domingo, 26 de febrero de 2012

EL SUEÑO SAHARAUI

Qué sueño hace. Dormir en un saco es jodido. Se te mezclan las partes del cuerpo. Cuando consigues sacar la mano de debajo del costado, se te han cruzado las piernas y el otro brazo se ha dormido bajo las costillas. Si además el suelo se te ha clavado en la cadera y no has conseguido darle el espesor adecuado a la almohada hecha con la funda del saco llena de ropa sucia…Chungo. Mala noche.
Nos acostamos tarde, haciendo fotos de las estrellas y esperando que el partido entre el Milán y la Juve terminara y los niños se llevaran la tele de la jaima. Por lo menos no vi perder al Espanyol. Y nos levantamos pronto porque hay mucho trabajo. Cansados.
Dice uno de mis compañeros de jaima que este año han bajado el termostato del desierto, es cierto, en cuanto desaparece el sol perseguido por todos los fotógrafos que aprovechan la última media hora para tomar las mejores fotos de Smara, entra una rasca que te deja los huesos helados hasta bien entrada la mañana. Así que el saco, ni siquiera es suficiente y menos cuando te han perdido la maleta los chicos de Barajas, como a otro de los vecinos de la jaima.
El tercero de los cuerpos aparcados en batería sobre la alfombra de mi izquierda tampoco facilita el descanso. Qué forma de roncar. No le acuso, es posible o casi seguro que yo también lo haya hecho durante las dos horas que he conseguido dormir. Justo hasta que me ha despertado una combinación de sonidos: la recién estrenada megafonía de la mezquita llamando al rezo, las gallinas y las cabras del vecino, cocorobeeeeee, y los putos gatos que nacieron ayer. Son muy monos los chiquitines, no lo puedo negar, pero han tenido todo el año para nacer y se han esperado a que llegáramos nosotros a la jaima para pasarse la noche maullando a gritos para no dejarnos pegar ojo. Les entiendo, ellos ni siquiera tienen saco.
Y me dejo de quejar porque ya entra el sol bajo la cortina de la puerta y empieza otro tiempo. Pantalones cortos, chanclas, crema solar, gafas oscuras y a preparar todo para el maratón de mañana. Hoy toca hacer cena para quinientos sin que se pegue la pasta, meter los nombres de 150 argelinos y 100 saharauis en el ordenador, marcar el recorrido y preparar las cajas de cartón que marcan los puntos kilométricos, repartir las cartas de los colegios españoles que se han hermanado con escuelas saharauis y pasar un rato por el desfile. Eso y mucho más, pero con un entusiasta equipo que hace posible lo imposible y disfruta como todos los corredores de esta experiencia dura pero única. Ayudar a cumplir el sueño saharaui.

3 comentarios:

  1. Seguro que cuando lleves allí tres días, el cansancio acumulado te hace dormir como un niño del tirón. Lo bueno es que seguro que te inflas al fantástico té que preparan por allí, que envidia. Animo y al toro, y que gane el mejor, o en su caso el que más corra...

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  2. A mi tambien me da mucha envidia y pena por no poder dar un abrazo grande a mi querida familia. Dumaha, Mohamed, Saleh, Minetu, Hamdi, Mohandahme, Ayoub, Ali. Os echo mucho de menos. Me consuelo sabiendo que Diego viene siempre con una buena coleccion de fotos para ver lo que habeis crecido en el ùltimo año. Me gustaría poder ir con Diego Martîn y Lucio, pero cada vez es mas dificil que no coincida con los malditos exàmenes de evaluaciôn. Quien sabe quizà el pròximo año. Que salga bien la carrera y que la cena de los cocineros sea un éxito.

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