Además de reirnos con él y a veces de él, como buena mascota de la casa, ahora le llamamos "el empollón" porque según entra por la puerta de casa busca lápices y papel y pide que le pongamos ejercicios de matemáticas. Tiene cinco años y aunque es un tipo peculiar, no sabe nada de números y a lo que se refiere con las "mates" es a copiar frases para ir aprendiendo y distinguiendo las letras.
Al principio fuimos buenos profesores y tiramos de manual, poniéndole frases sencillas y vulgares como "me llamo Lucio y mi madre se llama Montse", pero pronto nos dimos cuenta de que el chavalillo no sabía leer y sacamos a relucir toda la crueldad de hermanos mayores y padre cabrón, con todo un repertorio de frases mucho más útiles para la vida moderna como: "Me duele el esternocleidomastoideo", "cómo me gustan los chiripitifláuticos", "mi vaca tiene muy mala leche", "el Real Madrid es una puta mierda", "odio hacer deberes" o la más dura de todas, que se la puso Dieguillo: "No sé leer lo que escribo".
En nuestro descargo, ante las posibles acusaciones del defensor del menor, hay que decir que él nunca se ha quejado y sólo protestó una vez que le pusimos una cosa en inglés y sospechó algo extraño ante la presencia de tanta "W" y tanta hache intercalada; gritó "esto no son matemáticas" y hubo que volver al castellano. Me encanta que no le gusten los números y prefiera las letras, al fin y al cabo lleva mi sangre... Qué tontería, cómo va a llevar mi sangre... Si acaso mi esperma.
Esas son las mates que a mí me gustan si señor, las que no tienen números. Pero pobrecico mio no seáis malos, especialmente tu padre desnaturalizado.
ResponderEliminarNoooo son muchisimo peores las que tienen letras :S
ResponderEliminar