Me gustaría analizar en este psico-blog el por qué de ese
sadismo, torturando a nuestros amigos con todos los detalles víricos y
bacteriales que van destruyendo nuestros cuerpos. Si además se añade un poco de
drama, el intérprete suele crecerse: “le han dicho que le quedan cuatro meses
de vida” y entra a detallarte todos los síntomas, las operaciones y los entresijos
y gallinetas del paciente.
Y
uno, que tiene el hipo condriaco y que es algo paranoico depresivo, empieza a notar como se le hincha la
próstata, se le acelera el miocardio, se le embolia todo el cráneo y entra en
estado metastásico perdido. Con lo que mola hablar de cosas buenas, de lo
potente que está la vecina de tu jefe, del cochazo que tiene el jefe de tu
vecina, de lo bien que te salen los brioches de alcachofas o de los kilos que
vas a perder con la dieta Duncan Dhu… Cómo puede el ser humano disfrutar tanto
contando desgracias, enfermedades, accidentes o muertes. No va de coña, fijaos
la competición que se monta cada vez que alguien se muere, como se pone en
marcha una auténtica carrera por ser el más rápido en difundir la noticia. Y
siempre que llegas a meta, se te ha adelantado alguien. Qué tiempos aquellos
del Diario hablado de RNE con los avisos del final “Se ruega a Don Fulanito de
Tal, que viaja por Murcia, que se ponga en contacto con sus allegados, por
causa familiar grave”. Así molaba mucho más enterarse de las malas nuevas,
siempre había un poquito de intriga, no lo de ahora, que antes de morirte ya
estás clínicamente muerto.PD. Hoy me apetecía escribir de la mula y el buey, pero iba a decir tantas animaladas que alguien lo iba considerar una ofensa y... ¡Dios me libre!
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