Por eso hubiera sido lógico que me hubiese regalado él esta imagen que desde el viernes tengo en mi despacho. Pero no, han sido todas las chicas de la oficina las que aparecieron con todos estos "muñecos" para agradecernos los detalles que les habíamos dado el día de la Mujer trabajadora. Creo interpretar cierta ironía en el regalo y quizás por eso nos pusimos a jugar un rato con las figuras como si fueran "Madelmanes", pero sólo un rato, hasta que la mujer de la limpieza que casualmente estaba por allí, se sintió un tanto ofendida y me pidió que no nos riéramos tanto. Yo, que soy muy respetuoso con las creencias, le pedí disculpas, lo que le sirvió a ella para crecerse y decirme: "Qué suerte tienes, te ha tocado el Sagrado Corazón, mi favorito". Tuve que disimular para no volver a reírme.
El caso es que el Sangrado Corazón de Jesús, reside ahora en mi despacho y preside mi santuario en la desordenada mesa, junto a las medallas del Sahara Marathon, las fotos de viejos eventos, las tarjetas de los clientes y decenas de pins con la bandera saharaui. Estoy dudando si llevármelo a casa pero es que en las teles de hoy en día no hay sitio para ponerlo encima.
Sí, lo he puesto bien, Sangrado Corazón, es así como se llama el mío y lo pone bien claro en las dos inscripciones que lleva. No sé si se trata de una cuestión etimológica o de historia religiosa que yo desconozco o que la figurita está fabricada en algún país que no tiene demasiada información al respecto. Ay, si es que hay cosas que no se pueden comprar en los chinos.
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