La primera entrada de este blog se llamaba De Rodríguez, allá por el mes de agosto. Ahora, 86 entradas después y con algo más de frío, el titular se repite, pero con una situación bien distinta. Ayer se fueron Martín y Diego con el colegio a Andorra. No han podido elegir mejor semana para irse a esquiar. El caso es que nos hemos quedado solos durante una semanita con el peque Lucio de hijo único.
Tratándose sólo de unos días, es un acuerdo tripartito que favorece a todas las partes. Los implicados iban felices y contentos como pocas veces les he visto. Se levantaron a las cinco de la mañana sin rechistar, desayunaron y prepararon todo con una eficacia que nunca jamás habían demostrado. Llegaron al cole y ni siquiera me dieron la oportunidad de despedirme, se subieron al autobús con todos sus amiguetes, mientras yo colocaba las maletas y los esquís en el maletero. Sabían muy bien lo que hacían, no fuera que a su padre le diera por darles un beso en público. Al principio pensé en subir al autocar y despedirme a gritos con algo así como: "Chiquitín, ven a darle un beso a tu papi y pórtate bien, no hagas nada peligroso, come bien, abrígate y no vayas descalzo, que todos los catarros entran por los pies"... Pero de inmediato me acordé de mi época de colegio, de las excursiones al más allá (Soria, Toledo, Cuenca...) y del consiguiente "tonteo" con las chicas, las escapadas nocturnas a aporrear la puerta de la habitación de la profe, los concursos de pedos, las guerras de ketchup y demás conversaciones culturales. Por eso hice bien en no decirles nada, por eso y por no enturbiar la relación con mis hijos de por vida.
El otro gran beneficiado es el pequeño Lucio, quien está más feliz que nunca. Entre ser el tercero de la casa, osea la última mierda, y ser hijo único hay una diferencia y lo está sabiendo aprovechar. El espabilao no pierde oportunidad de reivindicar todos sus derechos: "No quiero ir al cole", "Cómprame el álbum de Invizimals", "Papá juega conmigo..." Se ha apropiado de la tele, del salón, de la nevera, de los padres y ayer reconocía que iba a estar muy bien toda la semana sin que le peguen sus hermanos...Pobrecito.
¿Y los papás? Pues a los papás no nos pegan, aunque poco les falta, pero tampoco nos viene mal una semanita de descanso de deberes, de relax en la disciplina cuartelaria de cenas y desayunos y de tregua en la más dura de las batallas, la de la PlayStation. Por supuesto que les echamos de menos, pero sabiendo que lo están pasando bien, por qué agobiarse... A relajarse y disfrutar.
Os lo digo porque hay algunos que tenéis menos de tres hijos... Pensároslo bien, que el carnet de familia numerosa no sirve para nada.
Lastima no haber sabido antes que se iban a esquiar, les hubiera puesto en contacto con Antoñito para que les diera unas clases de snow con colchón por las escaleras del hotel, o con Mario que les hubiera enseñado la mejor manera de emborrachar a la profe responsable del cotarro. Porque a eso es a lo que se dedicaban mis chiquitines cuando iban a esquiar con el cole. Al menos que yo sepa... miedo me da lo que no se!!!
ResponderEliminarA mi me quedan dos semanas aun, para continuar chantajeando a Marina, para que no vaya a Andorra con su cole y se quede con su mami en casita que es mucho mas mejor. Pero el grado 1 y el grado 2 me han fallado y me estoy empiezo acojonar. Pero si es que ha aceptado hasta llevar la maleta de princesas Disney de su hermana. Pero no pasa nada, ya he solicitado ir de monitora con el cole.
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