A la vez que la Merkel aterrizaba en Madrid y se oía por todas las calles la sintonía de "Bienvenido Mr. Marshall", mi hijo Diego despegaba rumbo a Pitsburgh, en los USA, para un nuevo intercambio. Según le daba un abrazo de despedida, he pensado que no me gustaba este intercambio, que le prefiero a él que a la Merkel. Después, he buscado a Angela por todos los rincones del aeropuerto pero no la he encontrado, supongo que llevaría gafas de sol para disimular, como hacen todos los famosos, o que estaba en el baño de chicas, al que no he entrado porque no suelo hacerlo y porque me aterra la idea de oír y/o/u oler un pedo de esa cosa.
Después he hecho uno de esos análisis psicóticos que tanto me gustan, mirando alrededor para ver qué imagen se va a llevar esta mujer de nuestro país. Por suerte no cogerá Taxi, con lo cual se evita un más que posible gruñido; la llevarán en coche oficial muy deprisa por la M-40 y supongo que su acompañante habrá estudiado bien el recorrido a seguir y donde despistarla para que no vea alguna de las chabolas que todavía se ven desde nuestras carreteras, o las grúas de Valdebebas reconstruyendo la burbuja o el gigantesco anuncio de Bankia "todo un futuro juntos" o el bajísimo nivel de nuestros graffiteros... También es importante que no vea la tele, ni oiga la radio, no sea que se encuentre a alguno de nuestros políticos en situaciones comprometidas; en la cuadriculada mente germana no caben imágenes como las de Olvido, ni los exabruptos diarios de nuestra queridísima Espe (a quien los arquitectos y yo deseamos larga vida).
Pero lo peor de todo viene cuando ya de vuelta al aeropuerto, después de una jornada no demasiado amena, la verdad, rebusca en las tiendas de souvenirs para llevarle algo a su marido y se encuentra con la más triste, decimonónica, trasnochada, cutre, espantosa y patética imagen de España. ¡Dios creador!, hasta cuando vamos a seguir con la maldita imagen de los toros, los toreros, las sevillanas...a cada cual más fea. ¿Dónde está el director de marketing de España?, que lo echen ya (no hace falta matarlo, Espe), no podemos seguir vendiendo en el mundo que somos una nación próspera y de futuro y dejar que todos los turistas regresen a sus países con esas copias baratas de bailarinas y toros de Lladró. Pero si en este país tenemos a Picasso, Goya, Velázquez, Chillida, Tapies, Gómez-Osuna, Cervántes, Quevedo, Machado, Muñoz Avia, Lorca, Llongueras, Almodovar, Amenabar, Banderas, Rouco Varela, Penélope, Bardem, Julio Iglesias, Calatrava, Mariscal, Moneo, Los del Río, Adriá, Arzak, Nadal, Contador, Losantos, Gasol, Iniesta, Tamudo, Alonso, Lorenzo, la tortilla, el Románico, El Prado, Eurovegas, el Gótico, Altamira, Atapuerca, el sol, El Fari, la playa, la gracia, la peseta, los Borbones, el Guernica, las gambas, el acueducto, los castillos, el vino, la paella, Paquirrín, la Cibeles, el brazo incorrupto de Sta. Teresa, el Valle de los Caídos, el Guggenheim, la Mezquita, la Alhambra y la madre que te parió. Os parecen pocos temas sobre los que inspirarse para hacer un merchandising un poco más bonito, más original y más moderno y dejar de ser los del "chunda chunda y olé"...
Yo en el aeropuerto despidiendo a Diego he pensado, ¿Porqué no organizan intercambio de madres? Yo me apuntaba la primera. Y sobre los souvenirs, este verano Martín y yo vimos uno que nos hizo gracia. Un condón con la bandera española......
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