viernes, 21 de septiembre de 2012

EL DOCE MÁS UNO

El otro día, hablando de inventos o descubrimientos pendientes, mi hijo Martín se apresuró a reivindicar las semanas de tres días, los fines de semana de cuatro, los juegos de Play sin limitación de edad y los ordenadores por doquier y sin limitación de horario. También reclamaba un garaje repleto de motos y un carnet de motos para niños. Para justificarlo me hablaba de la corta edad a la que empezaban todos los pilotos buenos.
Y por casualidad, al día siguiente, tomando una cerveza con el más laureado de esos pilotos, surgió la misma conversación. Y yo conteniendo la risa escuchaba atento las inquietudes del doce más uno y cuáles eran los inventos que echaba en falta en nuestra sociedad; no tenían desperdicio, desde una almohada ergonómica que te permitiese dormir de lado sin que las rodillas se golpeen entre sí, a los calzoncillos sin goma, pasando por un sistema de cinturón de seguridad que no apriete tanto o un doble o clon que pueda llegar a casa un poco antes que tú y se lleve la bronca para que cuando entres tú esté todo más calmado. Tengo que reconocer que este tipo es muy divertido y que cada vez que me cruzo con él vuelvo a casa contando mil y una anécdotas, de sus carreras, sus peripecias y sus mil y una vivencias. De hecho, hace unos años, cuando todavía yo ejercía de periodista, estuvimos preparando juntos el guión para una serie sobre su vida que luego no llegó a hacerse, pero me sirvió para aprender un montón y conocer infinitas anécdotas de una vida llena de éxitos y miserias, de risas y picaresca.
Recogemos sus motos en el museo, que va a cerrar en breve porque el Ayuntamiento no le ayuda, no encuentra las llaves, casi hacemos un butrón. Coge una moto y le surgen cientos de recuerdos y empieza a disparar, pero sin quitarte ojo para que no le arañes el carenado, la subimos al camión y mira preocupado, como si despidiera a su hijo que se va a vivir lejos. En el fondo sigue siendo como un niño, se ilusiona con los proyectos, se entusiasma, te llama veinte veces, se pone nervioso, se enfada si te oye mencionar el número maldito y ni se te ocurra hablarle de enfermedades o mucho menos mencionarle la curiosa esquela que hace poco venía en el periódico, porque no hay nadie más superticioso en este planeta. Por mucho que le explicara que quien había muerto eran sus dolores, estas cosas le dan "yuyu".
Estos días me he reencontrado con el maestro preparando el Jarama Vintage Festival de este fin de semana y he vuelto a disfrutar escuchándole y respirando de nuevo el imborrable y evocador humillo de las carreras. Un placer.

1 comentario:

  1. Sin duda que Angelito es todo un personaje. Recuerdo cuando era un yogurín y gracias a Diego y su profesión iba con él por los circuitos de motocross y de velocidad y podía disfrutar de una gran época dorada del motociclismo. El otro día Jorge Lorenzo decía que las motos de moto gp de ahora tienen 250 cv y mucha electrónica. Ya me gustaría verle subido en una 500Cc de dos tiempos de 180 cv sin electrónica alguna!! No daría ni dos vueltas seguidas sin que la moto le escupiese por las orejas.

    Esas generaciones de los Nieto, Sheene, Lawson, Gardner, Mang, Haslam, Mamola, Swchanzt, Baldwin, Lavado, Sarron,etc. no son los de ahora.

    Tendría que volver un mundial como los de aquellos años 89,90,91. Eso sí era espectaculo.

    Cuando veo fotos o videos de esas carreras se me ponen los pelos de punta y me emociono como un niño!!!


    RAFA-GASSSS

    Me estoy haciendo viejo!!

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