Sí, África es mágica y todos los que han pisado alguna vez el continente lo saben, tiene algo en su color, es su atmósfera, en sus gentes, que te llama y te invita a volver. No voy a descubrir ahora yo los encantos del continente más pobre de la tierra, tenéis libros y películas para aburrir.
Sin embargo me preocupa enormemente su situación actual. No es que ahora esté mucho peor que hace unos años, pero hay un par de factores que han cambiado y que creo que van a dar de sí los enormes agujeros que ya tiene África. Por un lado la "horrible y dramática" crisis económica en la que estamos sumidos, para quien realmente lo es en esos términos es para los africanos que no sólo siguen siendo igual de pobres sino que ahora toda su esperanza se derrumba porque los ojos hay que ponerlos en otros focos de atención y toda la ayuda al desarrollo se ha ido transformando en rescates a la banca. Por otro lado, los secuestros y la piratería están haciendo mucho más daño del que nos podamos imaginar. Llámense Al Qaeda del Magreb o los piratas Patapalo, el caso es que esta panda de choricillos bien armados está creando una psicosis difícil de contrarrestar por la cual los occidentales o blancos van a ser más reacios a viajar a África ya sea de turismo, de misión social o simplemente de negocios.
Teníamos que resolver el problema del agua, de las enfermedades que conlleva y que supone la mitad de las muertes en la zona; había que seguir avanzando en la lucha contra el Sida y las farmaceúticas en el continente más seropositivo del mundo; debíamos seguir con el inacabado proceso de descolonización que dio paso al proceso de los tiranos y después al proceso de los corruptos; deberíamos poner freno a la comercialización de armas en un territorio en el que es más fácil conseguir un Kalashnikov que un libro de sumas (¿qué pensáis que está pasando ya con todas las armas Occidente les dio a los rebeldes libios?); podríamos poner freno a la explotación sin límites y sin escrúpulos de las múltiples y valiosas materias primas que brotan por doquier (en África, tener materias primas es sinónimo de corrupción, guerras y miseria); estaríamos obligados a entender de una vez que son seres como nosotros y que tienen derecho a tener distintas costumbres, distintas religiones, distintos sistemas tribales y que viven en otro tiempo y otro lugar; en lugar de globalizar imponiendo nuestro sistema, quizás habría que conocer y respetar un poco más al otro.
El problema es que quienes no están por la labor de tapar estos agujeros o ni siquiera de conocer de su existencia, ahora tienen excusa para mirar hacia otro lado. La crisis y los secuestros.
Dice un refrán saharaui: "Vine a ayudarte a enterrar a tu padre, pero tu te marchaste con el pico". África, déjate ayudar.
PD. El chiste de Forges, genial como siempre, lo he tomado prestado del excelente blog 3.500 Millones de Gonzalo Fanjul en El País.
Sin embargo me preocupa enormemente su situación actual. No es que ahora esté mucho peor que hace unos años, pero hay un par de factores que han cambiado y que creo que van a dar de sí los enormes agujeros que ya tiene África. Por un lado la "horrible y dramática" crisis económica en la que estamos sumidos, para quien realmente lo es en esos términos es para los africanos que no sólo siguen siendo igual de pobres sino que ahora toda su esperanza se derrumba porque los ojos hay que ponerlos en otros focos de atención y toda la ayuda al desarrollo se ha ido transformando en rescates a la banca. Por otro lado, los secuestros y la piratería están haciendo mucho más daño del que nos podamos imaginar. Llámense Al Qaeda del Magreb o los piratas Patapalo, el caso es que esta panda de choricillos bien armados está creando una psicosis difícil de contrarrestar por la cual los occidentales o blancos van a ser más reacios a viajar a África ya sea de turismo, de misión social o simplemente de negocios.
Teníamos que resolver el problema del agua, de las enfermedades que conlleva y que supone la mitad de las muertes en la zona; había que seguir avanzando en la lucha contra el Sida y las farmaceúticas en el continente más seropositivo del mundo; debíamos seguir con el inacabado proceso de descolonización que dio paso al proceso de los tiranos y después al proceso de los corruptos; deberíamos poner freno a la comercialización de armas en un territorio en el que es más fácil conseguir un Kalashnikov que un libro de sumas (¿qué pensáis que está pasando ya con todas las armas Occidente les dio a los rebeldes libios?); podríamos poner freno a la explotación sin límites y sin escrúpulos de las múltiples y valiosas materias primas que brotan por doquier (en África, tener materias primas es sinónimo de corrupción, guerras y miseria); estaríamos obligados a entender de una vez que son seres como nosotros y que tienen derecho a tener distintas costumbres, distintas religiones, distintos sistemas tribales y que viven en otro tiempo y otro lugar; en lugar de globalizar imponiendo nuestro sistema, quizás habría que conocer y respetar un poco más al otro.
El problema es que quienes no están por la labor de tapar estos agujeros o ni siquiera de conocer de su existencia, ahora tienen excusa para mirar hacia otro lado. La crisis y los secuestros.
Dice un refrán saharaui: "Vine a ayudarte a enterrar a tu padre, pero tu te marchaste con el pico". África, déjate ayudar.
PD. El chiste de Forges, genial como siempre, lo he tomado prestado del excelente blog 3.500 Millones de Gonzalo Fanjul en El País.
domingo, 4 de diciembre de 2011
ARDE LA CALLE
Estoy harto de oír la frase: "Es imposible que haya tanto desempleo porque si hubiese cinco millones de parados, estarían de revuelta, la calle estaría ardiendo". Quizás sea autocomplacencia para no agobiarnos con el problema o una forma de echar la culpa a los demás y a su picaresca. ¿Qué quiere decir la frase?, que hay economía sumergida, ya lo sabemos, que hay fraude en el cobro del paro, lo imaginamos, y que es posible que mucha gente esté trabajando y a la vez cobrando el paro, vale. ¿Cuántos?, ¿Dos millones?, venga, te lo doy. Así que tenemos tres millones de parados, uno detrás de otro. Quizás tres millones no sean suficientes para salir a la calle o quizás es que ya salieron bastantes con el 15 M y han vuelto a casa con frío y más desilusionados. A lo mejor es que son conscientes de que salir a la calle les va a servir de poco, les van a tildar de "perro-flautas" y nadie va a mover un dedo por ellos. Puede que se hayan dado cuenta a estas alturas de que el sistema no les va a ayudar y lo que no se ayuden ellos nadie lo hará. Así que ¿dónde están?, pues buscándose la vida, llamando a amigos, escribiendo mails, mandando currículum, volviendo a vivir a casa de los padres, tirando de la familia, de los amigos...
Creo que ya no hay nadie que se siga empeñando en negar la crisis como hizo algún optimista enfermizo. Ahora la realidad es apabullante, por la insistencia de las noticias, por la persistencia de los mercados y porque la crisis de carne y hueso se nota en la calle. En que las aceras están llenas de gente pidiendo; en que ahora te piden pasta o te venden "La farola" no sólo en la puerta de las iglesias, sino al salir de las farmacias, los supermercados o los sex-shop; en que por la calle pasa un chatarrero distinto cada dos horas, en que han vuelto con fuerza los afiladores, en que el cartón de los contenedores se lo llevan los cartoneros antes de que llegue el camión del ayuntamiento y en que cada día hay una cola que da la vuelta a la manzana para comprar lotería de Navidad en Doña Manolita. Hay crisis.
Por eso creo que la tan manida frase se refiere a que a pesar de la crisis y de la apocalíptica amenaza diaria que los medios nos transmiten, la gente sigue haciendo su vida, los parkings y los bares están más llenos que nunca, los atascos permanecen y la calle está en ebullición porque la gente quiere disfrutar su vida por mucho que le digan que el fin del mundo está aquí. También porque no saben dónde están los "mercados", para ir a quemarlos... ¡Nooooo, esos no!, ¡Pobre charcutero!
Creo que ya no hay nadie que se siga empeñando en negar la crisis como hizo algún optimista enfermizo. Ahora la realidad es apabullante, por la insistencia de las noticias, por la persistencia de los mercados y porque la crisis de carne y hueso se nota en la calle. En que las aceras están llenas de gente pidiendo; en que ahora te piden pasta o te venden "La farola" no sólo en la puerta de las iglesias, sino al salir de las farmacias, los supermercados o los sex-shop; en que por la calle pasa un chatarrero distinto cada dos horas, en que han vuelto con fuerza los afiladores, en que el cartón de los contenedores se lo llevan los cartoneros antes de que llegue el camión del ayuntamiento y en que cada día hay una cola que da la vuelta a la manzana para comprar lotería de Navidad en Doña Manolita. Hay crisis.
Por eso creo que la tan manida frase se refiere a que a pesar de la crisis y de la apocalíptica amenaza diaria que los medios nos transmiten, la gente sigue haciendo su vida, los parkings y los bares están más llenos que nunca, los atascos permanecen y la calle está en ebullición porque la gente quiere disfrutar su vida por mucho que le digan que el fin del mundo está aquí. También porque no saben dónde están los "mercados", para ir a quemarlos... ¡Nooooo, esos no!, ¡Pobre charcutero!
jueves, 1 de diciembre de 2011
UN SALIDO Y MIL GRACIAS
Sigo dándole vueltas a las teclas, no alrededor sino en la cabeza. Nunca he entendido su caprichosa disposición y estoy harto de que me jueguen malas pasadas. Hace unos meses cambié de ordenador porque le fallaban varias teclas y tenía que dar martillazos para escribir la "ele", la "pe" y hasta el espaciador. Supongo que era un problema de limpieza debido a la caspa, las legañas y los moquillos que suelen meterse por las ranuras del ordenador, aunque no sé por qué tan repugnantes partículas eligieron esas letras en concreto. Ahora ya tengo el nuevo, en el que el teclado está más alejado, con lo cual no cae mierda pero tengo el brazo más estirado y me está provocando tendinitis.
Como consecuencia, escribo más lento todavía, con sólo un dedo de la mano derecha y tocando el "clítoris" con el pulgar de la izquierda, lo que me lleva a nuevos errores. Copio lo que no quiero copiar, cambio de renglón sin quererlo e incluso abro programas de la barra de abajo, sin pretenderlo. Así que mientras se cura la jodida tednitinis tengo que leerme todo varias veces antes de enviarlo o plubliclarlo. En su defecto, volveré a meter la pezuña como aquel día que firmé un mail a una directora de marketing con: "Un salido: Diego Muñoz". Y es que hay que ser idiota para poner la u y la i juntas en el teclado. Seguro que fue un francés, que como no las distinguen. Como podéis imaginar, después de tan cariñosa despedida, empezamos una fructífera relación profesional... Y desde entonces prefiero despedirme con un abrazo, mejor que con un saludo.
Reconozco que este tema es de los que me quita el sueño. Cada vez que voy a terminar un mail pierdo varios minutos pensando si tengo que despedirme con un saludo o con un abrazo. El saludo puede parecer demasiado frío, pero el abrazo puede ser un exceso de confianza. Desde hace tiempo tengo un protocolo, primero miro cómo se ha despedido mi interlocutor en el mail anterior para tratarle de la misma forma; sino, busco su cara en google o facebook para ver si me apetece abrazarle o no y por último opto por pensar que haría si me lo encontrase en la realidad. Ya sé que estáis pensando que soy un maniático. Lo soy. Lo sé. ¿Que pasa?. Pero me sienta fatal mandar un abrazo y que te devuelvan un saludo o quedar como un borde que rechaza el abrazo de un amigo. Claro, que también me parece muy pastoso ir dando abrazos por todas partes. Hay fórmulas intermedias como "mil gracias y un saludo" que me gusta utilizar pero que me parece poco equitativa: a qué viene tanta generosidad con las gracias y tal tacañería con los saludos. Quizás la más efectiva y válida en cualquier caso es la de "saludos cordiales", pero me sigue dando miedo equivocarme porque lo de "salidos cordiales" sonaría al "Qué, ¿nos hacemos unas pajillas?" de Santiago Segura. Quizás hay que modernizarse, aprender de nuestros hijos y tirar de Bss, Kss, A2, Xao, XD XD, juas juas, y todo tipo de emoticonadas.
Sí, lo he conseguido, lo que pedíais, una entrada sin malos rollos. Disfrutadla, que la próxima va a ser sobre un documental que vi anoche en TVE2 sobre la guerra mundial, el holocausto, la bomba atómica y la destrucción del hombre por el hombre. Lo dicho, unas gracias y mil abarzos.
Como consecuencia, escribo más lento todavía, con sólo un dedo de la mano derecha y tocando el "clítoris" con el pulgar de la izquierda, lo que me lleva a nuevos errores. Copio lo que no quiero copiar, cambio de renglón sin quererlo e incluso abro programas de la barra de abajo, sin pretenderlo. Así que mientras se cura la jodida tednitinis tengo que leerme todo varias veces antes de enviarlo o plubliclarlo. En su defecto, volveré a meter la pezuña como aquel día que firmé un mail a una directora de marketing con: "Un salido: Diego Muñoz". Y es que hay que ser idiota para poner la u y la i juntas en el teclado. Seguro que fue un francés, que como no las distinguen. Como podéis imaginar, después de tan cariñosa despedida, empezamos una fructífera relación profesional... Y desde entonces prefiero despedirme con un abrazo, mejor que con un saludo.
Reconozco que este tema es de los que me quita el sueño. Cada vez que voy a terminar un mail pierdo varios minutos pensando si tengo que despedirme con un saludo o con un abrazo. El saludo puede parecer demasiado frío, pero el abrazo puede ser un exceso de confianza. Desde hace tiempo tengo un protocolo, primero miro cómo se ha despedido mi interlocutor en el mail anterior para tratarle de la misma forma; sino, busco su cara en google o facebook para ver si me apetece abrazarle o no y por último opto por pensar que haría si me lo encontrase en la realidad. Ya sé que estáis pensando que soy un maniático. Lo soy. Lo sé. ¿Que pasa?. Pero me sienta fatal mandar un abrazo y que te devuelvan un saludo o quedar como un borde que rechaza el abrazo de un amigo. Claro, que también me parece muy pastoso ir dando abrazos por todas partes. Hay fórmulas intermedias como "mil gracias y un saludo" que me gusta utilizar pero que me parece poco equitativa: a qué viene tanta generosidad con las gracias y tal tacañería con los saludos. Quizás la más efectiva y válida en cualquier caso es la de "saludos cordiales", pero me sigue dando miedo equivocarme porque lo de "salidos cordiales" sonaría al "Qué, ¿nos hacemos unas pajillas?" de Santiago Segura. Quizás hay que modernizarse, aprender de nuestros hijos y tirar de Bss, Kss, A2, Xao, XD XD, juas juas, y todo tipo de emoticonadas.
Sí, lo he conseguido, lo que pedíais, una entrada sin malos rollos. Disfrutadla, que la próxima va a ser sobre un documental que vi anoche en TVE2 sobre la guerra mundial, el holocausto, la bomba atómica y la destrucción del hombre por el hombre. Lo dicho, unas gracias y mil abarzos.
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