domingo, 30 de septiembre de 2012

EL IMBÉCIL

La semana pasada aprendimos las diferencias entre el tonto y el idiota. Hoy pasamos al siguiente tema: El imbécil. Se trata también de un ser, humano por lo general, que no llega a ser tan memo e inocente como el tonto, ni tan maligno y pernicioso como el idiota. Vamos, que está en medio, que es una mezcla entre los dos.
En casa siempre le hemos tenido cariño al imbécil. Primero porque era el apodo que Manolito Gafotas le puso a su hermano y, por influencia de Elvira Lindo, en su día nos dio por llamar así a uno de nuestros hijos. Nos divertía mucho, pero dejamos de hacerlo cuando la gente ponía caras raras porque le llamábamos de esa forma en sitios públicos.
También es cierto que mientras que con el tonto y el idiota no me siento muy identificado, el papel de imbécil lo hago a la perfección. Sin ir más lejos el pasado jueves, cuando me invitó un conocido a comer. Eligió restaurante en urbanización de lujo, pidió la comida, impuso el tema de conversación (tías y "facheces") y ya en los postres entró en materia: me invitaba porque quería ofrecerme los servicios de su empresa, pedirme que le presentara a nuestros clientes y que contratara a alguno de sus hijos... Como podéis imaginar disfruté de lo lindo, me mordí la lengua para ser, una vez más, políticamente correcto y sonreí como un imbécil cuando al terminar el café me dijo: "Siento mucho que no voy a poder invitarte porque me he dejado la cartera en el coche".
Lo más correcto en este caso hubiera sido decirle "No te preocupes, te espero aquí, acércate a por ella" y a continuación explicarle que los clientes no se comparten, que los hijos se busquen la vida en otro lado y que sus servicios no pienso utilizarlos ni aunque tenga un apretón. Pero no, lo dicho, sonreí como un imbécil, pagué la cuenta y encima le invité a vernos la próxima semana. Eso si no lee esta entrada y se da por aludido. Quizás también él sea un poco idiota, no lo sé, pero lo que está claro es que yo soy, con todas las letras, un i-m-b-é-c-i-l.

2 comentarios:

  1. Fijate que cosas tiene la vida, que justamente esta semana pensaba invitarte a comer a Zalacain............
    Yo tengo un conocido que siempre lleva una tarjeta caducada en la cartera y cuando se cruza con un tipejo de estos, que nunca tiene la cartera a mano, tira de ella.

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