Gali es un tipo genial. Tiene el sentido del humor y la ironía habitual de los saharauis. Creo que su dura situación les lleva a tomarse la vida con filosofía y eso implica reírse de todo, incluso de sí mismos. Recuerdo como me ha sacado mil veces de mis casillas con sus ataques de risa que le dan, sin motivo aparente, en medio de un partido de fútbol, de una comida o de una clase. Si cuando era un niño me parecía divertido, ahora, que ya tiene 18 tacos, mucho más todavía.
Ayer llegó a Madrid para pasar la Semana Santa en casa. Son ya once años viniendo de vacaciones con nosotros, así que huelga (general) decir que es uno más de la familia. Ahora vive en Cartalla (Huelva) con su tío, pero hace un mes estaba en Almería con su hermana y hace dos meses, en el Sahara con su tía. Está dando un cursillo acelerado de inmigrante magrebí en España. En Cartalla tiene bastantes amigos, un saharaui y muchos marroquíes a quienes les ha dicho que es mauritano para evitar conflictos o represalias. Con algunos de ellos estuvo cogiendo naranjas la semana pasada, pero tras dos días de madrugón y de romperse el espinazo cargando cajas para ganar 15 euros al día, decidió hacer objeción de naranjas. También tiene una novieta andaluza, pero no lo digáis muy alto que ni su tío ni su hermana lo saben.
Como tiene dieciocho, he aprovechado nuestro viaje hasta el pueblo para dar una charla paternal y advertirle, entre otras cosas de los riesgos y responsabilidades de ser mayor de edad. Bromeando le he dicho que no puede pegar a un chaval más pequeño porque sería abusar de un menor y se puede meter en un lío; sorprendido, me ha mirado sonriendo y ha contestado: "Papi, podías haberlo dicho hace unos meses, que había dos o tres a los que les tenía ganas." Sobra decir que cuando dice lo de papi, con sus 18 añazos, al "papi" se le cae la baba.
En Santamera se ha reencontrado con los chicos, se ha dado un abrazo de hermano y ha corrido a saludar a todos los amigos y a ver el campo que quemó hace unos años por accidente. El muy cachondo se ha parado delante y muy serio ha dicho: "un minuto de silencio". Se encuentra bien en campo abierto, sin el asfalto que le queme los pies. Por eso cuando le preguntas dónde prefiere vivir, no lo tiene claro, por un lado le gusta España por sus "comodidades", pero por otro los campamentos por su "libertad" (observese el entrecomillado de ambas palabras). El caso es que al final me ha dado una noticia que desconocía y que él ingenuamente ha creído a pie juntillas: "Papi, me ha contado un amigo saharaui que van a traer los campamentos de refugiados del Sahara a España y los van a instalar en Jaén... Eso sí que estaría bien, porque estaría en España y en los campamentos a la vez." Desconozco la procedencia de semejante ocurrencia pero intentaré transmitirla a la ONU, es una solución al conflicto saharaui que creo que aun no se habían planteado.
¡¡ Bienvenido Gali ¡¡
ResponderEliminarYo creo que si dejaramos durante unos meses el mundo en poder de los niños, estoy segura que nos sorprenderian y por supuesto muy gratamente. Mis mayores carcajadas siempre han sido gracias a un niño.
¿Ya en Santamera?....hay gente que trabaja aun menos que Los Pecos.