Uno de mis quehaceres cotidianos es ayudar a mis hijos con sus deberes, como hacéis muchos de los padres que conozco. En principio puede parecer una tarea aburrida y desesperante pero como todo, tiene su lado bueno. Es un gran ejercicio de paciencia, te hace ponerte a la altura de tus hijos, compartir sus preocupaciones, y recordar el tiempo lejano en que nosotros mismos pasamos por la misma experiencia. Yo tengo un especial recuerdo, el de muchas tardes con mi abuelo explicándome lecciones, resolviendo dudas y charlando sobre cualquier tema que surgiera. Tuve un maestro de lujo.
Ya que es una obligación que me he auto asignado, me la tomo como algo de lo que yo misma pueda sacar provecho y seguir aprendiendo. Tengo una buena colección de anécdotas y situaciones divertidas y chocantes que he compartido con mis tres hijos. Los mayores son cada vez mas independientes y poco a poco van necesitando menos atención y ayuda, aunque reconozco que me sigue gustando que vengan a buscarme pidiendo ayuda. La semana pasada por ejemplo me tocó ayudar a Martín a copiar en el ordenador un trabajo en inglés. Dada mi poca pericia con este aparato y consciente de mis limitaciones le pedí a Diego que lo corrigiera. Menos mal porque se me fue una tecla y en vez de poner que la abuela “past away" puse “ past haway" con lo que en vez de fallecer se había ido a Hawai. Os podéis imaginar la carcajada de Diego imaginando a su madre en las playas del Pacífico.
Ahora ha empezado una nueva etapa para mí con la presencia del pequeño Lucio que empieza a aprender y afrontar sus primeros retos en el aprendizaje. Consciente como soy de que es el último, estoy muy atenta a sus progresos y preguntas.
Ya contaba Diego el otro día que está aprendiendo las primeras letras, sílabas, sonidos y palabras. Me fascina ver la rapidez de la mente de los niños ante el reto de empezar a aprender lo que les falta, de decir todo. En pocas semanas ha pasado de copiar formas en un papel a saber la letra que escribe y hasta el sonido que representa. Me temo que la etapa de hacerle copiar las malévolas frases que a su padre y sus hermanos se les ocurren, tiene los días contados.
Es increíble la mala memoria que tenemos y lo rápido que he olvidado cuando Martín y Diego pasaron por la misma etapa. No nos planteamos las miles de cosas que sabemos, que utilizamos a diario sacándolas de algún cajón de nuestra memoria y que un día tuvimos que aprender por primera vez. Hay cosas aparentemente muy sencillas para los adultos pero muy difíciles de explicar a un niño. No es lo mismo saber una cosa que saber enseñarla. El otro día me di cuenta de esto. Lucio llegó del colegio eufórico y feliz porque había hecho sus primeras sumas. Me pidió un papel y un lápiz y que le dictara unas sumas sencillas. 1+2, 2+2, etc. El problema vino cuando le dicté 2+0. Estuvo un rato mirándose los dedos, intentando averiguar cuantos dedos tenía que añadir a dos. Y después disparó su pregunta: mamá ¿Cuánto vale cero, qué es nada?....
Paula ayer estaba super enfadada porque le habian dado sus primeras notas y le habian puesto un 5 en Ingles "y mami me lo se todo fenomenal y solo tengo un negativo por hablar en clase". Pues por mucho que me empeñe en explicarle que el cinco estaba detras de un 7, vamos que tenia un 7,5 , ella insistia y me decia "mami lo dices para que no llore, pero yo sé que es un cinco y un cinco es muy poquito". Terminamos las dos llorando, ella de penita y de impotencia porque la hoja de las notas es amarilla y aun no han inventado el tippex de colores.
ResponderEliminarLamujerdelhermano
Vaya desastre, a Lucio ya no le vais a poder engañar con sus matemáticas con letras, y a Paula todavía no le han enseñado los decimales. Tanta LOGSE y tanta leche para esto... Menos mal que a mí sólo me queda haciendo preguntas Lucía, que hace muy pocas y le suelen tocar a su padre, por incapacidad matemática total y absoluta de la madre por cierto. Gracias a Dios los dos pedorros de mis hijos en la Universidad el uno, y Colegiado ya el otro no preguntan más que por la pasta que les envío cada mes...
ResponderEliminarMatilde, la LOGSE es historia hace ya muuuuchos años.
ResponderEliminarAquí va una de Mateo:
Mateo lee una publicidad y me pregunta:
-¿Papá, qué significa NOVO?
-Nuevo, en portugués.
-Dime algo en japonés.
-Konichiwa.
-¿Y en italiano?
-Mia bella signorina
-¿Y en latín?
-Alea jacta est.
-¿Y en indonesiano?
-No sé.
-¡¡Ah, no eres tan listillo!!
Muy buena la de Mateo, señor profesor, perdone por mi error sobre la legalidad vigente en el sistema educativo español, pero hace años que ya no lo sigue ninguno de mis hijos. ¿Y cómo se llama ahora la ley? Da lo mismo, sigue sin funcionar.
ResponderEliminarPues si ninguno de tus hijos sigue el sistema educativo vigente, ¿cómo sabes que no funciona, Matilde? Desde que he llegado yo, ha ganado mucho la cosa, te diré.
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