Pero esta vez no ha sido suficiente o convincente mi negativa y la buena mujer, manchega ella, ha utilizado sus más viles técnicas para conseguir colocarme un bote de almendras. "Mire, yo las he probado y son buenísimas, porque yo lo pruebo todo, pagando, ¡eh!, que quede claro, yo lo pago todo, y me las llevo a casa y se las doy a probar a mis padres; hoy vienen a cenar, están muy mayores ya y son muy exigentes en cuestión de gustos porque con tantas pastillas que se toman han perdido el paladar, pero las almendras les gustan mucho"... y como podéis entender me he llevado el botecito y he salido corriendo para evitar nuevas ofertas y, sobre todo, para salir de la vida de esa señorita.
Cuánto le gusta a la gente contarte su vida. Un amigo nuestro les ha pedido abiertamente a sus compañeros de trabajo que no le cuenten su vida: "Podemos llevarnos bien, comentar cosas de trabajo o de lo que sea, pero no me contéis vuestras penas." Suena a bordería, pero es una forma de evitar saber todos los dolores, enfermedades y tristezas de cada uno. Al fin y al cabo es lo que más nos gusta contar.
Tengo otra amiga, separada, que un día comentó con rabia: "Yo ya he vivido la vida de otro, ahora me toca vivir la mía". En la misma línea habló Steve Jobs en una de sus conferencias, poco antes de morir: "Su tiempo tiene límite así que no lo pierdan viviendo la vida de otra persona. No permitan que el ruido de opiniones ajenas silencie su propia voz interior".
Así que cada uno a su vida, y si hay que contársela a alguien, que sea a un amigo de verdad, que para eso están. Y sino, más fácil, escribid un blog.
Eso mismo me paso a mi el sabado cuando volviamos de ver un partido de futbol de casa de unos amigos y paramos a echar gasolina, el cajero de la estacion de servicio al ver que esta completamente afónica, me vendio una cajita de caramelos de menta ( 1 o 2 .....no recuerdo).
ResponderEliminarMarta, eso te pasa por ser del Madrid.
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