Hachetetepebarrabarra y después lo que quieras poner. Es un título demasiado ambíguo para un blog, demasiado abierto. Pero así es este espacio. Unos días abierto para la alegría, otros para la pena; para la esperanza o el escepticismo; la reflexión o la ironía... Lo que salga de los huevos ¿no?
domingo, 29 de abril de 2012
NACES O TE HACES
A menudo discuto con amigos o familiares, todos ellos padres o madres, que presumen de neutralidad en la educación de sus hijos: "Yo trato de no influirles y dejar que ellos se formen su propia opinión." Es una frase muy recurrida y que queda muy bien en una cenita con vinos, pero que no comparto en absoluto, es más, pienso que, además de ser mentira, es una enorme irresponsabilidad. Es mentira porque no me creo que nadie consiga tener a los niños en una burbuja, aislados de los pensamientos de sus padres, sin saber qué tele ven, qué periódico leen, qué equipo siguen o qué partido votan, no es posible. Si tu hijo hace la primera comunión, le estás influyendo, y si no la hace, también.
Pero además es una irresponsabilidad paterna porque precisamente nuestra obligación como padres es educar a nuestros hijos y eso significa educar en valores, los tuyos, explicarles lo que es justo, hacerles distinguir las cosas importantes, ofrecerles todas las herramientas para formarles y hacerles cultos y libres. Un padre que no influye a sus hijos está haciendo dejación de su responsabilidad y está dejando que otros ocupen su lugar y les influyan con otras ideas o valores que pueden ser contrarios a los suyos.
Otra cosa es que luego tu hijo, cuando crezca y tenga sano juicio, se forme su propia ideología y discrepe de lo que tú le has tratado de enseñar. Esa libertad sí debe tenerla, pero a su debido tiempo y una vez haya tenido suficiente información y formación para poder elegir. Imagino a alguno de esos amigos escuchando un rato la Cope, otro a Ser y otro Onda Cero para que los niños puedan discernir. Noooooooooo, no dejaré que un Jiménez Losantos, un Mourinho o un Sánchez Dragó entren en el ideario de mis hijos.
Los niños hacen lo que ven en casa y es normal que sigan las líneas de pensamiento de sus padres. Mis padres no lo hicieron, venían de familias muy conservadoras y voluntariamente dieron un drástico giro. Yo, en cambio, sí les he seguido, me he dejado influir y ahora les agradezco enormemente la educación que nos dieron; si lamento algo es no parecerme más a ellos. Con nuestros hijos intentamos hacer lo mismo y eneseñarles lo que para nosotros es bueno, para eso son nuestros hijos. Lo contrario es hipocresía.
jueves, 26 de abril de 2012
MARCHA ATRÁS
Sarkozy dice que prefiere ser fascista que comunista. ¡Jolín! Espero que gane Hollande. Si gana otra vez el bajito, además de seguir dándonos por saco, tendrá que gobernar con los votos de Le Pen y todo lo que eso significa. Es preocupante la situación de Europa, en lo económico y en lo político, con una presencia exagerada de las posturas más retrógradas y sectarias. Es curioso pero con cierta ceguera estamos dando peligrosos pasos hacia atrás, hacia un pasado que habíamos decidido dejar lejos.
Pero no es sólo allí. Aquí también se nos ha enganchado la palanca y vamos marcha atrás a gran velocidad. En unas poquitas semanas hemos perdido todo lo ganado en decenas de años. Qué fácil es deshacer. Y qué dañina interpretación de la democracia cuando se gobierna sólo para tus votantes, lo haga quien lo haga.
El caso es que con la excusa de la crisis los trabajadores han perdido gran parte de sus derechos; los ciudadanos ven recortados los servicios sociales más básicos como son la educación y la sanidad; el estado "federal" de las autonomías es cuestionado; la justicia y la televisión vuelven al redil (Garzón ya está en la calle y Urdaci está esperando en la entrada de Torrespaña); la iglesia recupera terreno y arremete contra los gays y el aborto con el beneplácito de Moncloa; la ayuda al desarrollo desaparece; los grandes defraudadores son amnistiados; la resistencia pasiva en una manifestación pasa a ser delito; los inmigrantes vuelven a ser ilegales... Ahora entiendo porque en España no tenemos ningún partido como el de Le Pen, no hace falta.
Si a todo eso le sumamos la caída en barrena de credibilidad de la Casa Real con sus corruptelas, sus tiros, sus elefantes y sus cuernos, miedo me da que la marcha atrás siga enganchada y que en cualquier momento se nos aparezca el tío Paco. Despertarme ya de esta pesadilla...
P.D. Este es el enlace de Millás que dice Luis en "comentarios".
Pero no es sólo allí. Aquí también se nos ha enganchado la palanca y vamos marcha atrás a gran velocidad. En unas poquitas semanas hemos perdido todo lo ganado en decenas de años. Qué fácil es deshacer. Y qué dañina interpretación de la democracia cuando se gobierna sólo para tus votantes, lo haga quien lo haga.
El caso es que con la excusa de la crisis los trabajadores han perdido gran parte de sus derechos; los ciudadanos ven recortados los servicios sociales más básicos como son la educación y la sanidad; el estado "federal" de las autonomías es cuestionado; la justicia y la televisión vuelven al redil (Garzón ya está en la calle y Urdaci está esperando en la entrada de Torrespaña); la iglesia recupera terreno y arremete contra los gays y el aborto con el beneplácito de Moncloa; la ayuda al desarrollo desaparece; los grandes defraudadores son amnistiados; la resistencia pasiva en una manifestación pasa a ser delito; los inmigrantes vuelven a ser ilegales... Ahora entiendo porque en España no tenemos ningún partido como el de Le Pen, no hace falta.
Si a todo eso le sumamos la caída en barrena de credibilidad de la Casa Real con sus corruptelas, sus tiros, sus elefantes y sus cuernos, miedo me da que la marcha atrás siga enganchada y que en cualquier momento se nos aparezca el tío Paco. Despertarme ya de esta pesadilla...
P.D. Este es el enlace de Millás que dice Luis en "comentarios".
UN PASADO OSCURO
Estoy digitalizando a mis padres. En realidad he decidido informatizar la memoria de los Muñoz Avia. Es un trabajo complejo, polvoriento y lacrimógeno, pero muy divertido. Rodeado de álbumes de fotos, recortes de periódicos y cajas de diapositivas voy seleccionando lo que debe pasar por el escáner o lo que se condena al olvido. Eso debe ser lo que se llama memoria selectiva. Me siento importante, como los jueces de operación triunfo, tú sí, tú no, tú sí, tú no, porque la decisión marcará el recuerdo que nuestros descendientes tengan de sus abuelos, bisas y tataras. Reconozco que es una interpretación muy subjetiva de la historia, pero no querréis que escanee todas esas vergonzantes imágenes en las que salgo en calzoncillos, con flequillo cacerola o vestido a la moda albanesa (no del país sino del cantante).
La memoria se sustenta en la fotografía y a partir de ahora en YouTube. Lo he comprobado repasando álbumes y demostrando que todos los pasajes que recuerdo de mi infancia están, casualmente, recogidos en alguna foto. Por eso estoy grabando todas las fotos en el disco duro de mi ordenador, para poder sacar de mi frágil memoria todos esos recuerdos y así poder meter nueva información en el cerebelo.
Lo malo de escavar en la memoria es que uno lo hace con cierto miedo. He encontrado un montón de fotografías y documentación que nunca jamás había visto y, aunque en la mayoría de las ocasiones la sorpresa es positiva, uno va con miedo pensando en lo que se pueda encontrar. Siempre da miedo abrir el cofre del tesoro y saber algo que hubieras preferido no saber. De momento no he descubierto ningún crimen ni aventura inconfesable de mis padres, pero no puedo negar que estoy flipando con algunas imágenes a las que no sé dar explicación. Os pasaría lo mismo si viéseis a Antonio López en gabardina saltando por una montaña con un cigarro en la boca; o a mis padres vestidos de mayordomos sirviendo la cena en una fiesta; o esta última a la que no consigo darle explicación: Don Lucio y Doña Amalia, elegantemente vestidos, supervisando las obras del Estadio de Montjuic. La imagen es normal, un equipo de trabajo en plena faena con un operario en la zanja y cinco mirando, pero... ¿qué coño pintan mis padres allí? De verdad que no es photoshop, que estaban allí, tan monos, con sus cascos y su carpeta. Igual eran arquitectos y nosotros no lo sabíamos... Si ya decía yo que los cuadritos no podían dar para tanto.
Llevo un par de días buscando una respuesta pero no la he encontrado. A lo único que he llegado es a las consecuencias genéticas derivadas de esta imagen, ya sea por mi vinculación profesional al mundo del deporte o por mi militancia periquita. De algún lado me tenía que venir. Qué sé yo...
La memoria se sustenta en la fotografía y a partir de ahora en YouTube. Lo he comprobado repasando álbumes y demostrando que todos los pasajes que recuerdo de mi infancia están, casualmente, recogidos en alguna foto. Por eso estoy grabando todas las fotos en el disco duro de mi ordenador, para poder sacar de mi frágil memoria todos esos recuerdos y así poder meter nueva información en el cerebelo.
Lo malo de escavar en la memoria es que uno lo hace con cierto miedo. He encontrado un montón de fotografías y documentación que nunca jamás había visto y, aunque en la mayoría de las ocasiones la sorpresa es positiva, uno va con miedo pensando en lo que se pueda encontrar. Siempre da miedo abrir el cofre del tesoro y saber algo que hubieras preferido no saber. De momento no he descubierto ningún crimen ni aventura inconfesable de mis padres, pero no puedo negar que estoy flipando con algunas imágenes a las que no sé dar explicación. Os pasaría lo mismo si viéseis a Antonio López en gabardina saltando por una montaña con un cigarro en la boca; o a mis padres vestidos de mayordomos sirviendo la cena en una fiesta; o esta última a la que no consigo darle explicación: Don Lucio y Doña Amalia, elegantemente vestidos, supervisando las obras del Estadio de Montjuic. La imagen es normal, un equipo de trabajo en plena faena con un operario en la zanja y cinco mirando, pero... ¿qué coño pintan mis padres allí? De verdad que no es photoshop, que estaban allí, tan monos, con sus cascos y su carpeta. Igual eran arquitectos y nosotros no lo sabíamos... Si ya decía yo que los cuadritos no podían dar para tanto.
Llevo un par de días buscando una respuesta pero no la he encontrado. A lo único que he llegado es a las consecuencias genéticas derivadas de esta imagen, ya sea por mi vinculación profesional al mundo del deporte o por mi militancia periquita. De algún lado me tenía que venir. Qué sé yo...
martes, 24 de abril de 2012
EN VOZ ALTA
"En voz alta" es la nueva editorial de Belén y Berta. Les llaman las bebe, en un mal chiste. Ayer dieron a luz a su proyecto, en el que llevan trabajando varios meses. El 23 de abril, día del libro, por la noche, se presentaba su sello y su primer libro, "El cuerpo deshabitado" de Marina Wainer, en la Meca del flamenco, el Cardamomo. Afuera, en la calle Echegaray soplaba recesión, se oían todavía los alaridos de un nuevo lunes negro, de otro derrumbe del Ibex 35, de una nueva antesala de la catástrofe de los mercados.
Dentro, Ramón Ongil hacía la presentación; un crítico disertaba sobre la autora y varios actores interpretaban fragmentos de la obra. El libro en cuestión es duro, es teatro y de una temática difícil y árida. Vamos, que no tiene pinta de ir a ser un best seller. Al acabar el acto, siguiendo mi "cotillesca" afición, pongo el oído en algunos corrillos: "Qué valientes estas chicas, con la que está cayendo... Ojalá les vaya bien, pero mucho me temo que se la van a dar... Desde luego, yo no me metería en un negocio como este... Una editorial, cuando están cerrando todas... Ya podían haber elegido un libro más animado para empezar..." Y más y más y más. Y según iba oyendo y participando en más corrillos que "cariñosamente despellejaban" el modelo de negocio, más sentía la necesidad de escribir lo siguiente.
Ole vuestros huevos chicas. Así se hace. En este triste tiempo en el que los niños eligen estudios pensando únicamente en las "salidas laborales"; en que cualquier movimiento político está marcado por la economía; en que las familias y las personas hemos cambiado las agendas por las calculadoras...No hay lugar para el romanticismo. Al contrario, el idealismo es tachado de inútil, de poco práctico, de estúpido. ¿Estupidos? Nosotros, todos los demás, sí que somos idiotas que hemos caído en la trampa y que nos dejamos dirigir nuestros pasos, nuestra trayectoria, nuestro bolsillo, nuestra inteligencia y hasta nuestros sentimientos por el oscurantismo mercantil. B & B sí son románticas y son íntegras y han apostado por lo que les gusta, por lo que saben hacer, con el corazón y sin la cabeza. Saldrá bien o mal económicamente, pero con toda seguridad saldrá fenomenal intelectualmente.
Son buenas profesionales, son entusiastas de su trabajo y su pasión y da igual la prosperidad del negocio. Han pensado con la conciencia y la ilusión. Son un ejemplo, que debería seguir todo el país. Con miedo, con reglas del juego austeras, con vértigo y sin un poco de locura, no hay lugar para emprendedores, para volver a ser nosotros, para ser creativos y para salir del agujero. Enhorabuena a B & B y a "En voz alta!... Muy, muy alta.
Dentro, Ramón Ongil hacía la presentación; un crítico disertaba sobre la autora y varios actores interpretaban fragmentos de la obra. El libro en cuestión es duro, es teatro y de una temática difícil y árida. Vamos, que no tiene pinta de ir a ser un best seller. Al acabar el acto, siguiendo mi "cotillesca" afición, pongo el oído en algunos corrillos: "Qué valientes estas chicas, con la que está cayendo... Ojalá les vaya bien, pero mucho me temo que se la van a dar... Desde luego, yo no me metería en un negocio como este... Una editorial, cuando están cerrando todas... Ya podían haber elegido un libro más animado para empezar..." Y más y más y más. Y según iba oyendo y participando en más corrillos que "cariñosamente despellejaban" el modelo de negocio, más sentía la necesidad de escribir lo siguiente.
Ole vuestros huevos chicas. Así se hace. En este triste tiempo en el que los niños eligen estudios pensando únicamente en las "salidas laborales"; en que cualquier movimiento político está marcado por la economía; en que las familias y las personas hemos cambiado las agendas por las calculadoras...No hay lugar para el romanticismo. Al contrario, el idealismo es tachado de inútil, de poco práctico, de estúpido. ¿Estupidos? Nosotros, todos los demás, sí que somos idiotas que hemos caído en la trampa y que nos dejamos dirigir nuestros pasos, nuestra trayectoria, nuestro bolsillo, nuestra inteligencia y hasta nuestros sentimientos por el oscurantismo mercantil. B & B sí son románticas y son íntegras y han apostado por lo que les gusta, por lo que saben hacer, con el corazón y sin la cabeza. Saldrá bien o mal económicamente, pero con toda seguridad saldrá fenomenal intelectualmente.
Son buenas profesionales, son entusiastas de su trabajo y su pasión y da igual la prosperidad del negocio. Han pensado con la conciencia y la ilusión. Son un ejemplo, que debería seguir todo el país. Con miedo, con reglas del juego austeras, con vértigo y sin un poco de locura, no hay lugar para emprendedores, para volver a ser nosotros, para ser creativos y para salir del agujero. Enhorabuena a B & B y a "En voz alta!... Muy, muy alta.
EL DÍA DEL LIBRO
Lucio es un tramposo. Paso de jugar con él, siempre gana. Recuerdo en mis partidos de fútbol con Martín o Diego que de vez en cuando les humillaba por una cuestión educativa, para que supieran perder. Con Lucito, lo intento pero no lo consigo; me marca un gol, 1-0, le marco yo, lo anula; marca él, 2-0, marco yo, lo anula... Siempre hay un motivo: "Ha sido alta... iba muy fuerte...estaba mirando para otro lado...me estaba haciendo pis..." Y así hasta que el padre con inflamación testicular se mete en casa y deja fuera al microbio celebrando un 14-0 ó similar.
Por eso no me ha extrañado ver esta ilustración en el libro que han hecho en el cole para celebrar el Día del Libro, en la que aparecemos los dos jugando al fútbol. Le dijeron que pintara a su padre y sólo se le ocurrió eso, qué imagen más equivocada. Encima se me ha ocurrido presumir del "paradón" que estoy haciendo y me ha dicho que yo soy el de arriba, el de la parada es él... Ventajista...
Aunque no me gustan los "días de..." porque normalmente me parecen insuficientes para abordar asuntos tan relevantes como el Alzheimer, el cáncer, la malaria, África o el padre, el del libro sí me gusta. Todos los días deberían ser día de todo eso y sobre todo del libro. Es un día bonito, aunque sea lunes, que siempre hemos vivido en casa de una forma especial. Ayer lo celebramos asistiendo a la presentación de la editorial "En voz alta" de nuestras valientes amigas Belén y Berta.
Cuando era pequeño no entendía que se celebrara el Día del libro para conmemorar la muerte de Shakespeare y Cervantes. También sentía mucha rabia por ser el día de los Comuneros, me ponía el disco de Nuevo Mester de Juglaría y me ponía muy triste escuchando el cruel final de Padilla, Bravo y Maldonado... Por cierto, qué chungo ha sido siempre aparcar en cualquiera de las tres.
Sin embargo, para nosotros siempre hubo un motivo de gran alegría cada 23 de abril, era el cumpleaños de mi madre, una gran escritora.
Por eso no me ha extrañado ver esta ilustración en el libro que han hecho en el cole para celebrar el Día del Libro, en la que aparecemos los dos jugando al fútbol. Le dijeron que pintara a su padre y sólo se le ocurrió eso, qué imagen más equivocada. Encima se me ha ocurrido presumir del "paradón" que estoy haciendo y me ha dicho que yo soy el de arriba, el de la parada es él... Ventajista...
Aunque no me gustan los "días de..." porque normalmente me parecen insuficientes para abordar asuntos tan relevantes como el Alzheimer, el cáncer, la malaria, África o el padre, el del libro sí me gusta. Todos los días deberían ser día de todo eso y sobre todo del libro. Es un día bonito, aunque sea lunes, que siempre hemos vivido en casa de una forma especial. Ayer lo celebramos asistiendo a la presentación de la editorial "En voz alta" de nuestras valientes amigas Belén y Berta.
Cuando era pequeño no entendía que se celebrara el Día del libro para conmemorar la muerte de Shakespeare y Cervantes. También sentía mucha rabia por ser el día de los Comuneros, me ponía el disco de Nuevo Mester de Juglaría y me ponía muy triste escuchando el cruel final de Padilla, Bravo y Maldonado... Por cierto, qué chungo ha sido siempre aparcar en cualquiera de las tres.
Sin embargo, para nosotros siempre hubo un motivo de gran alegría cada 23 de abril, era el cumpleaños de mi madre, una gran escritora.
domingo, 22 de abril de 2012
VIVIR LA VIDA DE OTRO
He parado a repostar en una gasolinera Repsol. Da igual de qué compañía fuera, pero lo digo para relajar un poco, para que veáis que no tengo nada contra ellos, porque sé que no todo el mundo estaba de acuerdo con mi visión del asunto YPF. El mismo ceremonial de siempre: guante de plástico, ha elegido usted Diesel, lleno el depósito, cuelgue la manguera y sin mover su vehículo dirijase a la caja, gracias, de nada, bolsa de Cheetos, bolsa de 3D, Coke Zero, guarrerías varias, chicles y pruebe las alcachofas que tenemos o las almendras o las naranjas de Valencia... No, no quiero nada y eso que soy de los que de vez en cuando hace la compra en la estación de servicio.
Pero esta vez no ha sido suficiente o convincente mi negativa y la buena mujer, manchega ella, ha utilizado sus más viles técnicas para conseguir colocarme un bote de almendras. "Mire, yo las he probado y son buenísimas, porque yo lo pruebo todo, pagando, ¡eh!, que quede claro, yo lo pago todo, y me las llevo a casa y se las doy a probar a mis padres; hoy vienen a cenar, están muy mayores ya y son muy exigentes en cuestión de gustos porque con tantas pastillas que se toman han perdido el paladar, pero las almendras les gustan mucho"... y como podéis entender me he llevado el botecito y he salido corriendo para evitar nuevas ofertas y, sobre todo, para salir de la vida de esa señorita.
Cuánto le gusta a la gente contarte su vida. Un amigo nuestro les ha pedido abiertamente a sus compañeros de trabajo que no le cuenten su vida: "Podemos llevarnos bien, comentar cosas de trabajo o de lo que sea, pero no me contéis vuestras penas." Suena a bordería, pero es una forma de evitar saber todos los dolores, enfermedades y tristezas de cada uno. Al fin y al cabo es lo que más nos gusta contar.
Tengo otra amiga, separada, que un día comentó con rabia: "Yo ya he vivido la vida de otro, ahora me toca vivir la mía". En la misma línea habló Steve Jobs en una de sus conferencias, poco antes de morir: "Su tiempo tiene límite así que no lo pierdan viviendo la vida de otra persona. No permitan que el ruido de opiniones ajenas silencie su propia voz interior".
Así que cada uno a su vida, y si hay que contársela a alguien, que sea a un amigo de verdad, que para eso están. Y sino, más fácil, escribid un blog.
Pero esta vez no ha sido suficiente o convincente mi negativa y la buena mujer, manchega ella, ha utilizado sus más viles técnicas para conseguir colocarme un bote de almendras. "Mire, yo las he probado y son buenísimas, porque yo lo pruebo todo, pagando, ¡eh!, que quede claro, yo lo pago todo, y me las llevo a casa y se las doy a probar a mis padres; hoy vienen a cenar, están muy mayores ya y son muy exigentes en cuestión de gustos porque con tantas pastillas que se toman han perdido el paladar, pero las almendras les gustan mucho"... y como podéis entender me he llevado el botecito y he salido corriendo para evitar nuevas ofertas y, sobre todo, para salir de la vida de esa señorita.
Cuánto le gusta a la gente contarte su vida. Un amigo nuestro les ha pedido abiertamente a sus compañeros de trabajo que no le cuenten su vida: "Podemos llevarnos bien, comentar cosas de trabajo o de lo que sea, pero no me contéis vuestras penas." Suena a bordería, pero es una forma de evitar saber todos los dolores, enfermedades y tristezas de cada uno. Al fin y al cabo es lo que más nos gusta contar.
Tengo otra amiga, separada, que un día comentó con rabia: "Yo ya he vivido la vida de otro, ahora me toca vivir la mía". En la misma línea habló Steve Jobs en una de sus conferencias, poco antes de morir: "Su tiempo tiene límite así que no lo pierdan viviendo la vida de otra persona. No permitan que el ruido de opiniones ajenas silencie su propia voz interior".
Así que cada uno a su vida, y si hay que contársela a alguien, que sea a un amigo de verdad, que para eso están. Y sino, más fácil, escribid un blog.
miércoles, 18 de abril de 2012
VIVA ARGENTINA
Me gusta llevar la contraria, lo sabéis. No seré yo quien caiga en la trampa del falso nacionalismo en esa llamada a defendernos del ataque exterior, no me alistaré voluntario para luchar contra Argentina por nacionalizar YPF. Por qué he de hacerlo si no lo hice cuando el Estado español privatizó Repsol que era pública. Qué curioso, ya estamos con las nefastas consecuencias de las privatizaciones de las grandes empresas públicas de servicios básicos: los beneficios son para la empresa pero los problemas para el estado que siempre tiene que estar detrás para salvarles. Dice el Gobierno que siempre ayudará a una empresa española con problemas en el extranjero, ja, lo pongo en duda, pero también pongo en duda lo de española, Repsol es una multinacional que sólo paga en España una pequeña parte de sus impuestos y cuyos accionistas son de todo el mundo.
A la amiga Cristina le han fallado las formas, la prepotencia y el espectáculo, pero al fin y al cabo está defendiendo el derecho argentino a explotar su petróleo con una contundencia incluso menor a la que usamos nosotros para defender Perejil. La decisión, según nuestras autoridades, pone en peligro las normas comerciales elementales y sienta un mal precedente en la economía globalizada. Pues claro que sí y bienvenido sea ese precedente que pueda evitar que las materias primas de los países más pobres (aunque no sea el caso argentino) sean esquilmadas por las empresas del primer mundo. Mola esa globalización que permite a cualquier empresa ganar dinero con los recursos de otras naciones, pero no permite a los ciudadanos de esos países viajar libremente al mundo desarrollado.
Es obvio que la noticia no es buena en la actual situación económica, pero tampoco deberíamos rasgarnos tanto las vestiduras, si Repsol estaba negociando la venta de YPF a los chinos, que protesten ellos, que son más. El desgaste del gobierno buscando unir esfuerzos ante el enemigo común es una muestra más de que se defienden más los intereses de los accionistas de las grandes empresas que a sus empleados. Ojo al dato, como diría José María García, que lo que reclama Repsol son 8.000 millones de euros, dos millones menos que lo que se va a recortar en sanidad y educación. Una cosa se anunció en la última línea de un comunicado de prensa y lo otro se está batallando con varios ministros, el presi y la Unión Europea. Una cosa afecta a unos pocos adinerados y la otra a las franjas más débiles de la sociedad.
Qué penita, montamos un pollo tremendo porque los guiñoles de la tele francesa se meten con nuestros deportistas, pero cuando Sarkozy ataca a nuestra economía, ni le tosemos; sacamos toda la artillería y el patriotismo más visceral para defender a una empresa, poniendo en peligro la relación comercial y los lazos históricos que nos unen con Argentina, pero permitimos que Marruecos vulnere los Derechos Humanos a diario, humillando al pueblo saharaui y saltándose todas las resoluciones de la ONU, por no poner en peligro esa misma relación. Qué distinta es la vara de medir dependiendo de si se juega con personas o con dinero. Y a mi, que me parece que debería ser al revés...
A la amiga Cristina le han fallado las formas, la prepotencia y el espectáculo, pero al fin y al cabo está defendiendo el derecho argentino a explotar su petróleo con una contundencia incluso menor a la que usamos nosotros para defender Perejil. La decisión, según nuestras autoridades, pone en peligro las normas comerciales elementales y sienta un mal precedente en la economía globalizada. Pues claro que sí y bienvenido sea ese precedente que pueda evitar que las materias primas de los países más pobres (aunque no sea el caso argentino) sean esquilmadas por las empresas del primer mundo. Mola esa globalización que permite a cualquier empresa ganar dinero con los recursos de otras naciones, pero no permite a los ciudadanos de esos países viajar libremente al mundo desarrollado.
Es obvio que la noticia no es buena en la actual situación económica, pero tampoco deberíamos rasgarnos tanto las vestiduras, si Repsol estaba negociando la venta de YPF a los chinos, que protesten ellos, que son más. El desgaste del gobierno buscando unir esfuerzos ante el enemigo común es una muestra más de que se defienden más los intereses de los accionistas de las grandes empresas que a sus empleados. Ojo al dato, como diría José María García, que lo que reclama Repsol son 8.000 millones de euros, dos millones menos que lo que se va a recortar en sanidad y educación. Una cosa se anunció en la última línea de un comunicado de prensa y lo otro se está batallando con varios ministros, el presi y la Unión Europea. Una cosa afecta a unos pocos adinerados y la otra a las franjas más débiles de la sociedad.
Qué penita, montamos un pollo tremendo porque los guiñoles de la tele francesa se meten con nuestros deportistas, pero cuando Sarkozy ataca a nuestra economía, ni le tosemos; sacamos toda la artillería y el patriotismo más visceral para defender a una empresa, poniendo en peligro la relación comercial y los lazos históricos que nos unen con Argentina, pero permitimos que Marruecos vulnere los Derechos Humanos a diario, humillando al pueblo saharaui y saltándose todas las resoluciones de la ONU, por no poner en peligro esa misma relación. Qué distinta es la vara de medir dependiendo de si se juega con personas o con dinero. Y a mi, que me parece que debería ser al revés...
EN LA INTIMIDAD
En casa hablamos catalán en la intimidad. Anoche estuvimos en la legendaria sala El Sol viendo tocar a Els Amics de les Arts, uno de los mejores grupos que hay ahora mismo y que, como su nombre indica, cantan en catalán. Siempre he tenido una extraña debilidad por lo catalán. Ya se que os parece raro, pero es así y me siento orgulloso. Además cada vez que oigo a alguien soltando vulgaridades y lugares comunes sobre el catalán, Barcelona o Catalunya, me pongo más nacionalista y llego hasta a cantar Els Segadors. Por ejemplo, llevo toda la vida oyendo decir la excusa de "a mi no me gustan los que cantan en catalán porque no les entiendo"... será que entiendes a los que cantan en inglés, como mucho pillas lo del Yellow Submarine... Burro.
Mi cercanía con el catalán se la debo a la música, a Lluis Llach, a Raimon y otros tantos que ahora sigo escuchando. Los idiomas se aprenden mejor de forma involuntaria, cuando se meten en tu vida diaria aunque no quieras. Inmersión. La a menudo ridícula iniciativa que hemos tenido algunos padres de hablar a los niños en inglés cuando están aprendiendo les facilita muchísimo el aprendizaje. Dicen que los portugueses hablan mucho mejor inglés que nosotros porque las grandes productoras nunca doblaban las películas al portugués y están acostumbrados a verlas en versión original. Nuestros hijos, desde que volvimos de SF tienen una norma inquebrantable que es que la tele o la Play se ven o juegan en inglés. Así que Martín está todo el día matando zombies con todo tipo de armas, pero lo hace hablando en inglés con amigos de todo el mundo. El lenguaje armamentístico lo dominan a la perfección. Y su padre va por la vida de pacifista, no te jode.
Con el saharaui se nos da peor y a pesar de haber ido tantas veces, apenas sé decir arroz con tomate y me duelen las rodillas, claro que tampoco ellos son "muchiglotas". El otro día Gali me escribió en un papel el nombre de un vídeo-juego que le gusta, el "Carlos Guti"; después de media hora de explicaciones, Diego llegó a la conclusión de que se refería al Call of Duty.
Lo que no esperaba yo es que Lucio fuese a aprender a leer español y portugués a la vez. Como su principal momento de lectura del día es en el desayuno, entre cucharada y cucharada de cereales, le oigo decir "Cereais com leite quente". Que majos los tíos de Kellogg's, además de ahorrarse una pasta duplicando embalajes, nos enseñan idiomas.
Mi cercanía con el catalán se la debo a la música, a Lluis Llach, a Raimon y otros tantos que ahora sigo escuchando. Los idiomas se aprenden mejor de forma involuntaria, cuando se meten en tu vida diaria aunque no quieras. Inmersión. La a menudo ridícula iniciativa que hemos tenido algunos padres de hablar a los niños en inglés cuando están aprendiendo les facilita muchísimo el aprendizaje. Dicen que los portugueses hablan mucho mejor inglés que nosotros porque las grandes productoras nunca doblaban las películas al portugués y están acostumbrados a verlas en versión original. Nuestros hijos, desde que volvimos de SF tienen una norma inquebrantable que es que la tele o la Play se ven o juegan en inglés. Así que Martín está todo el día matando zombies con todo tipo de armas, pero lo hace hablando en inglés con amigos de todo el mundo. El lenguaje armamentístico lo dominan a la perfección. Y su padre va por la vida de pacifista, no te jode.
Con el saharaui se nos da peor y a pesar de haber ido tantas veces, apenas sé decir arroz con tomate y me duelen las rodillas, claro que tampoco ellos son "muchiglotas". El otro día Gali me escribió en un papel el nombre de un vídeo-juego que le gusta, el "Carlos Guti"; después de media hora de explicaciones, Diego llegó a la conclusión de que se refería al Call of Duty.
Lo que no esperaba yo es que Lucio fuese a aprender a leer español y portugués a la vez. Como su principal momento de lectura del día es en el desayuno, entre cucharada y cucharada de cereales, le oigo decir "Cereais com leite quente". Que majos los tíos de Kellogg's, además de ahorrarse una pasta duplicando embalajes, nos enseñan idiomas.
martes, 17 de abril de 2012
A ESCUPITAJOS
¡Qué pereza! ¿no? Qué poco me apetece escribir del Rey, de Repsol, de Froilán, de Rajoy o de su prima. Y qué poco os apetece a vosotros leerlo. Qué aburrimiento. Necesitamos que empiecen a llegar temas más divertidos, noticias más felices... Vamos, que empiezo a echar de menos el método franquista de contraprogramación deportiva en épocas de conflictos. Que hay manifestación, pues partido en directo en la tele. Ya sé que eso ya no vale porque hay partido todos los días, pero sí tengo la esperanza de que sea el fútbol (lo iba a llamar "deporte rey" pero no quiero molestar a ningún aficionado) el que nos saque de este atolladero, de este camino sin retorno hacia el suicidio colectivo de toda la humanidad o por lo menos el de toda la zona Euro.
Sí el deporte es balsámico, amansa a las fieras (ni al elefante lo considero fiera, ni a la caza deporte), y exalta los valores patrióticos. Ahora mismo nuestro país necesita de los triunfos de nuestros ídolos y no debemos dejar que nos sigan machacando las malignas fuerzas internacionales que llegan por los cuatro costados. Que la Merkel sigue erre que erre, mandemos al Madrid a destrozar al Bayern; que Sarkozy da por saco, allí estará Nadal para ponerle otra vez el himno en Roland Garros; que Monti se pone gallito, pues Lorenzo pasa por fuera a Rossi; que la Cristina esa se queda con Repsol, pues Ballesteros se encarga de Messi... Si la política es más sencilla de lo que parece.
Además, lo bueno que tiene el deporte es que todos entendemos mogollón. Difícilmente nos van a engañar hablando de fútbol como lo hacen cuando se trata de economía o política. Cualquiera de nosotros está preparado para ser Seleccionador Nacional y todos podemos juzgar o ajusticiar a cualquier árbitro. Lo único que nadie sabe explicarse es por qué los jugadores de fútbol escupen con tanta facilidad. Si queréis hacer la prueba apuntad los "lapos" que veis a lo largo de la retransmisión de un partido, muchos más que corners, o que fueras de juego, o que faltas, o que improperios de Mourinho... Repugnante. A mi me gusta analizarlos como parte del juego, ver la distancia, el estilo y la viscosidad para saber en qué estado se encuentra cada jugador. Mi preferido es el de nariz. Nunca he sabido hacerlo y por eso admiro la facilidad con la que se tapan un orificio y lanzan por el otro un verdoso proyectil sin darse en los pies (tampoco ahora va con segundas el tema).Yo les entiendo a todos porque es verdad que cuando se hace ejercicio se segrega mucha mucosidad, pero siempre me he preguntado por qué los jugadores de baloncesto, los pilotos de motos o coches, los nadadores o los golfistas no escupen. Bueno, supongo que los primeros es por no resbalarse sobre la cancha y por eso se tragarán los gargajos, los segundos lo echarán contra el casco, los terceros en el agua y los cuartos, por Dios, son demasiado finos para escupir. El ejemplo ecológico es el de los gimnastas que se lo echan en las manos o el de los boxeadores que sacan la escupidera.
No estaba premeditado. Una cosa ha traído a la otra, pero es curioso que he empezado con las últimas noticias de la actualidad y habéis acabado todos con ganas de escupir.
PD La foto no tiene mucho que ver, pero como podéis entender no tengo muchas fotos del asunto.
Sí el deporte es balsámico, amansa a las fieras (ni al elefante lo considero fiera, ni a la caza deporte), y exalta los valores patrióticos. Ahora mismo nuestro país necesita de los triunfos de nuestros ídolos y no debemos dejar que nos sigan machacando las malignas fuerzas internacionales que llegan por los cuatro costados. Que la Merkel sigue erre que erre, mandemos al Madrid a destrozar al Bayern; que Sarkozy da por saco, allí estará Nadal para ponerle otra vez el himno en Roland Garros; que Monti se pone gallito, pues Lorenzo pasa por fuera a Rossi; que la Cristina esa se queda con Repsol, pues Ballesteros se encarga de Messi... Si la política es más sencilla de lo que parece.
Además, lo bueno que tiene el deporte es que todos entendemos mogollón. Difícilmente nos van a engañar hablando de fútbol como lo hacen cuando se trata de economía o política. Cualquiera de nosotros está preparado para ser Seleccionador Nacional y todos podemos juzgar o ajusticiar a cualquier árbitro. Lo único que nadie sabe explicarse es por qué los jugadores de fútbol escupen con tanta facilidad. Si queréis hacer la prueba apuntad los "lapos" que veis a lo largo de la retransmisión de un partido, muchos más que corners, o que fueras de juego, o que faltas, o que improperios de Mourinho... Repugnante. A mi me gusta analizarlos como parte del juego, ver la distancia, el estilo y la viscosidad para saber en qué estado se encuentra cada jugador. Mi preferido es el de nariz. Nunca he sabido hacerlo y por eso admiro la facilidad con la que se tapan un orificio y lanzan por el otro un verdoso proyectil sin darse en los pies (tampoco ahora va con segundas el tema).Yo les entiendo a todos porque es verdad que cuando se hace ejercicio se segrega mucha mucosidad, pero siempre me he preguntado por qué los jugadores de baloncesto, los pilotos de motos o coches, los nadadores o los golfistas no escupen. Bueno, supongo que los primeros es por no resbalarse sobre la cancha y por eso se tragarán los gargajos, los segundos lo echarán contra el casco, los terceros en el agua y los cuartos, por Dios, son demasiado finos para escupir. El ejemplo ecológico es el de los gimnastas que se lo echan en las manos o el de los boxeadores que sacan la escupidera.
No estaba premeditado. Una cosa ha traído a la otra, pero es curioso que he empezado con las últimas noticias de la actualidad y habéis acabado todos con ganas de escupir.
PD La foto no tiene mucho que ver, pero como podéis entender no tengo muchas fotos del asunto.
domingo, 15 de abril de 2012
jueves, 12 de abril de 2012
PARAR EL TIEMPO
Tuve un compañero, que creía ser mi jefe, que cuando se acercaban las vacaciones hacía siempre la misma reflexión, la misma estúpida reflexión: "No me gustan las vacaciones, me voy con remordimiento, con la sensación de estar robándole dinero a la empresa"... Bueno, bueno, tampoco os pongáis así, el pobre hombre tenía esa enfermiza adicción al trabajo por la que muchos hemos pasado en alguna fase de nuestra vida.
Uno, que ha tenido la suerte de trabajar en lo que le gusta o mejor dicho, hacer de mi hobby mi trabajo, nunca he tenido esa sensación, aunque he de reconocer que hay veces en las que las vacaciones me crean más estrés que el trabajo. Quizás sea porque nuestro sistema nervioso se va acostumbrando a la rutina y cuando sustituyes las llamadas de teléfono, los mails, las prisas, la presión del cliente y todas las tensiones del día a día por otras bien distintas, se cruzan los cables y surge otra clase de estrés. No sé por qué es pero los mayores dolores de cabeza los tengo en la playa o en el campo, en momentos que deberían ser de relax.
Recuerdo cómo uno de los responsables de la estación de esquí de Sierra Nevada nos comentaba que los madrileños llevábamos escrita en la cara nuestra procedencia, que llegábamos de mal humor, acelerados, con prisas para todo, empujando en el remonte, colándonos en las filas y no sabíamos cambiar el ritmo. En San Francisco, cada vez que íbamos al Museo de Ciencias Naturales, los niños se iban a ver un reloj de péndulo de movimiento continuo que iba tirando fichas cada quince minutos; pues cada vez se cansaron de esperar y se dejaron llevar por su impaciencia para darle una patada a la ficha antes de tiempo, con la consiguiente bronca del vigilante. Nos pasa también cuando vamos al Sahara e intentamos que Dumaha haga más rápido el te para ir corriendo de un lado a otro, cambiándoles sus costumbres.
Son distintas interpretaciones del tiempo y cuando intentas cambiar de revoluciones tu cerebro, este se revela y te manda una jaqueca. Lo tengo comprobado, mi mayor consumo de Ibuprofeno es en fines de semana, poniendo a los niños en fila para comer, arreglando diecisiete pinchazos de bicicletas, sentándome a escuchar música o tomando vinos con los amigos. En este último caso creo que hay algún líquido elemento externo que contribuye a la migraña.
El hombre del futuro deberá tener un regulador de velocidad para poder acoplarse al diferente ritmo del tiempo según el lugar y las circunstancias. Y si se lo curran bien llegaremos a tener botón de "pause" para parar el tiempo... Lo dejo, que llevo 14 minutos escribiendo y es demasiado para esta memez.
Uno, que ha tenido la suerte de trabajar en lo que le gusta o mejor dicho, hacer de mi hobby mi trabajo, nunca he tenido esa sensación, aunque he de reconocer que hay veces en las que las vacaciones me crean más estrés que el trabajo. Quizás sea porque nuestro sistema nervioso se va acostumbrando a la rutina y cuando sustituyes las llamadas de teléfono, los mails, las prisas, la presión del cliente y todas las tensiones del día a día por otras bien distintas, se cruzan los cables y surge otra clase de estrés. No sé por qué es pero los mayores dolores de cabeza los tengo en la playa o en el campo, en momentos que deberían ser de relax.
Recuerdo cómo uno de los responsables de la estación de esquí de Sierra Nevada nos comentaba que los madrileños llevábamos escrita en la cara nuestra procedencia, que llegábamos de mal humor, acelerados, con prisas para todo, empujando en el remonte, colándonos en las filas y no sabíamos cambiar el ritmo. En San Francisco, cada vez que íbamos al Museo de Ciencias Naturales, los niños se iban a ver un reloj de péndulo de movimiento continuo que iba tirando fichas cada quince minutos; pues cada vez se cansaron de esperar y se dejaron llevar por su impaciencia para darle una patada a la ficha antes de tiempo, con la consiguiente bronca del vigilante. Nos pasa también cuando vamos al Sahara e intentamos que Dumaha haga más rápido el te para ir corriendo de un lado a otro, cambiándoles sus costumbres.
Son distintas interpretaciones del tiempo y cuando intentas cambiar de revoluciones tu cerebro, este se revela y te manda una jaqueca. Lo tengo comprobado, mi mayor consumo de Ibuprofeno es en fines de semana, poniendo a los niños en fila para comer, arreglando diecisiete pinchazos de bicicletas, sentándome a escuchar música o tomando vinos con los amigos. En este último caso creo que hay algún líquido elemento externo que contribuye a la migraña.
El hombre del futuro deberá tener un regulador de velocidad para poder acoplarse al diferente ritmo del tiempo según el lugar y las circunstancias. Y si se lo curran bien llegaremos a tener botón de "pause" para parar el tiempo... Lo dejo, que llevo 14 minutos escribiendo y es demasiado para esta memez.
A MÍ, QUE ME LO EXPLIQUEN
Tengo un amigo, que siempre me ha asesorado en asuntos económicos, cuyo mejor consejo es: "No te metas en nada que no entiendas perfectamente". De esa forma hay que huir de la mayoría de los productos que te ofrecen los bancos y que normalmente llevan un siniestro objetivo escondido debajo de la letra pequeña.
Lo malo es cuando eso también pasa en la política; cuando no entiendes ni pajotera de lo que están haciendo los mandatarios y sientes que también hay intereses malignos escondidos en sus propuestas.
Sinceramente esperaba mucho más de Rajoy y me siento un tanto defraudado, no como votante, sino como ciudadano arrastrado por esa gran ola de clamor popular que decía que el cambio nos iba a sacar de la crisis de inmediato. Llegué a creerme esa vieja teoría del miedo que dice que la derecha siempre será mejor gestora de la economía. Trataba de averiguar las inexistentes o contradictorias propuestas de su programa y pensaba que no querían mostrar sus cartas hasta después de las elecciones para aparecer como salvadores de la patria. Llegué a escuchar las ruedas de prensa de los primeros Consejos de Ministros con ilusión, esperando esas mágicas medidas.
Lo estoy diciendo de verdad, porque lejos de partidismos, en estos momentos todos tenemos que desear que España salga adelante y no comparto la alegría de algún político o medio cuando un gobierno lo hace mal, si eso es malo para el país. Decía Churchil que "quien ayuda a su país está ayudando a su partido". Pero a pesar de todo esto y con la mejor de mis voluntades, no entiendo qué están haciendo y necesito que me lo expliquen.
La reforma laboral para facilitar el despido, los recortes presupuestarios y la gran mayoría de las medidas que se están tomando son meramente restrictivas. El papel gris de gestor que reduce gastos y endurece las normas sociales, suele ser un perfil valiente pero poco brillante. Lo realmente complicado es impulsar la economía, generar ingresos, incentivar y motivar a las personas, para esto hace falta mucha más creatividad. Normalmente esas dos medidas son incompatibles. Yo estoy convencido de que eso, los chicos de Mariano lo saben bien, pero entonces, ¿qué pasa?
Quizás es que tenemos un gobierno que sigue haciendo oposición, encerrado en el "y tú más" y en la "herencia recibida" o a lo mejor está usando, en estas duras condiciones, técnicas de marketing electoral, sacando de golpe las medidas más drásticas, más impopulares, dando el volantazo hacia sus objetivos políticos al principio de la legislatura, para después ir suavizando y presentando un mejor panorama cuando se acerquen de nuevo las urnas... Ya entiendo por qué todos estos movimientos se hacen con la cara de Montoro y De Guindos por delante y escondiendo muy bien la de Rajoy para cuando haya que dar buenas noticias. Vamos, como Karanka y Mourinho. Pocas situaciones recuerdo tan ridículas e insultantes como la de un presidente de un país democrático dando la espalda a la prensa como el otro día. Pero hacen bien, porque dentro de tres años, estaremos saliendo de la crisis y del terreno perdido y los recortes sociales, nadie se acordará.
Lo malo es cuando eso también pasa en la política; cuando no entiendes ni pajotera de lo que están haciendo los mandatarios y sientes que también hay intereses malignos escondidos en sus propuestas.
Sinceramente esperaba mucho más de Rajoy y me siento un tanto defraudado, no como votante, sino como ciudadano arrastrado por esa gran ola de clamor popular que decía que el cambio nos iba a sacar de la crisis de inmediato. Llegué a creerme esa vieja teoría del miedo que dice que la derecha siempre será mejor gestora de la economía. Trataba de averiguar las inexistentes o contradictorias propuestas de su programa y pensaba que no querían mostrar sus cartas hasta después de las elecciones para aparecer como salvadores de la patria. Llegué a escuchar las ruedas de prensa de los primeros Consejos de Ministros con ilusión, esperando esas mágicas medidas.
Lo estoy diciendo de verdad, porque lejos de partidismos, en estos momentos todos tenemos que desear que España salga adelante y no comparto la alegría de algún político o medio cuando un gobierno lo hace mal, si eso es malo para el país. Decía Churchil que "quien ayuda a su país está ayudando a su partido". Pero a pesar de todo esto y con la mejor de mis voluntades, no entiendo qué están haciendo y necesito que me lo expliquen.
La reforma laboral para facilitar el despido, los recortes presupuestarios y la gran mayoría de las medidas que se están tomando son meramente restrictivas. El papel gris de gestor que reduce gastos y endurece las normas sociales, suele ser un perfil valiente pero poco brillante. Lo realmente complicado es impulsar la economía, generar ingresos, incentivar y motivar a las personas, para esto hace falta mucha más creatividad. Normalmente esas dos medidas son incompatibles. Yo estoy convencido de que eso, los chicos de Mariano lo saben bien, pero entonces, ¿qué pasa?
Quizás es que tenemos un gobierno que sigue haciendo oposición, encerrado en el "y tú más" y en la "herencia recibida" o a lo mejor está usando, en estas duras condiciones, técnicas de marketing electoral, sacando de golpe las medidas más drásticas, más impopulares, dando el volantazo hacia sus objetivos políticos al principio de la legislatura, para después ir suavizando y presentando un mejor panorama cuando se acerquen de nuevo las urnas... Ya entiendo por qué todos estos movimientos se hacen con la cara de Montoro y De Guindos por delante y escondiendo muy bien la de Rajoy para cuando haya que dar buenas noticias. Vamos, como Karanka y Mourinho. Pocas situaciones recuerdo tan ridículas e insultantes como la de un presidente de un país democrático dando la espalda a la prensa como el otro día. Pero hacen bien, porque dentro de tres años, estaremos saliendo de la crisis y del terreno perdido y los recortes sociales, nadie se acordará.
martes, 10 de abril de 2012
MINISTRO DE LA GUERRA
Oigo una entrevista con el ministro Morenés. Un día antes leí una entrevista con Gervasio Sánchez, de quien ya os he hablado en varias ocasiones. Qué dos formas tan distintas de entender el mundo, qué dos visiones tan preocupantemente opuestas, qué dos éticas tan enfrentadas. Una buena y otra mala, lo tengo clarísimo.
Siento escalofríos cada vez que leo las declaraciones o veo las fotos de Gervasio, pero siento pánico cuando oigo al Ministro de Defensa hablar de la importancia de la Defensa Nacional como la primera necesidad de los ciudadanos; se me revuelve el estómago cuando le oigo presumir del enorme crecimiento de la industria armamentística española en los últimos años y su gran aportación al PIB; me siento insultado cuando critica a quienes defienden una bajada presupuestaria en su ministerio.
Señor Morenés, la crisis es un argumento válido para todo. Válida para cambiar el contrato social y abaratar el despido y válida para presumir de la cantidad de empleos que este tipo de industria genera en nuestro país. Obsceno. Una vez más, todo lo rige la economía.
Qué indecencia. Le sigo oyendo hablar de submarinos y aviones de guerra con la misma inocencia con la que lo hace mi hijo pequeño jugando con los amigos. No son tiempos de ser antimilitarista, ni pacifista, te pueden acusar de "buenismo", algo que está muy mal visto. No se puede decir que ZP hiciera una buena labor en este sentido, porque no sólo no redujo la fabricación de armas, sino que la aumentó notablemente, pero por lo menos su mensaje era más conciliador, se llenaba la boca de buenas intenciones y en el fondo creía en conceptos "buenistas" como la Alianza de las Civilizaciones. En ese sentido comparto la opinión de Gervasio: "Todos los políticos son igual de obscenos en el negocio de la guerra". Y en este caso, el tema es más sangrante porque tenemos de ministro de defensa a un "señor de la guerra", un profesional en la fabricación de juguetes para matar, cuyo argumento para defender su "indigno" oficio es que el ser humano, desde que existe, vive en comunidad para defenderse de los demás. Viva la prehistoria y el más salvaje de los instintos, perfeccionado por los cualificados ingenieros de las armas, a quienes les agradecemos que nos suban el PIB y la imagen de nuestro país como potencia en I + D.
Apago la radio, busco de nuevo en internet la entrevista con Gervasio y suscribo cada una de sus palabras, con la misma rotundidad con la que rechazo las del Ministro de la guerra. Transformo la rabia en esperanza y la ira en "buenismo". ¡Ay!, si pudiéramos cambiar a uno por otro...
Siento escalofríos cada vez que leo las declaraciones o veo las fotos de Gervasio, pero siento pánico cuando oigo al Ministro de Defensa hablar de la importancia de la Defensa Nacional como la primera necesidad de los ciudadanos; se me revuelve el estómago cuando le oigo presumir del enorme crecimiento de la industria armamentística española en los últimos años y su gran aportación al PIB; me siento insultado cuando critica a quienes defienden una bajada presupuestaria en su ministerio.
Señor Morenés, la crisis es un argumento válido para todo. Válida para cambiar el contrato social y abaratar el despido y válida para presumir de la cantidad de empleos que este tipo de industria genera en nuestro país. Obsceno. Una vez más, todo lo rige la economía.
Qué indecencia. Le sigo oyendo hablar de submarinos y aviones de guerra con la misma inocencia con la que lo hace mi hijo pequeño jugando con los amigos. No son tiempos de ser antimilitarista, ni pacifista, te pueden acusar de "buenismo", algo que está muy mal visto. No se puede decir que ZP hiciera una buena labor en este sentido, porque no sólo no redujo la fabricación de armas, sino que la aumentó notablemente, pero por lo menos su mensaje era más conciliador, se llenaba la boca de buenas intenciones y en el fondo creía en conceptos "buenistas" como la Alianza de las Civilizaciones. En ese sentido comparto la opinión de Gervasio: "Todos los políticos son igual de obscenos en el negocio de la guerra". Y en este caso, el tema es más sangrante porque tenemos de ministro de defensa a un "señor de la guerra", un profesional en la fabricación de juguetes para matar, cuyo argumento para defender su "indigno" oficio es que el ser humano, desde que existe, vive en comunidad para defenderse de los demás. Viva la prehistoria y el más salvaje de los instintos, perfeccionado por los cualificados ingenieros de las armas, a quienes les agradecemos que nos suban el PIB y la imagen de nuestro país como potencia en I + D.
Apago la radio, busco de nuevo en internet la entrevista con Gervasio y suscribo cada una de sus palabras, con la misma rotundidad con la que rechazo las del Ministro de la guerra. Transformo la rabia en esperanza y la ira en "buenismo". ¡Ay!, si pudiéramos cambiar a uno por otro...
lunes, 9 de abril de 2012
EL VIEJO VERDE
Como soy un cotilla me gusta escuchar lo que dicen en la mesa de al lado. Me encanta saber qué tipo de vida lleva la gente y comprobar si se corresponde con su aspecto físico. Es una cuestión de prejuicios, lo sé, pero me gusta. También he de reconocer que creo en los prejuicios y que la mayoría de las veces la primera impresión que te da una persona, termina siendo la correcta cuando ya la conoces a fondo. Un tipo que te da mala espina de primeras, suele encerrar algo más que un simple prejuicio, aunque también hay quien intenta disimular sus carencias con su aspecto físico. Por eso los curas no toman el sol para estar paliduchos y parecer buenos chicos y por eso los defensas centrales se ponen diabólicos tatuajes para dar miedo a los delanteros.
Y en mi hobby de crearme prejuicios me gusta desconectar de la conversación de mi mesa, que suele ser una repetición de algo que ya he oído varias veces, para conectarme a la de al lado y saber algo más del barbudo de en frente que toma torrijas con su hija quinceañera. Cuando ya las chicas pasan de quinceañeras, tengo que tener mucho cuidado para que no detecten mi mirada porque sino rápidamente piensan que soy un viejo verde, en lugar de un vulgar cotilla.
Lo malo es cuando soy yo la víctima de este indiscreto juego, cuando me siento observado y murmurado por la mesa vecina. Me ocurre siempre que voy a comer o cenar solo con los niños; noto miradas compasivas hacia el pobre padre separado que mima a los niños durante el fin de semana que le ha tocado cuidarlos. El otro día, como vine a Madrid a recoger a Gali, cenamos juntos en el Vips y compartimos un sandwich y unas tortitas. Según entramos me vi rodeado de miradas, lascivas algunas, racistas otras y desconcertadas la mayoría. ¿Qué hacía ese señor canoso cenando con ese jovenzuelo tan moreno? Les rompimos los esquemas, noté que varias mesas dejaron de hablar de Mourinho y De Guindos y que los reojos pasaban a ser cabezas vueltas cuando pusimos las tortitas en medio de la mesa y comimos del mismo plato. Reconozco que al principio no me gustó sentirme observado, señalado, condenado, pero después me gustó tanto el juego que después de pagar, cogí a Gali por el hombro y nos fuimos caminando hacia el coche. Estuve a punto de girarme y levantar el dedo corazón a modo de saludo, pero me pareció excesivo.
Y en mi hobby de crearme prejuicios me gusta desconectar de la conversación de mi mesa, que suele ser una repetición de algo que ya he oído varias veces, para conectarme a la de al lado y saber algo más del barbudo de en frente que toma torrijas con su hija quinceañera. Cuando ya las chicas pasan de quinceañeras, tengo que tener mucho cuidado para que no detecten mi mirada porque sino rápidamente piensan que soy un viejo verde, en lugar de un vulgar cotilla.
Lo malo es cuando soy yo la víctima de este indiscreto juego, cuando me siento observado y murmurado por la mesa vecina. Me ocurre siempre que voy a comer o cenar solo con los niños; noto miradas compasivas hacia el pobre padre separado que mima a los niños durante el fin de semana que le ha tocado cuidarlos. El otro día, como vine a Madrid a recoger a Gali, cenamos juntos en el Vips y compartimos un sandwich y unas tortitas. Según entramos me vi rodeado de miradas, lascivas algunas, racistas otras y desconcertadas la mayoría. ¿Qué hacía ese señor canoso cenando con ese jovenzuelo tan moreno? Les rompimos los esquemas, noté que varias mesas dejaron de hablar de Mourinho y De Guindos y que los reojos pasaban a ser cabezas vueltas cuando pusimos las tortitas en medio de la mesa y comimos del mismo plato. Reconozco que al principio no me gustó sentirme observado, señalado, condenado, pero después me gustó tanto el juego que después de pagar, cogí a Gali por el hombro y nos fuimos caminando hacia el coche. Estuve a punto de girarme y levantar el dedo corazón a modo de saludo, pero me pareció excesivo.
domingo, 8 de abril de 2012
LA NUEVA ESPAÑA
Cuando en 2008 el castillo de naipes empezó a derrumbarse, políticos, economistas y tertulianos se echaban unos a otros la culpa mientras los ciudadanos, aturdidos, no entendían nada. Realmente ninguno de todos ellos entendía nada. Pero sí hubo una conclusión clara después del primero de los varapalos: el sistema había fallado y no podía mantenerse. Todos los economistas empezaron a analizar el pasado, que suele ser bastante más fácil que el futuro y concluyeron que la sociedad española había equivocado su camino con tanta hipoteca y tanto ladrillo. De todas todas, el nuevo modelo que debería nacer después de la crisis que viene después de la crisis que va después de la crisis, eliminaría todos los vicios y errores que nos llevaron al caos.
La nueva España no estaría basada en la filosofía del pelotazo, del compro casa, vendo casa, compro casa, vendo casa y soy mucho más rico; la economía no giraría alrededor de las hipotecas y los bancos aumentando beneficios año tras año; la política pasaría a ser, sí o sí, algo serio con el compromiso de todos de limpiar toda sospecha de corrupción; el sistema de medición del PIB dejaría de ser el número de grúas que se atisban en el horizonte... El batacazo de los mercados, la crisis de confianza y deuda y la calle, con aquel improvisado y revolucionario movimiento popular llamado 15M, habían dictado que había que cambiar.
Y aquí estamos, cuatro años después, preparados para la última aguadilla antes de poder salir a tomar aire, pero convencidos de que cuando por fin podamos volver a respirar lo haremos en una nueva España, sin corrupción, sin ladrillos, sin bancos... Perdón, no era ese el modelo, quiero decir sin indignados, sin derechos, sin justicia, sin vergüenzas... pero con otros valores que hacen ser optimista de cara al renacimiento económico. Una España con los que protestan detenidos y los delincuentes fiscales indultados; con los corruptos perdonados y los jueces condenados; con nuevos complejos hoteleros en playas vírgenes; con prósperos y educativos negocios como el gran Eurovegas; un país, como siempre, de pícaros en el que hasta el campeón del mundo hace trampas para sacarse el carnet.
No sé cuándo y a dónde llegaremos, pero de momento me parece que estamos equivovando de nuevo el modelo productivo. Si es que la crisis no era ni de deuda ni de confianza, era una crisis de valores.
La nueva España no estaría basada en la filosofía del pelotazo, del compro casa, vendo casa, compro casa, vendo casa y soy mucho más rico; la economía no giraría alrededor de las hipotecas y los bancos aumentando beneficios año tras año; la política pasaría a ser, sí o sí, algo serio con el compromiso de todos de limpiar toda sospecha de corrupción; el sistema de medición del PIB dejaría de ser el número de grúas que se atisban en el horizonte... El batacazo de los mercados, la crisis de confianza y deuda y la calle, con aquel improvisado y revolucionario movimiento popular llamado 15M, habían dictado que había que cambiar.
Y aquí estamos, cuatro años después, preparados para la última aguadilla antes de poder salir a tomar aire, pero convencidos de que cuando por fin podamos volver a respirar lo haremos en una nueva España, sin corrupción, sin ladrillos, sin bancos... Perdón, no era ese el modelo, quiero decir sin indignados, sin derechos, sin justicia, sin vergüenzas... pero con otros valores que hacen ser optimista de cara al renacimiento económico. Una España con los que protestan detenidos y los delincuentes fiscales indultados; con los corruptos perdonados y los jueces condenados; con nuevos complejos hoteleros en playas vírgenes; con prósperos y educativos negocios como el gran Eurovegas; un país, como siempre, de pícaros en el que hasta el campeón del mundo hace trampas para sacarse el carnet.
No sé cuándo y a dónde llegaremos, pero de momento me parece que estamos equivovando de nuevo el modelo productivo. Si es que la crisis no era ni de deuda ni de confianza, era una crisis de valores.
miércoles, 4 de abril de 2012
GALI YA ES MAYOR
Gali es un tipo genial. Tiene el sentido del humor y la ironía habitual de los saharauis. Creo que su dura situación les lleva a tomarse la vida con filosofía y eso implica reírse de todo, incluso de sí mismos. Recuerdo como me ha sacado mil veces de mis casillas con sus ataques de risa que le dan, sin motivo aparente, en medio de un partido de fútbol, de una comida o de una clase. Si cuando era un niño me parecía divertido, ahora, que ya tiene 18 tacos, mucho más todavía.
Ayer llegó a Madrid para pasar la Semana Santa en casa. Son ya once años viniendo de vacaciones con nosotros, así que huelga (general) decir que es uno más de la familia. Ahora vive en Cartalla (Huelva) con su tío, pero hace un mes estaba en Almería con su hermana y hace dos meses, en el Sahara con su tía. Está dando un cursillo acelerado de inmigrante magrebí en España. En Cartalla tiene bastantes amigos, un saharaui y muchos marroquíes a quienes les ha dicho que es mauritano para evitar conflictos o represalias. Con algunos de ellos estuvo cogiendo naranjas la semana pasada, pero tras dos días de madrugón y de romperse el espinazo cargando cajas para ganar 15 euros al día, decidió hacer objeción de naranjas. También tiene una novieta andaluza, pero no lo digáis muy alto que ni su tío ni su hermana lo saben.
Como tiene dieciocho, he aprovechado nuestro viaje hasta el pueblo para dar una charla paternal y advertirle, entre otras cosas de los riesgos y responsabilidades de ser mayor de edad. Bromeando le he dicho que no puede pegar a un chaval más pequeño porque sería abusar de un menor y se puede meter en un lío; sorprendido, me ha mirado sonriendo y ha contestado: "Papi, podías haberlo dicho hace unos meses, que había dos o tres a los que les tenía ganas." Sobra decir que cuando dice lo de papi, con sus 18 añazos, al "papi" se le cae la baba.
En Santamera se ha reencontrado con los chicos, se ha dado un abrazo de hermano y ha corrido a saludar a todos los amigos y a ver el campo que quemó hace unos años por accidente. El muy cachondo se ha parado delante y muy serio ha dicho: "un minuto de silencio". Se encuentra bien en campo abierto, sin el asfalto que le queme los pies. Por eso cuando le preguntas dónde prefiere vivir, no lo tiene claro, por un lado le gusta España por sus "comodidades", pero por otro los campamentos por su "libertad" (observese el entrecomillado de ambas palabras). El caso es que al final me ha dado una noticia que desconocía y que él ingenuamente ha creído a pie juntillas: "Papi, me ha contado un amigo saharaui que van a traer los campamentos de refugiados del Sahara a España y los van a instalar en Jaén... Eso sí que estaría bien, porque estaría en España y en los campamentos a la vez." Desconozco la procedencia de semejante ocurrencia pero intentaré transmitirla a la ONU, es una solución al conflicto saharaui que creo que aun no se habían planteado.
Ayer llegó a Madrid para pasar la Semana Santa en casa. Son ya once años viniendo de vacaciones con nosotros, así que huelga (general) decir que es uno más de la familia. Ahora vive en Cartalla (Huelva) con su tío, pero hace un mes estaba en Almería con su hermana y hace dos meses, en el Sahara con su tía. Está dando un cursillo acelerado de inmigrante magrebí en España. En Cartalla tiene bastantes amigos, un saharaui y muchos marroquíes a quienes les ha dicho que es mauritano para evitar conflictos o represalias. Con algunos de ellos estuvo cogiendo naranjas la semana pasada, pero tras dos días de madrugón y de romperse el espinazo cargando cajas para ganar 15 euros al día, decidió hacer objeción de naranjas. También tiene una novieta andaluza, pero no lo digáis muy alto que ni su tío ni su hermana lo saben.
Como tiene dieciocho, he aprovechado nuestro viaje hasta el pueblo para dar una charla paternal y advertirle, entre otras cosas de los riesgos y responsabilidades de ser mayor de edad. Bromeando le he dicho que no puede pegar a un chaval más pequeño porque sería abusar de un menor y se puede meter en un lío; sorprendido, me ha mirado sonriendo y ha contestado: "Papi, podías haberlo dicho hace unos meses, que había dos o tres a los que les tenía ganas." Sobra decir que cuando dice lo de papi, con sus 18 añazos, al "papi" se le cae la baba.
En Santamera se ha reencontrado con los chicos, se ha dado un abrazo de hermano y ha corrido a saludar a todos los amigos y a ver el campo que quemó hace unos años por accidente. El muy cachondo se ha parado delante y muy serio ha dicho: "un minuto de silencio". Se encuentra bien en campo abierto, sin el asfalto que le queme los pies. Por eso cuando le preguntas dónde prefiere vivir, no lo tiene claro, por un lado le gusta España por sus "comodidades", pero por otro los campamentos por su "libertad" (observese el entrecomillado de ambas palabras). El caso es que al final me ha dado una noticia que desconocía y que él ingenuamente ha creído a pie juntillas: "Papi, me ha contado un amigo saharaui que van a traer los campamentos de refugiados del Sahara a España y los van a instalar en Jaén... Eso sí que estaría bien, porque estaría en España y en los campamentos a la vez." Desconozco la procedencia de semejante ocurrencia pero intentaré transmitirla a la ONU, es una solución al conflicto saharaui que creo que aun no se habían planteado.
lunes, 2 de abril de 2012
LOS PARALUEGOS
Aunque fui a un colegio de pago soy bastante ignorante en lo que se refiere a normas convencionales de educación. Apenas aprendí las reglas básicas que te enseñan los padres: lavarse las manos antes de comer, no sorber la sopa, no hincar los codos encima de la mesa, ni los mocos debajo... Quizás por esas dificultades de aprendizaje aun ahora, en la segunda edad, tengo que pedir asesoramiento ante muchas cuestiones de protocolo o "buena" educación.
Ya sé que en el segundo no se espera, pero como soy un ansioso, muchas veces he terminado el plato antes de que empiecen los otros comensales. Otro ejemplo, tu pan es el de la izquierda, eso sí lo aprendí, pero ¿qué pasa si el que se sienta a tu izquierda coge por error tu pan?, ¿haces lo mismo y coges el de tu derecha o eres el pringao de la mesa y te quedas sin pan?
Tengo un amigo que siempre reutilizaba los regalos de Navidad y se los volvía a enviar a algún compromiso. Dejó de hacerlo una vez que no comprobó que dentro iban las tarjetas del cliente que se lo había regalado. Eso mismo lo hice yo el otro día y estuvo mal visto. Una amiga vino a casa con una botella de vino (aunque lo parezca no es un juego de palabras) y como al final no nos la bebimos, al día siguiente la llevé a otra cena en la que también estaba esta amiga. Yo lo hacía con buena intención, para degustar el vino juntos, pero fue interpretado como una roñosa cutrez.
Lo siento pero es que hay muchas de estas normas de convivencia que me parecen ilógicas. No entiendo que esté bien visto sacarse un pañuelo durante una reunión o una comida y sonarse los mocos. Yo por si las moscas siempre me aparto, no sea que salpique un poco. Creo que ese sonoro espectáculo habría que hacerlo siempre en privado. En cambio está mal visto sorberte los moquillos para que no se te caigan a la sopa. Esto son convenios antidiluvianos.
Con los dientes también hay grandes dudas, sobre todo después de comer bacalao. Se supone que no está aceptado el palillo de dientes, pero te lo ponen en los restaurantes. Claro, que peor es lo que hace otro amiguete, que se saca el hilo dental en la mesa y empieza a tocar el violín sin cortarse un pelo. Yo también me aparto por si se escapa algún "paraluego". Pero la higiene ostentosa me parece también rechazable y no entiendo ese desfile que a veces hay en las oficinas de gente cepillándose los dientes en la puerta de los baños, como para presumir de lo aseados que son. Menos mal que no estamos en un país musulmán lavándonos los pies por todas las esquinas...
Ya tenía yo ganas de hacer una entrada de estas que les gustan a mis hijos... Otro día os seguiré preguntando dudas sobre los estornudos, los botones de la chaqueta, los colores de los calcetines y, como dice Lucito: "los pedos de sopla" (que son los que peor huelen).
Mientras tanto, seguiré siendo un mal educado.
Ya sé que en el segundo no se espera, pero como soy un ansioso, muchas veces he terminado el plato antes de que empiecen los otros comensales. Otro ejemplo, tu pan es el de la izquierda, eso sí lo aprendí, pero ¿qué pasa si el que se sienta a tu izquierda coge por error tu pan?, ¿haces lo mismo y coges el de tu derecha o eres el pringao de la mesa y te quedas sin pan?
Tengo un amigo que siempre reutilizaba los regalos de Navidad y se los volvía a enviar a algún compromiso. Dejó de hacerlo una vez que no comprobó que dentro iban las tarjetas del cliente que se lo había regalado. Eso mismo lo hice yo el otro día y estuvo mal visto. Una amiga vino a casa con una botella de vino (aunque lo parezca no es un juego de palabras) y como al final no nos la bebimos, al día siguiente la llevé a otra cena en la que también estaba esta amiga. Yo lo hacía con buena intención, para degustar el vino juntos, pero fue interpretado como una roñosa cutrez.
Lo siento pero es que hay muchas de estas normas de convivencia que me parecen ilógicas. No entiendo que esté bien visto sacarse un pañuelo durante una reunión o una comida y sonarse los mocos. Yo por si las moscas siempre me aparto, no sea que salpique un poco. Creo que ese sonoro espectáculo habría que hacerlo siempre en privado. En cambio está mal visto sorberte los moquillos para que no se te caigan a la sopa. Esto son convenios antidiluvianos.
Con los dientes también hay grandes dudas, sobre todo después de comer bacalao. Se supone que no está aceptado el palillo de dientes, pero te lo ponen en los restaurantes. Claro, que peor es lo que hace otro amiguete, que se saca el hilo dental en la mesa y empieza a tocar el violín sin cortarse un pelo. Yo también me aparto por si se escapa algún "paraluego". Pero la higiene ostentosa me parece también rechazable y no entiendo ese desfile que a veces hay en las oficinas de gente cepillándose los dientes en la puerta de los baños, como para presumir de lo aseados que son. Menos mal que no estamos en un país musulmán lavándonos los pies por todas las esquinas...
Ya tenía yo ganas de hacer una entrada de estas que les gustan a mis hijos... Otro día os seguiré preguntando dudas sobre los estornudos, los botones de la chaqueta, los colores de los calcetines y, como dice Lucito: "los pedos de sopla" (que son los que peor huelen).
Mientras tanto, seguiré siendo un mal educado.
LUCIO Y AMALIA
No creo. Ni en seres supranaturales, ni en el más allá. No creo. Tengo el mismo derecho que quienes creen. Cuento con argumentos más que suficientes para soportar mis teorías. Respeto los argumentos de los que sí creen, aunque en algún caso hay que tener mucha fe para dar crédito a alguna que otra "batallita". Por eso no me las creo. Mis padres tampoco creían. Les habían educado para que creyeran, pero no lo hacían, por eso, entre otras cosas, están en el Cementerio Civil de Madrid. Lo pidieron ellos.
Me gusta pasearme por el Cementerio Civil. No me gustan los cementerios, me dan pánico, me crean inquietud y mal rollo. Pero cuando voy al cementerio civil, se me escurren las horas. Visito a Pablo Iglesias y busco nombres conocidos de intelectuales, izquierdistas, comunistas y otros personajes que hasta en la muerte quisieron marcar su disidencia. Me gusta leer las lápidas, la mayoría llenas de contradicciones, las que separan a los que están bajo tierra de los que pagan la lápida, las que atormentan al heredero que no tiene tan claro como el difunto que Dios no existe.
Y entonces va uno y me pregunta ¿Y si no crees por qué vas? y le contesto con clarividencia: porque aunque no crea en la resurrección, ni en seres divinos que nos protegen (bastante mal, por cierto), sí creo en otros valores: en la memoria y en los símbolos. Me siento junto a la tumba de mis padres y hablo con ellos. Por supuesto que no me contestan. Pero ese frío trozo de mármol sirve para traerme a la memoria los martillazos de mi padre en el estudio, el flamenco de mi madre en el suyo, los paseos por la Puerta del Sol, los partidos de fútbol de los artistas, las paellas en Mojácar, la feria en Santa Cruz o la ópera en París... Que sí, que eso mismo podría recordarlo delante del álbum de fotos, pero ahí entra el simbolismo. Una flor sobre una lápida, en una semana estará seca, pero en el momento de depositarla es mucho más que una flor. Es un grito de reconocimiento, de memoria y de cariño que se siente demasiado tarde, que se expresa cuando ya no te oyen. Qué desagradecidos somos los hijos con nuestros padres, cuánto tardamos en hilar cabos para darnos cuenta de todo lo que hicieron por nosotros, qué tarde llegamos a decir gracias, a vencer el pudor para expresar el afecto. Y no hay vuelta atrás. Sólo el temor de no ser víctima del mismo error por parte de nuestros hijos.
Me gusta pasearme por el Cementerio Civil. No me gustan los cementerios, me dan pánico, me crean inquietud y mal rollo. Pero cuando voy al cementerio civil, se me escurren las horas. Visito a Pablo Iglesias y busco nombres conocidos de intelectuales, izquierdistas, comunistas y otros personajes que hasta en la muerte quisieron marcar su disidencia. Me gusta leer las lápidas, la mayoría llenas de contradicciones, las que separan a los que están bajo tierra de los que pagan la lápida, las que atormentan al heredero que no tiene tan claro como el difunto que Dios no existe.
Y entonces va uno y me pregunta ¿Y si no crees por qué vas? y le contesto con clarividencia: porque aunque no crea en la resurrección, ni en seres divinos que nos protegen (bastante mal, por cierto), sí creo en otros valores: en la memoria y en los símbolos. Me siento junto a la tumba de mis padres y hablo con ellos. Por supuesto que no me contestan. Pero ese frío trozo de mármol sirve para traerme a la memoria los martillazos de mi padre en el estudio, el flamenco de mi madre en el suyo, los paseos por la Puerta del Sol, los partidos de fútbol de los artistas, las paellas en Mojácar, la feria en Santa Cruz o la ópera en París... Que sí, que eso mismo podría recordarlo delante del álbum de fotos, pero ahí entra el simbolismo. Una flor sobre una lápida, en una semana estará seca, pero en el momento de depositarla es mucho más que una flor. Es un grito de reconocimiento, de memoria y de cariño que se siente demasiado tarde, que se expresa cuando ya no te oyen. Qué desagradecidos somos los hijos con nuestros padres, cuánto tardamos en hilar cabos para darnos cuenta de todo lo que hicieron por nosotros, qué tarde llegamos a decir gracias, a vencer el pudor para expresar el afecto. Y no hay vuelta atrás. Sólo el temor de no ser víctima del mismo error por parte de nuestros hijos.
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