No puedo decir que tenga el cuerpo lleno de tornillos, como los pilotos de motos, ni de cicatrices, como los toreros. Uno es más humilde y se limita a llevar un palmo de alambre hecho un amasijo en un codo y un par de puntadas de dos operaciones. Pero eso no quiere decir que no me haya lesionado mil y una veces. Mi especialidad son las costillas, que suelo fisurármelas casi todos los miércoles y algún que otro sábado. En moto, en bici, en kart, jugando al baloncesto, al fútbol o al ajedrez, de todas las formas me he chafado alguna, así que ya no creo que me queden muchas de las 24 sin marcar una muesca. Que son venticuatro lo sé porque lo acabo de buscar en Google, porque antes de eso he intentado contarlas con el tacto y sólo he podido llegar a la conclusión de que hay demasiada grasa entre la piel y las costillas, casi tanta como en las patatas con costillas que me he apretado para comer.
Parece tontería, pero es una putada fisurarte una costilla. En primer lugar porque cuando lo cuentas es como si dices que tienes tos, nadie te compadece. Si vas al médico, se limita a constatar que tienes fisurada la costilla y te manda a casa sin vendaje, sin medicina y sin ninguna esperanza de que se te pase el dolor en las próximas semanas. Si preguntas a un amigo, todos te animan: "Uff, ¿una costilla?, duele un montón y tarda muchísimo en curarse y encima no puedes dormir..." En teoría puedes hacer vida normal, pero sin toser, ni estornudar, ni respirar muy fuerte, ni reírte, ni correr y durmiendo sólo del costado contrario a la lesión. Vamos que estoy como el tipo resfriado del chiste de Eugenio que por error tomó un laxante y no se atrevía a toser por si las moscas... Por eso, todos los días ves las estrellas un par de veces por intentar hacer un movimiento inadecuado. Si además eres subnormal y te vas a montar en moto al día siguiente de lesionarte, pierdes toda autoridad moral para quejarte.
Así estoy yo ahora mismo. El sábado en uno de esos apasionantes partidazos de fútbol rural en los que la suma de años de todo el equipo contrario era menor a mi edad, el extremo izquierdo visitante se abalanzó con rudeza sobre el portero del equipo local, reventándole el tórax, dejándole sin respiración, con las costillas del lado derecho insertadas en el "partenón" ese... Si os fijáis en la radiografía de cuando tenía cuatro años, ya se apreciaba mi fragilidad costillar. Lo que no sé es por qué no pusieron mi careto arriba, hubiera quedado mucho mejor ¿verdad?
Mítico SOPLAO Muñoz!
ResponderEliminarAbrazos desde Lausanne y animo con la recuperación
Nacho
Conozco un remedio casero que va genial: coge una torrija y de derecha a izquierda colocas un myolastal, un voltaren, un enantyum y un parecetamol 1 gr. Lo acompañas de una Mahou y a disfrutaaaar
ResponderEliminarCreo que si se centra en la torrija (espirituoso a elegir) ya le va suficientemente bien, que la politoxicomanía nunca ha sido el camino...
ResponderEliminarCon la torrija sólo ya va sobrado (espirituoso a elegir), que la politoxicomanía legal nunca ha sido el camino...
ResponderEliminarOstia habia encargado unas entraditas paras Faemino y Cansado,..En fin si no te puedes reir...ya te contaré
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