Me puedo poner pedante y hablaros de similitudes entre Sadam Hussein y Beethoven, pero tendría que tirar mucho de Wikipedia y además sería eso, pedante. Por separado sí os puedo contar algo más de ellos. De Ludwig Van, a grandes rasgos, qué os voy a decir que no sepáis... Que era sordo. Ya sé que es como el colmo de los colmos, como el pintor ciego, el escritor manco o el torero capado, pero era sordo el chico y no le fue mal. También es famoso porque le escribió la música al Himno de la Alegría de Miguel Ríos (supongo que pagaría sus derechos de autor ¿no?) o porque hizo nueve sinfonías. A mí de pequeño me encantaba la quinta por su apabullante comienzo: "Tatatatá, tatatatá..." y le tenía manía al Para Elisa porque tenía una amiga estudiando piano que cada tarde repetía la pieza unas 20 veces y sólo era capaz de añadir una nota al día; supongo que ya se la sabrá entera.
Del bueno de Sadam, por decir algo, sabéis mucho más. Que era iraquí, dictador y mala gente. Un tirano sanguinario, como otros muchos en los países subdesarrollados o en vías de desarrollo, sólo que este además era chuleta y cometió el error de desafiar a uno más chulo que él. El resultado lo conocéis, jugó al escondite, primero escondiendo las armas de destrucción masiva debajo de los pozos de petróleo y después metiéndose en una cueva. Como en la mejor película del Oeste, le encontraron sin disparar un sólo tiro y le colgaron por malo.
Y ahora os explico esta mezcla de personalidades tan contrapuestas que os he traído. Es lo que me encontré el otro día encima de una mesa en casa de mi madre: una careta de Beethoven y el periódico del día que capturaron a Sadam. Según lo vi me entró la risa floja que precede a la inquietud que precede al acojone y pensé que era como una peli de terror en la que Sadam se escondía bajo la careta de Beethoven y me perseguía. Eso sí, no me preguntéis por qué estaban estos dos elementos encima de una mesa, junto a la cual hemos pasado un montón de gente, un montón de veces, durante un montón de años, porque me entra un montón de miedo.
Diego, tu cerebro es como una selva sin explorar. No dejas de sorprender.
ResponderEliminarPues tu vecina y yo nos conocemos fijo, hemos tenido que estudiar musica en la misma academia. Yo me tire 1 año entero practicando piano con Para Elisa, que recuerdos.
ResponderEliminarUltimamente estas mas miedica y cagon que de costumbre ¿¿no??.
Ahhh ¡¡¡¡ 0-4
Lamujerdelhermano
aaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh ¡¡¡¡¡¡ por fin puedo escribir comentarios. ¿¿ que estoy censurada??
ResponderEliminarAunque ahora estoy viendo lo de la "B" de blogera y no sé ni como lo he hecho, ni si seria capaz de volverlo hacer.
Lamujerdelhermano