El profesor de física estaba boquiabierto viendo con que rapidez y pericia el despistado Martín desmontaba su calculadora hasta dividirla en centenares de piezas. Y claro las dividió sin ayuda de calculadora y con gran precisión. Otra cosa es montarla.
Nuestra casa está repleta de aparatos desmontados por las esquinas: un ordenador viejo, el transformador de un Scalextric, unos walkie talkies, un equipo de música, varias linternas, una cámara de fotos y otros cinco o seis millones de artilugios no identificados. Al profesor de física le hace gracia porque es el síntoma de la inquietud de un aspirante a inventor, pero en casa hay momentos en que uno se desespera ante este Pepillo Gotera que va dejando cables esparcidos, mezclados con tornillería de todos los tamaños, placas electrónicas y carcasas de plástico.
El "terrorista", que es como le llamaban de pequeño, tiene un "cerebrín" que va mucho más rápido que todos los nuestros y nuestra misión en esta vida empieza a ser la de pararle. Cuando le pierdes de vista puede estar desmontando la bici para cambiarle el manillar o poner los frenos de delante atrás o está buscando en You Tube algún vídeo que explique cómo hacer una minimoto con el motor de una batidora. Cuando juega a la Play, gasta más tiempo diseñando personajes, construyendo motos o personalizando avatares que jugando al propio juego. En sus ratos libres construye virtualmente ordenadores con una página web y después nos presume de las prestaciones del aparato y nos persigue para que le compremos uno.
Suele tener soluciones para cualquier cosa, incluso cuando no tiene la herramienta adecuada (véase foto) y en casa hay que consultarle ante cualquier problema, porque sus soluciones suelen ser de provecho. Ejemplo, la semana pasada se me rompieron las puertas traseras del coche y no podían salir; mientras Lucio saltaba por la ventana gritando "Soy Felix Baumgartner", Martín diseño un sistema para salir por el techo y bajar con un tobogán como el de los pedalos.
No sé cómo le irá en los estudios (de momento bien), pero no tenemos dudas de que se ganará bien la vida. De momento es nuestro servicio técnico, el jefe de mantenimiento de la casa. Y además tiene sentido del humor tan estúpido como el de su padre, el otro día le dije en el atasco de la M-30 que estudiara sintaxis y me contestó: "Papá, no puedo, está todo lleno de taxis".
Hoy cumple trece años y está eufórico porque ya es teenager. Eso sí: no le regaléis nada con cables, porfa.
Y por desmontar, desmonta hasta partidas de Rummy. Él no juega como todos, bajando fichas y jugadas de una en una, no. Él pasa de tener 20 fichas en su poder, a dejarnos a todos con cara de ipollas, al ver como baja todas las fichas en una sola jugada. ¡¡¡ Muchas felicidades Martin ¡¡¡
ResponderEliminarSe nos ha olvidado poner el precio del alquiler del niño. Si hay algùn interesado que se ponga en contacto con los padres. Para un fin de semana de bricolaje puede ser muy ùtil.
ResponderEliminarCriaturita, pues lo que ve en casa, o es que no recordáis el radiocasete de su tío Lucio? o la pericia de este mismo para hacer empalmes en los charcos? o las batidoras para el cola cao que construía su tío Nacho con piezas de la plancha? Los genes, eso debe ser... Y una imaginación prodigiosa también. FELICIDADES MARTEEN.
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