jueves, 24 de mayo de 2012

VAMPIRISMO

En la casa en el pueblo tenemos colgado un murciélago de juguete, un tanto mutilado, que lejos de espantar a las meigas y a los ladrones, es la diversión de los enanos que le sueltan un guantazo cada vez que entran o salen de casa. El otro día Lucito le dio un buen puñetazo a la vez que gritaba: "Derrítete". Lógicamente le pregunté qué quería decir y volvió a humillarme con su contundente respuesta: "Papá, no te enteras, los vampiros se derriten con el sol".
Le obsesionan esos animalitos, lo entiendo, son muy inquietantes, pero a él su interés le viene dado por la afición a los coches deportivos de su hermano mayor. La semana pasada, yendo a Córdoba, le dije "Mira Lucio, nos va a adelantar un Ferrari" e inmediatamente giró la cabeza y me corrigió: "No es un Ferrari, es un Murciélago, un Lamborghini Murciélago".  De hecho hay un vecino de la calle que todos los días hace rugir uno de ellos, lo cual le agradecemos porque nos ayuda en la difícil tarea de levantar a los chicos cada mañana; en cuanto oyen el ruido, corren a la ventana gritando: "¡El Lamborghini, el Lamborghini!"
Siempre hemos dicho que los seis primeros años de los niños son los mejores, hay que comérselos entonces. Con Lucito lo seguimos comprobando día a día, aunque con la tristeza, entrecomillada, de ver que se hace mayor y que ya no volveremos a tener canijos por casa hasta que dentro de unos años empiecen a llegar los nietos.
Sabe latín y es un chulo pero mantiene la inocencia infantil con lo cual casi a diario te ofrece una de esas citas dignas de vídeo en YouTube. Anoche no se podía dormir porque "hace un calor que estoy cocinado", le dije que se tapara sólo con la sábana porque si se ponía el edredón se iba a asfixiar y me metió otro corte: "Papá, yo no puedo asfixiarme porque no sé lo que es". Le tendré que explicar aquello de que el desconocimiento de una ley no elude la responsabilidad de cumplirla. Aunque sea una ley de la naturaleza.

1 comentario:

  1. Me descojono con el enano. Yo tampoco sabía que los murciélagos se derritieran con el sol. Yo sé, que si te encuentras con un murciélago, tienes que morderte la punta de la lengua, para que no se te pegue a la cabeza y te chupe toda la sangre.
    El otro día le digo a Paula después de comprobar que me había vaciado en la bañera un bote nuevo de gel, porque necesita una botella vacía para jugar " Paula así no se puede ir por la vida" y me contesta " mami, en tu vida no, pero en el mundo de Paula si".

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