domingo, 19 de febrero de 2012

SE ESTÁN RIFANDO DOS...

Yo nunca he pegado a nadie. Quizás en el cole, pero no lo recuerdo. Por eso, el otro día salí un tanto escandalizado de una comida con un viejo amiguete que se jactaba de haber soltado muchas hostias por la vida. Mi colega, que es un buen tipo, presumía de no haber pegado nunca a nadie por odio, de haberse limitado a soltar un par de puñetazos en bronca de discoteca, discusión de tráfico o deuda impagada. Menos mal que eran sin odio, que sino igual se le va de las manos, él mismo lo reconocía. Y yo boquiabierto ante tan entrañable animalito, le fui tirando de la lengua por si alguna vez necesito de sus servicios para alguna deuda pendiente, más que nada.
Siempre que alguien me ha pedido que le preste dinero se lo he dejado pero siempre he advertido lo mismo: "Cuidado, que luego cuesta mucho devolverlo". Lo aprendí cuanto teníamos la tienda de bicicletas y algún amigo se llevaba una bici con el cuento de "te la voy pagando a plazos"... El primer mes te lo pagaba encantado, el segundo, vale, pero ya al tercero, cuando empezaba a llover y la bici estaba aparcada en el garaje, costaba mucho acercarse a la tienda a pagar esa vieja deuda. A pesar de todo, uno sigue tropezando en la misma piedra y siempre tiene unos cuantos pufos o inversiones muy de futuro, pendientes de cobro. Me lo tomo con filosofía para no llevarme un berrinche ni perder amigos, pero siempre trato de hacer mi ejercicio preferido, cambiar los papeles, imaginarme en la piel del otro y saber que pensarán para no pagarme. Siempre llego a la misma conclusión, todos piensan: "Vaaaaa, si este es tonto..."
Cuando es un amigo o conocido y noto que no hay mala intención, tengo paciencia, pero cuando se trata de alguien con mala follá, realmente lo paso mal, me hierve la sangre y hago lo posible porque no me tomen el pelo. Es el caso del "pijippie" que nos alquiló la casa de San Francisco, un niñato ricachón que no ha currado en su vida y vive de las rentas, pero que ahora atraviesa problemas financieros porque no consigue vender ninguno de sus múltiples edificios. El tío ha escurrido el bulto para no pagarnos la fianza y se ha aprovechado de que no estamos allí. Pero se ha olvidado de que un año da para tener grandes amigos y que ahora tenemos buenos abogados peleando por esa pasta y que aquella ciudad nos gusta tanto que no nos importaría volver para cobrar ese dinero. Incluso estoy dispuesto a pagarle el billete a mi coleguita.

2 comentarios:

  1. Di que si, vete al juicio que es muy diver ver al cuervo intentando defender a veces lo indefendible. Al menos yo me divertí en el de Canadá. para el que por cierto volvimos, jejeje, a darnos unas vueltas por las Rocosas de nuevo, esta vez en un Mustang... Y sin hijos...

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  2. Por favor preguntale a tu amigo que donde puedo comprar el cinturon y el collar a juego, que luce tan divinamente en la foto. Me ha encantado.

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